El pr¨ªncipe Andr¨¦s llega a un acuerdo para zanjar la demanda por abuso sexual de Virginia Giuffre

El pr¨ªncipe Andr¨¦s de Inglaterra y Virginia Giuffre, v¨ªctima del ped¨®filo millonario Jeffrey Epstein, han alcanzado un acuerdo extrajudicial para zanjar la demanda que Giuffre present¨® contra el duque de York por abuso sexual, seg¨²n un documento presentado este martes ante el tribunal de Manhattan, Nueva York. La mujer, de 38 a?os, lleva una d¨¦cada acusando p¨²blicamente al tercer hijo de Isabel II, de 61, de haberla violado cuando era menor de edad, durante unos encuentros orquestados por el magnate neoyorquino, que se suicid¨® en la c¨¢rcel mientras esperaba un juicio por tr¨¢fico sexual de menores y conspiraci¨®n.

La cantidad que le pagar¨¢ el pr¨ªncipe Andr¨¦s a Giuffre es confidencial, seg¨²n notificaron las partes en una declaraci¨®n conjunta. El diario The Daily Telegraph, sin embargo, ya ha adelantado que podr¨ªa suponer m¨¢s de 14 millones de euros. Y lo que es m¨¢s importante: seg¨²n ese mismo diario, Isabel II pondr¨ªa de su propio patrimonio varios de esos millones. El duque de York ¡°tiene la intenci¨®n de hacer una donaci¨®n sustancial¡± a la organizaci¨®n fundada por la demandante, Victims Refuse Silence (Las v¨ªctimas rechazan el silencio), que ayuda a supervivientes de abuso sexual a contar su historia.

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Virginia Giuffre asegura que Epstein le oblig¨® a tener hasta tres veces relaciones sexuales con el pr¨ªncipe Andr¨¦s

En las ¨²ltimas semanas, el equipo jur¨ªdico de Andr¨¦s de Inglaterra hab¨ªa desplegado una estrategia que hac¨ªa creer que el hijo de Isabel II llevar¨ªa hasta el final su batalla judicial. Hab¨ªan reclamado que el juicio fuera con jurado popular, una forma de garantizar la publicidad y espectacularidad del proceso en los medios, y presionaban a la demandante para que entregara la copia original de la famosa foto en la que el pr¨ªncipe la agarraba de la cintura en el apartamento londinense de Ghislaine Maxwell, la novia y c¨®mplice de Epstein en la captaci¨®n de menores para someterlas a abusos sexuales. En diciembre, la hija del magnate brit¨¢nico de la prensa Robert Maxwell fue declarada culpable de cinco delitos contra la libertad sexual de menores por un jurado popular estadounidense. El entorno del duque de York ha sostenido desde un principio, sin pruebas, que la foto de la pol¨¦mica era en realidad un montaje y que el duque nunca estuvo en esa vivienda con la joven.

Las acusaciones contra el pr¨ªncipe, apartado por la reina de sus tareas de representaci¨®n p¨²blica en 2019 y despojado de sus t¨ªtulos militares y patronatos reales el mes pasado, han desencadenado la peor crisis de imagen de la corona brit¨¢nica desde la muerte de Lady Di. El juicio en su contra, de haberse celebrado, habr¨ªa coincidido con el a?o del Jubileo de Platino de Isabel II: los 70 a?os de reinado que el Palacio de Buckingham quiere aprovechar, con una serie celebraciones y actos p¨²blicos, para enderezar la imagen de la monarqu¨ªa y consolidar la sucesi¨®n en el trono de Carlos de Inglaterra. De hecho, el primer anuncio del Jubileo fue la petici¨®n expresa de la monarca de que Camilla Parker-Bowles pudiera tener el t¨ªtulo de reina consorte cuando su esposo sea rey.

La Casa Real brit¨¢nica hab¨ªa hecho lo posible por someter a Andr¨¦s a un ostracismo p¨²blico y social, con el fin de que sus problemas jur¨ªdicos no enturbiaran las celebraciones. Y qued¨® claro, a trav¨¦s de las filtraciones an¨®nimas a los medios que normalmente comunican los deseos del Palacio de Buckingham, que Isabel II respirar¨ªa tranquila si su hijo cerrara ¡ªcomo parece haber hecho finalmente¡ª todo el esc¨¢ndalo con un acuerdo extrajudicial. De hecho, el entorno de la reina hab¨ªa querido dejar claro desde un principio que no aportar¨ªa ni una sola libra para la defensa jur¨ªdica del duque de York, aunque finalmente, seg¨²n han se?alado los medios brit¨¢nicos, la monarca ha acabado echando una mano a su hijo favorito para dejar atr¨¢s un asunto tan turbio. Un litigio como el que se avecinaba pod¨ªa suponer millones de d¨®lares. Andr¨¦s vendi¨® hace apenas un mes su chalet en los Alpes suizos, valorado en m¨¢s de 17 millones de euros.

Las claves que explican que el duque de York y Virginia Giuffre accedieran finalmente a cerrar un ¡°principio de acuerdo extrajudicial¡± son dos. En primer lugar, queda establecido claramente el papel de Giuffre como v¨ªctima de la historia. ¡°El pr¨ªncipe Andr¨¦s nunca tuvo intenci¨®n de difamar a la persona de la se?ora Giuffre, y acepta que ha sufrido tanto como una demostrada v¨ªctima de abusos como por el resultado de los ataques p¨²blicos recibidos¡±, dice el acuerdo presentado ante el juez en Manhattan. Con esto, el pr¨ªncipe logra evitar un reconocimiento directo de culpa, pero admite la condici¨®n de v¨ªctima de su demandante.

La segunda es que con el pago de una cantidad no desvelada a una organizaci¨®n de ayuda a las v¨ªctimas, el duque de York intenta lavar su imagen y expiar las culpas por su relaci¨®n con Epstein: ¡°[El duque de York] se compromete a demostrar su arrepentimiento por su asociaci¨®n con Epstein a trav¨¦s del apoyo a la lucha contra el tr¨¢fico sexual y a las v¨ªctimas de este¡±, dice el texto. A?ade adem¨¢s: ¡°Se sabe que Jeffrey Epstein trafic¨® con innumerables ni?as durante muchos a?os. El pr¨ªncipe Andr¨¦s lamenta su asociaci¨®n con Epstein y celebra la valent¨ªa que ha tenido Giuffre y otras supervivientes al defenderse a s¨ª mismas y a los dem¨¢s¡±.

El acuerdo llega unas semanas antes de la cita judicial prevista para que el duque de York respondiera a las preguntas de los abogados de Giuffre desde el banquillo. El abogado de Giuffre, David Boies, afirma en el documento presentado al tribunal que solicitar¨¢ el archivo del caso en el plazo de un mes. En la demanda presentada en agosto, la mujer acus¨® a Andr¨¦s de haber abusado sexualmente de ella entre 2000 y 2002, cuando ten¨ªa menos de 18 a?os, en el apartamento londinense de Ghislaine Maxwell, en la mansi¨®n de Epstein en Manhattan y en su isla privada, Little St. James, en las Islas V¨ªrgenes de Estados Unidos.

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