Menorca no sienta bien a todos por igual
Es dulce, pero no necesariamente f¨¢cil, vivir y turistear en Menorca. Hasta que los locales se acostumbran a tu presencia pueden pasar varios vermuts o la exquisita especialidad isle?a del bocadillo extrafino de tortilla francesa con tomate
Menorca ha dejado de ser tendencia para convertirse en la isla de moda. Y, como ocurre con todas las modas, no sienta bien a todos por igual. Apenas aterrizas en ella, sientes la controversia. Hay casi tanta gente en contra de este nuevo estatus como los que la felicitan y disfrutan. La llegada de la galer¨ªa de arte suiza, Hauser & Wirth es la gota que colm¨® el vaso. ¡°Es una operaci¨®n inmobiliaria. Rescatar la illa del Rei (un islote con una historia larga y rocambolesca en plena salida del puerto de Mah¨®n) para montar una galer¨ªa hipercomercial que expone ahora a un artista con discurso anticapitalista, Mark Bradford, para convertir nuestra isla en un enjambre de especuladores, no convence¡°, sentencia una madrile?a que veranea desde hace 25 a?os en Menorca. Otros no lo ven igual. ¡°En un pa¨ªs con cuatro lenguas oficiales, ninguna de ellas el ingl¨¦s, con tantas divisiones, que de repente todo el mundo sepa pronunciar correctamente Hauser & Wirth, (jau-zer an guirsss) significa que estamos en la senda correcta¡±.
Entre debate y debate, una tumbona. Menorca se ofrece a ese nuevo turista con esos encantos similares a sus islas hermanas. Lo del arte ven¨ªa de atr¨¢s, desde ese momento en que la isla parec¨ªa el refugio de barceloneses elegantes y de los llamados famosos progres: Serrat y su esposa Candela, Ana Bel¨¦n y V¨ªctor Manuel y Mercedes Mil¨¢. De una manera desinteresada, las cinco estrellas promocionaron sin promocionar, antes de Instagram, la idea de una isla para¨ªso donde la fama no era importante, pero s¨ª el adaptarse a las costumbres locales. ¡°El menorqu¨ªn es amable, a su manera¡±, se ha dicho y escrito muchas veces. Basta acercarse a la panader¨ªa para comprobar largas colas a primera hora por el riesgo de desabastecimiento de buen pan y ensaimadas. Eso los d¨ªas de semana porque el domingo todo cierra, se respeta a rajatabla como ¡°d¨ªa del se?or¡±. ¡°Si llegas m¨¢s tarde de las nueve, puede que se hayan acabado¡±, te advierten. ?Pero cu¨¢ntas hornean? ¡°Un m¨¢ximo de 12¡±, me respondi¨®, a las 8:45 horas, una de las empleadas. Ni en verano, que siempre hay m¨¢s clientela, var¨ªa la producci¨®n. ¡°Si quiere pan fresco, vuelva ma?ana¡±.
Es lo que la hace ¨²nica. Tambi¨¦n la desacomplejada mezcla de catalanes con madrile?os. Los catalanes se expresan con modismos madrile?os y los de la capital empiezan a decir bona nit y sisplau. Ahora, todos, pronuncian Hauser & Wirth con rostros risue?os. ¡°Est¨¢ bien re¨ªrse de uno mismo¡±, comenta un estimulante editor barcelon¨¦s. A todos les une el peque?o caos ling¨¹¨ªstico para adquirir el ticket del ¡°w¨¢ter taxi¡± que te lleva hasta illa del Rei. Cuando tras la breve traves¨ªa, llegas a illa, como le llaman los adultos (H&S, es en plan millenial rollo H&M), ves a padres e hijos unidos en la empresa com¨²n de descifrar si el mismo billete garantiza el regreso.
Es dulce, pero no necesariamente f¨¢cil, vivir y turistear en Menorca. Hasta que los locales se acostumbran a tu presencia pueden pasar varios vermuts o la exquisita especialidad isle?a del bocadillo extrafino de tortilla francesa con tomate. ¡°Somos un poquito como Corinna Larsen¡±, explica una fina anfitriona, ¡°creemos que la confianza es lo ¨²ltimo que das y lo primero que pierdes¡±. ?C¨®mo se vive en Menorca las ¨²ltimas averiguaciones del juez suizo sobre la ensaimada Larsen-Borb¨®n? ¡°Son cosas m¨¢s de Mallorca. Aqu¨ª somos m¨¢s serios¡±. El tema de los 65 millones alimenta la imaginaci¨®n de los contribuyentes en las parties. Una de ellas es convocada por un maravilloso c¨®ctel de influencers y arist¨®cratas desinhibidas. ¡°Hay vino rosado, el favorito de Corinna para seducir¡±. La celebraci¨®n no para de crecer, hasta que el aforo desborda el jard¨ªn. Donde tambi¨¦n se habla de los ba?adores de Leo Messi y Luis Su¨¢rez en Instagram, looks piscineros inimaginables en esta costa, como inimaginable es que los dos sean ahora exjugadores del Bar?a. Y, por supuesto, se critican las piscinas infinity. ¡°Son m¨¢s de Ibiza, como los futbolistas¡±. La polic¨ªa local interrumpe, alertada por los vecinos que ven todo desde la angustia que produce la amenaza de perder el para¨ªso. El derecho de reuni¨®n se pone en jaque y el anfitri¨®n se pone nervioso. Escapando, alcanzo a o¨ªr sus argumentos: ¡°Somos como Mar¨ªa Dolores de Cospedal, tenemos derecho a reunirnos.¡±
Adorable Menorca, inmejorable Mah¨®n. El veraneante cl¨¢sico gusta de salir al mar durante la semana, el fin de semana es para los ¡°hauserandwirthers¡±, nuevo apelativo para los for¨¢neos de alta rotaci¨®n. Uno de los fondeos favoritos est¨¢ en Es Grau, una peque?a bah¨ªa protegida por una isla que se vendi¨® por tres millones de euros. ¡°No se puede construir nada, tampoco atracar. El tipo de inversi¨®n que necesitamos¡±, confirma un amigo y productor de televisi¨®n. ¡°Justo detr¨¢s pasa el Camino de Caballos, hacia la albufera. Maravilla natural. Por eso no queremos tanta moda. No conviene¡±.
Sin embargo, en los pintorescos restaurantes al borde del agua en Castells, solo se habla de la actualidad m¨¢s intensa. ¡°?Genial que Meghan Markle celebre sus 40 a?os con 65 invitados!¡±, proclama una de mis amigas. No solo se habla de Meghan, tambi¨¦n de los inversores que arribar¨¢n a Madrid el pr¨®ximo oto?o empujados por el resultado de las elecciones presidenciales en Per¨². Una oleada migratoria de ricos peruanos. ¡°Son m¨¢s sofisticados que los venezolanos y los mexicanos¡±, advierte un aut¨¦ntico peruano, experto en ayuno, frente a una lubina a la brasa. Alguien pregunta. ¡°?Se acercar¨¢n a Vox, como los venezolanos ricos?¡±. La respuesta no puede ser mejor: ¡°?Vox est¨¢ saturado de votante extranjero! No cabe uno m¨¢s¡±.
Que se piensen lo de venir a Menorca.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.