Menos selfis y m¨¢s curiosidad: el turismo del futuro se ensaya en el Coliseo de Roma
Alfonsina Russo, la directora del Parque Arqueol¨®gico del anfiteatro m¨¢s famoso de Roma, explica las claves para atraer a un tipo de visitante m¨¢s sosegado e interesado por la historia, la sociedad e incluso la fauna aut¨®ctona
La ma?ana es soleada y Roma huele a caf¨¦, azahar, mimosa y albahaca. Las gaviotas sobrevuelan el anfiteatro Flavio, que es el nombre original del Coliseo. Sin embargo, se nota la ausencia de las miles de personas que, en el mundo prepand¨¦mico, acud¨ªan cada d¨ªa a visitar este monumento de la Roma imperial, uno de los iconos de Italia y uno de los focos de turismo m¨¢s importantes del mundo. El centro hist¨®rico de la capital italiana est¨¢ completamente vac¨ªo porque medio pa¨ªs se ha vuelto a levantar confinado, amedrentado por la amenaza pand¨¦mica. El panorama parece un cuadro metaf¨ªsico de Giorgio De Chirico, custodiado por fantasmas, arcos y obeliscos.
Desde el pasado 15 de marzo el Parque Arqueol¨®gico del Coliseo, el recinto donde se encuentra el famoso anfiteatro, est¨¢ cerrado al p¨²blico, igual que los museos, cines, restaurantes, tiendas y gimnasios de la ciudad. Sin embargo, ICON Design accede a ¨¦l para recorrerlo junto a Alfonsina Russo, la arque¨®loga que dirige este complejo arqueol¨®gico desde 2017 y que comparte con nosotros los retos a los que se enfrenta un espacio como este en un mundo que est¨¢ cambiando para siempre.
Russo asegura que, durante los meses de la pandemia, su equipo ha trabajado para ampliar la oferta del Parque Arqueol¨®gico ¨Cque, adem¨¢s del Coliseo, incluye el Foro y el Palatino¨C y crear nuevos recorridos. El objetivo, asegura, es captar nuevos p¨²blicos, ¡±no solo el turista que llega de fuera, sino el de cercan¨ªa, el aut¨®ctono, el romano, para entendernos¡±. Cree que el nuevo perfil de turista ser¨¢ ¡°m¨¢s consciente y curioso¡± que antes, m¨¢s exigente y especializado. Y, aunque reconoce las virtudes de las visitas online, las concibe como algo provisional ¡°para no perder el contacto con la gente¡±. En cuanto las autoridades lo consideren apropiado, el Coliseo volver¨¢ a abrir sus puertas, con entradas compradas por internet pero tambi¨¦n en las taquillas, para no dejar fuera a nadie. El inter¨¦s del p¨²blico es innegable. Antes de este ¨²ltimo cierre, explica, el monumento ha recibido una media de mil personas al d¨ªa en grupos reducidos. Y la mitad, cuenta, han sido extranjeros, especialmente espa?oles y franceses.
Sin nadie, entre la Domus Aurea de Ner¨®n y un Arco de Constantino en obras, el coloso imperial resulta m¨¢s imponente a¨²n. Es arrogante y proyecta un juego misterioso de luces y sombras en los adoquines, donde vuelven a brotar espont¨¢neamente plantas salvajes. El ruido que desprende la cerradura al abrirse es ensordecedor, descabellado porque tiene eco. Amanece, que no es poco.
Pregunta. En 2019 el Coliseo fue el monumento m¨¢s visitado de Italia, con m¨¢s de siete millones de personas. En 2020, sin embargo, sufri¨® una p¨¦rdida de 51 millones de euros, con un 75% menos de visitas, tal y como usted afirm¨® en enero. ?Cu¨¢l es la clave para resistir?
Respuesta. El Coliseo es el lugar m¨¢s visitado en Italia y uno de los m¨¢s visitados de todo el mundo. Estamos justo por detr¨¢s de la muralla China y el Museo Arqueol¨®gico Nacional de China. Hablamos de uno de los monumentos m¨¢s amados por el p¨²blico internacional. Representa el coraz¨®n del mundo, no solo de Roma o Italia. Ha resistido por todo esto. Tambi¨¦n por su grandiosa humanidad y solidaridad gracias a la organizaci¨®n de eventos humanitarios, a campa?as para tutelar la paz y asegurar el multiculturalismo y el di¨¢logo entre naciones. Esta imagen gusta al p¨²blico mundial.
P. Adem¨¢s de la exposici¨®n actual sobre Pompeya dentro del anfiteatro, ?qu¨¦ programa tienen para 2021? Te¨®ricamente, tras una Semana Santa blindada todo volver¨¢ a florecer¡
R. El Parque Arqueol¨®gico del Coliseo ha trabajado duro para ofrecer algo nuevo a la gente: la ecosostenibilidad, un parque verde. El pulm¨®n es el Palatino. Cuando abra, ofrecer¨¢ talleres dedicados a la biodiversidad perenne. Por eso estamos trabajando con organizaciones para el cuidado de los olivos. De hecho, hemos dedicado una zona a este preciado ¨¢rbol, con doscientos ejemplares, y nos encargamos de todo, desde la plantaci¨®n hasta la fabricaci¨®n y degustaci¨®n del aceite. Y lo mismo con la miel o el vino, ya que plantaremos un vi?edo que producir¨¢ el vino Bellone, conocido en la antig¨¹edad. Plinio el Viejo hablaba de ¨¦l. Era aut¨®ctono. Tambi¨¦n nos ocuparemos de los animales de la zona. Habr¨¢ talleres y cursos para tomar conciencia sobre el conejo salvaje o los rapaces nocturnos¡ Tenemos un acuerdo con asociaciones para colocar c¨¢maras nocturnas y controlarlos, tutelarlos y saber c¨®mo viven.
P. ?Y a nivel arqueol¨®gico?
R. Abriremos nuevos espacios. Por ejemplo, la Casa de las Vestales, el sacerdocio femenino m¨¢s antiguo de Roma. Tambi¨¦n la Domus Tiberiana, un palacio imperial que se asoma al Foro. De ¨¦l ense?aremos algunos ambientes para contar la vida en la corte imperial de Roma, desde Augusto hasta Adriano. Nuestro objetivo es enriquecer la oferta para que la gente profundice en su visita, que pueda conocer la arquitectura, pero tambi¨¦n saber de la vida cotidiana en la ¨¦poca, la econom¨ªa o las relaciones con otras regiones del Imperio.
P. ?Tienen cabida en este nuevo modelo los touroperadores salvajes, los cruceros que se deten¨ªan en el puerto de Civitavecchia para que la gente viera todo y con prisa?
R. Este a?o deseamos que haya sido de aprendizaje, de cambio. Pretendemos que estos lugares no sean solo para el turismo de masa con turistas poco conscientes. No. Nuestra esperanza es tener un p¨²blico diferente que quiera profundizar, permanecer m¨¢s d¨ªas en Roma y visitar con mucho m¨¢s detenimiento cada museo, monumento o lugar. No queremos que sea todo r¨¢pido, ni siquiera las compras. Ojal¨¢ todo cambie para bien, para todos. Lo ideal es una econom¨ªa m¨¢s sostenible.
P. Una cosa resulta curiosa. Los romanos nunca apreciaron ¨Cni visitaron demasiado- el Coliseo. Roma, tras muchos a?os de trabajo arqueol¨®gico, ha inaugurado su tercera l¨ªnea de metro, la C, que recorre toda la Via Casilina hasta las afueras. ?Eso facilitar¨¢ la llegada del ciudadano del extrarradio?
R. El trabajo es acercar a los romanos, pero sobre todo las familias y los j¨®venes de la periferia. Hemos seguido de cerca las obras y, con la colaboraci¨®n de Roma Capitale y Metro C, Roma metropolitana, hemos creado un proyecto basado en los descubrimientos arqueol¨®gicos durante los trabajos del metro. Se expondr¨¢ en la nueva estaci¨®n Fori Imperiali. Ser¨¢ uno de los accesos al ¨¢rea arqueol¨®gica central y puede que en 2024 ya est¨¦ concluido.
P. Hace algunos a?os la directora de los Museos Vaticanos, Barbara Jatta, se lament¨® de la dificultad que ten¨ªa la gente para comprender espacios t¨®tems, donde se mezclan continente y contenido. Puso el ejemplo de los Apartamentos Borgia, creados inicialmente para ser aposentos o salas, y no para transformarse en un museo que recibe 20.000 personas de media al d¨ªa. La gente no entend¨ªa la incomodidad. ?El Coliseo tuvo alguna vez ese problema?
R. Queremos que la gente comprenda la funci¨®n que ten¨ªan estos lugares. Por qu¨¦ fueron construidos. La idea matriz. El Coliseo, por ejemplo, acogi¨® espect¨¢culos durante siglos, pero despu¨¦s sufri¨® transformaciones sucesivas hasta d¨ªa de hoy. La gente debe saber d¨®nde est¨¢ y qu¨¦ est¨¢ viendo.
P. En la exposici¨®n de 2016 (Colosseo, un¡¯icona) estaba toda la historia del anfiteatro. Interesante la performance de Paolo Canevari, un artista contempor¨¢neo que cargaba a cuestas un Coliseo hecho con la rueda de un coche. ?Sufr¨ªa por el peso del pasado o criticaba el abuso de la obra?
R. La memoria de nuestro pasado no puede ser un peso sino algo importante, nuestras ra¨ªces para comprender el presente y el futuro. Creo que quer¨ªa representar la importancia de la historia. Por cierto, esta exposici¨®n ya est¨¢ instalada de forma permanente aqu¨ª. Estoy convencida que ayudar¨¢ a la gente a comprender bien el monumento: los cinco primeros siglos fue anfiteatro, despu¨¦s una fortificaci¨®n, un barrio habitable¡ En el siglo XVII se estudiaba aqu¨ª la flora y el microclima. Luego fue una etapa del Gran Tour. Intelectuales como Goethe se inspiraron en ¨¦l. Y as¨ª llegamos hasta la gran fiebre de la arqueolog¨ªa, cuando surge como monumento para visitar. El Coliseo es un lugar vivo porque produce cultura. No es solo para ser visto, no est¨¢ muerto ni custodia al turista. Por aqu¨ª pasa el cambio.
P. En Italia hay dos corrientes de pensamiento en la gesti¨®n art¨ªstica. Una la lidera el historiador Tomaso Montanari, quien denuncia que se haga negocio con el patrimonio. La otra tiene la voz de Dario Franceschini, Ministro de Cultura, abierto a patrocinadores y mecenas privados. ?Usted qu¨¦ opina?
R. Estoy con la Reforma Franceschini. Gracias a ¨¦l, la atenci¨®n de la opini¨®n p¨²blica est¨¢ en museos, parques, cultura. Esto tambi¨¦n es civismo. Ha creado autonom¨ªa en la manera de gestionar lugares como el Coliseo. Nosotros sostenemos, con nuestros ingresos, el sistema nacional de museos y otros monumentos romanos.
P. El dinero p¨²blico que Italia invierte en turismo y tutela de bienes culturales aument¨® tras la ca¨ªda en 2008. Seg¨²n el Observatorio de las cuentas p¨²blicas italianas, la cantidad gira en torno al 0,15% del PIB y el 0,3% del gasto primario. Imagino que usted est¨¢ de acuerdo con la financiaci¨®n de Tod¡¯s (25 millones de euros para restauraci¨®n) o de Fendi.
R. Fendi, con 2,5 millones de euros, nos ayuda a restaurar el templo de Venus, uno de los m¨¢s importantes de la antig¨¹edad. Creo que es importante esta vinculaci¨®n p¨²blica y privada para sostener nuestro patrimonio, nuestra memoria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.