40 ideas para montar buenos platos con conservas
Esp¨¢rragos, almejas, berberechos, bonito, piparras, pimientos, mejillones, alcachofas o legumbres: lo que necesitas para alegrar tu confinamiento por el coronavirus est¨¢ dentro de una lata o un bote.
Las conservas se inventaron para la guerra, como esta que atravesamos en estos d¨ªas de confinamiento contra un invasor invisible. Un franc¨¦s llamado Nicolas Appert, confitero de profesi¨®n e ingenioso de esp¨ªritu, intuy¨® en el siglo XVIII que hirviendo los alimentos dentro de un tarro sellado con tapones de corcho, m¨¢s alambre y lacre, mantendr¨ªan su salud y sabor intactos durante bastante tiempo.
Al pastelero, que no ten¨ªa ni idea del beneficioso proceso que operaban las bacterias dentro de sus vidrios encapsulados, le cost¨® 14 a?os conseguir la primera conserva de la historia, pero su hallazgo final hizo que a Napol¨¦on se le saltaran las l¨¢grimas y le cubriera de francos: el emperador pod¨ªa al fin abastecer a sus tropas durante las largas campa?as de conquista y gloria que emprend¨ªa por doquier. ¡°Un ej¨¦rcito marcha sobre su est¨®mago¡±, dice una de las famosas sentencias del corso (al que, por cierto, una diarrea le apart¨® de la batalla de Waterloo durante unos, suponemos, angustiosos minutos). Ante la guerra, pues, armas, s¨ª, pero sobre todo abastecimiento. Y ante el virus que nos mantiene enclaustrados en nuestras casas, responsabilidad colectiva, m¨¢s una buena despensa de latas y frascos. Papel higi¨¦nico ya sabemos que ten¨¦is todos.
Ahora bien, no te puedes empujar las lentejas cocidas o las sardinas en aceite as¨ª como as¨ª, sin quitarte el albornoz y comiendo directamente del envase con la misma cucharilla con la que te has preparado el caf¨¦ matinal. Nunca podr¨¢s ser El Nota, porque solo hay un Gran Lebowsky, que en realidad se llama Jeff Bridges. El resto de humanoides amodorrados entre cuatro paredes (y sin dopaje de c¨¦sped) hemos de tratar a las conservas con el respeto que merecen.
Porque se trata de alimentos sanos que adem¨¢s llegan a ti con el trabajo principal hecho, con la cocci¨®n resuelta, con la trinchera cavada, permiti¨¦ndote que simplemente ordenes soldaditos encima de un tablero o una sart¨¦n o un plato o una barra de pan para elevar una aparente comida de alerta a un esc¨¢ndalo de placer, gemidos de pared, gritos de patio de vecinos. ?Pero qu¨¦ bueno est¨¢ este bocadillo, Luis Jos¨¦! ?Dime por favor c¨®mo has hecho ese pat¨¦, Maritere!
¡°Pues muy sencillo¡±, te contestar¨¢n sin duda tu cu?ada o tu yerno o tu vecino el del quinto. Porque, en efecto, cocinar con conservas est¨¢ chupado. Le pedimos por ejemplo a Borja Alc¨¢zar, propietario del restaurante Abrelatas en Pola de Siero (Asturias), que nos d¨¦ unas recetas para lerdos, para gente que siempre se equivoca con los mandos de la vitrocer¨¢mica cuando de pascuas a ramos enciende un fuego, o para vagos, para mariscales de campo incapaces de sacar la mano del chaleco. Borja nos propone la siguientes combinaciones coquinarias a modo de aperitivos para celebrar los verm¨²s de cuarentena por Skype o Hangout con los amigos:
Una crema de ma¨ªz dulce: Trituras el contenido de una lata de ma¨ªz, ali?as con aceite rico, y sirves con un reques¨®n. Puedes a?adir unas rodajas de chile y/o alguna hierba, cebollino o cilantro. Sandwich de mejillones: Lo puedes apa?ar incluso en esa sandwichera olvidada en el armario, untando el pan de molde por la cara interna con un alioli con lim¨®n. M¨¢s f¨¢cil, imposible. Piparras en tempura: Saca las piparras en conserva y s¨¦calas. Haz una tempura sencilla batiendo huevo, harina y agua, que quede elegantemente espesa. Pasa las piparras y fr¨ªelas en aceite de girasol a fuego fuerte. ?am. Ensalada de ventresca de at¨²n: Mezcla el contenido de la lata con kikos, queso blanco y un ali?o al gusto, aceite y quiz¨¢ un vinagre de M¨®dena (de verdad). Ya. Hamburguesa de bonito: Mezclas un par de latas de bonito con pimientos del piquillo en conserva picados. A?ades pan rallado y un chorro de vinagre. Amasas en forma de peque?as hamburguesas, rebozas en huevo y pan, y finalmente fr¨ªes en la sart¨¦n. Arroz con berberechos: Cueces el arroz con el caldo de la lata y le a?ades un refrito de ajo, perejil y lim¨®n, m¨¢s los berberechos. Almejas picantes: Haces un refrito de ajo y piment¨®n picante, un pel¨ªn de vino blanco, y a?ades las almejas con su jugo. Calientas unos segundos y listo.
Con ese primer adiestramiento en el agradecido arte de abrir latas y frascos -manch¨¢ndote fijo, es el peaje- podr¨¢s dirigirte a la batalla diaria de preparar un men¨² sin apenas pegar un palo al agua, alegrando tu clausura y la de quienes vivan contigo. A partir de ah¨ª, es cuesti¨®n de engalanar con guirnaldas las barricadas; mira por ejemplo estos tres ejemplos con conservas de pescado del teniente coronel Iturriaga. No obstante, para que conviertas tu chaqueta met¨¢lica en mandil de gala, te ordenamos los platos seg¨²n el ingrediente que hayas acaparado en tus alacenas:
Sardinas
Valen para todo, en una lata dispones de un batall¨®n de sabor en perfecta formaci¨®n de tortuga. Prueba con esta pasta con sardinas y pi?ones, o con esta otra con mantequilla de sardinas y alcaparras. Segunda opci¨®n: si escurres la lata de sardinas, las trituras con 100 gramos de queso de untar y con el zumo de medio lim¨®n, m¨¢s sal y pimienta, te sale un pat¨¦ muy apa?ado. Tercera: si cueces una patatas en rodajas, puedes convertirlas en montaditos con una salsa que solo requiere triturar el caldo y las verduras de la lata de sardinas con unas cucharadas de mayonesa. Untas las patatas -o pan tostado, en su defecto-, y colocas encima una sardina y una guindilla para coronar. Bonus track: en algunos pa¨ªses de Latinoam¨¦rica preparan una sencilla sopa de sardinas. Sofr¨ªes cebolla y tomate, a?ades el contenido de dos latas de sardinas en tomate, con salsa incluida -picante si est¨¢s muy loco-, y cubres con un caldo de verduras. Salpimentas, cueces unos 20 minutos y a la batalla.
At¨²n
En este otro v¨ªdeo encontrar¨¢s tres platos r¨¢pidos y f¨¢ciles para el pez en lata por antonomasia: ensalada de at¨²n con hinojo y guisantes; pasta con at¨²n, huevo y alcaparras; y hamburguesas de garbanzos con at¨²n. ?Prefieres algo m¨¢s viejuno, una estrategia con su caballer¨ªa y sus arcabuces? Si cueces cuatro patatas, las trituras, y las mezclas con dos latas de at¨²n y un huevo, puedes hacer una masa que conviertas en croquetas pas¨¢ndolas por huevo batido, pan rallado y friendo. Aceptan cualquier tuneo personal. Esa misma masa, con un poco de bechamel, te puede rellenar tambi¨¦n unos canelones estupendamente. O esta opci¨®n de cumplea?os ochentero: escurres el at¨²n, lo mezclas con pimientos del piquillo y lo pones encima de una loncha de jam¨®n cocido. Enrollas, formas un paquete, cierras con un palillo y rebozas con harina, huevo y pan. Fr¨ªes: unos flamenquitos sencillos mientras buscas ese recopilatorio bonito de Rumba 3 en Spotify para animarte el teletrabajo.
Alcachofas
Algo tan sugerente como este pat¨¦ de alcachofas y d¨¢tiles lo puede preparar cualquier recluta novato, incluso Bill Murray en El pelot¨®n chiflado. Lo importante para cualquier receta con esta conserva es escurrir siempre bien la hortaliza. Puedes poner las alcachofas en una sart¨¦n con aceite y dorarlas bien, para luego a?adir ajo, unos langostinos y, cuando estos hayan cogido color, un poco de fino o manzanilla que reducir¨¢s un par de minutos. Puedes tambi¨¦n usarlas para una pizza: c¨®rtalas y p¨¢salas antes por una sart¨¦n donde hayas vertido el aceite de una lata de anchoas, un pel¨ªn, una luz cegadora, un disparo de nieve, lo justo para que se impregnen con calor. Col¨®calas entonces sobre la masa con su tomate y su mozarella, y al horno. Cuando la pizza est¨¦ lista, a?ade las anchoas sobre las alcachofas.
Legumbres
Un bote de garbanzos es una granada de mano que jam¨¢s te fallar¨¢. Cuando los escurras, bate su l¨ªquido de conserva con una varilla y a?ade la misma cantidad de az¨²car glas: te saldr¨¢ un merengue tan orgulloso como una columna nuclear. Con los garbanzos, fieles peones, mil recetas: un curry, un salteado, un hummus, una ensalada, whatever. Lo mismo con las lentejas o con las alubias. Las legumbres son la vida en los tiempos del c¨®lera.
Mejillones
Desde el restaurante Bocanegra de A Coru?a, Pablo Pizarro, con apellido de conquistador, te ense?a en este v¨ªdeo a condecorarlos con tu propio escabeche casero, a disponerlos en ensalada con unas algas y a guisarlos con morro de cerdo. As¨ª que deja de comerlos con patatas fritas, porque te est¨¢s dejando las sudaderas hechas un ecce homo y cuando acabes la cuarentena no tendr¨¢s nada con lo que bajar a tu primer y ¨²nico mes de gimnasio. Con una lata de mejillones puedes implosionar el mismo pat¨¦ indicado para las sardinas. Tambi¨¦n los puedes glasear o servir con arroz.
Berberechos
A los se?oritos del later¨ªo, oficiales austroh¨²ngaros, hay que ponerlos en su sitio fundi¨¦ndolos en una crema, colaborando en un falso ceviche, o simplemente sumergi¨¦ndolos en un aceite rico de oliva con ajos en l¨¢minas que habr¨¢s confitado despacio, con la calma de un francotirador y una sola bala de guindilla. Les van muy bien de munici¨®n a los alcachofas, rellen¨¢ndolas como ca?ones y ali?ando con una salsa picante y lima. O m¨¢s simple: vuelcas una lata junto a un bote de jud¨ªas blancas, calientas, y arrojas eneldo fresco.
Verduras variadas, etc¨¦tera
Un wok r¨¢pido con champi?ones de lata, palmitos y soja y vinagre de arroz. Le a?ades un huevo pochado, y maravilla. Unos tomates con aceitunas y bacalao, o un cardo al ajopollo tradicional de Almer¨ªa adaptado para las prisas de un barrac¨®n, recetas ambas que te explica M¨ªkel aqu¨ª. ?Ese bote de acelgas abandonado al fondo del armario desde Lepanto? Esc¨²rrelo a conciencia y sigue las instrucciones de este pastel de verduras sustituyendo el repollo por tus acelgas arrestadas.
Es la guerra, hermanos y hermanas, y la mejor forma de derrotar al miedo es con el est¨®mago satisfecho. Aprovechad las ventajas de la ciencia y la perspicacia de vuestros semejantes para superar el ansia, para cuidar de vuestro ¨¢nimo y el de vuestros soldados. Luego ya nos vemos en los bares.
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