La alta costura juega a cuestionarse sus propios ideales de belleza
Las dos ¨²ltimas jornadas de desfiles en Par¨ªs, en las que ha destacado la colecci¨®n de Glenn Martens para Jean Paul Gaultier, experimentan con distintas aproximaciones al cuerpo femenino
En el momento actual, donde la palabra colaboraci¨®n se repite cada d¨ªa en el negocio de la moda, resulta refrescante sustituirla por la de di¨¢logo. El matiz lo cambia todo. No se trata de imprimir los logotipos ni de superponer los elementos identitarios de dos firmas (los ejemplos recientes son innumerables) sino de enfrentar conceptos, explorar archivos y formular una respuesta coherente tras el proceso. Cuando Jean Paul Gaultier se retir¨® de la alta costura, hace exactamente dos a?os, quiso que su legado dialogara con el trabajo de dise?adores actuales a los que admira. La primera conversaci¨®n la mantuvo la pasada temporada con Chitose Abe, alma m¨¢ter de la ense?a japonesa Sacai, cuyas prendas funcionales de patrones deconstruidos se fusionaron con las claves cl¨¢sicas del dise?ador franc¨¦s, del cors¨¦ al estampado de tatuaje. En esta ocasi¨®n ha sido un viejo conocido de la casa, el belga Glenn Martens, director creativo de la firma de culto Y/Project y de la mucho m¨¢s masiva Diesel, el encargado de ¡°celebrar¡±, en sus propias palabras, la herencia est¨¦tica de Gaultier. Y lo ha hecho con una espectacular colecci¨®n en la que las se?as de identidad de ambos se integraban de forma poco convencional: las m¨ªticas rayas marineras Gaultier se moldeaban con peque?as piedras, a modo de trampantojo sobre trajes sobredimensionados en las caderas, las cintas de corseter¨ªa conformaban enormes entramados de tejido que se ajustaban a la silueta y los vestidos de punto se anudaban por el cuerpo descubriendo zonas de piel inesperadas.
Martens trabaj¨® en Gaultier antes de tomar la batuta creativa en Y/Project y conoce el relato de la firma a la perfecci¨®n. Por eso, precisamente, ha tardado casi dos a?os en dar forma a su primera y ¨²nica incursi¨®n como creador invitado, estableciendo un profundo di¨¢logo entre la celebraci¨®n optimista de la sensualidad de Gaultier y su propia visi¨®n, mucho m¨¢s dram¨¢tica y conceptual, construida a base de patrones retorcidos y deformaciones de la silueta. Ambas aproximaciones a la moda pueden parecer antag¨®nicas pero, como demostr¨® Martens en su desfile para Y/Project, celebrado la semana pasada, no lo son tanto: all¨ª introdujo, de forma sutil, algunas prendas de archivo del dise?ador franc¨¦s, que se integraron perfectamente con su propuesta.
La deformidad y el dramatismo, aunque desde un punto de vista mucho m¨¢s ir¨®nico, conforman las se?as de identidad del d¨²o holand¨¦s Viktor & Rolf desde hace m¨¢s de treinta a?os. Con una lucrativa divisi¨®n de perfumer¨ªa, los dise?adores utilizan la alta costura como herramienta de visibilidad. M¨¢s hoy, si cabe, cuando cada vez m¨¢s firmas buscan la viralidad dise?ando piezas que, con suerte, circular¨¢n por las redes en formato meme.
En esta ocasi¨®n, sin embargo, tiene dif¨ªcil ganar la batalla: su idea, la de ampliar el volumen en los hombros hasta hacer desaparecer el cuello, languidece frente a otras propuestas mucho m¨¢s virales como el potente magnetismo visual de Schiaparelli o, m¨¢s sencillamente, la apertura del desfile de Chanel con Carlota Casiraghi al galope. El d¨²o se ha basado en el arquetipo del vampiro, concretamente en Nosferatu, para desarrollar todo tipo de prendas, de blazers a t¨²nicas, que podr¨ªan ser calificadas de funcionales cuando se les despoja de la armadura que alza los hombros. El efectismo es necesario, pero no suficiente, en un momento en que el ingenio marca la pauta de demasiadas presentaciones.
En Valentino, Pier Paolo Piccioli no se aproxima al cuerpo femenino para dramatizarlo, sino para homenajearlo. Con una colecci¨®n titulada ¡®Anatom¨ªa de la costura¡¯, presentada en los salones de la firma en la Place Vend?me, el dise?ador ha jugado a transformar el todav¨ªa hoy r¨ªgido ideal de belleza de la alta costura con modelos de distintos g¨¦neros, edades y tallas. Mientras tanto Kim Jones contaba tras su desfile que ¡°la idea de inspirarse en Roma no solo tiene que ver con las ra¨ªces de Fendi, tambi¨¦n con el poder femenino¡±. En esta, su tercera colecci¨®n de costura, el dise?ador vuelve a redundar, como en la anterior, en el vast¨ªsimo imaginario de la ciudad italiana, sede de la firma, esta vez contraponiendo pasado y futuro, antig¨¹edad e innovaci¨®n, con vestidos fluidos de terciopelo en los que se intuye, de un modo casi fantasmag¨®rico, la imagen de una escultura o con t¨²nicas romanas construidas minuciosamente con peque?os cristales para reflejar de manera magistral la luz y el movimiento. Las modelos, vestidas como emperatrices del futuro, desfilaban bajo una c¨²pula eclesi¨¢stica construida con alambres. El trabajo de Jones en la costura no tiene que ver con la majestuosidad de las prendas, sino con los peque?os detalles que la conforman; de prendas de cuero grabadas a mano que evocan las columnas corintias a accesorios decorados con peque?as piedras volc¨¢nicas o vestidos de seda impresos sutilmente para generar un efecto parecido al holograma.
Los libaneses Zuhair Murad y Elie Saab no pretenden subvertir los c¨¢nones de este sector, b¨¢sicamente porque la alta costura y las novias son la base de su negocio. El primero se inspiraba en los relatos de piratas del siglo XIII para firmar una propuesta repleta de brocados dorados, faldas de tul y tafet¨¢n y vestidos con cors¨¦s profusamente bordados. El segundo dejaba atr¨¢s sus cl¨¢sicos colores pastel para adentrarse en los fucsias, verdes y azules, en una colecci¨®n inspirada por la llegada de la primavera, ese relato recurrente que sirve como argumento para hablar de optimismo y, en el caso de Saab, del regreso al desfile y al contacto con sus clientas, deseosas de volver a lucir sus dise?os imponentes.
Si las dos primeras jornadas de la alta costura han estado marcadas por la contenci¨®n en los dise?os y la relevancia de los procesos creativos, las dos ¨²ltimas han estado definidas, con resultados desiguales, por el efectismo y la experimentaci¨®n en t¨¦cnicas e ideas. Curiosamente (o no tanto) la primera parte la protagonizaron dos mujeres, Maria Grazia Chiuri en Dior y Virginie Viard en Chanel. Esta segunda ha estado dominada por varones y sus distintas formas de mirar y aproximarse a los ideales de belleza femeninos.
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