El desplome de Ryan Adams, el m¨²sico que no se tom¨® el Me Too demasiado en serio
El m¨²sico ha editado recientemente ¡®Wednesdays¡¯, un ¨¢lbum que en otro momento hubiese rendido a la cr¨ªtica, pero que tras las acusaciones de varias exparejas y su silencio casi absoluto durante dos a?os est¨¢ siendo ignorado incluso por aquellos que antes lo jaleaban
Ryan Adams (Jacksonville, Carolina del Norte, 46 a?os) ya sabe c¨®mo se conjuga el verbo fracasar. Entre 2001 y 2018, la suya era una historia de irrupci¨®n formidable en el mundo de la m¨²sica y ¨¦xito sostenido, de Gold, el disco que le encumbr¨®, a Prisoner, su canto del cisne comercial y art¨ªstico, al menos por el momento. En esos 18 a?os, sufri¨® alg¨²n que otro altibajo, pero se mantuvo casi siempre a menos de un pelda?o de la absoluta ¨¦lite, acumulando ¨¦xitos y coleccionando nominaciones a los Grammy.
2019 marc¨® un punto de inflexi¨®n en su carrera y en su vida. Ese a?o arranc¨® una gradual y, de momento, irreversible ca¨ªda en desgracia que ha destruido su reputaci¨®n y dejado su obra en barbecho. El m¨²sico de Jacksonville edit¨® hace un par de meses un ¨¢lbum, Wednesdays, poco menos que clandestino. Era su intento de rebelarse contra la adversidad y frenar la hemorragia. Harto de que su sello, Capitol, llevase aplazando su salida al mercado desde la primavera de 2019, Adams ha lanzado el disco digitalmente por su cuenta y riesgo en un intento de demostrar que sigue vigente como artista. El grueso de la prensa especializada ni siquiera se ha tomado la molestia de rese?arlo. Han aparecido cr¨ªticas en medios afines, pero no las suficientes para que p¨¢ginas como Metacritic lo incluyan en sus bases de datos. Es la obra virtualmente invisible de un artista que ha sido grande, pero hoy parece condenado al descr¨¦dito, la oscuridad y la irrelevancia.
Al estadounidense le est¨¢ pasando factura el par de a?os que lleva ya aparcado en la cuneta, sin proyectos ni alicientes, enroc¨¢ndose, adem¨¢s, en un obstinado silencio que le ha aislado a¨²n m¨¢s del mundo. En marzo de 2019 dio en el club Olympia de Dubl¨ªn el que ha sido su ¨²ltimo par de conciertos hasta la fecha. No toca en ciudades como Los ?ngeles o Nueva York, antes rendidas a su talento, desde el final de su gira de 2017. El brusco par¨®n sobrevenido se produjo precisamente en el a?o en que Adams planeaba ponerse el mundo por montera. Para 2019 ten¨ªa previstas tres novedades: un ¨¢lbum de folk, Wednesdays, otro de rock cl¨¢sico, Big Colors, y un tercero, m¨¢s experimental, que iba a editarse a final de a?o, como guinda del pastel. Los tres lanzamientos acabar¨ªan siendo cancelados.
El art¨ªculo que termin¨® con todo
En febrero de ese a?o, dos meses antes de la fecha en que deb¨ªa aparecer Wednesdays, Ryan Adams recibi¨® el directo a la mand¨ªbula que le dej¨® noqueado. The New York Times public¨® un art¨ªculo exhaustivo en que siete mujeres, empezando por su exesposa, la actriz y cantante Mandy Moore, y una de sus exnovias, la tambi¨¦n artista Phoebe Bridgers, le acusaban de conducta sexual inapropiada, abuso de poder y maltrato. El rotativo neoyorquino se hab¨ªa propuesto, en concreto, investigar las acusaciones de una seguidora an¨®nima, Ava, que aseguraba haber sido acosada sexualmente por el m¨²sico cuando ella era a¨²n menor de edad, entre los 14 y los 16 a?os. La denunciante aport¨® como prueba m¨¢s de 3.000 mensajes privados en los que abundaban, al parecer, las im¨¢genes inapropiadas y los comentarios e insinuaciones de car¨¢cter sexual.
El asunto hab¨ªa tenido ya un cierto recorrido en d¨ªas anteriores en redes sociales y acabar¨ªa dando pie a una investigaci¨®n del FBI, que se cerr¨® meses despu¨¦s por falta de pruebas concluyentes. Sin embargo, Joe Coscarelli y Melena Ryzik, los autores del art¨ªculo, no se limitaron a dar voz a Ava y contar por vez primera su historia en un medio de difusi¨®n masiva. Tambi¨¦n profundizaron en el patr¨®n de conducta sexual y sentimental exhibido por Adams en sus m¨¢s de 20 a?os de trayectoria p¨²blica, entrevistando, entre otras personas del entorno del m¨²sico, a las siete mujeres que ten¨ªan algo sustancial que reprocharle.
En el trabajo period¨ªstico, Mandy Moore aseguraba haber sido objeto de abuso psicol¨®gico casi continuo y de actitudes crueles y desconsideradas en los siete a?os en que dur¨® su relaci¨®n sentimental, entre 2008 y 2015. Phoebe Bridgers, que conoci¨® a Adams en 2014, cuando ¨¦l ten¨ªa 40 a?os y ella acababa de cumplir 20, afirmaba que el artista de Jacksonville hab¨ªa intentado comportarse desde el principio como una especie de ¡°mentor interesado y t¨®xico¡±, ofreci¨¦ndole apoyo en su carrera a cambio de favores sexuales y sentimentales. Tras un corto noviazgo, saboteado, seg¨²n Bridgers, por el comportamiento obsesivo y controlador de Adams, se produjo una ruptura a la que el m¨²sico reaccion¨® retir¨¢ndole su apoyo art¨ªstico y con un persistente acoso telef¨®nico en el que lleg¨® a amenazar con suicidarse.
La cantautora Courtney Jaye denunciaba a su vez que las propuestas de colaboraci¨®n de Adams se convirtieron muy pronto en un ¡°desagradable chantaje sexual¡± en el que ¨¦l intent¨® sacar un partido ileg¨ªtimo de su poder e influencia en la industria discogr¨¢fica. Y Megan Butterworth, una de las primeras parejas del m¨²sico, le describi¨® como un hombre posesivo, que minaba de forma sistem¨¢tica su autoconfianza y autoestima e hizo todo la posible para alejarla de su familia y amigos. As¨ª, hasta siete testimonios, a cu¨¢l m¨¢s elocuente.
Del art¨ªculo de The New York Times emerge un retrato demoledor, el retrato robot de la masculinidad t¨®xica. La imagen de un manipulador compulsivo, propenso a los abusos de poder, y un mon¨®gamo en serie cuyo comportamiento deja profundas cicatrices emocionales en sus parejas. Lo que vino a continuaci¨®n es un ejemplo de manual de c¨®mo no debe reaccionarse a un esc¨¢ndalo de este tipo en la era del Me Too. Ryan Adams opt¨® primero por responder al art¨ªculo con torpe arrogancia. Se centr¨® en negar sin m¨¢s la ¨²nica de las acusaciones que pod¨ªa constituir un delito, el acoso sexual a una menor, y tratar con desd¨¦n el resto de testimonios.
Silencio, no hay m¨²sica
A sus 44 a?os, tras un par de d¨¦cadas en la cresta de la ola y cultivando una s¨®lida imagen de irreverente y de maldito, Adams no estaba en 2019 dispuesto a prestar atenci¨®n a lo que consideraba tard¨ªos reproches sin fundamento de sus antiguas parejas. Su l¨ªnea de defensa en la investigaci¨®n del FBI sobre las acusaciones de Ava fue tambi¨¦n bastante fr¨¢gil: insisti¨® en que nunca supo que la mujer con la que estaba interactuando a trav¨¦s de redes sociales y conversaciones telef¨®nicas era menor de edad, que estaba convencido, seg¨²n public¨® uno de sus agentes de prensa, de que ¡°ten¨ªa al menos 20 a?os¡±. Lo cierto, seg¨²n ha trascendido, es que tuvo serias dudas sobre la edad de su interlocutora y lleg¨® a decirle en varias ocasiones que necesitaba ¡°pruebas¡± de que era mayor de 18 a?os. Sin embargo, esas dudas tan bien fundamentadas no le impidieron seguir envi¨¢ndole mensajes de contenido sexual a los que ella respond¨ªa con una incomodidad cada vez m¨¢s evidente.
Adem¨¢s de por un cierto desd¨¦n, Adams opt¨® tambi¨¦n por no hacer declaraciones y mantenerse al margen de las redes sociales, dejando el asunto en manos de abogados y agentes. Los autores del art¨ªculo al que decidi¨® no replicar consideraron que su silencio era ¡°muy elocuente¡±. Seg¨²n el reportero de la BBC Mark Savage, ¡°Ryan reaccion¨® como un hombre de su generaci¨®n que no acaba de entender el mundo en que vive. Crey¨® que su popularidad y su estatus de artista de culto le blindaban contra lo que en su opini¨®n no eran m¨¢s que las quejas sin fundamento de un pu?ado de resentidas, que pod¨ªa refugiarse en un aristocr¨¢tico silencio y dejar que sus canciones hablasen por ¨¦l. Es evidente que se equivoc¨®¡±.
El ba?o de realidad lleg¨® muy poco despu¨¦s, cuando Adams se vio forzado a cancelar su gira brit¨¢nica de marzo de 2019 tras ese par de conciertos en Dubl¨ªn. En ellos, el m¨²sico se sinti¨® por primera vez rechazado por parte de su propio p¨²blico y objeto de una campa?a de prensa negativa. Sus esc¨¢ndalos del pasado nada ten¨ªan que ver con este. El Adams de la primera d¨¦cada del siglo XXI pod¨ªa permitirse el lujo de expulsar de uno de sus conciertos a un fan guas¨®n que le pidi¨® que tocase Summer of ¡¯69, una canci¨®n de Bryan Adams. Tambi¨¦n dejar un agresivo mensaje en el buz¨®n de voz de un periodista que hab¨ªa hecho una cr¨ªtica negativa de uno de sus conciertos o tocar en estado de evidente embriaguez, intercalando entre canci¨®n y canci¨®n incongruentes mon¨®logos de varios minutos.
Incluso la falta de cortes¨ªa con la que trat¨® a la leyenda del folk Janis Ian y al m¨²sico neozeland¨¦s Neil Finn (s¨ª, el de Crowded House) durante una grabaci¨®n en la que coincidieron en 2011 o las cr¨ªticas inmisericordes y gratuitas que dedic¨® a compa?eros de profesi¨®n como The Strokes o Father John Misty se toleraron con naturalidad en su momento. Eran cosas de Ryan. El m¨¢s golfo, irreverente y punk de la escena del rock de ra¨ªces estadounidenses. Un tipo que hab¨ªa convertido la soberbia y el desprecio ol¨ªmpico por la correcci¨®n pol¨ªtica en parte de su personaje. Adams parec¨ªa considerarse capaz de surfear con dignidad la ola de cualquier esc¨¢ndalo y mantenerse fresco, inc¨®lume. Pero el jard¨ªn en que se hab¨ªa metido esta vez result¨® ser muy distinto.
Una disculpa a destiempo
Tras un a?o de purgatorio, perdida ya la confianza de su sello, aplazados sin fecha sus proyectos m¨¢s ambiciosos y arrastrada su imagen por el fango, Ryan se rindi¨® a la evidencia y se mostr¨® dispuesto a ofrecer algo as¨ª como el acto de contrici¨®n p¨²blica que todos le ped¨ªan. Se public¨® en julio de 2020 en el Daily Mail. Era escueto y puede que reticente, pero inclu¨ªa frases que, tal vez en otro contexto y con antecedentes distintos, podr¨ªan sonar sinceras: ¡°Quiero disculparme por la enorme cantidad de sufrimiento que he infligido¡±. ¡°S¨¦ que las heridas que he causado nunca se curar¨¢n del todo. Espero que la gente a la que he hecho da?o pueda encontrar la manera de perdonarme¡±.
¡°Estoy dispuesto a asumir las consecuencias de mis actos y entiendo que es muy probable que mis disculpas no sean aceptadas¡±. El cantautor se mostraba incluso dispuesto a ¡°buscar ayuda¡± y a esforzarse por mantenerse ¡°sobrio¡± (en el comunicado estaba impl¨ªcito que parte al menos de su comportamiento era atribuible al abuso del alcohol, una constante en su biograf¨ªa) y conservar ¡°la salud mental¡±. Sobre todo, asum¨ªa los hechos y renunciaba de manera expl¨ªcita a la m¨¢s socorrida de las coartadas: mostrarse como una v¨ªctima inocente de la inquisici¨®n moral y la cultura de la cancelaci¨®n.
Una de las principales afectadas, Mandy Moore acogi¨® la petici¨®n de perd¨®n con escepticismo evidente. Declar¨® que le parec¨ªa ¡°curioso¡± que Adams hubiese optado por disculparse en p¨²blico antes de hacerlo en privado: ¡°Llevo a?os sin saber nada de ¨¦l. No es que yo necesite que me pida perd¨®n, a estas alturas, pero si de verdad siente la necesidad de hacerlo, sabe d¨®nde encontrarme¡±.
El camino de la redenci¨®n es tortuoso. Ryan Adams sabe ahora c¨®mo se conjuga el verbo fracasar y est¨¢ aprendiendo tambi¨¦n a pedir perd¨®n, aunque sea de manera un tanto equ¨ªvoca. Nadie puede estar tan interesado como ¨¦l en zanjar un asunto que est¨¢ lastrando su carrera y que ha condenado al ostracismo a un disco notable, como Wednesdays. Son 17 canciones que llevan al cantautor de vuelta al que tal vez sea su mejor registro, el folk introspectivo a lo Bob Dylan, pero ya a nadie parece importarle. Entre las contadas cr¨ªticas que ha merecido el ¨¢lbum, es habitual que se intente buscar claves ocultas en las letras de canciones como I¡¯m sorry and I love you (¡±Lo siento y te amo¡±) o When you cross over (¡±Cuando cruzas¡±), tal vez las que m¨¢s se prestan a ser interpretadas como s¨ªntomas del momento vital por el que atraviesa Adams y su (supuesta) voluntad de redimirse y aprender de la experiencia.
En paralelo, una de sus v¨ªctimas, Phoebe Bridgers, triunfa con un ¨¢lbum en absoluto invisible, Punisher, considerado por muchos cr¨ªticos como uno de los mejores de 2020. Incluso Mandy Moore, a la que Ryan Adams dijo en varias ocasiones, seg¨²n ha explicado ella misma, que era una actriz mediocre y una cantante sin talento, public¨® hace unos meses Silver landings, su primer ¨¢lbum en 11 a?os y el mejor valorado de su carrera. Adams languidece mientras triunfan dos de las mujeres a las que trat¨®, al parecer, de manera desconsiderada y mezquina. Dicen que la mejor venganza consiste en ser feliz.
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