Ginebra, alb¨®ndigas y un ¡®fabiol¡¯: cuando Michael Douglas revolucion¨® las fiestas de Sant Joan de Ciutadella
El 23 de junio de 1998, el actor y su familia vieron Es Caragol des Born desde un balc¨®n y terminaron en casa de un abogado menorqu¨ªn. Durante la cena, firm¨® camisetas y servilletas y desaparecieron los vasos y platos que el int¨¦rprete utiliz¨®
Corr¨ªa el a?o 1998. El actor estadounidense Michael Douglas se encontraba en la cresta de la ola. Acababa de cosechar un gran ¨¦xito con el thriller The Game y hab¨ªa terminado de rodar el remake de Un crimen perfecto junto a Gwyneth Paltrow. Como cada mes de junio, hab¨ªa viajado desde el otro lado del Atl¨¢ntico para asentarse en la espectacular finca mallorquina de S¡¯Estaca, su posesi¨®n en plena sierra frente al mar, entre los municipios de Valldemossa y Dei¨¤, para pasar los meses de verano junto a su familia y amigos. Poco antes del d¨ªa de las fiestas de Sant Joan (23 de junio), Nina Gelabert recibi¨® una llamada de su hermano Pep, abogado penalista menorqu¨ªn que ejerc¨ªa en su despacho de Palma y un apasionado de las fiestas de su ciudad natal. Uno de los conseguidores de Douglas en Mallorca le hab¨ªa comunicado que el int¨¦rprete quer¨ªa ir a los populares festejos de Sant Joan de Ciutadella, en Menorca. Le hab¨ªa pedido que lo organizara todo para que pudiera verlo desde una posici¨®n privilegiada y ejerciera de cicerone de la estrella de Hollywood.
Las fiestas de Sant Joan congregan cada a?o a miles de personas en Ciutadella, con un aut¨¦ntico ¨¦xodo de mallorquines en busca de diversi¨®n. Con un origen que se remonta al siglo XIV, son los festejos m¨¢s importantes de la isla balear y el d¨ªa 23 tienen lugar algunos de los actos m¨¢s espectaculares. Entre ellos Es Caragol des Born, con la entrada de m¨¢s de un centenar de caballos que saltan al ritmo de la m¨²sica para realizar vueltas en la plaza de la Catedral, jaleados por miles de personas, y los Juegos Medievales. ¡°Mi hermano me llam¨® para ver si pod¨ªa conseguir que Michael Douglas viera los festejos desde el balc¨®n de la casa del conde de Torre-Saura, aunque all¨ª nos dijeron que ten¨ªan que ir con americana y bien vestidos¡±, recuerda hoy Nina Gelabert sobre el episodio sucedido hace ahora 25 a?os. Los balcones que rodean la plaza de la Catedral, con imponentes palacios se?oriales, son los m¨¢s codiciados para contemplar los festejos desde un lugar elevado y con buena visibilidad.
Como la americana y el traje se?orial conjugados con el calor habitual en esas fechas no entraban en los planes de los visitantes, Gelabert se puso a buscar otro balc¨®n en el que las exigencias de vestuario no fueran tan altas. ¡°A trav¨¦s de unos amigos hablamos con Joan Valero, entonces titular de Cas Comte. All¨ª nos dijeron que no hab¨ªa problema para que Douglas y su familia vieran las fiestas desde el balc¨®n¡±, cuenta Gelabert. Con el plan establecido, el 23 de junio estaba todo preparado para recibir el desembarco de la familia, ya que el actor ten¨ªa intenci¨®n de acudir con su hijo mayor Cameron, su hermano Eric y su pareja en aquella ¨¦poca, mientras ¨¦l bregaba con el divorcio que le llev¨® a separarse de su primera mujer, Diandra Luker, dos a?os despu¨¦s. Seg¨²n la cr¨®nica de una revista local de la ¨¦poca, en el grupo tambi¨¦n viajaban tres directivos de productoras de cine internacionales.
El grupo embarc¨® en un yate en la costa norte de Mallorca y puso rumbo a Ciutadella, donde Nina, su hermano Pep y la mujer de este, Carme Torres, esperaban en el puerto. ¡°Ten¨ªamos que estar en el balc¨®n a las cinco y media, pero ya eran casi las seis menos cuarto y no aparec¨ªan. Est¨¢bamos en el puente del puerto y all¨ª no aparec¨ªa nadie, as¨ª que mi cu?ada y yo nos marchamos y dejamos a Pep all¨ª¡±, cuenta Nina. Atravesaron la plaza y subieron al balc¨®n. Un rato despu¨¦s vieron al actor con toda su corte atravesar la plaza y subir a la balconada entre los gritos de j¨²bilo de la gente congregada en la zona, que los reconoci¨® a pesar de que intentaban pasar desapercibidos con gafas de sol en unos tiempos en los que sobre las estrellas de Hollywood todav¨ªa exist¨ªa cierto halo de misterio y los selfis no lo dominaban todo.
Los Douglas vieron el festejo con caballos desde el balc¨®n e incluso Michael hizo algunos intentos de tocar un fabiol, un instrumento de viento tradicional de las fiestas. La locura se desat¨® entre los participantes cuando el actor lanz¨® el instrumento a la multitud y muchos se abalanzaron a recogerlo entre los caballos. En aquellos momentos de fiesta y algarab¨ªa en el balc¨®n, Pep Gelabert invit¨® al actor y sus acompa?antes a cenar a su casa y tomar un gin despu¨¦s de los festejos. A la vivienda se hab¨ªan marchado Nina y su cu?ada Carme, que ya se hab¨ªan cambiado de ropa y hab¨ªan preparado una mesa con las viandas tradicionales de las fiestas para seguir la jarana con los amigos y vecinos. ¡°Carme me dec¨ªa que no vendr¨ªan, que c¨®mo iban a venir a una casa a cenar y beber. Sobre las siete y media, empezamos a escuchar ruido por la calle y vimos que eran ellos, con un mont¨®n de gente que les segu¨ªa por detr¨¢s como si fuera una procesi¨®n¡±, recuerda Nina.
El grupo, custodiado por dos guardaespaldas, avanzaba por el paseo San Nicol¨¢s, donde el actor se paraba con cuantos le ped¨ªan una fotograf¨ªa, con las t¨ªpicas c¨¢maras desechables, o la firma de un aut¨®grafo. La comitiva irrumpi¨® en la casa, en un primer piso. Dispuesta en la mesa, una cazuela de barro con las tradicionales alb¨®ndigas con tomate que se comen en Sant Joan, pan, tomate, quesos, sobrasada y cuixot. Pero para Carme, la principal preocupaci¨®n era que una casa tan vieja no se viniera abajo con el peso de todos los que hab¨ªan subido y terminaran llenando las portadas de los peri¨®dicos, no por la visita de Douglas, sino por el derrumbe de la vivienda. ¡°Douglas termin¨® cenando las alb¨®ndigas, la ensaimada menorquina que se come con chocolate y mucho gin con lim¨®n¡±, detalla Nina.
El jolgorio dur¨® buena parte de la tarde y de la noche, con vecinos entrando y saliendo para hacerse fotos con el actor y su familia. Los guardaespaldas trataron de poner freno a los intentos de la gente de subir a la casa, a la que no dejaban entrar al hijo de Carme y Pep. El gin corr¨ªa a raudales mientras Michael Douglas firmaba camisetas y servilletas de cuantos se acercaban. Desaparecieron incluso los vasos y platos que el int¨¦rprete hab¨ªa utilizado para degustar las alb¨®ndigas, guardados por alg¨²n fetichista ¨¢vido, quiz¨¢ con la intenci¨®n de exhibirlos a posteriori a sus invitados. Los Douglas y la comitiva hollywoodiense se despidieron despu¨¦s de unas copas y no volvieron a verlos. El actor regres¨® a Ciutadella nueve a?os despu¨¦s, acompa?ado por Catherine Zeta-Jones, con americana y viendo los festejos desde otro balc¨®n. Con sus hijos ha vuelto en otras ocasiones a Menorca aprovechando su descanso en la vecina Mallorca, ya sin el gin, pero dejando a muchos en el recuerdo la imagen de una estrella de cine comiendo alb¨®ndigas en el balc¨®n de casa de unos vecinos.
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