?Qu¨¦ ocurrir¨¢ cuando por fin lo abran todo? ?Euforia global o amnesia colectiva?
Traumas globales han dado lugar a respuestas distintas. Los llamados ¡®Felices a?os 20¡ä tras la Primera Guerra Mundial o el ¡®homo sovieticus¡¯ despu¨¦s de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. ?Y ahora? ?Comeremos perdices o nacer¨¢ el ¡®homo pandemicus¡¯?
Los expertos tienen mucho que decir sobre lo que ocurrir¨¢ en este pa¨ªs cuando por fin lo abran todo, cuando la pandemia quede definitivamente atr¨¢s. ?Nos sumiremos en un estado de estupor y melancol¨ªa colectivas? ?Nos lanzaremos a la calle a abrazar la vida y arrancaremos de nuevo con una fe renovada en el futuro? ?Habr¨¢ desfiles triunfales, fiestas masivas o rituales de duelo con los que saludar el amanecer de una nueva era? ?Traer¨¢ esa nueva realidad transformaciones sociales de un cierto calado o nos conformaremos, como ha ocurrido en otras ocasiones, con que algo cambie para que todo siga igual?
Ricardo Mart¨ªn de la Guardia, catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea en la Universidad de Valladolid, prev¨¦ ¡°una reacci¨®n inicial euf¨®rica, similar a lo que se vivi¨® en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, en oto?o de 1989, o en gran parte de Europa en 1918, tras el fin de la Primera Guerra Mundial¡±. Ignacio Calvo, psic¨®logo experto en trastornos de ansiedad y estr¨¦s, cree que dejar atr¨¢s la pesadilla de la pandemia, con el proceso de duelo y trauma social que ha implicado, ¡°podr¨ªa suponer un punto de inflexi¨®n positivo, marcado por una voluntad de reajustar nuestros valores y aprovechar mejor nuestras oportunidades teniendo en cuenta lo vol¨¢til y ef¨ªmero que se ha demostrado que resulta todo¡±. En opini¨®n del experto en salud mental, se despertar¨¢ una voluntad generalizada de vivir de nuevo y vivir mejor. Eso podr¨ªa traducirse en un hedonismo reflexivo y tal vez tambi¨¦n emp¨¢tico y solidario.
Calvo considera, pese a todo, que es muy improbable que la vuelta a la normalidad tenga un efecto positivo duradero: ¡°Muy pronto nos veremos de nuevo inmersos en las vor¨¢gines de nuestras vidas, as¨ª que es probable que olvidemos en muy poco tiempo lo que ha ocurrido, sobre todo si no hemos tenido la desgracia de padecer consecuencias graves de la enfermedad en nosotros o en nuestro entorno m¨¢s directo¡±. Esa previsible amnesia colectiva que nos espera a la vuelta de la esquina se debe a que ¡°somos seres adaptativos y antifr¨¢giles, por lo que m¨¢s tarde o m¨¢s temprano pasaremos p¨¢gina y seguiremos adelante¡±. Algunos lo har¨¢n ¡°con un fuerte reforzamiento de su manera de vivir¡± y otros optar¨¢n ¡°por una huida hacia adelante sin m¨¢s objetivos que seguir sobreviviendo¡±.
Desde el sistema de salud p¨²blica, habr¨¢ que prestar mucha atenci¨®n ¡°a los que puedan sufrir una respuesta de estr¨¦s agudo¡± como consecuencia de tantos cambios abruptos dif¨ªciles de asimilar. Las consecuencias psicol¨®gicas a largo plazo es muy probable que se den sobre todo ¡°entre sanitarios que han padecido la crisis en primera l¨ªnea o en los que hayan perdido a familiares y amigos, especialmente si ha sido de manera inesperada y repentina¡±. El reto ser¨¢ reconstruir en la medida de lo posible lo que la pandemia ha roto o dejado muy maltrecho: ¡°Deberemos centrarnos durante mucho tiempo en personas que sufran secuelas de la enfermedad a largo plazo, procesos de duelo no elaborados o situaciones laborales especialmente complicadas¡±, resume Calvo.
Mart¨ªn de la Guardia, autor del ensayo La ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn: El final de la Guerra Fr¨ªa y el auge de un nuevo mundo (La esfera de los libros, 2019), cree que tambi¨¦n en esta ocasi¨®n se producir¨¢n actos simb¨®licos de adaptaci¨®n a la nueva realidad como los que ¨¦l describe en su libro. ¡°Se podr¨ªan trazar otros paralelismos, con el final de las guerras mundiales, la abolici¨®n en los Estados Unidos de la llamada Ley Seca o, aunque nos quede m¨¢s lejano, el final de la Peste Negra, pero s¨ª creo que las similitudes m¨¢s evidentes tienen que ver con lo que ocurri¨® en Alemania en los d¨ªas posteriores a la ca¨ªda del muro¡±. En aquel noviembre de 1989, los j¨®venes de la Alemania Oriental que abrieron una brecha en la empalizada que los separaba del resto del mundo se asomaron a las tabernas de Berl¨ªn Oeste para ¡°abrazar a sus nuevos compatriotas¡± o acudieron a las tiendas de la gran arteria comercial del otro lado, el Ku¡¯Damm, para comprar discos de rock, ¡°en un acto de consumismo, pero tambi¨¦n de reafirmaci¨®n de su identidad cultural y generacional y sus ganas de vivir¡±.
El minuto cero posterior a la pandemia ser¨¢ tambi¨¦n, en opini¨®n del historiador, un momento ¨®ptimo para ¡°reconectar con la libertad y la alegr¨ªa¡±: ¡°Despu¨¦s de hibernar varios meses, lo primero que necesitas es tomar el sol¡±, a?ade Mart¨ªn. Si algo nos ense?a el estudio de la historia contempor¨¢nea es, en su opini¨®n, ¡°que los traumas colectivos se olvidan pronto, aunque dejen profundas cicatrices¡±. La frase no es tan contradictoria como parece: ¡°Los seres humanos vivimos proyectados hacia el futuro y hacemos uso de un olvido selectivo que nos permita avanzar. Pero el pasado deja huella: como ocurri¨® en la Alemania de los a?os 20, es muy probable que las renovadas ganas de vivir de los ciudadanos topen con una situaci¨®n econ¨®mica compleja¡±.
Los que insisten en que nos asomamos a otros felices a?os 20, a un largo periodo de prosperidad voluntarista y l¨²dico, olvidan tal vez que ¡°esa d¨¦cada solo fue realmente feliz para una peque?a ¨¦lite de franceses, estadounidenses y brit¨¢nicos, en gran parte de Europa y del mundo se impusieron los populismos totalitarios que llevaron, en apenas dos d¨¦cadas, a una nueva guerra mundial¡±. La historia, pese a todo, nos ense?a tambi¨¦n a no incurrir en paralelismos abusivos ni conclusiones catastrofistas: ¡°No es lo mismo salir de un conflicto b¨¦lico de cuatro a?os o de una dictadura de cuatro d¨¦cadas que dejar atr¨¢s una crisis sanitaria terrible, sin duda, pero que hace apenas un a?o que dura y probablemente quedar¨¢ atr¨¢s muy pronto¡±.
Seg¨²n explica Mart¨ªn, ¡°la transformaci¨®n de las sociedades del otro lado del Tel¨®n de Acero fue tan profunda que se consolid¨® una manera muy particular de estar en el mundo, lo que se dio en llamar el homo sovieticus. Se trataba de ciudadanos acostumbrados a una vida en la que sus necesidades materiales b¨¢sicas estaban resueltas pero que hab¨ªan desarrollado una mentalidad permanente de estado de sitio. Se hab¨ªan adaptado a la experiencia de vivir en una sociedad totalitaria y hab¨ªan interiorizado una serie de valores relacionados con ella, como el conformismo, la paranoia o la cultura de la delaci¨®n¡±. Eso explica que el s¨²bito desplome de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana causase, en l¨ªneas generales, ¡°un estado inicial de entusiasmo al que sigui¨® una depresi¨®n colectiva¡±. Los j¨®venes fueron los que con mayor facilidad se adaptaron a las nuevas realidades, pese al sufrimiento material que la inserci¨®n en una sociedad capitalista supuso para muchos de ellos. En cambio, para los mayores de 40 a?os, la ca¨ªda del mundo ¡°vino a ser, en gran medida, un trauma, por lo dif¨ªcil que les result¨® renunciar al estado de reclusi¨®n mental en el que viv¨ªan instalados desde siempre¡±.
Para Mart¨ªn, en esta ocasi¨®n no es en absoluto previsible que la sociedad tenga que pasar por un proceso de adaptaci¨®n a la nueva realidad tan complejo y problem¨¢tico: ¡°La pandemia ha tenido un fuerte impacto, sin duda, pero no creo que haya producido un cambio profundo y duradero de mentalidades, no ha creado algo as¨ª como un homo pandemicus¡±. ?Qu¨¦ vendr¨¢ despu¨¦s de la euforia, de los bares abarrotados y de la previsible vuelta al contacto humano estrecho, al ritual del abrazo? Para Mart¨ªn, ¡°en alg¨²n momento nos pararemos a pensar y acabaremos de procesar lo que ha supuesto para nosotros la experiencia tan extrema que hemos vivido este a?o¡±. Es decir, tras el feliz reencuentro con la vida, llegar¨¢ la hora de hacer balance.
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