La fiesta m¨¢s lujosa del 4 de julio la paga Michael Rubin: el todopoderoso empresario que hospeda a Beyonc¨¦ y las Kardashian
El visionario hombre de negocios centrado en los deportes y due?o de Fanatics, con una fortuna de 11.500 millones de d¨®lares, se ha convertido en amigo de decenas de famosos, a quienes invitar¨¢ el pr¨®ximo D¨ªa de la Independencia de EE UU a su mansi¨®n de los Hamptons
Para la mayor¨ªa de los mortales, invitar a una fiesta implica simplemente enviar un mensaje a sus amigos o, en el mejor de los casos, una tarjetita con la fecha, lugar y un ¡°conf¨ªrmame, por favor¡±. Pero claro, Michael Rubin no est¨¢ entre la mayor¨ªa de los mortales. Ni sus fiestas tampoco. Los eventos del empresario estadounidense, de 51 a?os y con una fortuna estimada en m¨¢s de 11.500 millones de d¨®lares, seg¨²n Forbes, no son de este mundo, ni tampoco sus invitaciones, sus localizaciones o la lista de estrellas que responden a su llamada. Y si hay una fiesta que en su pa¨ªs natal que se celebra con amigos, y hasta que el cuerpo aguante, esa es el 4 de julio, D¨ªa de la Independencia de Estados Unidos. Y en la mansi¨®n de Rubin ya est¨¢ todo preparado para el gran evento del a?o, al que acudir¨¢n de Kim Kardashian a Tom Brady y Emily Ratajkowski.
Como lleva haciendo desde hace ya cuatro a?os, Rubin celebrar¨¢ una magn¨ªfica fiesta en su casa de East Hampton, a unas tres horas de Nueva York (o a menos de una hora en helic¨®ptero, como a ¨¦l le gusta desplazarse). Vestidos de blanco, el a?o pasado acudieron, entre otros, Beyonc¨¦ y Jay Z, Leonardo DiCaprio, Jennifer Lopez y Ben Affleck, Justin y Hailey Bieber, Mbapp¨¦ o Kendall Jenner. Este a?o, las invitaciones llevan enviadas desde mediados de mayo: una obra original y personalizada de George Condo, artista que expone en el MoMA y el Met, y cuyo valor se calcula en 35.000 d¨®lares. Adem¨¢s, esta semana ha enviado a cada invitado unas zapatillas Nike blancas, numeradas y customizadas en un malet¨ªn; se calcula que pueden costar 50.000 d¨®lares cada par. Van acompa?adas de un mensaje: ¡°?No vomites sobre ellas! Ni las vendas... s¨¦ qui¨¦n eres¡±. Pero, ?en qu¨¦ momento un empresario deportivo de Filadelfia y or¨ªgenes humildes se ha convertido en el gran anfitri¨®n americano?
Lo cierto es que el nombre de Rubin lleva a?os sonando entre la far¨¢ndula. Sobre todo gracias a su dinero, porque aunque ahora es multimillonario, hace ya un cuarto de siglo que lleva siendo muy rico. Y lo es gracias a una de sus pasiones: el deporte. Hace 13 a?os fund¨® Fanatics, una compa?¨ªa que licencia y vende por internet el merchandising de casi un millar de equipos deportivos de EE UU, tanto profesionales como universitarios: desde camisetas de la NBA hasta gorras de hockey o figuritas de jugadores de b¨¦isbol y, ahora, equipaci¨®n de la Eurocopa o los Juegos Ol¨ªmpicos de Par¨ªs. Como ellos mismos manufacturan m¨¢s de la mitad de lo que venden, son muy ¨¢giles a la hora de darle al mercado lo que pide, y han logrado un crecimiento disparado. El pasado diciembre, The Wall Street Journal valoraba la empresa, privada y con socios inversores como Jay Z, en 31.000 millones de d¨®lares, en un art¨ªculo que la propia Fanatics colgaba en su web, por lo que la cifra no debe andar lejos.
Como tanto gusta en la narrativa estadounidense, el de Rubin es uno de esos casos de hombre hecho a s¨ª mismo. Viene de una familia jud¨ªa de clase media, de madre psiquiatra y padre veterinario, y desde que era ni?o empez¨® a ganarse su dinerillo. Con 12 a?os mont¨® una tiendecita de reparaci¨®n de art¨ªculos de esqu¨ª en el s¨®tano de casa y con sus beneficios y lo recaudado en su bar mitzvah, unos 10.000 d¨®lares, a los 14 a?os y con la firma de su padre abri¨® un establecimiento real. Deb¨ªa 200.000 d¨®lares con solo 16 a?os, pero su familia le prest¨® dinero para un abogado, gan¨® el pleito y acab¨® convirti¨¦ndose en el propietario de cinco tiendas de esqu¨ª con unas ventas de 2,5 millones de d¨®lares anuales, como recog¨ªa una revista de su ciudad.
Su educaci¨®n formal es escasa. Durante menos de un semestre acudi¨® a la universidad de Villanova, cat¨®lica, en Pensilvania, porque sus padres, preocupados, pensaban que esas empresas le arruinar¨ªan la vida. Siempre estaba en el aparcamiento, haciendo negocios por tel¨¦fono y faltando a clase, y vio pronto que no era lo suyo. Sigui¨® perdiendo un poco, ganando mucho, cre¨® una empresa de zapatillas de deporte, otra de log¨ªstica, vio que internet era la plataforma del futuro y ayud¨® a muchas marcas a entrar en el e-commerce, triunf¨® con diversas empresas, especialmente con Fanatics, y acab¨® convertido en millonario.
El deporte siempre ha sido la clave de sus negocios. Cada a?o, Fanatics organiza grandes fiestas, y son especialmente importantes dos: antes y despu¨¦s de la Super Bowl. Adem¨¢s, entre 2011 y 2022 tuvo participaciones en los equipos Philadelphia 76ers, de baloncesto, y los New Jersey Devils, de hockey sobre hielo. Todo ello le ha hecho codearse con grandes nombres de las principales ligas de EE UU, de empresarios a jugadores, y de ah¨ª a dar el salto a celebridades como las hermanas Kardashians, actores, modelos... lo que a su vez le ha hecho convertirse en un rostro habitual de entrevistas, programas de televisi¨®n y fiestas. A la mayor parte de ellas acude con su pareja, la modelo Camille Fishel, de 33 a?os, con quien tiene dos hijas peque?as, Rumi y Gema. Pero tambi¨¦n es padre de Kylie, que acaba de cumplir 18, fruto de su matrimonio con una instructora de baile llamada Meegan Spector, de quien se separ¨® en 2011. Ella entonces se declaraba ¡°cansada¡±, ¡°harta de la presi¨®n¡± y del intenso ritmo de trabajo de su marido.
El hecho de estar entre las 175 personas m¨¢s ricas del mundo ¡ªseg¨²n Forbes¡ª tambi¨¦n le ayuda a la hora de dar luz proyectos filantr¨®picos. Durante la pandemia, gracias a distintas subastas de objetos y experiencias con famosos recaud¨® m¨¢s de 60 millones de d¨®lares que destin¨® a organizaciones para luchar contra el hambre. Y especial cari?o le ha puesto a Reform Alliance, una organizaci¨®n que fund¨® con Jay Z cuando un amigo com¨²n entr¨® en prisi¨®n en 2017 por un delito que consideraron injusto y que, de hecho, acab¨® anulado. Juntos buscan dar oportunidades a personas que est¨¢n en libertad condicional (que consideran poco ¨²til, cara e ineficiente), especialmente a gente con pocos recursos.
Contaba su novia en un perfil suyo en The New York Times que, como bien dec¨ªa su exmujer, ¡°Michael trabaja mucho¡±, pero que logra cerrar tratos y pasar tiempo con su familia. ¡°Luego, en cuanto cierra ese trato, siempre llega otro¡±. El pr¨®ximo ser¨¢ de cara a este 4 de julio donde, como el a?o pasado, contar¨¢ en su exclusiva fiesta con invitados de excepci¨®n y actuaciones del calibre de Usher o Travis Scott, estrellas de 2023. Entonces se sirvi¨® pizza reci¨¦n tra¨ªda de Lucali, un c¨¦lebre local de Brooklyn, con los m¨¢s selectos champanes y co?acs, o con el tequila de Kevin Hart, que el propio actor acab¨® sirviendo en chupitos a los invitados. Y con un remate de fuegos artificiales que corrieron a cargo de la misma empresa que organiza los del desfile de los almacenes Macy¡¯s. Este a?o, sus 350 invitados vestidos de blancos volver¨¢n a contemplarlos desde su mansi¨®n de 50 millones de d¨®lares.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.