La d¨¦cada de oro de Kate Middleton
La esposa del pr¨ªncipe Guillermo ha forjado con tenacidad la imagen que mejor se ajusta al molde de la familia real brit¨¢nica rompiendo los vaticinios
Hubo un tiempo no muy lejano en que los tabloides brit¨¢nicos, tradicionalistas hasta el rid¨ªculo, disfrutaban poniendo motes a Kate Middleton (Reading, Reino Unido, 39 a?os). ¡°Waity Katy¡± (Katy, la que espera), para mofarse de la joven que aguardaba desesperada a que el pr¨ªncipe Guillermo se decidiera a proponerle matrimonio. O las ¡°wisteria sisters¡± (las hermanas glicinia), para comparar a las dos hermanas, Kate y Pippa, con esa flor, ¡°muy decorativa, intensamente fragante y con una habilidad feroz para trepar¡±. La prensa conservadora del Reino Unido solo celebra la ¡°modernidad¡±, cuando de la familia real se trata, por un rato. Y solo si resulta ex¨®tica. No hay m¨¢s que ver el repentino salto del amor al odio que sufri¨® Meghan Markle, la esposa estadounidense del pr¨ªncipe Enrique. En el caso de Catalina ¡ªaunque el mundo entero la conoce como Kate ella reserva el diminutivo para la esfera m¨¢s ¨ªntima¡ª, se utilizaron los prejuicios y t¨®picos m¨¢s rancios para medir su encaje en la casa de los Windsor, dados sus or¨ªgenes familiares: clase media/peque?os burgueses/nuevos ricos.
El s¨¢bado 17 de abril, la duquesa de Cambridge apareci¨® en el funeral de su abuelo pol¨ªtico, Felipe de Edimburgo, con un elegante abrigo-vestido y un tocado negros de Roland Mouret; la gargantilla de perlas y diamantes de cuatro vueltas que la reina ya prest¨® a lady Di en su primer acto oficial; y un eyeliner impecable que, con ayuda de la mascarilla, hizo que sus ojos verdes fueran los m¨¢s perseguidos por los fot¨®grafos. Su beso en la mejilla a Carlos de Inglaterra mientras le arropaba con la mano en el hombro, pero, sobre todo, su discreto modo de juntar a los enfrentados hermanos, Guillermo y Enrique, a la salida de la capilla de San Jorge, elev¨® definitivamente a los altares de la opini¨®n p¨²blica a Kate Middleton. ¡°Kate ha entendido, como entendi¨® el duque de Edimburgo antes que ella, que ser un consorte en la familia real brit¨¢nica puede ser un camino largo y duro, pero que si lo haces lentamente, paso a paso, y muestras calma y cordura, puedes acabar siendo la roca sobre la que se sostenga con firmeza una gran instituci¨®n¡±, escrib¨ªa en el Daily Mail Sarah Vine, columnista social y esposa del jefe de Gabinete de Boris Johnson (cargo similar al de ministro de la Presidencia espa?ol), Michael Gove.
Kate Middleton ha dado los pasos apropiados desde que se cas¨® con el segundo en la l¨ªnea de sucesi¨®n al trono, Guillermo de Inglaterra, un 29 de abril de hace ahora 10 a?os. Apropiados, al menos, para aquellos que han visto en su maternidad dedicada ¡ªla pareja tiene tres hijos: Jorge, Carlota y Luis¡ª, el incondicional apoyo a su esposo, la devoci¨®n hacia Isabel II y la pulcra correcci¨®n de su presencia en los actos p¨²blicos, los atributos necesarios de una futura reina. Otros, como la escritora Hilary Mantel, considerada un tesoro nacional por su trilog¨ªa sobre los Tudor, mantienen una visi¨®n m¨¢s distante y esc¨¦ptica. Frente a lady Di, quien ¡°mostraba en cada gesto su torpeza humana y su incontinencia emocional¡±, Kate parec¨ªa, seg¨²n la autora, un ¡°objeto de precisi¨®n¡± destinado a convertirse a ojos de la prensa, en cuanto diera a luz al primer beb¨¦, en una ¡°madre radiante¡±.
Mantel dio en el clavo, pero se equivoc¨® en el pron¨®stico. El inter¨¦s mostrado por la duquesa de Cambridge en los problemas asociados con la maternidad, los embarazos dif¨ªciles, la importancia de los primeros a?os de educaci¨®n de los ni?os o la sensaci¨®n de culpa que arrastran algunas mujeres, ha tocado la fibra de muchos brit¨¢nicos. Cuando confes¨® a la escritora Giovanna Fletcher que se sinti¨® ¡°ligeramente aterrorizada¡± al presentar en 2013 a los medios al reci¨¦n nacido pr¨ªncipe Jorge, desde las escaleras del hospital ¡ªuna tradici¨®n que solo Meghan Markle decidi¨® romper¡ª, Kate manej¨® a la perfecci¨®n ese c¨®digo instaurado por la actual reina: las obligaciones, siempre antes que las necesidades, ¡°porque era realmente importante ser capaz de compartir con la ciudadan¨ªa la alegr¨ªa de ese momento¡±.
Consumidora de ropa de marca de precios asequibles ¡ªes una devota de Zara¡ª, habitual del supermercado Waitrose ¡ªel favorito de la clase media urbanita con aspiraciones de dieta saludable¡ª, fot¨®grafa aficionada que ha descubierto el truco de sortear a los paparazis al ser ella la propia autora de las codiciadas fotos de sus hijos, Kate Middleton ha logrado forjar con tenacidad la imagen que mejor se ajusta al molde. Cuando en 2019 mostr¨® personalmente a la reina el jard¨ªn salvaje que hab¨ªa dise?ado ella misma para el prestigioso Festival Floral de Chelsea, en Londres, logr¨® hacerse con el sello de autenticidad brit¨¢nica. ¡°El 90% de nuestro cerebro se forma antes de cumplir cinco a?os. Es necesario que los padres dediquen un tiempo de calidad a sus hijos, y creo que la naturaleza y las actividades al aire libre tienen enormes beneficios f¨ªsicos y mentales para ellos¡±, explicaba la duquesa a las c¨¢maras mientras Guillermo y los peque?os retozaban por los arbustos y se aferraban a las enredaderas.
Diez a?os para construir un personaje, definitivamente consagrado gracias a la ¡°guerra cultural¡± creada por los tabloides entre Kate y Meghan. La duquesa de Sussex decidi¨® declarar la guerra a los Windsor en un a?o de pandemia y a miles de kil¨®metros de distancia del Reino Unido. La duquesa de Cambridge, con su presencia activa a trav¨¦s de videollamadas y actos virtuales, acab¨® por consolidar un hueco que, desde el principio, le pertenec¨ªa.
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