C¨®mo 21 c¨¢rceles de Madrid fueron borradas de la memoria hist¨®rica
La mayor¨ªa de las prisiones que hubo en la capital entre 1939 y 1945 ahora son centros educativos, recreativos o religiosos que no cuentan con placas de localizaci¨®n. Con la demolici¨®n de muchas de ellas despareci¨® un lenguaje arquitect¨®nico ¨²nico
A cada paso vamos borrando la memoria de la ciudad. Andamos por las calles sin saber qu¨¦ sucedi¨® en los edificios que nos circundan. Y si en otras ¨¢reas de la historia, el desconocimiento del ciudadano es importante, en lo referente a las prisiones es enorme. No hay placas que recuerden la localizaci¨®n de las 21 c¨¢rceles ¨Ccinco de mujeres y 16 de hombres¨C que hubo en Madrid desde 1939 hasta 1945. Tan solo una conserva su antigua funci¨®n penitenciaria: la prisi¨®n de Yeser¨ªas (entre las calles de Juan de Vera, del Plomo y Batalla de Belchite), hoy Centro de Inserci¨®n Social Victoria Kent.
¡°El momento de mayor cogesti¨®n penitenciaria ocurri¨® en diciembre de 1940. Seg¨²n las cifras oficiales, hab¨ªa 280.000 personas encerradas en Espa?a. Al no contar con espacio suficiente, se pusieron en marcha las prisiones habilitadas en colegios o conventos¡±, explica Fernando Hern¨¢ndez Holgado, historiador, investigador y profesor de la UNED. ¡°Las ¨®rdenes religiosas prestaron sus monasterios y conventos primero de manera gratuita y luego los alquilaron¡±, precisa Antonio Ortiz, historiador e investigador.
Lugares tan ic¨®nicos como el Instituto Ramiro de Maeztu (Serrano, 127) o el Convento de Santo Domingo el Real (Claudio Coello, 112) funcionaron como c¨¢rceles. ¡°El Ramiro de Maeztu, que entonces era el Instituto Escuela, fue una prisi¨®n maternal. Ante el hacinamiento de madres e hijos en la prisi¨®n de Ventas, condujeron a varios a ese edificio¡±, cuenta Ortiz.
M¨¢s centros educativos que albergaron presos en aquel periodo: el Colegio de Divina Pastora (Santa Engracia, antes en el 134, hoy en el 142; antigua Prisi¨®n de Santa Engracia), la Residencia Universitaria Patrocinio de San Jos¨¦ (San Lorenzo, 20; antigua Prisi¨®n de San Lorenzo), Salesianos de Atocha (Ronda de Atocha, 27; antigua Prisi¨®n de Atocha), el Colegio Blanca de Castilla (Paseo de Eduardo Dato, 2; antigua Prisi¨®n del Cisne), el I.E.S. Puerta Bonita (en la Finca de Vista Alegre de Carabanchel; antigua Prisi¨®n de Pr¨ªncipe).
El Colegio Calasancio (Conde de Pe?alver, 51) y el Universitario Cardenal Cisneros (General D¨ªaz Porlier, 58) funcionaron como la prisi¨®n de Porlier. ¡°Fue la m¨¢s importante hasta la inauguraci¨®n de Carabanchel en 1944. Antes de ser fusilados, se concentraba a los reos en su capilla¡±, detalla Hern¨¢ndez. El poeta Marcos Ana contaba en sus memorias c¨®mo se mataba a garrote vil entre sus paredes. ¡°Yo baj¨¦ varias veces para barrer y recoger las ¡®notas de capilla¡¯ y sub¨ªa descompuesto. En un rinc¨®n, tapado con una lona, mir¨¢bamos con espanto el instrumento del garrote, un siniestro ¡®sill¨®n¡¯ de madera y hierro¡±, escribi¨®.
En Las tres bodas de Manolita (Ed. Tusquets, 2014), Almudena Grandes narra el negocio del capell¨¢n de Porlier. El cura vend¨ªa citas entre las mujeres y los presos, probablemente a espaldas del director de la c¨¢rcel y del Ministerio de Justicia.
La antigua sede de Discos Columbia (Barco, 24), hoy un bloque de viviendas, tambi¨¦n sirvi¨® de penal. ¡°Lo descubr¨ª gracias a la empresa discogr¨¢fica. En el registro es complicado: aparte de que tardan m¨¢s de un mes en citarte y de que cuando accedes debe ser con un funcionario, muchos registros se han borrado. Es un derecho democr¨¢tico, pero cuando solicitas un papel, es usual que te repliquen ¡®?y usted para qu¨¦ lo quiere?¡±, cuenta Ortiz.
El retrato m¨¢s famoso de Miguel Hern¨¢ndez lo dibuj¨® el dramaturgo Antonio Buero Vallejo en la Prisi¨®n de Conde de Toreno (Plaza del Conde de Toreno, 2, hoy el m¨ªtico bar Fotomat¨®n ¨Cque recordar¨¢ a los presos en marzo con una pinchada tem¨¢tica a cargo de Dj Arta¨C y casas particulares).
¡°Celdas atestadas¡±, ¡°hambre¡±, ¡°sarna¡±, ¡°chinches y piojos¡± y en el caso de los ni?os, ¡°sarampi¨®n, tos ferina, viruela o tifus¡±. As¨ª describieron los reclusos sus condiciones a Antonio Ortiz. Tambi¨¦n volvieron los grilletes. ¡°Se encerr¨® a pensadores, escritores, homosexuales, inmigrantes, pol¨ªticos contrarios al r¨¦gimen y personas con problemas de drogadicci¨®n¡±, recuerda el historiador.
A partir del a?o 1941 y al no haber espacio para tantos reclusos, se concedieron decretos de liberaci¨®n y los conventos y escuelas recobraron su uso.
Los dos centros carcelarios que se construyeron en Madrid en la primera mitad del siglo XX y que siguieron funcionando durante el Franquismo ¨CVentas se inaugur¨® en 1933 y Carabanchel en 1944¨C est¨¢n en las ant¨ªpodas. ¡°Ventas, la primera prisi¨®n dise?ada para mujeres, era innovadora no solo en Espa?a, sino en Europa¡±, opina Hern¨¢ndez. Con amplios ventanales, terrazas para tomar el sol, una biblioteca en vez de capilla, m¨¢s de 75 habitaciones individuales y un parvulario, fue una iniciativa de la abogada Victoria Kent, directora general de Prisiones durante la Segunda Rep¨²blica y la primera mujer en ocupar ese cargo en Espa?a.
¡°Carabanchel, una prisi¨®n de hombres de estilo brutalista, es un anacronismo porque vuelve al modelo de inspecci¨®n central nacido a finales del siglo XVIII. Su forma estrellada compuesta de brazos de pabellones celulares se estructuraba en torno a una garita y buscaba la vigilancia desde ese centro. Es la ¨²ltima prisi¨®n con esta tipolog¨ªa que se construye en Espa?a y una de las ¨²ltimas de Europa. El penitenciarismo franquista es tradicional y no bebe de las corrientes reformadoras europeas¡±, detalla Hern¨¢ndez.
La c¨¢rcel de Ventas, de estilo racionalista, estaba conformada por pabellones independientes. ¡°Este sistema del siglo XX es una evoluci¨®n del de espina, inaugurado a finales del XIX por Fresnes, la prisi¨®n parisina que aument¨® la habitabilidad y prioriz¨® el trato individualizado. En teor¨ªa, los pabellones independientes buscan la readaptaci¨®n y no tanto el castigo como los de forma de estrella¡±, compara Mar¨ªa Bonilla Rubial, arquitecta y autora del estudio Arquitectura penitenciaria en Madrid.
El an¨¢lisis de las c¨¢rceles desde una perspectiva de g¨¦nero plantea nuevos interrogantes. La aparici¨®n en 1881 del cuerpo de funcionarios de prisiones moderniz¨® el funcionamiento de las masculinas, pero no el de las femeninas. ¡°Las Hijas de la Caridad ten¨ªan el monopolio de su vigilancia. Esto cambia cuando Victoria Kent inaugura el cuerpo de funcionaras de prisiones, compuesto por mujeres que deb¨ªan ganar un concurso de oposiciones. Con la llegada de Franco, la situaci¨®n se revierte y pasan a ser 22 las ¨®rdenes religiosas encargadas de vigilar a los presos¡±, explica Hern¨¢ndez.
Si el envoltorio de la prisi¨®n que se construy¨® en la primera posguerra era tradicional, tambi¨¦n lo fue la vida intramuros durante el Franquismo, en especial para las reclusas. ¡°Imperaron la disciplina del trabajo de costura ¨Clas reas cos¨ªan los uniformes de los trabajadores, por ejemplo¨C y la tarea correctora moralizadora¡±, informa Hern¨¢ndez.
El penal de las Ventas se demoli¨® en 1972 y el de Carabanchel en 2008. Con ellos despareci¨® un lenguaje arquitect¨®nico ¨²nico. La c¨²pula de hormig¨®n armado de Carabanchel, de estilo neoherreriano y de dimensiones similares a las del Pante¨®n de Roma (32 metros de di¨¢metro y 25 metros de altura), era la mayor de Espa?a. En su construcci¨®n se us¨® un sistema especial de cimbrado. Con su destrucci¨®n, se esfum¨® un bagaje cultural.
Tanto el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid como los vecinos pidieron que se rehabilitar¨¢ y se transformar¨¢ en un museo de memoria hist¨®rica. El COAM lament¨® que no hubiera sido incluido en el Cat¨¢logo de Edificios Protegidos. Otras c¨¢rceles como la provincial de Lugo, la de Negreira en La Coru?a o la antigua c¨¢rcel de mujeres de Valencia, s¨ª son hoy de uso social y cultural.
El enorme solar vac¨ªo en el emplazamiento de la c¨¢rcel de Carabanchel y los bloques de viviendas y el parque municipal en el de Ventas poco nos dicen sobre su pasado. Y la conciencia hist¨®rica se resiente. ¡°No es solo que no se conviertan en lugares de memoria ¨Ccon una placa, un monumento o un museo¨C, es que no hay pol¨ªtica de la memoria¡±, lamenta Ortiz. Y la que hay no llama a las cosas por su nombre. ¡°La placa inaugurada en 1985 reza ¡®Miguel Hern¨¢ndez compuso las famosas Nanas de la cebolla en este lugar¡¯, pero no especifica que ese lugar fue la c¨¢rcel de Torrijos [Conde de Pe?alver, 53]¡±, explica Hern¨¢ndez.
Algunos pasos se van dando. En 2019, se bautiz¨® una zona verde del distrito de Salamanca el Jard¨ªn de las Mujeres de Ventas, en recuerdo a las reclusas de ese penal y el pasado enero el Gobierno ofreci¨®, seg¨²n la Plataforma Centro de Memoria C¨¢rcel Carabanchel, la utilizaci¨®n parcial de uno de los edificios que se construir¨¢n en el solar del desaparecido penal del sur de Madrid para instalar el Centro de Memoria. ¡°Nuestra primera opci¨®n es que se instale en el antiguo hospital penitenciario, hoy CIE de Aluche [el ¨²nico edificio que qued¨® en pie despu¨¦s del derribo de Carabanchel]¡±, plantea Jes¨²s Rodr¨ªguez, de la Plataforma Centro de Memoria. ¡°Para valorar esta alternativa del Gobierno, reclamamos que se excave para ver si existen restos, principalmente de la c¨²pula, en el lugar en el que se levantar¨¢ el edificio: los restos a?adir¨ªan valor a un posible Centro de la Memoria¡±.
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