Cofrad¨ªa gastron¨®mica busca j¨®venes con capa
De la anchoa al jam¨®n pasando por el esp¨¢rrago o el salmorejo, las cofrad¨ªas defienden productos y recetas tradicionales y se cuentan por decenas en todo el pa¨ªs. Su drama actual: el relevo generacional.
?Por qu¨¦ la gente joven no se apunta a una asociaci¨®n donde para reunirse hay que ponerse capa? ?No les gusta Batman, el Doctor Extra?o, el Estupendoman de Calvin y Hobbes? Las cofrad¨ªas gastron¨®micas, que proliferaron en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas del siglo pasado, que recopilan y promueven nuestra historia culinaria por Europa y que en muchas ocasiones no reciben el reconocimiento que merecen, son para los menores de 40 a?os una afici¨®n de jubilados. Gente mayor que desfila con indumentaria mas¨®nica y que se pone hasta las trancas de manjares en tartera de barro, sin salsa de soja ni sriracha ni n¨¢.
¡°No somos solo un grupo de gente que se junta para comer, ni mucho menos¡±, dice bromeando Carlos Mart¨ªn, presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Cofrad¨ªas V¨ªnicas y Gastron¨®micas (FECOES). Mart¨ªn preside tambi¨¦n el Consejo Europeo de Cofrad¨ªas (CEUCO), cargo que gan¨® hace siete a?os en una votaci¨®n con italianos, portugueses y... ?franceses! Por una vez, el espa?ol no fue el que se qued¨® sin paraca¨ªdas en el chiste del avi¨®n. En la pugna gastron¨®mica con nuestros vecinos de linde, el mundo de las cofrad¨ªas demuestra un empuje allende los Pirineos que bien querr¨ªamos para otros ¨¢mbitos. Sin embargo, de monta?a para dentro, parecen una costumbre de desfile y estandarte en decadencia.
Una cofrad¨ªa no es una asociaci¨®n, una pe?a o un txoko: supera a cualquier otra agrupaci¨®n de comensales por su compromiso y su liturgia. Los cofrades mantienen ritos medievales, pues las cofrad¨ªas nacieron hace cinco siglos ligadas a la religi¨®n, como agrupaciones con fines piadosos y ben¨¦ficos, para garantizar a sus miembros asistencia sanitaria y sepultura (en caso de que fallase la primera). Algunos c¨®nclaves derivaron en el festejo del yantar, y acabaron encomend¨¢ndose a un plato, una receta o una vianda en lugar de a un santo o a una virgen. Mantuvieron, no obstante, sus protocolos: al presidente se le denomina Gran Maestre; a la reuni¨®n principal, Cap¨ªtulo. El atuendo de celebraci¨®n suele exigir capa, bandas, sombreros o similares perifollos, y por supuesto, un porte gallardo. Entregan premios solemnes y realizan solemnes juramentos como ¡°defender la anchoa del Cant¨¢brico¡±. El rey Arturo sacando un pez de la roca en lugar de una espada.
¡°Si no le das un poco de post¨ªn, parece que somos una charanga¡±, dice tambi¨¦n con co?a Tino Sampedro, presidente de la Cofrad¨ªa de la Anchoa de Cantabria. Lo curioso es que la suya, nacida en 1998, es una de las singulares, pues viste un simple traje azul, de americana y chaleco, que servir¨ªa para cualquier boda o entrevista de trabajo: ¡°Cuando nos convertimos en cofrad¨ªa, fuimos a El Corte Ingl¨¦s y compramos 30 trajes azules iguales. Creo que nos costaron 15.000 pesetas. Y oye, han aguantado hasta hoy. Y todo el mundo nos reconoce cuando nos ven. Aunque tambi¨¦n es porque somos los ¨²nicos que siempre llevamos producto, y la gente se pelea por sentarse a nuestra mesa¡±, a?ade, con m¨¢s chanza.
Sin embargo, detr¨¢s del folclore, que obviamente atesora un valor cultural, las buenas cofrad¨ªas desarrollan una actividad encomiable: rescatar conocimiento sobre su culinaria particular (or¨ªgenes, historias, recetas desaparecidas) y promover su difusi¨®n y consumo. Colaboran con denominaciones de origen e indicaciones protegidas, investigan y reclaman; organizan jornadas y catas, fomentan su afici¨®n. La Cofrad¨ªa de la Anchoa ha publicado varios libros con los resultados de sus pesquisas patrimoniales, como tambi¨¦n la Cofrad¨ªa de Amigos de los Quesos de Asturias y tantas otras. Comer juntos, en esos casos, es la celebraci¨®n de un trabajo bien realizado que mantiene viva la historia de nuestro mantel nacional.
¡°Hay much¨ªsimo esfuerzo detr¨¢s de lo que hacemos. El problema es que hay que saber comunicar, y las cofrad¨ªas comunicamos mal¡±, dice Rafael Secades, Cofrade Mayor de los asturianos. Su cofrad¨ªa se constituy¨® en 1982 y en 1988 fue una de las dieciocho que alumbraron en San Sebasti¨¢n la Federaci¨®n de Cofrad¨ªas Gastron¨®micas (FECOGA). Tambi¨¦n acogi¨® en Oviedo el primer congreso de FECOES en 2003, est¨¢ hermanada con cofrad¨ªas for¨¢neas, ha promovido la organizaci¨®n de The World Cheese Awards y en 2020 se convirti¨® en la primera sociedad gastron¨®mica de Espa?a que obtuvo el t¨ªtulo de ¡°real¡± que concede la monarqu¨ªa.
Un momento: ?hay dos federaciones nacionales de cofrad¨ªas? S¨ª, hay dos. Porque en Espa?a esto de asociarnos con orden y concierto se nos da mal; y no solo en la gastronom¨ªa. El Frente Popular de Judea y tal. FECOGA naci¨® como uni¨®n de la Cornisa Cant¨¢brica y el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s, y tiene de alma mater a la Cofrad¨ªa Vasca de Gastronom¨ªa, mientras que FECOES surgi¨® con ambici¨®n de integrar toda la pen¨ªnsula y sus islas.
?Y cu¨¢ntas cofrad¨ªas hay en Espa?a en total? Pues me alegra que me haga esa pregunta, porque el barullo de registros auton¨®micos y la mezcla de cofrad¨ªas y asociaciones convierten la suma en una c¨¢bala o paella. ¡°Que funcionen como tales habr¨¢ unas 120¡±, especula el presidente de FECOES. Muchas se agostan por la p¨¦rdida de miembros o de empuje, y limitan su actividad al Cap¨ªtulo anual, o sea la comida de fraternidad. Algunas, como la Cofrad¨ªa de La Borraja y el Crespillo de Arag¨®n, anta?o inquieta, pierden fuelle.
La dispersi¨®n, l¨®gicamente, reduce la fuerza. ¡°Lo ideal ser¨ªa que solo hubiera una federaci¨®n¡±, se?ala Enrique S¨¢nchez Sacrist¨¢n, Gran Maestre del Esp¨¢rrago de Navarra y durante a?os secretario de FECOGA. ¡°Estamos promoviendo la creaci¨®n de una confederaci¨®n¡±, avanza Pepe Oneto, que preside la Cofrad¨ªa Gastron¨®mica Isle?a ¡°Los Esteros¡± de C¨¢diz y tambi¨¦n la Federaci¨®n Andaluza de Cofrad¨ªas V¨ªnicas y Gastron¨®micas (FECOAN). Porque, en efecto, y para mayor mareo de siglas, tambi¨¦n hay federaciones auton¨®micas, algunas tan activas como la c¨¢ntabra o la andaluza. Esta ¨²ltima ha creado una alianza transfronteriza con la regi¨®n del Algarve, ha publicado cuatro libros en castellano y portugu¨¦s, entrega premios, nombra embajadores, celebra congresos, mantiene una paridad de hombres y mujeres entre sus miembros y prepara varios documentales, seg¨²n relata su secretario, Juan Infante, a su vez presidente de la Cofrad¨ªa El Dornillo.
Pero el verdadero reto lo se?ala Pepe Oneto: ¡°Esto tiene que tener continuidad y para eso tenemos que dar paso a los j¨®venes¡±. FECOAN va a crear una secci¨®n juvenil. En el Esp¨¢rrago de Navarra ¡°tambi¨¦n estamos incorporando gente joven. Bueno, j¨®venes de cuarenta o cincuenta a?os, que para nosotros es la adolescencia¡±, dice riendo Enrique S¨¢nchez. ¡°Llevo desde el 84 y esto se est¨¢ envejeciendo mucho. Pero los j¨®venes no se quieren unir, porque no van los amigos o porque no mantienen amor por esta historia¡±, lamenta Jes¨²s Merino, de la Cofrad¨ªa de Guijuelo, con 18 miembros en un pueblo se?ero. ¡°Y hay otro motivo: vivimos unos tiempos en los que nadie quiere pagar nada por nada, y esto cuesta esfuerzo y dinero¡±, a?ade Secades, de los Quesos.
Carlos Mart¨ªn, que mantiene una actividad fren¨¦tica en Europa con una importante influencia, haciendo de Espa?a punta de lanza en la defensa de la ¡°artesan¨ªa culinaria¡±, apunta que el envejecimiento es una t¨®nica en la UE: ¡°Es el mismo reto en todos los pa¨ªses y tenemos que cambiar algunas cosas. Por ejemplo, crear la figura del cofrade junior. O dejar de dar tantos premios a tantos abuelos¡±, bromea. Para acercarse a la juventud hay que compartir sus c¨®digos, que hoy son digitales, y a la par presentar una costumbre secular con el suficiente atractivo para que el novato se interese por un asunto colectivo que tiene por objetivo fundamental perdurar nuestras costumbres comunes: ¡°Mi propio hijo ve un ambiente muy senil. Ellos tienen otra idea de lo que es una reuni¨®n de amigos¡±, se?ala Enrique S¨¢nchez.
Como buen sector tradicional, la autocr¨ªtica se realiza de puertas para adentro, pero poco en p¨²blico. La ausencia de mujeres, por ejemplo, ha sido durante d¨¦cadas unas de las carencias fundamentales de las cofrad¨ªas, muchas de las cuales, las m¨¢s ancladas en el pasado rancio, mantuvieron en sus estatutos la exclusividad masculina de sus miembros hasta hace dos d¨ªas. Incluso hoy se constata poca presencia femenina en los cap¨ªtulos (lo que invita poco a los j¨®venes a sumarse, al enfatizar el aparente desfase con los tiempos).
Sin embargo, hay un experimento que ha funcionado, y que cuenta el presidente de la Anchoa de Cantabria; los del traje de grandes almacenes. Con sede en Santo?a, en solo seis a?os han pasado de ochenta cofrades a 220; muchos, treinta?eros. ?C¨®mo lo hicieron? ¡°Nos ligamos a uno de 40 a?os, un armador y capit¨¢n de barco, que tiene muchos amigos j¨®venes. Y ¨¦l fue trayendo a m¨¢s gente¡±.
Denise Fern¨¢ndez Robledo tiene 27 a?os y acaba de jurar como nueva cofrade de la Anchoa hace apenas unas semanas. Trabaja en el Consorcio Conservero Espa?ol y tambi¨¦n en un bar de Santo?a, el Tartufo: ¡°Mi jefe en el bar es un gran cofrade y llevaba tiempo dici¨¦ndome que me animara¡±. As¨ª lo hizo, empujada adem¨¢s por su amor a un pez que en Santo?a se funde con la identidad local. ¡°Somos un pueblo de 12.000 habitantes que produce la mejor anchoa de Espa?a, y eso hay que llevarlo a todos los rincones¡±. Denise cree que la renovaci¨®n ha de cundir entre las cofrad¨ªas, ¡°porque adem¨¢s, en nuestro caso, hablamos de un sector donde el producto lo trabajan las mujeres¡±, las sobadoras.
Algo similar a la cocina espa?ola, sostenida por las mujeres en las casa pero todav¨ªa ocupada mayoritariamente por varones cuando se habla de estrellas. El mundo de la capa y el estandarte debe igualmente remozarse en femenino, porque ¡°una cofrad¨ªa con gente joven y con mujeres da alegr¨ªa y vidilla. Yo estoy en proceso ya de arrastrar a m¨¢s gente¡±, conf¨ªa Denise. Algo tan simple como el boca oreja, que en lo que respecta a la comida, adem¨¢s multiplica su influencia.
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