Locom¨ªa y Gorbachov
La memoria es un mecanismo milagroso y record¨¦ un ¨¦xito de Locom¨ªa de 1991, ¡®Gorbachov¡¯, y su presentaci¨®n en el festival de Vi?a del Mar en Chile: tanto en su letra como en esa actuaci¨®n consegu¨ª al fin la hondura y certeza necesarias sobre la figura del dirigente

Agosto empez¨® fat¨ªdico. Con la muerte de Olivia Newton-John sent¨ª como si, tarde pero definitivamente, mi juventud tambi¨¦n desapareciera. Al final del mes, un d¨ªa antes del aniversario de los 25 a?os de la muerte de Diana de Gales, fallec¨ªa Mija¨ªl Gorbachov. Ya estaba golpeado con el anuncio de que Ana Blanco abandonaba el Telediario. Sin ilusi¨®n que pueda sustituirla. Estaba cenando en un peque?o restaurante japon¨¦s, donde no aceptan cualquier tarjeta de cr¨¦dito porque consideran excesivas sus comisiones, cuando el m¨®vil despach¨® la noticia de Gorbachov. No se me atragant¨® el nigiri de caballa con vieira porque el precio no lo permiti¨®, pero pens¨¦ que otra vez la guada?a cortaba por lo sano otro trozo de mi juventud. Estaba en la veintena cuando Gorbachov se adue?¨® de las noticias y la perestroika fue un grito de libertad, una ilusi¨®n de cambio. Mis compa?eros en la mesa se sumaron al banquete nost¨¢lgico. Y nos preguntamos, ?habr¨¢ funeral de Estado? ?Lo permitir¨¢ Putin? Y, ?qui¨¦n podr¨¢ asistir ahora como invitado a Rusia?
Encontr¨¦ los obituarios previsibles, incluso inc¨®modos. Pero la memoria es un mecanismo milagroso y record¨¦ un ¨¦xito de Locom¨ªa de 1991, Gorbachov, y su presentaci¨®n en el festival de Vi?a del Mar en Chile: tanto en su letra como en esa actuaci¨®n consegu¨ª al fin la hondura y certeza necesaria sobre la figura de Gorbachov. Acompa?ados de sus abanicos, cardados y hombreras, como si fueran emblemas sustitutos de la hoz y el martillo, el cuarteto atrincherado en el dogmatismo de su techno-pop exclama: ¡°Los de la URSS nos asombran. Gorbachov es ideal. Ya era hora de que al oeste vuelvan ya¡±.
?Eso dec¨ªa Locom¨ªa! La perestroika y la glasnost tuvieron un eco enorme en la comunidad gay de su tiempo. Sus expectativas de cambio parec¨ªan alcanzarnos, apartarnos del estigma del sida, darnos fuerzas. ¡°Gorbachov es perestroika. Gorbachov es desarmar¡± canta Locom¨ªa. ¡°Cuando lleguemos a Rusia, Gorby nos acoger¨¢. Y en la Plaza Roja, gritaremos libertad¡±. ?Bravo! Es m¨¢s rebelde que La Internacional. Aunque Lenin estar¨ªa orgulloso de los camaradas Locom¨ªa, hoy ser¨ªa imposible llevarlos a la Plaza Roja para que griten libertad.
Recuperar este Gorbachov me ha hecho recordar mi propia perestroika con el cuarteto en Buenos Aires en 1991, cuando estaban en su apogeo y viv¨ªan rodeados de los chillidos de un ej¨¦rcito rojo de fans. Eran hermosos, suaves, atrapados en sus hombreras y un excesivo maquillaje ma?anero. Una actriz de una de las telenovelas de la que fui guionista tuvo una especie de ilusi¨®n con uno de ellos, quiz¨¢s el que m¨¢s melena ten¨ªa. Yo, entre laca y melenas, termin¨¦ cerca del rubito. Fue, como Gorby, ideal. Un kazachok alocado y vertiginoso. Genial para un joven exprimiendo emociones. Despu¨¦s el tiempo, implacable y transparente, confirm¨® que la Uni¨®n Sovi¨¦tica se hab¨ªa convertido en un parque jur¨¢sico corrupto que no pod¨ªa sostenerse.
Pero la vida sigue. Y las perestroikas tambi¨¦n. Como la que puede estar sucediendo en ?Hola! a ra¨ªz del desaguisado de Esther Do?a y el juez Pedraz. El pasado mi¨¦rcoles la portada del semanario anunciaba ¡°Nos casamos¡± y el viernes, el juez declaraba que ¡°Esther no es la mujer que cre¨ªa¡±. Y as¨ª pasamos en dos d¨ªas del ¡°Nos casamos¡± al ¡°No nos casamos¡± y esta semana la revista ha tenido que practicar la glasnost (transparencia) y publicar una detallada cronolog¨ªa de los hechos en la que Do?a parece salir desfavorecida, con indicios de que podr¨ªa haber jugado con la credibilidad de la publicaci¨®n. Algo que probablemente finiquite la relaci¨®n, la ilusi¨®n, de do?a Esther Do?a con la revista. Iker Casillas, sin propon¨¦rselo, tambi¨¦n ha puesto a la glamurosa publicaci¨®n en un brete, desmintiendo con contundencia la nueva ilusi¨®n amorosa que le atribuyen en portada. Otro sobresalto. ?Qu¨¦ pasa con ?Hola!? ?Necesita una perestroika, o una nueva ilusi¨®n?
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