La t¨¦cnica japonesa que podr¨ªa haber evitado los efectos devastadores de la gran nevada sobre los ¨¢rboles de Madrid
El Yukitsuri es un m¨¦todo tradicional que sostiene las ramas para evitar que se quiebren por la nieve. Mientras los japoneses no escatiman en cuidados a su patrimonio arb¨®reo, el paso de Filomena por Madrid ha puesto de manifiesto la escasa cultura en la gesti¨®n del arbolado en la ciudad
Desde oto?o hasta la llegada de la primavera, los jardines de Jap¨®n se llenan de curiosas estructuras de bamb¨² y cuerda sobre las copas de los ¨¢rboles. Una estampa ic¨®nica que, m¨¢s all¨¢ de su belleza, cumple una funci¨®n esencial para la protecci¨®n de las plantas contra los estragos de la nieve.
Estos soportes c¨®nicos est¨¢n formados por un poste central de bamb¨², colocado en paralelo al tronco principal del ¨¢rbol o arbusto. Desde este eje, se tienden de forma radial tantas cuerdas como ramas primarias tiene la planta. A modo de cabestrillo, cada cabo se ata al extremo de una rama, en el punto exacto que asegure su resistencia frente al peso de la nieve o el hielo.
Para los ejemplares de m¨¢s envergadura, como los m¨ªticos pinos Karasaki de los jardines de Kenrokuen, pueden llegar a usarse hasta 800 tirantes de cuerda. Este tipo de ¨¢rboles, con una cuidada y caracter¨ªstica poda que recuerda a la de los bons¨¢is, se apuntalan tambi¨¦n desde abajo mediante postes apoyados en el suelo que alivian el peso de las ramas mas horizontales, incluso las que se posan sobre los estanques.
Esta t¨¦cnica es m¨¢s com¨²n en ¨¢reas de fuertes nevadas, como las prefecturas de Toyama, Ishikawa y Fukui, a lo largo de la costa del Mar de Jap¨®n, o en las regiones de Tohoku y Hokuriku, al norte del pa¨ªs. De manera simb¨®lica se instala tambi¨¦n en la capital, Tokyo, donde la probabilidad de nevadas es mucho menor.
Cada tradici¨®n en torno al jard¨ªn tiene un sonoro nombre en Jap¨®n. Hanami es el t¨¦rmino que utilizan para observar la floraci¨®n en primavera, en concreto de los cerezos (sakura) y momiji (nombre de las hojas de arce) para contemplar la oto?ada. El arte del Yukitsuri (o Yuki-tsuri), cuya traducci¨®n literal ser¨ªa ¡°tirantes de nieve¡±, es una de las costumbres m¨¢s vistosas de la cultura jardinera japonesa. Se utiliza desde el siglo XVII y su origen parece encontrase en la forma con la que se proteg¨ªan los primeros manzanos llegados de Europa del peso de sus frutos.
Pero este no es el ¨²nico recurso de un pueblo que no escatima en cuidados para la protecci¨®n de su patrimonio arb¨®reo. El Yuki-gakoi es un m¨¦todo complementario a los tirantes con el que se revisten de paja los troncos y ramas para protegerlos de la nieve y las heladas. Las esteras evitan que el fr¨ªo y la humedad penetren en las ra¨ªces y la base del tallo, previniendo as¨ª que los excesos invernales deriven en debilitamiento y enfermedades.
?Son posibles estas t¨¦cnicas en Madrid?
Seg¨²n datos del Ayuntamiento, por el momento, se han visto afectados 150.000 de los 800.000 ¨¢rboles que se localizan en zonas verdes, calles y plazas de la ciudad. Esto significa que uno de cada cinco ¨¢rboles (el 20 %) presentan da?os por la nieve. En cuanto a los parques hist¨®ricos este porcentaje se eleva hasta el 68 % (alrededor de 32.500 ¨¢rboles), un 12 % en parques singulares (64.140) y 403.000 en la Casa de Campo, donde m¨¢s del 64 % podr¨ªa tener da?os importantes. El devastador paso de Filomena ha provocado que el consistorio cierre de forma indefinida todos los parques de la ciudad hasta que los servicios de Medio Ambiente consigan restablecer la normalidad. Lo mismo ocurre en el Real Jard¨ªn Bot¨¢nico, que ha anunciado que permanecer¨¢ cerrado al menos durante dos semanas.
Tras los fat¨ªdicos efectos del temporal de nieve Filomena sobre el arbolado de Madrid, ?cabe plantearse la aplicaci¨®n de medidas de prevenci¨®n y protecci¨®n invernal como las que se toman en el pa¨ªs nip¨®n? Parece poco factible la utilidad de estas t¨¦cnicas japonesas en una ciudad como Madrid, sobre todo en el arbolado viario ¨Cpor obvios motivos de espacio¨C y porque se requerir¨ªa un aporte desproporcionado de recursos para una probabilidad de nevadas tan baja. Podr¨ªa tener sentido, en todo caso, sobre los ¨¢rboles singulares de la ciudad ¨Ccatalogados o no¨C como es el caso del ahuehuete (Taxodium huegeli) del Retiro o el almez (Celtis australis) del Paseo del Prado, aunque este ¨²ltimo ya cuenta con un sistema de tirantes para evitar que se quiebre por su avanzada edad.
?rboles de r¨¢pido crecimiento, invasores o v¨ªctimas de la contaminaci¨®n
A pesar de la excepcionalidad de este temporal, la imagen desoladora de las calles y parques de Madrid, con cientos de ¨¢rboles ca¨ªdos y miles de ramas rotas, se podr¨ªa haber evitado en gran medida si se contara con un plan de gesti¨®n global del arbolado urbano, planteado a largo plazo, que previniera estas situaciones y asegurara una poblaci¨®n sana y resistente a los condicionantes de la capital.
Los planes actuales no incluyen, entre sus medidas esenciales, una selecci¨®n de especies diversa y adecuada a las temperaturas muchas veces extremas de la ciudad. Es cierto que pocos ¨¢rboles adaptados al clima mediterr¨¢neo continentalizado ¨Ccomo es el de Madrid¨C soportar¨ªan 30 horas seguidas de nevada, pero tambi¨¦n es l¨®gico tener en cuenta, por ejemplo, que las especies de hoja perenne acumulan m¨¢s nieve o que sus ramas llenas de hojas ejercen m¨¢s resistencia frente a fuertes vientos. La estructura de las copas condiciona igualmente su resistencia. Las formas piramidales, c¨®nicas o columnares ayudan a que la nieve permanezca menos tiempo en el ¨¢rbol. Es el caso del cedro del Himalaya (Cedrus deodara) muy presente en Madrid, cuyas ramas tienen los extremos inclinados hacia abajo, una adaptaci¨®n que le permite deshacerse del peso de la nieve.
La mayor¨ªa de ejemplares damnificados por Filomena pertenecen a especies de r¨¢pido crecimiento que desarrollan ramas ligeras y madera endeble, como el aligustre (Ligustrum japonicum) o la acacia del Jap¨®n (Sophora japonica), muy comunes en las calles de Madrid. No obstante, en los ¨²ltimos a?os est¨¢n ganando terreno otras especies especialmente resistentes ¨Caunque con potencial invasor¨C como el peral de flor (Pyrus calleryana) con el que se plantaron los nuevos alcorques de la Gran V¨ªa o Chueca, por ejemplo.
A pesar de que Madrid fue reconocida como Ciudad arb¨®rea del mundo 2019 por la FAO y la Fundaci¨®n Arbor Day, sus calles est¨¢n repletas de ¨¢rboles afectados por la contaminaci¨®n o las agresiones humanas. Muchos de ellos tienen portes desproporcionados porque no se ha tenido en cuenta la escala ni el desarrollo m¨¢ximo que pueden alcanzar. Otros tantos crecen ahilados por culpa de la sombra que proyectan los edificios y estiran sus ramas de forma exagerada en busca de luz, lo que provoca que sean mucho m¨¢s fr¨¢giles.
Cuando muchos ¨¢rboles son demasiados
Madrid cuenta con casi un mill¨®n y medio de ¨¢rboles entre sus calles y zonas verdes (645.316) y los parques (785.732), seg¨²n datos del Ayuntamiento de 2019, lo que la sit¨²a en la zona alta de los rankings mundiales (depende del estudio). Algo que a priori puede parecer digno de orgullo municipal deriva en superpoblaci¨®n. Ocurre, sobre todo, en parques como la Casa de Campo, con casi 700.000 ¨¢rboles, cuyas sucesivas repoblaciones no han respetado el marco de plantaci¨®n que se?ala la separaci¨®n necesaria para que las plantas se desarrollen con normalidad. Estos l¨ªmites de densidad son necesarios para que los ¨¢rboles cuenten con un espacio vital ¨®ptimo y no compitan entre s¨ª por el soleamiento o por el agua y los nutrientes del suelo. La consecuencia de este exceso demogr¨¢fico es la formaci¨®n de troncos y ramas muy delgadas y por tanto fr¨¢giles frente a roturas por viento o nieve.
Por otro lado, las ra¨ªces de los ¨¢rboles son uno de los aspectos m¨¢s maltratados por el urbanismo actual. Los alcorques no suelen tener la amplitud ni el aporte de materia org¨¢nica necesarios para que las ra¨ªces profundicen y el sustrato est¨¢ muchas veces compactado o continuamente encharcado, cuando no est¨¢n vac¨ªos o con tocones viejos. La mayor¨ªa est¨¢n cegados por materiales como el hormig¨®n o el granito, que no permiten la transpiraci¨®n ni la entrada de ox¨ªgeno. Todos estos factores debilitan el soporte de los ¨¢rboles y pueden llegar a provocar la muerte por hipoxia de las ra¨ªces.
En Madrid es muy com¨²n encontrar praderas de c¨¦sped plantadas de pinos u otras especies que reciben riego por aspersi¨®n, como es el caso de los jardines del Puente de Segovia o los del complejo de Nuevos Ministerios. Este riego superficial, frente al localizado por goteo, provoca que las ra¨ªces no se desarrollen hacia abajo en busca de la humedad y por tanto su agarre a la tierra sea m¨ªnimo.
Pero la poda es la principal asignatura pendiente de la jardiner¨ªa urbana en Espa?a. La imagen de grandes pl¨¢tanos de sombra desmochados es muy com¨²n en calles y plazas de todo el pa¨ªs. Mientras que en otros lugares como Jap¨®n, la poda es toda una cultura y se realizan intervenciones bien planificadas y suaves que no pongan al l¨ªmite la resistencia de los ¨¢rboles, en Espa?a tradicionalmente se piensa que cuanto m¨¢s se pode, menos riesgo de fracturas existe. Las podas moderadas de limpieza que respetan la estructura natural del ¨¢rbol, y logran que permanezca fuerte y no se doblegue a las inclemencias del tiempo.
Los efectos de Filomena sobre el arbolado se ver¨¢n tambi¨¦n a largo plazo. La sal que se usa en cantidades industriales como fundente de la nieve puede terminar de matar a un gran n¨²mero de los maltratados ¨¢rboles de Madrid. Aunque durante estos d¨ªas no se repare en el da?o colateral que el cloruro de sodio provoca en la naturaleza, varios estudios cient¨ªficos demuestran que la sal que acaba en los m¨¢rgenes de carreteras y en los alcorques termina afectando a las ra¨ªces y limitando su capacidad de absorci¨®n de nutrientes. Tambi¨¦n alcanzar¨¢ acu¨ªferos, arroyos y r¨ªos, alterando el PH del agua y provocando con el tiempo da?os a la flora y la fauna. Para tratar de evitar esto, un grupo de cient¨ªficos canadienses propone la aplicaci¨®n de m¨¦todos alternativos, como el zumo de remolacha proveniente de los residuos de la industria azucarera.
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