Alberto y Charlene de M¨®naco, 10 a?os de un matrimonio en eterna duda
La pareja, que se cas¨® el 2 de julio de 2011, aparece junta en un pu?ado de actos oficiales al a?o y est¨¢ cada uno centrado en sus tareas: ¨¦l en el Olimpismo y el medio ambiente y ella en la conservaci¨®n de ?frica
Quienes hace 10 a?os observaron con cierta atenci¨®n la entrada de Charlene (entonces todav¨ªa Wittstock) en el patio del palacio Grimaldi, en Montecarlo, caminando sobre una alfombra roja y bajo un inmenso toldo blanco, no vieron una novia que fuera la viva imagen de la felicidad. Ese 2 de julio de 2011 vieron a una mujer nerviosa, muy seria, emocionada hasta las l¨¢grimas, solo sonriente al final de la ceremonia, con la cabeza gacha ante los ilustres invitados de familias reales, del arte, la moda o la m¨²sica. La sudafricana de 33 a?os se casaba con Alberto II, soberano de M¨®naco, un estado de dos kil¨®metros cuadrados y entonces apenas 30.000 habitantes (hoy supera los 38.000) y que por su gesto parec¨ªa que iba a convertirse m¨¢s en una c¨¢rcel dorada que en un hogar. Diez a?os despu¨¦s, las dudas persisten, pero Charlene ha encontrado su sitio. Aunque no siempre est¨¢ en M¨®naco.
Con el tiempo, Charlene ha querido aprender a volar y ha conseguido hacerlo. Son los a?os los que dan la experiencia y esta d¨¦cada a ella le ha servido para conseguir hacer, sencillamente, lo que le ha dado la gana. Sus apariciones en M¨®naco son escasas: el Baile de la Rosa, un torneo de tenis, la festividad de Santa Devota, el d¨ªa del Principado, una gala ben¨¦fica. Tres, seis, ocho citas al a?o donde aparece del brazo de su esposo (tiene escasos actos en solitario), saluda, sonr¨ªe y se marcha. Los fot¨®grafos la acribillan y tienen material para unos cuantos meses en los que volver¨¢ a perderse. La ¨²ltima vez que se la vio en Montecarlo, de hecho, fue a finales de enero, por la fiesta de la patrona. Han pasado m¨¢s de cinco meses.
Nada se sabe de la vida de la pareja. Mientras Alberto est¨¢ dedicado al Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional y muy especialmente al medio ambiente, Charlene pasa largas temporadas en Sud¨¢frica, con su familia y amigos, y en el continente africano en general, por cuya conservaci¨®n vela; de hecho, tiene una fundaci¨®n con su nombre dedicada a ello. As¨ª lo deja ver en su perfil de Instagram, con casi 260.000 seguidores y donde sube fotos personales y privadas, lejos del protocolo oficial de las redes del Principado. Ha sido en ¨¦l donde ha colgado un v¨ªdeo d¨¢ndole las gracias a su esposo por esta d¨¦cada. El mensaje no habla de amor o de su relaci¨®n: ¡°Feliz aniversario, Alberto. Gracias por la bendici¨®n que son nuestros preciosos hijos¡±.
La pareja tiene mellizos, Jacques y Gabriella, que en diciembre cumplir¨¢n siete a?os y que les han dado lo m¨¢s importante: una sucesi¨®n al trono. M¨®naco es un pa¨ªs con una realeza menor (de hecho, ni siquiera es realeza, porque no hay familia real, sino principesca), pero necesitaba asegurarse la continuidad. Y tener hijos no la da, sino que estos sean nacidos dentro del matrimonio y adem¨¢s bautizados en la fe cat¨®lica. Alberto tiene al menos otros dos v¨¢stagos, ya reconocidos: Jazmin Grace Grimaldi, de 29 a?os, fruto de una relaci¨®n espor¨¢dica con la estadounidense Tamara Rotolo; y Alexandre Grimaldi-Coste, de 18 a?os y tras otra relaci¨®n, esta vez de seis a?os, con la azafata togolesa de Air France Nicole Coste. Hace un a?o, una mujer brasile?a afirm¨® que ten¨ªa una hija de 15 a?os con ¨¦l y que le demandar¨ªa, pero por el momento la reclamaci¨®n no ha llegado a puerto.
Cuando Alberto se cas¨® ya conoc¨ªa a esos ni?os, pero necesitaba un heredero. Y Charlene logr¨® d¨¢rselo; de hecho, dos. Los ni?os nacieron a finales de 2014, m¨¢s de tres a?os despu¨¦s de una boda que siempre estuvo bajo sospecha. Dos medios franceses, L¡¯Express y Le Figaro, llegaron a afirmar que la novia hab¨ªa querido huir hasta en tres ocasiones y que a la tercera, horas antes de la boda y desde el aeropuerto de Niza, casi lo consigue.
Desde entonces los rumores y las dudas les han perseguido. Para empezar, porque en su luna de miel en Sud¨¢frica ¡ªpa¨ªs de la nadadora¡ª durmieron ya no en habitaciones separadas, sino en hoteles distantes 15 kil¨®metros entre s¨ª. Ellos siempre han dejado pasar las habladur¨ªas, y en alguna y muy contada ocasi¨®n se han enfrentado a ellas. Aquel julio de 2011, el diario brit¨¢nico The Sunday Times public¨® una historia que contaba que el matrimonio hab¨ªa sido un arreglo y donde explicaba esos supuestos intentos de fuga de la princesa y tambi¨¦n que ella habr¨ªa aceptado la boda por una suma de dinero y con la condici¨®n de permanecer casada al menos cinco a?os y tener un hijo. El soberano denunci¨® al medio y a?o y medio despu¨¦s de la publicaci¨®n pactaron una indemnizaci¨®n por parte del peri¨®dico. Nunca hubo juicio.
Sin embargo, con los a?os se ha demostrado que la relaci¨®n de la pareja era especial. Ella se perdi¨® en 2013 los actos de entronizaci¨®n de Guillermo de Holanda porque estaba en la boda de un amigo en Sud¨¢frica, un compromiso privado que prim¨® sobre uno oficial. Tambi¨¦n en este tiempo se han visto las diferencias con sus cu?adas. Charlene se convirti¨® al casarse en primera dama del Principado, desplazando a Carolina. Pocas veces, m¨¢s que en actos oficiales y obligados, se las ha visto juntas o c¨®mplices.
Las muestras de cari?o entre la pareja tampoco han abundado en estos diez a?os, once, contando con el del compromiso. El d¨ªa del padre de 2020, Charlene escribi¨® un texto en Instagram donde dec¨ªa: ¡°Si Alberto I era el explorador y el pr¨ªncipe Rainiero III, el constructor, Alberto II es el pr¨ªncipe del coraz¨®n¡ de mi coraz¨®n¡±. Un edulcorado mensaje que complement¨® con una entrevista pocos meses despu¨¦s, cuando dijo que estaba ¡°al mil por ciento¡± junto a su esposo, que era ¡°su amigo, su gu¨ªa¡±.
Precisamente en esa entrevista, con la revista Paris Match, Charlene hablaba del llamativo corte de pelo, con un lateral rapado, que se hab¨ªa realizado. ¡°Ese corte de pelo fue mi decisi¨®n. Parece que ha provocado todo tipo de comentarios. Pero resulta que ten¨ªa ganas desde hace tiempo, el estilo me gusta, eso es todo. Es verdad que, probablemente, de todos los miembros de familias reales, soy la que ha intentado m¨¢s peinados diferentes, pero seguir¨¦ haci¨¦ndolo, es mi decisi¨®n¡±, reivindic¨® entonces. No le falta raz¨®n al decir que es un miembro de una familia real con peinados diferentes. Tambi¨¦n ella es diferente. Ya vuela sola. Y a lo largo de estos 10 a?os cada vez le importa menos demostrarlo.
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