Las quejas de los lectores: una leche de coco olvidada

Abu y Yoyo liberan todo el vapor que les ha provocado no encontrar indicaciones y cantidades en la receta de Dal de lentejas y coco con br¨®coli: ¡°Qu¨¦ bueno que nos han abierto una v¨¢lvula para liberar ese vapor que se va acumulando a medida que leemos las recetas o en el momento de hacerlas. Leyendo la lista de los ingredientes, todo calibrado en gramos, cucharadas de postre, tama?o de las cebollas, litros de agua/caldo, llegamos a la leche de coco. ?Una lata? ?Una caja? ?Dos? No sabemos. Todos tenemos un m¨ªnimo de sentido com¨²n, e iremos agregando hasta llegar a la consistencia deseada. Pero las expectativas eran continuar con la l¨ªnea de pesos y medidas. Bueno, solucionamos lo del coco. ?Qu¨¦ hacemos con la lima? ?Antes? ?Despu¨¦s? ?Durante? Gran misterio. En nuestro caso, hemos agregado la mitad del zumo al final de la cocci¨®n y el resto lo dejamos a gusto de los comensales".

Cada cual tiene su particular d¨ªa de la marmota, y el m¨ªo sucede cuando los redactores comidistas no repasan las recetas y estas salen a la luz con ingredientes fantasma, cantidades ocultas o procedimientos sin definir. ?Qu¨¦ hago, S¨²per? ?Me mato? ?O les amenazo con una semana de vacaciones en las mazmorras de Loarre?

Raquel Bernacer reconoce el despiste, hace acto de contrici¨®n y desvela el entuerto para que podamos a?adir la cantidad de leche de coco en la lista de ingredientes: ¡°La cantidad de leche de coco que va en la receta es de 200 ml. 100 ml se ponen al terminar de cocer el dal y el resto se distribuye en los platos de los comensales. El zumo de lima lo agregu¨¦ tambi¨¦n al final de la cocci¨®n.¡±

Un gazpacho demasiado espeso

Alejandro empez¨® haciendo la receta de gazpacho de cilantro, respetando fielmente las medidas, y termin¨® us¨¢ndola como su plan Pond¡¯s de belleza en siete d¨ªas particular: ¡°Me sali¨® un gazpacho con una textura demasiado espesa, m¨¢s bien estilo crema. Adem¨¢s, estaba muy heavy como para tom¨¢rselo as¨ª, bebido, parec¨ªa una salsa por potencia y textura. Creo que la receta funcionar¨ªa mejor con 800 ml de agua en vez de 500, por lo menos.¡±

L¨¢stima que el SEPU ya no est¨¦ abierto, porque me vendr¨ªa genial darme una vuelta por la secci¨®n de complementos para comprar un guante, lanz¨¢rselo a Alejandro y batirnos en duelo como si fu¨¦ramos unos Bridgerton cualquiera. ?Por qu¨¦? Porque ambos respetamos fielmente las medidas de la receta, pero los resultados fueron muy diferentes. Le¨ªda la receta, me rechinaba tambi¨¦n la proporci¨®n de agua, pero al triturar los ingredientes obtuve una crema ligera y nada espesa con una textura gazpach¨ªstica perfecta.

Creo que es la primera vez en m¨¢s de cinco a?os que esta defensora se queda sin palabras, sin poder discernir d¨®nde est¨¢ el problema del gazpacho de Alejandro. ?Cuesti¨®n de gustos? No lo creo, porque mi gazpacho ten¨ªa una textura indiscutiblemente l¨ªquida y ligera. ?Un problema de fallos en las proporciones? Juro por cada una de las horquillas de mi mo?o que med¨ª cada ingrediente con esmero, y si Alejandro tambi¨¦n lo afirma, no voy a ser yo quien lo dude.

Mientras espero a que el esp¨ªritu de Jim¨¦nez del Oso tome cartas en el duelo Defensora/Alejandro, me pongo en plan Orzowei y rompo una lanza por la receta de Miriam Garc¨ªa: funciona con las proporciones que se indican en la lista de ingredientes.

Marcelo pregunta

Marcelo acaba de aterrizar en El Comidista procedente de Melmac, y lo primero que ha visto es la secci¨®n de esta lozana y exuberante defensora: ¡°Es una chorrada, pero no puedo evitar preguntar. ?Realmente est¨¢n dispuestos a aceptar quejas de lectores porque algo les sali¨® mal? ?Son como polis gourmets que reciben informaci¨®n de lectores ortibas? El que cocina debe aceptar que la equivocaci¨®n forma parte de la pr¨¢ctica.¡±

Te lo juro, Marcelo, estamos dispuestos a aceptar quejas de los lectores a los que les salen mal nuestras recetas. De hecho, as¨ª estamos desde hace casi seis a?os, recibiendo aludes de cartas ¨Ccon sus sellos rechupeteados¨C llenas de quejas y alg¨²n elogio. No solo las aceptamos, sino que tambi¨¦n damos la raz¨®n a quien la tiene: ese es mi trabajo en esta web. Esta secci¨®n se cre¨® para mejorar los contenidos receteros de El Comidista. A veces se equivocan los lectores, a veces nos equivocamos nosotros.

Desde ahora me sentir¨¦ un poco Laverne Hooks cuando escriba en esta tribuna, aunque no recibimos chivatazos de lectores ortibas, sino que son los propios cocinillas frustrados quienes confiesan sus tropel¨ªas sin que esta defensora les ponga siquiera un ojo encima.

Un aniversario algo l¨ªquido

Ana ha llegado a la bandeja de entrada del gabinete defensor para hacer un Hormigas Blancas a Mikel Iturriaga con su receta de tarta de fresas sin horno: ¡°Desde hace a?os hago la tarta de fresas sin horno para el cumplea?os de mi chico, porque nos encanta y est¨¢n de temporada. Pero creo que la cantidad de maicena no est¨¢ bien anotada, porque siempre queda la masa demasiado l¨ªquida. La echo a ojo, pero ya que he visto este medio para avisaros, lo aprovecho.¡±

Me encanta que Ana festeje el d¨¦cimo aniversario de esta receta avis¨¢ndonos por fin de que hay algo que no funciona en la f¨®rmula. Mikel Iturriaga seguro que tambi¨¦n celebra la consulta implosionando su cerebro mientras trata de recordar si anot¨® bien los gramos de harina fina de ma¨ªz. Como tengo el d¨ªa bonach¨®n, pasar¨¦ por alto el detalle nimio de medir a ojo la maicena y quejarse de que la cantidad est¨¢ mal anotada.

Prepar¨¦ la crema y el resultado fue una masa cremosa, firme y bien cuajada. Me qued¨® tan espesa que tuve que saltarme el paso del colado. Tambi¨¦n tard¨¦ bastante m¨¢s tiempo en cuajarla que los 5 minutos que indica la receta, porque la hice a fuego muy lento hasta que espes¨® por completo.

Adem¨¢s del oj¨ªmetro, creo que el problema est¨¢ en el proceso de mezclar el queso crema con la crema pastelera ya cocinada. Ya hemos visto este problema en otras ocasiones: cuando se mezcla queso crema en una masa, si se hace con alegr¨ªa, usando la batidora con el brazo triturador o las varillas de batir, el queso pierde la cabeza y la masa se convierte en un triste aguachirris sin rastro de la solidez que adquiere y mantiene en fr¨ªo.