Arquitectura que capitaliza el miedo: as¨ª son los b¨²nkeres de lujo preparados para el fin del mundo
El miedo a la pandemia, a la amenaza nuclear y a los desastres naturales ha provocado la proliferaci¨®n de refugios bajo tierra, incluso algunos que excluyen a los seres humanos. El arquitecto Uriel Fogu¨¦ los analiza en su libro ¡®Las arquitecturas del fin del mundo¡¯
Uno de los lugares m¨¢s seguros del mundo est¨¢ al norte de Wichita, en el estado de Kansas (Estados Unidos), dentro del condado de Sedgwick. All¨ª, desde 2008, se est¨¢ construyendo el primer gran condominio de b¨²nkeres del planeta: un t¨®tem invertido de 15 pisos bajo tierra que incluye apartamentos de lujo de hasta cuatro millones de euros. Survival Condo ¨Das¨ª se llama el proyecto¨D tiene capacidad para que 75 personas de econom¨ªa desahogada puedan sobrevivir durante al menos cinco a?os de manera aut¨®noma, sin necesidad de salir a la superficie ni para tomar el sol.
Larry Hall, el propietario de esta iniciativa, aprovech¨® un silo subterr¨¢neo de misiles Atlas construido durante la amenaza nuclear sovi¨¦tica, entre 1961 y 1965, para levantar este complejo urban¨ªstico que est¨¢ vendido casi al completo: solo quedan tres apartamentos disponibles. Un segundo edificio subterr¨¢neo ya est¨¢ en proyecto y en breve se comercializar¨¢. ¡°Estamos en negociaciones con un nuevo comprador para toda la instalaci¨®n, y tambi¨¦n hemos hablado con diferentes grupos de inversi¨®n para construir varios b¨²nkeres nuevos en Jap¨®n, Corea del Sur, Canad¨¢, Oriente Pr¨®ximo, Reino Unido y, s¨ª, tambi¨¦n en Espa?a¡±, comenta Hall, que ya tiene su apartamento reservado.
Las instalaciones de Survival Condo Projects incluyen piscina comunitaria, parque para pasear perros, muro de escalada para practicar deporte, teatro, tienda y granja acuap¨®nica que permite la cr¨ªa de animales acu¨¢ticos y plantas. Y todo, subterr¨¢neo y entre muros de hasta tres metros de espesor. ¡°Las instalaciones ya terminadas se utilizaron durante la pandemia y siempre est¨¢n listas por si se necesitan. Hay una nueva conciencia mundial en torno a la idea de que poseer un b¨²nker no es tan descabellado como se pensaba hace apenas dos a?os¡±, relata el impulsor.
El factor Trump
El apartamento m¨¢s peque?o tiene una superficie de 280 metros cuadrados y se vende por algo m¨¢s de un mill¨®n de euros. Tambi¨¦n hay un ¨¢tico de m¨¢s de mil metros. Todas las viviendas est¨¢n perfectamente amuebladas e iluminadas para dar la sensaci¨®n de estar en el exterior, con unas ventanas que son pantallas que simulan una vida al fresco. ¡°El impacto global de la pandemia y los r¨¢pidos desarrollos en Ucrania est¨¢n obligando a personas de todo el mundo a pensar en lo que har¨ªan para ayudar a proteger a sus familias¡±, cuenta Hall. Todo el condominio es resistente a la energ¨ªa nuclear, por lo que podr¨ªan aguantar cualquier ¡°ataque terrorista o desastre natural¡±.
Pero el proyecto de b¨²nkeres de Kansas no es el ¨²nico. En un valle en la Rep¨²blica Checa est¨¢ The Oppidum, el que dicen que es el b¨²nker para ricos m¨¢s grande del mundo; solo para acceder a su web ya necesitas un c¨®digo personal. Tambi¨¦n en Estados Unidos, en concreto en Texas, la empresa Rising S Company construye b¨²nkeres para todos los bolsillos: desde 55.000 euros puedes tener un refugio antia¨¦reo ¡°de acero y fabricado a mano¡± para resistir terremotos y poder vivir en su interior durante al menos un a?o. Prometen personalizarlos, pero despu¨¦s cada cliente tendr¨¢ que enterrarlo bajo tierra o ubicarlo en un lugar seguro. Gary Lynch, su promotor, afirm¨® en una entrevista a la CNN que la demanda en 2016 hab¨ªa crecido un 700% respecto al a?o anterior, justo cuando arranc¨® la campa?a electoral estadounidense y Donald Trump se vislumbraba como el candidato favorito.
Arquitecturas del fin del mundo
A lo largo de la historia, han surgido numerosos proyectos que, si bien no parec¨ªan dirigirse a salvar a la humanidad de un futuro apocalipsis, si lo han insinuado. El arquitecto Uriel Fogu¨¦, del estudio elii, ha analizado gran parte de ellos en su libro Las arquitecturas del fin del mundo (Puente Editores), una colecci¨®n de ensayos sobre este tipo de edificaciones y su relaci¨®n con el hombre. ¡°Existe un mercado arquitect¨®nico que capitaliza el miedo colectivo, pero esto no es un fen¨®meno exclusivo del siglo XXI. En el siglo XX, durante la Guerra Fr¨ªa, por ejemplo, se popularizaron los b¨²nkeres prefabricados para uso dom¨¦stico¡±, explica Fogu¨¦.
Son productos arquitect¨®nicos que se basan en la econom¨ªa de la cat¨¢strofe, lo que Thomas Moynihan, autor de X-Risk (2020), detalla como el descubrimiento por parte del hombre de la noci¨®n de extinci¨®n humana. ¡°Es materializar la c¨¦lebre consigna punk: ¡®No hay futuro¡¯. Se trata de arquitecturas para unos pocos privilegiados que anhelan convertirse en ¡®prisioneros voluntarios¡¯ y participan de un urbanismo del s¨¢lvese quien pueda¡±, a?ade el arquitecto.
Proyecto Ed¨¦n: el arca de No¨¦ de las plantas
Otra iniciativa que ya es una realidad es el Proyecto Ed¨¦n, concebido por Tim Smit y dise?ado por el arquitecto ingl¨¦s Nicholas Grimshaw a casi 300 kil¨®metros de Londres, en Boldeva (Cornualles). Son 15 hect¨¢reas de terreno que se inauguraron en el a?o 2000 y que a¨²nan ecolog¨ªa, bot¨¢nica, ciencia, arte y arquitectura. All¨ª se guardan m¨¢s de 100.000 plantas de unas 5.000 especies de todo el mundo, a modo de reserva natural en caso de una hipot¨¦tica extinci¨®n. ¡°Es un templo sagrado high tech para venerar y preservar unos peque?os fragmentos representativos de naturaleza¡±, explica Fogu¨¦. Pero este b¨²nker de naturaleza tiene unos riesgos, y no es neutral con la conservaci¨®n: ¡°Estas supuestas fronteras profil¨¢cticas y sus infraestructuras ecol¨®gicas son realmente arquitecturas que terminan determinando a la propia naturaleza¡±; es decir, que las propias plantas tambi¨¦n evolucionan en su interior, alej¨¢ndose de la pureza de mantenerlas intactas a la interacci¨®n de unas con otras.
El Facebook Data Center, en Prineville, Oreg¨®n (Estados Unidos), del estudio de arquitectura Sheehan Partners, almacena todos los datos del gigante tecnol¨®gico. El Met Office Supercomputer, en Exeter (Reino Unido), alberga una supercomputadora de casi 90 millones de euros. Se trata de espacios que protegen a las m¨¢quinas de cualquier cat¨¢strofe, porque su desaparici¨®n traer¨ªa consigo la debacle del ser humano occidental. ¡°No est¨¢n pensados para el confort de las personas, sino de las m¨¢quinas. Como explican autores como Liam Young o Marina Otero, estas arquitecturas antropoc¨¦nicas son ¡®zonas de exclusi¨®n humanas¡¯, lugares donde las personas sobramos, de donde somos expulsados, y parad¨®jicamente, a la vez, son cruciales para el funcionamiento del mundo hiperconectado en el que vivimos. Por eso, son tratadas como zonas protegidas e inexpugnables¡±, explica el autor y arquitecto Uriel Fogu¨¦.
El fin del mundo no ha llegado, pero parece que unos centenares de personas han seguido la estela del personaje de Jodie Foster en La habitaci¨®n del p¨¢nico (2002). Si se repasa este filme, se encontrar¨¢n muchas coincidencias con los apartamentos de Survival Condo Projects: paredes de hormig¨®n, l¨ªneas telef¨®nicas independientes, monitores de vigilancia, sistemas de ventilaci¨®n y puertas de acero, aunque las protagonistas de esta pel¨ªcula dirigida por David Fincher nunca tuvieron un cine privado, una sala de videojuegos o una piscina con toboganes y cascadas, como s¨ª existen en el condominio de Kansas. Este es el nuevo lujo de vivir bajo toneladas de tierra.
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