La Farola, el valioso faro malague?o que puede quedar ensombrecido por un proyecto millonario
El faro erigido en 1817, protagonista de dibujos, postales y logotipos, se ve en peligro por la construcci¨®n de un edificio de 116 metros
Para guiar a las embarcaciones que cruzaban el Mediterr¨¢neo por sus costas, la Malaca romana encend¨ªa una hoguera en el monte de Gibralfaro, a poco m¨¢s de 300 metros de las playas de entonces. En el siglo XVI, la referencia era una capilla iluminada, en el mismo sitio, ya a los pies de la alcazaba ¨¢rabe. Y en el XVIII era apenas una especie de gr¨²a de madera conocida como farola donde se alzaba una l¨¢mpara de aceite de oliva que se encend¨ªa al toque de la oraci¨®n. La importancia hist¨®rica del puerto de M¨¢laga nunca se vio refrendada con un faro a su altura hasta que, en 1817, la ciudad por fin pudo inaugurar un edificio de verdad, que hered¨® la denominaci¨®n popular para convertirse en La Farola, uno de los dos ¨²nicos faros de Espa?a ¨Ccon el de Tenerife¨C con denominaci¨®n femenina. M¨¢s de dos siglos despu¨¦s, su se?al luminosa ha perdido pr¨¢cticamente su funci¨®n ¨Caunque su aparataje de comunicaciones por radio y GPS es importante en el Mediterr¨¢neo¨C pero el hist¨®rico referente mar¨ªtimo va camino de convertirse en Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC) mientras se afianza como s¨ªmbolo de la ciudad.
Litograf¨ªas, grabados, fotograf¨ªas, dibujos, postales, camisetas, marcas comerciales o logotipos han mostrado a lo largo de sus 205 a?os de vida su importancia para la ciudad. Hoy es parte fundamental del skyline malague?o junto a la catedral y las murallas de la alzaba, paisaje en peligro debido al rascacielos de 116 metros que se planea construir en el Dique de Levante a pesar de las cr¨ªticas de la plataforma ciudadana Defendamos Nuestro Horizonte. ¡°La Farola es a M¨¢laga lo que la Torre Eiffel a Par¨ªs o el Big Ben a Londres¡±, destaca Francisco Rodr¨ªguez, profesor de Historia de la universidad malague?a. ?l ha sido uno de los autores del informe de 70 p¨¢ginas que ha impulsado al Ministerio de Cultura ¨Ccompetente en el caso porque la construcci¨®n pertenece a Puertos del Estado¨C para declarar la Farola un nuevo Bien de Inter¨¦s Cultural. La Real Academia de la Historia y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando avalan la decisi¨®n, destacado el ¡°alto valor del monumento¡±, seg¨²n refleja el Bolet¨ªn Oficial del Estado del pasado 3 de enero. Faltan ahora una serie de tr¨¢mites, como el periodo de informaci¨®n p¨²blica, para su declaraci¨®n definitiva como BIC.
El perfil espigado de La Farola destaca cuando se llega a la capital de la Costa del Sol por mar, aunque el desarrollo del barrio residencial de la Malagueta, y su pu?ado de altas torres de viviendas, hace pasar desapercibidos sus 31 metros de altura. Desde tierra, su blanca figura se confunde en un paisaje de torres residenciales, gr¨²as portuarias, almacenes de cemento y gigantescos cruceros. En el Paseo de La Farola, donde pronto aterrizar¨¢ un centro de ciberseguridad de Google, tambi¨¦n ha perdido protagonismo. Su fachada rodeada de gaviotas muestra desconchones, hay chorretones de ¨®xido en la parte superior y filtraciones tras sus puertas cerradas. A sus pies, los turistas pasan en bicicleta, patinete, segway, coche de caballos o caminando, m¨¢s centrados en llegar a las tiendas y restaurantes de la zona que en admirar el hist¨®rico edificio. Desde el ¨¢rea comercial de Muelle Uno, eso s¨ª, el faro ofrece una estampa que visitantes y locales acumulan en las galer¨ªas de sus tel¨¦fonos m¨®viles.
La Farola est¨¢ ubicada en el n¨²mero 1 de la glorieta Joaqu¨ªn Mar¨ªa Pery, ingeniero de la Armada que impuls¨® su construcci¨®n. Entonces se le llam¨® fanal giratorio que servir¨ªa para alumbrar a los barcos que ten¨ªan m¨¢s de un problema para adentrarse en el recinto portuario malague?o debido a la escasa luz, las corrientes y la poca profundidad. Pery ide¨® un faro de canter¨ªa cuyo coste fue dif¨ªcil de sufragar en una Espa?a que sal¨ªa de la invasi¨®n francesa, como recoge el libro Joaqu¨ªn Mar¨ªa Pery y Guzm¨¢n y aquella M¨¢laga que fue (1800 / 1835) del historiador Francisco Cabrera. Empresarios locales, la administraci¨®n p¨²blica y el cabildo eclesi¨¢stico hicieron un esfuerzo conjunto para reunir los 387.301 reales de vell¨®n y 22 maraved¨ªes que cost¨® la obra, que Cabrera calcula que supondr¨ªa unos 3,3 millones de euros actuales. Lo m¨¢s caro fueron los reflectores de plata. Y para la maquinaria se fundieron ca?ones de bronce inservibles.
Se inaugur¨® el 30 de mayo de 1817, d¨ªa de San Fernando, en honor a Fernando VII. ¡°Desde entonces el torre¨®n original sufri¨® algunos cambios¡±, cuenta Cabrera. ?ngel Mayo dise?¨® una falda destinada a la vivienda del farero, a la que luego se a?adi¨® una segunda planta para un segundo farero. ¡°Es una de sus singularidades: son dos edificios unidos, con proyectos de dos personas distintas y en tres momentos diferentes¡±, destaca Ciro de la Torre, profesor de la Escuela de Arquitectura en M¨¢laga y uno de los autores del Plan Especial del puerto, que ha elaborado los planos actuales de la Farola, porque los originales nunca se han encontrado. Ya electrificada, durante la Guerra Civil la luz se apag¨® para evitar que los barcos y aviones franquistas tuvieran una referencia para sus bombardeos. El edificio tambi¨¦n se pint¨® de color tierra para dificultar su localizaci¨®n. Con los a?os retom¨® su blanco original y en los ochenta se automatiz¨®. El ¨²ltimo farero dej¨® su puesto en 1993. Hoy cuenta con un punto fijo para calibraci¨®n de GPS, se?al de radio para todo el Mar de Albor¨¢n y un radar que ayuda a controlar el tr¨¢fico en la zona.
Su luz, que alcanza los 43 kil¨®metros de distancia, tiene hoy una funci¨®n m¨¢s rom¨¢ntica que de navegaci¨®n. Sus destellos se difuminan entre la iluminaci¨®n de las torres residenciales de La Malagueta y los cruceros que aparcan al sur de su ubicaci¨®n la tapan desde diversos puntos de la bah¨ªa malague?a. La Autoridad Portuaria prev¨¦ construir un nuevo faro en el extremo del espig¨®n de Levante, a¨²n sin plazos. All¨ª se trasladar¨ªa toda la maquinaria, lo que permitir¨ªa eliminar de La Farola ¡°cables, antenas, radares y otras instalaciones que la afean¡±, seg¨²n fuentes de la instituci¨®n, que esperan que el edificio sirva entonces para albergar un espacio expositivo abierto al p¨²blico.
La Farola ha centrado buena parte de las protestas de la ciudadan¨ªa que rechaza el pol¨¦mico hotel de 116 metros de altura que la familia real catar¨ª impulsa en el Dique de Levante con el benepl¨¢cito del Puerto y el Ayuntamiento de M¨¢laga. Nadie quiere que desaparezca ni que pierda protagonismo en el paisaje. Ni siquiera el Ministerio de Cultura, que cree que el futuro rascacielos podr¨ªa tener ¡°un impacto negativo en el paisaje urbano, hist¨®rico y natural de la ciudad de M¨¢laga, vulnerando las especificaciones establecidas en el Convenio Europeo del Paisaje de Florencia, acuerdo que defiende y reconoce el valor y la importancia del paisaje en todas sus formas¡±.
Ahora la declaraci¨®n de Bien de Inter¨¦s Cultural puede ser clave para el futuro del proyecto. La Ley de Patrimonio Hist¨®rico Espa?ol proh¨ªbe la construcci¨®n de edificios que ¨Cpor su color, tama?o, estilo o volumen, entre otros factores¨C alteren el car¨¢cter del monumento ¡°o perturbe su contemplaci¨®n¡±. Por eso, la Direcci¨®n General de Bellas Artes subraya en su expediente que ¡°es imprescindible el respeto por el entorno visual del faro¡±, idea que choca de lleno con la posible construcci¨®n de la futura torre. Si se aplica con rigor, ser¨¢ la victoria de un humilde y peque?o edificio hist¨®rico frente al proyecto millonario de un enorme rascacielos. Eso s¨ª, pase lo que pase, antes o despu¨¦s, con hotel o sin hotel, La Farola va camino de apagarse. Sus destellos cada 20 segundos pasar¨¢n a la historia. Ser¨¢ el momento de recordar las coplas cl¨¢sicas canarias que interpretaron hace a?os Los Sabande?os: ¡°Esta noche no alumbra / la farola del mar, / esta noche no alumbra / porque no tiene gas. / Ya en el muelle no alumbra / la farola del mar; / pues como era chiquita / la mandaron quitar¡±.
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