?4.500 euros por un plato de ?oquis? C¨®mo dilapidan su dinero los milmillonarios
Hay quien se puede gastar 32.000 euros en una noche de hotel o 4.500 en una raci¨®n de ?oquis: hay poco m¨¢s de 3.000 milmillonarios en el mundo y sus caprichos no entienden de inflaci¨®n
En la antigua Grecia se asociaba el lujo con las t¨²nicas te?idas de p¨²rpura y el consumo regular de pescado fresco. En el Egipto de los faraones, con los huevos de avestruz y los perfumes de azafr¨¢n, canela o resina. En el Londres medieval, con pimienta, prendas de terciopelo o limones. En la Nueva York de la d¨¦cada de 1920, con abrigos de piel, descapotables y brazaletes de perlas.
Tal y como explica la escritora y periodista Dana Thomas en su libro Deluxe: How Luxury Lost Its Luster (Deluxe: C¨®mo el lujo perdi¨® su lustre), cualquiera de aquellos productos ¡°costaba en su momento y contexto geogr¨¢fico una aut¨¦ntica fortuna y resultaba accesible solo para una absoluta ¨¦lite: reyes, casta sacerdotal, aristocracia terrateniente, grandes magnates, propietarios de pozos de petr¨®leo, traficantes de armas o, en el caso de los Estados Unidos de la Ley Seca, contrabandistas de licor a?ejo¡±.
?Cu¨¢ndo se democratiz¨® el lujo? Seg¨²n los esc¨¦pticos, nunca. La propia Thomas considera que el verdadero lujo ser¨¢ siempre, por definici¨®n, ¡°patrimonio de una minor¨ªa exclusiva y exquisita¡±. Lo que se ha puesto al alcance de los simplemente ricos, lo que la ¨¦lite neoyorquina de los felices veinte sol¨ªa llamar ¡°las hordas del nuevo dinero¡±, es ¡°un suced¨¢neo trivial y vulgarizado¡±. El lujo sin lustre. ?Las pruebas? A continuaci¨®n.
Tres d¨ªas en Singapur
Pongamos un ejemplo pr¨¢ctico de lo que supone ahora mismo, en oto?o de 2022, un aut¨¦ntico lujo, con o sin lustre, un dispendio excepcional a la altura de muy pocos bolsillos. El equivalente (aproximado) a lo que supon¨ªa hace 3.000 a?os que una caravana de beduinos trajese a tu palacio de Luxor un frasco de perfume de s¨¢ndalo.
?Cu¨¢nto dinero se puede gastar un integrante de la ¨¦lite durante un fin de semana en Singapur, considerada una de las ciudades m¨¢s caras (y aburridas, pero ese es otro tema) del planeta? Depende del momento del a?o. El pasado 2 de octubre se celebr¨® el Gran Premio de Singapur, cita anual con la opulencia y el cosmopolitismo.
Un asistente que no reparase en gastos podr¨ªa haberse hospedado, por ejemplo, en la suite de la exclusiva planta 32 del hotel Ritz por alrededor de 13.000 euros la noche. ?Acceso ilimitado al circuito, sus palcos y ¨¢reas VIP e incluso al paddock de alguno de los equipos? Por supuesto: Red Bull ofrec¨ªa esa posibilidad por 10.800 euros. ?Mesa para dos y men¨² tres estrellas Michelin de delicias locales y continentales en Zen, el restaurante m¨¢s caro de la ciudad? Unos 1.600 euros con extras y maridajes. ?Cena rom¨¢ntica y sesi¨®n de DJ internacional en uno de los clubes flotantes de Marina Bay? 1.200 euros por persona. ?Mesa de grupo en el reservado de alguna de las afterparty del gran circo del motor, con bandejas de ostras y caviar premium y barra libre de champ¨¢n Perrier-Jou?t, vodka Belvedere o tequila a?ejo? 45.000 d¨®lares en Amber Lounge, la sala de fiestas que frecuentan pilotos como Nico Rosberg o Fernando Alonso, o 70.000 en Noir Suite, la sala privada del restaurante Le Noir.
Ya puestos, ?por qu¨¦ no asistir tambi¨¦n, en zonas reservadas o ¨¢reas preferentes, a alguno de los conciertos de estrellas internacionales que tuvieron lugar en la ciudad durante el fin de semana, de Green Day a Black Eyed Peas pasando por Swedish House Mafia, Westlife o Marshmello? Vendr¨ªa a costar entre 500 y 5.000 euros adicionales, tal vez m¨¢s si uno tiende a desplazarse en limusina o yate ch¨¢rter y a dar generosas propinas.
A?¨¢danle vuelo de ida y vuelta, peque?os caprichos como un exclusivo safari nocturno por el zool¨®gico de Singapur o la reserva natural de Mandalai y una tarde de compras en los grandes almacenes Paragon, la galer¨ªa de arte Ion Orchard, las tiendas de Marina Bay Sands¡ Nos estamos acercando ya a presupuestos en la franja media de las seis cifras. Y tampoco conviene olvidar que Singapur es una ciudad con normativas municipales muy restrictivas, en la que pueden ponerte multas de hasta 700 euros por dejar caer un papel en la v¨ªa p¨²blica.
D¨®nde est¨¢n (y qui¨¦nes son) los ricos muy ricos
?Qui¨¦n puede permitirse un fin de semana as¨ª? Seg¨²n la redactora de Business Insider Hillary Hoffower, ¡°de manera cotidiana, solo los llamados milmillonarios o las grandes fortunas que se acercan a esa categor¨ªa, una aristocracia de big spenders [grandes derrochadores] cuyo estilo de vida implica gastar entre 50 y 80 millones de d¨®lares anuales¡±. De manera puntual, podr¨ªa hacerlo ¡°un grupo mucho m¨¢s nutrido de ricos, superricos o millonarios, personas que incurren en actos de consumo extravagante de vez en cuando pero el resto del a?o llevan un estilo de vida bastante m¨¢s frugal¡±. O incondicionales de la F¨®rmula 1 dispuestos a arruinarse para vivir la experiencia de sus vidas.
Los modernos faraones de Egipto, los custodios de la omnipotencia econ¨®mica, el coto privado del verdadero lujo, son los milmillonarios. Es decir, en sentido estricto, los que disponen de fortunas personales que superan los mil millones de d¨®lares. Son muy pocos, apenas 3.311 personas en todo el mundo seg¨²n datos del censo Wealth-X de riqueza extrema que elabora la consultora Altrata, pero entre todos acumulan el equivalente al 13,9% del PIB mundial, una concentraci¨®n de riqueza sin precedentes en la historia.
Su distribuci¨®n geogr¨¢fica ha variado en los ¨²ltimos a?os, lo que equivale a decir que ya no residen casi exclusivamente en Estados Unidos y Europa Occidental. Cierto, hay 138 en Nueva York, 85 en San Francisco, 59 en Los ?ngeles, 77 en Londres y 33 en Par¨ªs. Hong Kong re¨²ne ya a 114 y ciudades como Mosc¨² (77), Pek¨ªn (63), Shenzhen (44), Dub¨¢i (38), Sao Paulo (33), Mumbai (40) y, s¨ª, Singapur (50) empiezan a contar con comunidades muy nutridas de faraones de la opulencia.
En qu¨¦ gastarte el dinero cuando te sobra (mucho)
En principio, el estilo de vida y los h¨¢bitos de consumo de esta liga de los obscenamente ricos deber¨ªa ser el mejor par¨¢metro de la opulencia contempor¨¢nea. Sin embargo, tal y como asegura Hoffower, en absoluto es as¨ª. ¡°Las grandes fortunas pueden ser ostentosas. Las fortunas inmensas rara vez lo son, o no hasta el extremo de buscar lo m¨¢s caro para demostrar que pueden permit¨ªrselo¡±.
En otras palabras, Elon Musk compra Twitter y es uno de los l¨ªderes de la carrera del turismo espacial privado, pero ha afirmado no tener casa y dormir en los sof¨¢s de sus amigos. Superricos an¨®nimos que no tienen ni una cent¨¦sima parte de su fortuna, pero a¨²n as¨ª podr¨ªan comprarse una isla o un jet privado con fuselaje de platino, son los que se dan atracones de trufa blanca del Piamonte o queso Pule (una delicia balc¨¢nica que ha llegado a costar m¨¢s de 2.000 euros el kilo) en alguno de los restaurantes m¨¢s caros del mundo, ya sea el Ultraviolet de Shangh¨¢i, el Masa o el Per Se de Nueva York o el Sublimotion de Ibiza. Este ¨²ltimo, el restaurante de alta cocina mediterr¨¢nea del chef Paco Roncero, tiene un men¨² de 20 platos (y tres estrellas Michelin, por supuesto) que ahora mismo cuesta m¨¢s de 1.500 euros por comensal.
?D¨®nde est¨¢ el l¨ªmite? En teor¨ªa, el producto m¨¢s caro que existe es la antimateria, con un precio estimado de alrededor de 65.000 millones de euros el gramo. Nadie parece dispuesto a comprar semejante sustancia (de entrada, hac¨¦rsela llegar al comprador plantear¨ªa un problema log¨ªstico considerable), pero hacerlo podr¨ªa resultar una magn¨ªfica operaci¨®n especulativa, ya que en 2008 se cotizaba a poco m¨¢s de 23.000 millones. Es decir, su precio se ha casi triplicado en 13 a?os, a medida que la operaci¨®n de crearla en condiciones de laboratorio haciendo que colisionen part¨ªculas de hidr¨®geno o utilizando deceleradores de antiprotones empieza a resultar m¨¢s frecuente.
Nadie (que se sepa) est¨¢ comprando, en cualquier caso, microdosis de antimateria. Lo que s¨ª se compra y se vende de manera m¨¢s o menos cotidiana son autom¨®viles de 30 millones de euros, como el Rolls-Royce Boat Tail, relojes de 50 millones como el Graff Diamonds Hallucination, yates chapados en oro de ?4.800 millones! como el Yacht History Supreme (propiedad, al parecer, de un milmillonario malasio an¨®nimo), tel¨¦fonos m¨®viles de 48 millones como el muy coqueto iPhone Falcon Supernova 6 Pink Diamond o camas de 6,5 millones como la Baldachino Supreme, una virguer¨ªa dise?ada por el estudio brit¨¢nico Stuart Hughes y con acabados de fresno, cerezo, casta?o, diamantes, zafiros y oro de 24 quilates.
Si hablamos de los hoteles m¨¢s caros del mundo, nadie puede competir ahora mismo con los 160.000 euros por noche que se est¨¢n pagando por dormir en el Deep Luxury, hotel submarino de cinco estrellas que navega en torno a la isla caribe?a de Santa Luc¨ªa, aunque la Empathy Suite del The Palms, en Las Vegas, no le va muy a la zaga. La irrupci¨®n de este par de titanes del nuevo lujo ha desplazado a la penthouse del neoyorquino Mark Hotel y la suite real del Pr¨¦sident Wilson de Ginebra que, con precios que rondaban los 70.000 euros la noche, fueron durante mucho tiempo las habitaciones m¨¢s caras del mundo.
No sin mi gl¨¢ndula de pez antorcha
?M¨¢s a¨²n? Bueno, una raci¨®n de ?oquis azules en el restaurante Golden Gates de Nueva York cuesta 4.400 d¨®lares. Semejante dispendio se justifica porque el caracter¨ªstico color azul de la masa se consigue a?adi¨¦ndole gl¨¢ndula de pez antorcha, un ingrediente muy raro. Y muy caro. No se quedan atr¨¢s los paraguas de cuero de cocodrilo que se venden a m¨¢s de 50.000 euros en BiIllionaire Couture, la tienda londinense que fundaron el magnate de la F¨®rmula 1 Flavio Briatore y el dise?ador Angelo Galasso. ?Qui¨¦n los compra? David Beckham y Paul McCartney, entre otros. Y s¨ª, tambi¨¦n existen productos como bicicletas de platino que se venden a m¨¢s de 400.000 euros, aspiradoras cubiertas de cristales de Swarovski a alrededor de 20.000, maletas de ¨¦bano, cuero y crin de caballo a unos 10.000, chupetes de silicona con diamantes incrustados a 17.000¡ Todo un mundo de objetos extravagantes, de dise?o audaz y coste fuera de ¨®rbita, que demuestran que el lujo habr¨¢ perdido lustre, pero no bajado de precio.
Por cierto, comparado con gran parte de los grotescos dispendios anteriores, comprarse una isla tampoco es tan caro. Fuentes bien informadas aseguran que comprar Orivaru, precioso islote virgen al norte del archipi¨¦lago de las Maldivas, costar¨ªa apenas 11 millones de euros. M¨¢s barata es a¨²n Ruskin Beach, 700 metros cuadrados a escasa distancia de la costa de Florida, que se vendi¨® no hace mucho por alrededor de cinco millones. Visto lo visto, una ganga.
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