Mallorca, estabilidad y vino rosado
Uno de los momentos cumbre de cualquier visita un d¨ªa soleado a la isla es coincidir o atisbar a alg¨²n miembro de nuestra Familia Real o de la de Grecia
De todas las cosas inventadas por Inglaterra, dos de ellas nos afectan directamente: la seguridad social y el turismo. Este ¨²ltimo es muy importante para Mallorca, especialmente el turismo alem¨¢n, que le ha otorgado un tercer idioma a la isla y esa sensaci¨®n de estabilidad tan propia del Bundesbank. Pero, ojo, eso no significa que sea aburrida.
No es Sotogrande, te explican apenas pruebas el primer champ¨¢n. Primero, las familias alemanas son esbeltas, lucen un envidiable rubio natural y est¨¢n comprometidas con el medio ambiente. Ver a padres e hijos alemanes confirma el bien que hacen los h¨¢bitos alimentarios sanos. Esa convivencia con lo germano puede resultar distante, pero simp¨¢tica. Un poco como se redefine el duque de Alba actual a s¨ª mismo, herm¨¦tico pero simp¨¢tico. En una mesa donde hay pan negro y ensalada de pepino, escucho una delirante conversaci¨®n sobre la posibilidad que la poderosa empresa inmobiliaria Engel & V?lkers pudiera intentar una aventura conjunta con la galer¨ªa Hauser & Wirth, que ha abierto sede en Menorca, para integrar m¨¢s las dos islas en un ¨²nico mercado inmobiliario. De darse esa fusi¨®n conseguir¨ªamos una maravillosa ensalada de siglas necesaria para entender y saborear del todo a las Baleares. Los ingredientes ser¨ªan el QR (imprescindible), la PCR, el DNI y tambi¨¦n H&W+E&V.
A este plato le acompa?a la sorprendente victoria del vino rosado. Este a?o se ha normalizado su consumo en las mejores mesas. Los alemanes lo disfrutan con desparpajo y los espa?oles, sobre todo los catalanes, superando prejuicios. El vino rosado te hace sentir ligero, sexy, con un punto orgulloso y p¨ªcaro. Libre de la tiran¨ªa cisg¨¦nero del blanco y del tinto. Muchos bebedores saben que una precursora del vino rosado es Corinna Larsen. Fue promotora y fan de una bodega provenzal participada por Angelina Jolie y Brad Pitt. Los Brangelina disolvieron su participaci¨®n tras su divorcio, pero eso no ha hecho mella en el ¨¦xito del vino. En Mallorca se habla de todo esto sin el menor tab¨².
El vino rosado acompa?a muy bien una navegaci¨®n relajada, mientras observas los ejercicios de la Copa del Rey de Vela, que cuenta con la presencia del Rey entre sus tripulantes. Uno de los momentos cumbre de cualquier visita un d¨ªa soleado a Mallorca es coincidir o atisbar a alg¨²n miembro de nuestra Familia Real o de la de Grecia. Desde el barco de nuestros amigos (mi marido y yo vivimos bajo el lema atribuido a Truman Capote: ¡°Es preferible ser invitado a un barco que poseerlo¡±), tambi¨¦n coincidimos con el Magic. El Magic es un catamar¨¢n gigante lleno de turistas sudorosos que hace recorridos de medio d¨ªa y es una alternativa viable a la regata oficial. Uno no sabe a qu¨¦ embarcaci¨®n mirar. Alguien de nosotros asegur¨® que el Aifos (Sof¨ªa a la inversa), la embarcaci¨®n del monarca, se acercaba. Viv¨ª un error de protocolo al qued¨¢rseme el culo pegado al escay de la cubierta y no pude levantarme a tiempo cuando el jefe del Estado pas¨® frente a nuestro barco. Son hechos que constatan el cambio clim¨¢tico: el escay se vuelve adherente. Absorbido por el semicuero, como en Latinoam¨¦rica denominamos el escay, me pareci¨® que el soberano s¨ª salud¨® como deb¨ªa. Demostr¨® que en efecto sabe llevar el tim¨®n y al tiempo ejecutar su labor mon¨¢rquica. Y eso, mira por d¨®nde, logr¨® despegarme del asiento.
Las calles del Born transportan a otros siglos y culturas. El atardecer colabora al suave coloc¨®n del vino rosado, lo ves todo rosa. Al entrar en la primera galer¨ªa de arte, sustituyes con elegancia isle?a, el rosado por el champ¨¢n sin necesidad de pasar por la sangr¨ªa. Entre sorbo y sorbo, admiramos la colecci¨®n de joyas de Chus Bur¨¦s en la galer¨ªa Red. E irrumpi¨®, atractiva y amigable, Marta Gay¨¢, a quien todos saludan y reconocen como la aut¨¦ntica reina de Palma. Gay¨¢ fue en los a?os noventa noticia por el inter¨¦s rom¨¢ntico del hoy rey em¨¦rito. El paso del tiempo ha sido distinto con los dos. El rey es pasado y Gay¨¢, en cambio, es todo presente, cortes¨ªa y encanto. ¡°La historia de Espa?a habr¨ªa sido muy distinta si Marta hubiera sido reina¡±, suelta locuaz uno de los presentes. Gay¨¢, luciendo anillo c¨²bico de Bur¨¦s, no alcanz¨® a escucharle. Y me alegro, me parece una demostraci¨®n de su capacidad de supervivencia. Hacer caso omiso de lo que piensen los dem¨¢s.
Despu¨¦s de visitar la reci¨¦n inaugurada Galer¨ªa Bar¨®, que hace crecer sin aspavientos la oferta de arte en la isla y donde se presentaba la obra reciente de J. M. Sicilia, llegamos por fin al restaurante Flanigan, que ha perdido definitivamente el soporte est¨¦tico del juancarlismo. Porque, como todo el mundo sabe, el juancarlismo se ha ido a pique. Hubo un tiempo en el que, al entrar Juan Carlos en Flanigan, se desataba la locura, como cuando Elvis llegaba a Las Vegas. Ahora s¨ª, el ¨¦xito del local sigue siendo palpable. Las croquetas magistrales y el vino rosado favorito de Corinna permanece en la carta.
Al d¨ªa siguiente, la resaca. Tambi¨¦n estable. Dejamos Palma buscando descanso en la finca de unos amigos barceloneses, en el interior, muy interior de la isla. Se desata el esc¨¢ndalo Messi. En vez de estar tumbados acompa?ados por el canto de las chicharras, asistimos al llanto del ¨ªdolo, casi cuatro minutos sostenidos de estupor. La sensibilidad estall¨® apenas el astro vio a sus hijos sentados en primera fila. Su atenta esposa mantuvo su bolso Chanel abierto para acercarle kleenex. Se puede escribir mucho acerca de la despedida y marcha de Messi a Par¨ªs, pero es seguro que se podr¨ªan haber convocado mejores asistentes. Y m¨¢s institucionales. Aparte de los jugadores, en diversos estados de shock, ninguno de los periodistas supo abandonar la actitud facilona y caer en la cuenta de que estaban ante un momento hist¨®rico que merec¨ªa unas palabras diferentes a eso de ¡°felicitaciones por tus triunfos¡±, escupidas con la boca peque?a. Un ¡°Leo, gracias por tus triunfos¡±, habr¨ªa sido m¨¢s propio. M¨¢s rosado.
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