C¨®mo el sue?o de un arquitecto y la ¡°locura¡± de un cliente acabaron transformando una iglesia en ruinas en una vivienda ¨²nica
El estudio bilba¨ªno Garmendia & Cordero ha reformado el templo abandonado de Sopuerta, en Bizkaia. Un proyecto en el que se han esforzado en mantener los restos tal y como los encontraron para que, una vez terminada la obra, el edificio pudiese seguir contando su historia
¡°Carlos, ?me he comprado una iglesia!¡±. Cuando el arquitecto Carlos Garmendia recibi¨® una llamada del dise?ador Tas Careaga para contarle que se hab¨ªa convertido en propietario de una iglesia no se pod¨ªa imaginar que estaba a punto de comenzar uno de los trabajos que acabar¨ªan proyectando el nombre del estudio que comparte con ?lvaro Cordero Iturregui, Garmendia & Cordero, por todo el mundo. ¡°Desde luego esta adquisici¨®n fue muy valiente por su parte¡±, comenta Garmendia. ¡°Mucha gente que vio la ruina que hab¨ªa comprado le tach¨® de loco y le preguntaban que si era consciente de lo que hab¨ªa hecho. Pero ¨¦l crey¨® en ese proyecto y nosotros, imagino que con una visi¨®n un poco m¨¢s amplia de las posibilidades reales dada nuestra profesi¨®n, lo vimos claro desde el inicio¡±.
Para el estudio de arquitectura, el potencial que ten¨ªa aquel lugar en unas ruinas era enorme. Su ubicaci¨®n espacial, dentro de un solar rodeado de paisaje monta?oso en el municipio vizca¨ªno de Sopuerta (en el barrio de Las Barrietas), sin duda es privilegiada. ¡°Era lo que se dice un sue?o para cualquier arquitecto. Fue una de esas situaciones en las que sientes una envidia enorme de tu cliente¡±, confiesa Garmendia. La peque?a iglesia fue construida en la segunda mitad del siglo XVI y con el paso del tiempo sufri¨® algunas remodelaciones hasta que finalmente acab¨® convertida en las ruinas que Careaga decidi¨® convertir en su hogar.
¡°En este caso concreto nos esforzamos much¨ªsimo en mantener los restos de la iglesia tal y como los encontramos, actuando solo lo imprescindible para que, una vez terminada nuestra obra, el edificio pudiese seguir contando toda la historia que conten¨ªa¡±, se?ala el arquitecto. A Garmendia y Cordero les gusta pensar que cada capa de pintura, cada resto de mortero o cada piedra da?ada de este lugar trasmite lo que ha ido ocurriendo a lo largo de su existencia. Partiendo de esta creencia plantearon su intervenci¨®n en la iglesia de Sopuerta utilizando materiales, tonos y sistemas constructivos caracter¨ªsticos de nuestra ¨¦poca, ¡°casi imaginando rom¨¢nticamente que el siguiente que tenga la suerte de trabajar en este espacio dentro de unas d¨¦cadas sabr¨¢ tambi¨¦n leer las historias que ocurrieron en nuestro siglo¡±.
El principal desaf¨ªo, confiesa a ICON Design Garmendia, fue trabajar sin que el edificio se viniese abajo durante el proceso. ¡°Cuando nos encontramos la iglesia, gran parte de la cubierta se hab¨ªa ca¨ªdo llev¨¢ndose consigo dos b¨®vedas y dejando al descubierto todo el interior, con el consecuente riesgo de desprendimiento de los muros y la b¨®veda del altar. No estuvimos tranquilos totalmente hasta que no ejecutamos el zuncho [elemento alargado de hormig¨®n que evita las deformaciones transversales] perimetral de atado de los muros y cerramos el interior con la nueva cubierta¡±, reconoce. En las fotograf¨ªas del making off del proyecto se pueden apreciar las dificultades y la complejidad de la actuaci¨®n que llev¨® a cabo el estudio Garmendia & Cordero.
Para la realizaci¨®n de la reforma, que se extendi¨® a lo largo de tres a?os, fue fundamental la figura y la personalidad del cliente, el dise?ador Tas Careaga Irazabal, promotor de la agencia Taslab. ?l fue el encargado del interiorismo, que extrae piezas e ideas de la historia del dise?o del siglo XX. ¡°El cliente siempre tiene un papel primordial en cualquier proyecto, pero, en este caso, este fue todav¨ªa mayor. Las inquietudes creativas de Tas, junto con su pasi¨®n por crear con sus manos cualquier artefacto, hicieron que el contacto durante todo el proceso fuera continuo e ininterrumpido¡±.
Como explican en la propia memoria de proyecto, desde el principio entendieron su parte del trabajo como el pr¨®logo de lo que all¨ª iba a ocurrir. ¡°Nuestra labor fue sentar las bases sobre las que poder seguir avanzando, sab¨ªamos que Tas no iba a terminar ah¨ª y que ese proyecto estar¨ªa en continua evoluci¨®n y as¨ª sigue siendo a d¨ªa de hoy¡±, se?ala Garmendia.
La reforma de la iglesia de Sopuerta le ha reportado al estudio bilba¨ªno reconocimientos profesionales y una gran repercusi¨®n medi¨¢tica internacional. ¡°Ahora ya queda un pocos lejos la curiosidad que despert¨® en el pueblo que una persona comprara una iglesia. Cuando se termin¨® toda la obra, Tas ya era un vecino m¨¢s, aunque te puedes imaginar que, aunque con mucho cari?o, siguen viendo a Tas un poco marciano¡±.
Tampoco es descabellada la extra?eza que Tas Careaga despierta teniendo en cuenta que poca gente acostumbra a dormir en una antigua iglesia del siglo XVI transformada en un espacio contempor¨¢neo donde dialogan, sin ninguna clase de prejuicios, el pasado hist¨®rico y el presente m¨¢s luminoso.
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