Sopa de almendras

Dudo de que en plena operaci¨®n lorza post navide?a resulte muy oportuno publicar este plato. No es ni ligero, ni detox, ni alto en fibra, ni prote¨ªnico ni ninguna de esas chorradas con las que cada enero los que estamos en esto del recetismo castigamos a nuestros lectores, como si no tuvieran ya suficiente sentimiento de culpa por los excesos cometidos. Pero me da igual, porque es tan antiguo que mola, porque queda invierno por delante y apetece, y en definitiva, porque es sano y est¨¢ que te mueres.

Hay muchas formas de preparar este postre t¨ªpico madrile?o. Sin ir m¨¢s lejos, el otro d¨ªa o¨ª a Ana Garc¨ªa-Si?eriz dando la suya en el Hoy por Hoy de la SER. Ella, que es adicta a este producto y lo hace siempre que puede -recuerdo: est¨¢ delgada-, pone una capa de pan bajo la sopa y otra sobre ella, para despu¨¦s tostarla en el horno. Mi f¨®rmula, m¨¢s simple a¨²n, proviene de mi familia pol¨ªtica, que la lleva tomando as¨ª desde hace varios milenios sin perdonar ni una Navidad.

El sabor recuerda un poco al mazap¨¢n, pero en mi humilde opini¨®n es m¨¢s agradable por la textura cremosa que le da la leche y el ligero toque arom¨¢tico de la canela. Lo que m¨¢s me gusta es ir encontr¨¢ndome trocitos de pan empapados y pi?ones, y combinarlos con cucharadas con s¨®lo l¨ªquido. Creo que, como en la mayor¨ªa de los postres tradicionales, su secreto es la sencillez absoluta de los ingredientes, m¨¢s una t¨¦cnica que consigue sacar el mejor partido de ellos.

La ¨²nica dificultad posible ante esta sopa es la de encontrar la pasta de almendra, pero me consta que marcas como De La Viuda la siguen fabricando y que se puede comprar en muchas grandes superficies (si no, tambi¨¦n se puede hacer casera). Aviso de que el envoltorio del producto suele recomendar cantidades para que salga muy espesa: esta versi¨®n las rebaja en pro de una mayor liquidez.