Bodas y divorcios
Hoy d¨ªa, si usas transporte p¨²blico, tienes muchas mas probabilidades de convertirte en Reina que si besas al sapo de los cuentos de hadas
Es como una ley de vida. Esta semana la prensa del coraz¨®n se ocupa de la boda de tres d¨ªas de duraci¨®n de Paris Hilton y de la separaci¨®n de Pelayo D¨ªaz tras tres a?os de matrimonio. Ambas emocionan.
Lo de Paris porque te permite hacer un repaso por ese incre¨ªble viaje que es su biograf¨ªa, de ni?a rica a motivadora sexual (realiz¨® uno de los primeros sex videos del siglo). Pasando por esa inc¨®moda ocasi¨®n en que dej¨® entrever que Cristiano Ronaldo no era tan heterosexual como ella (algo que puso otra vez en jaque la elegancia de ella). Su paso por la c¨¢rcel casi la transforma en candidata presidencial pre-Trump. Su canci¨®n reggae, Stars are blind, me chifla cuando me ducho los domingos. Su etapa ibicenca. ?Sus fabulosos posados en alfombras rojas de hasta cuarenta minutos de duraci¨®n! Me sorprende que su boda durara solo tres d¨ªas. Lo l¨®gico, siguiendo su viaje astral, es que el matrimonio no se prolongue m¨¢s de lo necesario y que nadie se lo tome a mal. Porque empieza a resultar costumbre que, dado que lo importante es vivir la experiencia, a una espectacular celebraci¨®n nupcial le siga una relaci¨®n marital breve. Es que el tiempo vuela.
La boda de Andy y Pelayo, que se bautizaron a s¨ª mismos como los Pelandys, fue una fiesta campera y ¨¦pica. Un viaje alucinante. Nunca olvidar¨¦ la llegada de los contrayentes a bordo de unos helic¨®pteros con la banda sonora de Misi¨®n imposible sonando a todo volumen en una finca pr¨®xima a El Escorial. Fue todo tan hip, tan burning man, que la agencia organizadora se puso de moda, con un nombre superdivertido: La puta suegra. Supercastizo milenial. Carmen Lomana protagoniz¨® un peque?o vah¨ªdo por el viaje emocional y porque protegerla del sol no era tarea f¨¢cil. Uno de los testigos de Andy, un argentinazo despampanante, no paraba de decirle lo mucho que lo quer¨ªa antes de entregarlo a Pelayo. Tambi¨¦n casi nos lleva al desmayo. La merienda fue cena y la cena, music¨®n. Result¨® ser la primera rave nupcial en Instagram.
Y, ahora, con la sobriedad del vivir juntos, se separan. Andy subi¨® una foto a su Instagram en el avi¨®n a Buenos Aires. Pelayo fue cubierto en cut outs a un desfile. El viaje juntos acaba, pero la vida sigue.
A la reina Letizia, que cas¨® tambi¨¦n con fiest¨®n, aunque lluvioso, la recibimos afectuosamente en el Teatro Real durante el estreno de Part¨¦nope, una ¨®pera de H?ndel, que trata precisamente de una reina rodeada de consortes masculinos que interpretan los mejores contraltos del momento. Es un montaje emocionante por la m¨²sica, los contraltos, la soprano, hasta el tel¨®n del Real se ve¨ªa mas rojo. M¨¢s Valentino. Mientras aplaud¨ªa a la Reina, cre¨ª que me miraba severa desde su palco y record¨¦ a mis amigos Sim¨®n y Gianluca que se comprometieron en un concierto de Britney Spears mientras la cantante volaba sobre el p¨²blico sujeta a una gr¨²a. Se casaron convencidos de que la princesa del pop los hab¨ªa visto en ese vuelo. Y bendecido llegu¨¦ a pensar lo mismo de mi noche en el Teatro Real. Pero pronto entend¨ª que tendr¨ªan la cabeza ocupada en el viaje que acababan de realizar, no desde Paraguay sino en un autob¨²s municipal. A la m¨¢quina de propaganda real, que en estos d¨ªas no para, se le ocurri¨® hacerlos viajar en bus celebrando el 75 aniversario de la Empresa Municipal de Transportes. El Rey fue muy sincero: ¡°Jam¨¢s he subido a uno¡±. Era su primer viaje. Para la Reina no, reconoci¨® usarlo en sus a?os de universidad. Quiz¨¢s tenga que ver con un cambio de paradigma o de ruta, pero hoy d¨ªa si usas transporte p¨²blico, tienes muchas m¨¢s probabilidades de convertirte en Reina que si besas al sapo de los cuentos de hadas.
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