Cornelia Guest, el ¨²ltimo cisne de Truman Capote: ¡°Estaba desesperado por escribir y no midi¨® las consecuencias¡±
Su apellido vuelve a estar de moda gracias a ¡®Feud: Capote vs. The Swans¡¯, la nueva serie de Ryan Murphy que narra la ca¨ªda en desgracia del famoso escritor. Ella lo recuerda como un amigo ¡°generoso y dulce¡±, pero asegura que jam¨¢s le contar¨ªa sus secretos m¨¢s oscuros a un periodista
¡°A los 13 a?os empec¨¦ a llevar aparatos. Me sent¨ªa horrible, como un patito feo. Un d¨ªa, Truman me llev¨® a almorzar a Le Cirque, en el Upper East Side, para animarme. Lo pasamos tan bien¡±, recuerda Cornelia Cochrane Churchill Guest (Nueva York, 1963) en conversaci¨®n telef¨®nica con EL PA?S. La multifac¨¦tica socialit¨¦ ¡ªactriz, amazona, activista, dise?adora y escritora¡ª ya tiene 60 a?os, pero no olvida el d¨ªa en que Truman Capote la transform¨® en cisne, como llamaba a sus amigas. La an¨¦cdota resume el inmenso poder que ejerc¨ªa el escritor sobre las mujeres de la alta sociedad neoyorquina, sobre los maridos de esas se?oras y sobre sus hijas. Cornelia Guest es la ¨²nica hija de C.Z. Guest, una de las amigas m¨¢s ¨ªntimas del autor de A sangre fr¨ªa y Desayuno en Tiffany¡¯s. Se crio rodeada de celebridades: Andy Warhol la ayudaba a colorear, el dise?ador Halston le ense?¨® a caminar con tacones, Rudolf Nur¨¦yev la sacaba a bailar y los duques de Windsor, sus padrinos, la visitaban en Templeton, la mansi¨®n que ten¨ªa su familia en Long Island. ¡°He conocido a mucha gente, pero siempre me preguntan por Truman. Para m¨ª fue un buen amigo de mi familia, un amigo maravilloso¡±, dice desde su casa en Dallas (Texas).
El apellido Guest vuelve a estar de moda gracias a Feud: Capote vs. The Swans, la nueva serie de Ryan Murphy que narra la ca¨ªda en desgracia de Capote. Dirigida por Gus Van Sant, la ficci¨®n se centra en 1975, a?o en que el escritor public¨® La C?te Basque 1965, uno de los cap¨ªtulos de Plegarias atendidas, una ¡°novela en clave¡± con aspiraciones proustianas. El novelista pens¨® que si Marcel Proust hab¨ªa escrito En busca del tiempo perdido inspir¨¢ndose en la aristocracia francesa, ¨¦l pod¨ªa basar su roman ¨¤ clef en sus amigas de la clase alta americana. La C?te Basque, que llevaba el nombre del elegante restaurante donde el autor sol¨ªa almorzar con sus cisnes, recog¨ªa algunos de los secretos m¨¢s escandalosos de sus confidentes m¨¢s ricas y famosas: Babe Paley, Slim Keith, Lee Radziwill, Gloria Guinness, Gloria Vanderbilt, Ann Woodward...
¡°Todav¨ªa no he visto la serie¡±, reconoce Cornelia Guest, considerada una de las primeras it girls o celebutantes. Ha estado muy ocupada con su propia marca de bolsos libres de crueldad animal, el lanzamiento de una colecci¨®n c¨¢psula para Adrienne Landau y el rodaje Oh, Canada, pel¨ªcula de Paul Schrader en la que comparte cartel con Richard Gere, Jacob Elordi y Uma Thurman. ¡°Me han dicho que en la serie hay una ni?a que hace de m¨ª. Tendr¨¦ que verla¡±. La actriz Chlo? Sevigny interpreta a su madre, uno de los pocos cisnes que se salv¨® de las indiscreciones de Capote. ¡°Truman no revel¨® nada sobre mi madre en Plegarias atendidas por una sencilla raz¨®n: ella no le contaba nada¡±, apunta. ¡°Creo que respetaba mucho a mi madre precisamente por eso, porque nunca le hablaba de su vida privada¡±.
Cornelia Guest solo ten¨ªa 13 a?os cuando salieron a la luz los primeros cap¨ªtulos de Plegarias atendidas. El t¨ªtulo de la novela de Capote era un homenaje a Santa Teresa de ?vila ¡ª¡°Se derraman m¨¢s l¨¢grimas por las plegarias atendidas que por las no atendidas¡±¡ª y a la conexi¨®n del autor con Espa?a ¡ªsu padrastro, Jos¨¦ Garc¨ªa Capote, era canario¡ª. ¡°Yo era muy peque?a y no me enter¨¦ del esc¨¢ndalo. Pero, ya m¨¢s mayor, mi madre me lo cont¨®. Me dijo: ¡®La culpa fue de esas se?oras, que hablaron con un periodista. Nunca discutas tu vida privada con un periodista¡¯. Truman fue un gran amigo para mi madre, pero ella siempre supo que tarde o temprano ¨¦l publicar¨ªa algo. Me dec¨ªa: ¡®Est¨¢n todo el tiempo cont¨¢ndole sus intimidades y ¨¦l es un escritor. No hay forma de que no vaya a utilizar eso en sus libros¡±.
Durante d¨¦cadas, Capote se sinti¨® el rey de la jet set a hombros de sus amigas ricas: navegaba en sus yates, volaba en sus aviones privados, dorm¨ªa en sus mansiones y escuchaba y tomaba notas de todos sus secretos. El sue?o de escribir la gran novela americana le arrebat¨® la corona. Sus musas no perdonaron la traici¨®n y lo condenaron al ostracismo. Fue un suicidio social. ¡°Jam¨¢s imagin¨® que terminar¨ªa as¨ª. ?l estaba desesperado por escribir y no midi¨® las consecuencias. Estaba convencido de que sus amigas no se dar¨ªan cuenta de que los personajes de ficci¨®n estaban basados en ellas. Le sali¨® mal¡±, explica Guest. ¡°Pero la culpa no fue de ¨¦l. Fue de esas mujeres que se pusieron en esa posici¨®n. Si te cuento a ti mis secretos m¨¢s oscuros, luego no deber¨ªa sorprenderme si los veo publicados en un peri¨®dico¡±.
En la serie Feud: Capote vs. The Swans, el autor es retratado como un hombre fr¨ªo y calculador, por momentos cruel con sus amigas. Guest no lo recuerda as¨ª: ¡°Conmigo siempre fue amable, generoso y dulce. Siempre ven¨ªa a hablarme y me daba consejos sobre chicos. Entonces yo solo quer¨ªa salir a almorzar con ¨¦l y hablar de novios y cotilleos¡±. En verano com¨ªan en Bobby Van¡¯s, en Bridgehampton, y en invierno en Le Cirque, en Manhattan. ¡°Su plato favorito era la pasta primavera¡±, detalla.
Babe Paley y los otros cisnes le retiraron la palabra al escritor. C.Z. Guest, que en su juventud hab¨ªa actuado en Broadway con las Ziegfeld Follies y hab¨ªa posado desnuda para Diego Rivera, se mantuvo a su lado. ¡°Esas mujeres no eran amigas de mi madre, ni siquiera se ca¨ªan bien entre ellas. Mi madre era una mujer de campo: le gustaba la jardiner¨ªa, montar a caballo e ir a los concursos ecuestres en Virginia. No se pasaba los d¨ªas almorzando en Nueva York. No era esa clase de mujer¡±, aclara su hija. En febrero de 1976, en medio del esc¨¢ndalo desatado por Plegarias atendidas, la revista New York public¨® un extenso reportaje titulado Capote muerde las manos que le dan de comer. La clase alta lo despellej¨® vivo. C.Z. fue una de las pocas que no lo atac¨®. ¡°Todo el mundo sabe que el se?or es un profesional y de todos modos le dijeron esas cosas. Es un querido amigo m¨ªo, pero no hablar¨ªa de asuntos muy ¨ªntimos con ¨¦l¡±, dijo.
La expulsi¨®n de la alta sociedad empuj¨® a Capote al alcoholismo y las drogas, una espiral de adicciones que no le dej¨® terminar Plegarias atendidas. C.Z. Guest y su marido, el heredero y jugador de polo Winston Frederick Churchill Guest, primo lejano de Winston Churchill, lo llevaron a Hazelden, un famoso centro de rehabilitaci¨®n en Minnesota. ¡°Mi padre lo adoraba por su inteligencia e ingenio y se ocup¨® personalmente de ¨¦l. Lo admiraba porque a Truman no se le escapaba nada¡±, dice Guest. Cuando el novelista sali¨® del centro, las Guest lo estaban esperando en la discoteca Studio 54 para bailar y celebrar su recuperaci¨®n.
En 1982, solo dos a?os antes de la muerte del escritor, C.Z. Guest invit¨® a Capote a la puesta de largo de su hija en el hotel Waldorf-Astoria. ¡°Se lo pas¨® en grande. Le encantaba estar con gente joven. Era un voyeur de la vida, como casi todos los escritores¡±, rememora Cornelia Guest, bautizada entonces por The New York Times como ¡°la debutante de la d¨¦cada¡±. ¡°Truman era feliz cuando estaba rodeado de juventud y belleza. Un d¨ªa vino a verme a un concurso ecuestre. Me lo encontr¨¦ ayudando a los jinetes a pulir sus botas. Mi madre me dijo: ¡®Est¨¢ aqu¨ª para ver a esos chicos guapos¡¯. Era tan gracioso y yo era tan inocente¡±.
No recuerda cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que vio a Capote o la ¨²ltima conversaci¨®n que tuvieron. ¡°Yo era muy joven¡±, se lamenta. Pero no olvida las palabras de su madre: ¡°Nunca discutas tu vida privada con un periodista¡±.
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