El hundimiento del pr¨ªncipe Andr¨¦s arroja dudas sobre el futuro de sus hijas Beatriz y Eugenia
Aunque retienen el tratamiento de alteza real y el t¨ªtulo de princesas, no est¨¢ claro que Buckingham cuente con ellas para tareas de representaci¨®n p¨²blica
La prensa brit¨¢nica especializada en la realeza se debate siempre entre dos tendencias: o tritura a los personajes ¡ªen la mayor¨ªa de las ocasiones, con la colaboraci¨®n del triturado¡ª o intenta buscarles una utilidad o raz¨®n de ser. El pr¨ªncipe Andr¨¦s, que ha logrado esquivar las acusaciones de abuso sexual a una menor a costa del monedero de su madre, Isabel II, ya ha sido condenado de por vida al ostracismo social. La siguiente pregunta era evidente: ?Qu¨¦ hacer con sus hijas, las princesas de York? Cuando la peque?a de ambas, Eugenia (31 a?os), se dej¨® ver a mediados de este mes en compa?¨ªa de su primo, el pr¨ªncipe Enrique, en el SoFi Stadium de Los ?ngeles para asistir juntos la Super Bowl, se desataron las especulaciones. Era el primer miembro de la familia real brit¨¢nica que cruzaba el tel¨®n de hielo y visitaba al duque de Sussex dos a?os despu¨¦s de su espantada y exilio al otro lado del Atl¨¢ntico junto a su esposa, Meghan Markle.
Como m¨ªnimo, aquello supon¨ªa una muestra de solidaridad familiar, y ¡°suscit¨® algunas esperanzas de que pudiera contribuir a sanar las heridas abiertas entre los Windsor¡±, como escribi¨® Hilary Rose en The Times. En el mejor de los casos, aventuraron otros medios con atribuci¨®n a fuentes an¨®nimas, pod¨ªa ser la embajadora perfecta para convencer al d¨ªscolo nieto de la reina de que rebajara el tono en la autobiograf¨ªa que est¨¢ preparando para publicar este a?o. La casa real no necesita otra bomba en medio de las celebraciones del Jubileo de Platino (70 a?os de reinado). En cualquiera de los casos, la princesa ya ten¨ªa un cometido en el drama de los Windsor.
Nadie duda que Beatriz (33 a?os) y Eugenia acompa?ar¨¢n a Isabel II y a los miembros m¨¢s relevantes de la familia real en el balc¨®n del Palacio de Buckingham el pr¨®ximo 2 de junio, cuando los cazas de combate de la Royal Air Force dejen una estela con los colores de la Union Jack. La ceremonia del Trooping the Colour, con la que cada a?o se celebra oficialmente el cumplea?os de la reina, tendr¨¢ especial relevancia en 2022, y las princesas rellenar¨¢n el vac¨ªo provocado por las fechor¨ªas de su padre. Pero m¨¢s all¨¢ de esos eventos, no est¨¢ nada claro cu¨¢l ser¨¢ el papel de las dos mujeres en las tareas futuras de representaci¨®n p¨²blica de la Casa de Windsor.
Andr¨¦s ha peleado durante todos estos a?os para preservar la relevancia de sus hijas, ¡°dos princesas de sangre¡±. Fue decisi¨®n de Jorge V, hace ya casi 100 a?os, que los descendientes por l¨ªnea masculina del monarca mantuvieran el tratamiento de alteza real y el t¨ªtulo de pr¨ªncipes o princesas. Los hijos de la princesa Ana, hermana de Andr¨¦s, no tienen ese rango (ni ning¨²n otro, porque han rechazado los ofrecimientos de varios t¨ªtulos que les hizo, a ellos y a su madre, la reina). Si quien fuera durante todos estos a?os el hijo preferido de Isabel II, el duque de York, no puede ya siquiera reclamar que se dirijan a ¨¦l en p¨²blico como ¡°su alteza real¡±, tampoco tiene razones jur¨ªdicas o de tradici¨®n para exigir que pasen a sus hijas las decenas de patronatos reales que le correspond¨ªan.
Su madre lo despoj¨® de todos esos atributos cuando qued¨® claro que Andr¨¦s deber¨ªa encarar a la presunta v¨ªctima de sus abusos sexuales en un tribunal estadounidense. ¡°Es evidente que los hijos no deben heredar los pecados de los padres, pero la composici¨®n del patronato de una instituci¨®n es una decisi¨®n que corresponde a la propia instituci¨®n, que debe decidir qui¨¦n resulta m¨¢s apropiado¡±, ha se?alado a The Sunday Times Stephen Bubb, director del centro de pensamiento Charity Futures, dedicado a preservar la sostenibilidad de las organizaciones ben¨¦ficas, tan importantes en la cultura brit¨¢nica.
Carlos de Inglaterra, el heredero al trono, ha se?alado ya desde hace a?os, a trav¨¦s de gestos, decisiones y comentarios filtrados a la prensa, su voluntad de reducir el n¨²mero y funciones de los miembros m¨¢s relevantes de la familia real. Quiere un n¨²cleo m¨ªnimo de personas con tareas de representaci¨®n p¨²blica cuando llegue el d¨ªa en que Isabel II no est¨¦, y Beatriz y Eugenia tienen dif¨ªcil encaje en esa nueva estrategia. A pesar de las esperanzas de su padre de que la huida del pr¨ªncipe Enrique y Meghan Markle abrir¨ªa nuevos espacios a sus hijas, la realidad diaria se ha encargado de desmentirlo.
En 2018, las princesas protagonizaron una excepcional entrevista para la revista Vogue en la que se definieron como ¡°j¨®venes mujeres que intentan construir una carrera profesional y tener una vida privada... y que adem¨¢s son princesas¡±. M¨¢s all¨¢ de sus limitadas incursiones en el mundo del arte y de una vida social plagada de celebridades, no est¨¢ muy definido el trabajo exacto que desempe?a ninguna de las dos, y m¨¢s que salario, su ritmo de vida parece financiado por fondos fiduciarios establecidos en su nombre por la bisabuela, la reina madre, y la propia Isabel II. ¡°Tan solo necesitamos hacer que brille la luz y el amor en el mundo¡±, dijo Eugenia a Vogue en la famosa entrevista. Las andanzas de su padre, por muy injusto que resulte, han obligado a las princesas a centrarse m¨¢s a partir de ahora en el amor y en el trabajo, y a alejarse de la luz p¨²blica.
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