Xtant, el festival de artesan¨ªa textil que quiere repensar la forma de crear y consumir
Mallorca acoger¨¢ entre el 7 y el 20 de junio a los mejores maestros del mundo para compartir experiencias, debatir sobre la situaci¨®n actual y ¡°transformar el modelo desde abajo¡±
Kavita Parmar y Marcela Echavarria se conocieron hace m¨¢s de 15 a?os, pero se hicieron amigas cuando se dieron cuenta que ambas ten¨ªan la misma visi¨®n radical sobre lo que deber¨ªa ser la artesan¨ªa y, sobre todo, la moda justa. ¡°Yo hab¨ªa conseguido una beca en Nueva York que implicaba una ronda de inversi¨®n para mi marca¡±, explica la primera, que por aquel entonces estaba volcada en el proyecto IOU, una firma que conectaba a clientes, artesanos y productores a trav¨¦s de c¨®digos QR impresos en las etiquetas. Antes, hab¨ªa creado Raasta, una ense?a que pon¨ªa en valor la tradici¨®n textil de su India natal. ¡°El d¨ªa que me marchaba, qued¨¦ con Marcela y me dijo que no cogiera ese dinero porque me iba a arrepentir. Yo estaba ahogada con el proyecto, pero lo vi claro¡±, rememora ahora. ¡°Es que me he pasado a?os trabajando como consultora en empresas en las que han entrado terceros, y s¨¦ por experiencia que pierdes el control y el esp¨ªritu¡±, a?ade Echavarria, que ha ayudado, a lo largo de 25 a?os, a distintas compa?¨ªas a integrar la artesan¨ªa en su modelo de negocio.
En 2020, junto antes de la pandemia, llevaron a cabo la primera edici¨®n de Xtant en Ciudad de M¨¦xico, un festival o, m¨¢s concretamente, un encuentro entre artesanos textiles de distintos pa¨ªses enfocado a compartir experiencias, crear sinergias y, sobre todo, transmitir conocimiento, de t¨¦cnicas ancestrales a innovaciones tecnol¨®gicas. Todo desde ese enfoque aut¨¦ntico y radical que da forma a sus proyectos. Para Echavarria, ¡°no se trata de un evento de moda, porque la moda ha borrado el lenguaje de los textiles, y hay que volver a los c¨®digos originales¡±. ¡°Quer¨ªamos crear una comunidad real, no digital, de gente que hemos ido conociendo durante nuestras carreras. No hay que esperar que vengan de arriba a dar valor a sus proyectos. Hay que hacerlo desde abajo¡±, explica Parmar.
El a?o pasado celebraron la segunda edici¨®n, ¡°porque en la primera nos dimos cuenta de que hab¨ªa mercado, algunos participantes agotaron existencias¡±. Esta vez eligieron Mallorca. ¡°Necesit¨¢bamos una regi¨®n espa?ola con textil patrimonial y que estuviera bien conectada. Un amigo nos dej¨® su finca, Sa Forteza, y vimos que era el sitio perfecto¡±, cuentan. Ahora se preparan para la tercera, que se celebrar¨¢, tambi¨¦n en la isla balear, y esta vez con el apoyo del Gobierno regional, del 7 al 20 de junio.
La primera parte, del d¨ªa 7 al 17, estar¨¢ compuesta por charlas educativas y experiencias inmersivas, de cenas de gastronom¨ªa local a catas olfativas. Se debatir¨¢ sobre temas tan necesarios como la apropiaci¨®n cultural (¡°un concepto complejo, porque no hay ni que registrarlo todo ni dejar que te expolien¡±, comentan); el greenwashing, es decir, el lavado de cara de las corporaciones para aparentar sostenibilidad; y, sobre todo, el papel de la tecnolog¨ªa en la artesan¨ªa, que, para Parmar y Echavarria, ¡°es solo una herramienta¡±, dicen. ¡°La tecnolog¨ªa no nos va a salvar; al contrario, est¨¢ fomentando la acumulaci¨®n y que la riqueza est¨¦ en manos de unos pocos. Se necesita volver al inicio, y utilizarla con una intenci¨®n humana¡±.
Xtant culminar¨¢, como en las anteriores ediciones, con un mercado del 17 al 20 de junio en el que cada participante podr¨¢ vender su trabajo ¡°de forma horizontal, porque hasta la compra es un acto de reeducaci¨®n¡±, explica Echevarria, ¡°hay participantes conocidos pero aqu¨ª son uno m¨¢s, y venden al lado de los desconocidos¡±. Entre esos nombres relevantes se encuentra la dise?adora estadounidense Ulla Johnson; Emily Bode, la creadora que lleva tres temporadas en boca de todos gracias a su actualizaci¨®n de las t¨¦cnicas textiles norteamericanas; la Real F¨¢brica de Tapices; o los fundadores de Marrakshi Life, la firma que ha sabido hacer converger con ¨¦xito el lujo en el sentido m¨¢s cl¨¢sico con la vasta tradici¨®n textil marroqu¨ª.
¡°Los artesanos est¨¢n todos invitados por el festival. El ¨²nico requisito es que quieran compartir su sabidur¨ªa, porque nos hemos encontrado a algunos maestros que han rechazado el desvelar sus t¨¦cnicas¡±, cuenta Parmar. La organizaci¨®n, que ya cuenta con casi una decena de profesionales y 40 voluntarios, se encarga de sufragarles el viaje, proporcionarles el espacio para la venta, crear el relato visual (fotos y v¨ªdeos que puedan despu¨¦s compartir en sus redes sociales) y, por supuesto, fomentar el espacio para conocer y dialogar con otros artesanos de todos los continentes. ¡°Hemos sido el germen de sinergias incre¨ªbles. Uno de los maestros del ?ndigo, que vive en la India, se qued¨® en Oaxaca, en M¨¦xico, ense?ando a los artesanos un modo de te?ir m¨¢s r¨¢pido. Otro de ellos, en Etiop¨ªa, aprendi¨® aqu¨ª a hacer tintes naturales y ha montado un negocio¡±, comentan a la par.
La idea es crear una red global desde lo local. ¡°Hay que repensar todo el modelo. No podemos seguir poniendo parches al modelo antiguo, igual que YouTube no es un parche a la televisi¨®n, la artesan¨ªa textil no puede ser vista como un parche a la industria actual¡±, opina Parmar. Marcela Echavarria va m¨¢s all¨¢: ¡°Hay que repensar incluso los modos de vida. Por ejemplo, la mayor¨ªa de los tejedores son agricultores, entienden la tierra, pero hoy en d¨ªa falta esa uni¨®n ancestral entre telas y cultivos¡±. La artesan¨ªa textil condensa sabidur¨ªa, crea comunidades, trasmite el patrimonio ¡°y deja de lado conceptos da?inos para el mundo contempor¨¢neo, como la competitividad o el individualismo¡±. ¡°Es un ejercicio de honestidad¡±.
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