¡°Tu canci¨®n es una basura¡±: as¨ª juzgamos la m¨²sica por motivos que nada tienen que ver con la calidad
Fen¨®menos como Pink, cuyo ¨²ltimo tema ha sido recibido con frialdad, o Pablo Albor¨¢n, que mueve a masas pero no a la cr¨ªtica, ponen sobre la mesa todos los criterios sociales, de g¨¦nero, de edad e identidad que hay tras el juicio a una canci¨®n
De la nueva canci¨®n de P!nk, Never Gonna Not Dance Again, compuesta por el tit¨¢n sueco Max Martin (el productor y compositor contempor¨¢neo m¨¢s exitoso, con 25 n¨²meros uno en EE UU), no se ha dicho nada bueno. ¡°Sin vida¡±, ¡°gen¨¦rica¡±, ¡°tr¨¢gica¡±, ¡°horrible¡±, se lee en la web especializada en pop m¨¢s respetada, PopJustice. Cierto, es blanda e inofensiva, pero tambi¨¦n pegadiza. En realidad se podr¨ªa defender que es lo que la mayor¨ªa del p¨²blico busca en la m¨²sica pop. De ah¨ª surge la pregunta: ?por qu¨¦ se consideran ¡°malas¡± a canciones que cumplen su funci¨®n, que satisfacen al p¨²blico al que se dirigen? Hay elementos comunes a la hora de recibir ese sambenito: letras exageradamente sentimentales (o demasiado obvias, o demasiado cr¨ªpticas) y melod¨ªas que, cuando son muy pegadizas o empalagosas, dejan ver sus costuras.
Pink publicar¨¢ disco nuevo el pr¨®ximo febrero. Pablo Albor¨¢n lo har¨¢ dentro de muy poco (La cuarta hoja, el 2 de diciembre, a tiempo para la campa?a navide?a). Ambos son ejemplos de fen¨®menos de masas que dejan fr¨ªa a la cr¨ªtica. Marta Espa?a, music¨®loga, cr¨ªtica musical y l¨ªder de su propio proyecto musical, Marta Movidas, subraya la influencia que el ¡°factor identitario¡± de la m¨²sica ejerce en el modo en que la valoramos. ¡°Un individuo se define a s¨ª mismo, muchas veces, por la m¨²sica que consume pero tambi¨¦n por la que p¨²blicamente decide no consumir¡±, explica. ¡°Con ello pone de manifiesto los ideales, valores y comportamientos ligados a un g¨¦nero que comparte. Muchas veces catalogamos una canci¨®n (y un artista) por lo que representa para una sociedad, aunque sea de forma inconsciente, y eso hace que te guste o no¡±.
Sebas E. Alonso, director de la web musical independiente Jenesaispop y autor del libro 200 discos clave del siglo XXI, tiene muy claro que la popularidad de la canci¨®n no determina su calidad. ¡°La complejidad de la letra, la originalidad del tema tratado, su punto de vista o su relevancia social, como se vio con Ay mam¨¢, de Rigoberta Bandini, pueden contribuir. Que una canci¨®n sea pegadiza o comercial no la hace ni buena ni mala. Al final, para m¨ª, al menos en el pop, casi todo es melod¨ªa y ganchos¡±. Alonso se?ala que existen ¡°canciones hechas para irritar¡±, como Look What You Made Me Do de Taylor Swift, que le parec¨ªa una canci¨®n ¡°mala¡± hasta que descubri¨® que ¡°la melod¨ªa que utiliza en el estribillo es de una sola nota, que para la artista es un rasgo de identidad: est¨¢ hecho aposta¡±. De hecho, la canci¨®n ¡°va sobre el odio¡±, por lo que su sonido machac¨®n y repetitivo es deliberado.
A pesar de la vehemencia con que defendemos una canci¨®n buena o atacamos una mala, a pesar de la convicci¨®n con que defendemnos nuestras ideas, la ¨²nica certeza es que la subjetividad nos dirige. ¡°No creo que existan canciones malas o buenas¡±, agrega Espa?a. ¡°Existe un canon y un constructo hist¨®rico en torno al cual se ha regido la m¨²sica popular occidental. El reggaet¨®n, por ejemplo, no sigue los principios can¨®nicos occidentales (que provienen, en gran parte, de la m¨²sica de tradici¨®n escrita) y por eso es catalogado como un mal producto por much¨ªsima gente¡±.
No existe, por tanto, un consenso de lo que es bueno o malo, ni siquiera dentro de la cr¨ªtica musical: ¡°Lo que para una revista de jevi es una obra maestra, en un medio de electr¨®nica ni siquiera es considerado¡±, comenta Alonso. ¡°Ni siquiera hay un consenso sobre Bohemian Rhapsody de Queen. Hay gente que la concibe como una obra sublime y otra que la ve como una horterada¡±. No obstante, tambi¨¦n la cr¨ªtica musical opera ¡°dentro de una serie de convenciones est¨¦ticas (aceptadas) en un momento o espacio determinados¡± y ¡°los medios musicales recomendamos m¨²sica que o bien se circunscribe dentro de esas convenciones (Dua Lipa como producto pop conectando con los fans de los ochenta) o bien las amenazan (Saoko, que rompi¨® con la imagen que Rosal¨ªa hab¨ªa dado en El mal querer)¡±. Pero que la subjetividad impere, opina el periodista, ¡°no significa que no sea interesante atender a opiniones argumentadas y justificadas, que es lo que intenta hacer la cr¨ªtica musical¡±, de la misma manera que ¡°el hecho que todo sea subjetivo no significa que todas las opiniones sean interesantes o aporten algo¡±.
La popularidad mat¨® al pop
La historia ha dejado multitud de ejemplos que confirman que una canci¨®n suele ser considerada ¡°mala¡± cuando alcanza un nivel de popularidad masivo a pesar que la propia composici¨®n de la canci¨®n (melod¨ªa, armon¨ªa, ritmo, voz y letra) entre dentro de unas reglas musicales establecidas que la hacen ¡°buena¡±. En 2016, TIME eligi¨® Can¡¯t Stop the Feeling de Justin Timberlake como peor canci¨®n del a?o. Esta simp¨¢tica e inofensiva composici¨®n de disco-pop fue, a su vez, la m¨¢s exitosa de ese a?o a nivel comercial. ?Por qu¨¦ un medio prestigioso como TIME sentencia que la canci¨®n m¨¢s exitosa de 2016 ha sido, a su vez, la peor? Alonso cree que TIME no habr¨ªa colocado en esa posici¨®n ¡°una canci¨®n que nadie conoce, porque nadie se leer¨ªa el art¨ªculo¡±, y cree que fue ¡°v¨ªctima de su popularidad¡±. A la vez, da la raz¨®n a TIME en parte, ya que ¡°la canci¨®n es facilona de verdad¡± y ¡°puede que rebase la l¨ªnea de lo obvio, pues la palabra dance sale unas 40 veces¡±.
En la evaluaci¨®n que se hace de ciertas canciones en los medios entran, de nuevo, factores que van m¨¢s all¨¢ de lo estrictamente musical. Pueden influir sesgos machistas o racistas que, en algunos casos, ayudan a configurar el propio canon musical. ¡°Rihanna, Beyonc¨¦, todas las divas pop¡ nunca se han considerado artistas de culto. En cambio Kanye West es un genio¡±, argumenta Espa?a. ¡°Por supuesto que el machismo influye a la hora de establecer un canon, pero tambi¨¦n lo hace la clase, la raza¡ En las listas de lo mejor del a?o casi todos los artistas son europeos o norteamericanos. Es hoy m¨¢s que nunca cuando la globalizaci¨®n est¨¢ permitiendo que ese canon se expanda hacia otros territorios¡±.
Quien tambi¨¦n ha sido v¨ªctima de s¨ª mismo (y del pop) es el cantante brit¨¢nico Rick Astley. Su ¨¦xito Never Gonna Give You Up es una de las canciones de pop m¨¢s emblem¨¢ticas de los ochenta, pero tambi¨¦n se convirti¨® en algo parecido al primer meme de internet. Seg¨²n Tom Breihan, columnista de Stereogum, la canci¨®n simplemente es ¡°mala¡±, lo cual choca de frente con su enorme ¨¦xito original (fue n¨²mero 1 en 25 pa¨ªses en 1987) y con su perdurabilidad actual. Para Breihan, Never Gonna Give You Up es el ¡°pastiche del sonido Motown m¨¢s superficial y vulgar que escuchar¨¢s jam¨¢s¡±. Pero es el videoclip de Never Gonna Give You Up el que termina de configurar la broma, pues parece una parodia de lo que eran los videoclips de los ochenta, aunque no lo es. Lo cual nos lleva a otra variable complicada de la cr¨ªtica musical: juzgar hoy una canci¨®n de ayer.
¡°No creo que sea una canci¨®n mala en absoluto¡±, opina Alonso. ¡°Se han escrito ensayos y libros enteros sobre sus autores, Stock Aitken & Waterman. Hoy en d¨ªa est¨¢n bien considerados y reconocidos por medios como The Guardian. El locutor Jaime Crist¨®bal (Popcasting) ha escrito art¨ªculos muy interesantes analizando la complejidad de las armon¨ªas y los acordes que escribieron por ejemplo para Kylie Minogue¡±. Y apunta: ¡°La gente oye pop y piensa que es muy f¨¢cil de hacer. No es el caso. Quien lo piense, que lo intente. Hay much¨ªsimo, pero much¨ªsimo dinero en juego¡±. La misma opini¨®n comparte Espa?a: ¡°No hay que menospreciar las canciones que llegan al n¨²mero uno o se viralizan. Por supuesto que en el momento en el que entras dentro de la industria, la infraestructura que tienes a tu alrededor propicia unos n¨²meros m¨¢s favorables a los que el undeground rara vez puede llegar. Sin embargo, hace poco estuve analizando (solo a nivel sonoro) las listas de ¨¦xitos en Espa?a de la ¨²ltima d¨¦cada y las canciones que la conforman no son simples, se nota que hay gente que sabe mucho de m¨²sica detr¨¢s de todo eso¡±.
La periodista cree que ¡°catalogar algo como malo por el simple hecho de ser muy masivo es peligros¨ªsimo¡±, y no descarta que esta actitud pueda nacer de una perspectiva elitista, ya que ¡°no todo el mundo tiene el mismo acceso a la cultura, y catalogar como malo algo solo porque forme parte de la cultura de masas es clasista¡±. Y recuerda que ¡¤hay m¨²sica de muchos tipos y cada una de ellas responde a una funci¨®n social determinada¡±.
Amor, amor, amor
Una de las razones por las que Never Gonna Give You Up recibe burlas es por su pastelosa letra. Astley promete a su amante: ¡°nunca renunciar¨¦ a ti, nunca te decepcionar¨¦, nunca te abandonar¨¦, nunca te har¨¦ llorar, nunca te dir¨¦ adi¨®s, nunca te dir¨¦ una mentira, nunca te har¨¦ da?o¡±. Casi amor cort¨¦s medieval aplicado al pop. Y el pastel, el sentimentalismo exagerado, cae mal a la cr¨ªtica, que directamente ignora lanzamientos de artistas como Pablo Albor¨¢n o Laura Pausini, dos artistas de pop mel¨®dico apegados al sentimentalismo.
En el libro M¨²sica de mierda, Carl Wilson se centra en C¨¦line Dion, una artista hist¨®ricamente denostada por los medios musicales especializados, para analizar c¨®mo el sentimentalismo siempre se ha considerado de mal gusto. Espa?a lo cuestiona: ¡°Todas las canciones son sentimentales, ?no? Casi todas hablan de sentimientos. Yo creo que todo reside otra vez en el concepto de autenticidad. Es decir, llega el cr¨ªtico musical de turno y te dice que el sentimentalismo de un grupo no se lo cree pero el de otro s¨ª. Normalmente, m¨¢s que por la canci¨®n en s¨ª, esa opini¨®n deriva de la trayectoria de un artista, de si compone sus propios temas, y tambi¨¦n de la est¨¦tica del momento. La concepci¨®n de lo que era hortera y lo que no hace 10 a?os era totalmente diferente. Ahora, por ejemplo, el EDM nos resulta una cosa muy inc¨®moda, pero estoy segura que dentro de 10 a?os veremos horter¨ªsima todo el revival del hyperpop actual¡±.
Alonso comparte una opini¨®n parecida y recomienda M¨²sica de mierda: ¡°El libro viene a decir que todo lo que consideramos bonito o feo es una convenci¨®n social de un momento y lugar determinados. Evidentemente una canci¨®n que diga te quiero, sin m¨¢s, no tendr¨¢ m¨¢s valor. Pero al final la interpretaci¨®n del artista o de la artista, la melod¨ªa... pueden hacer que funcione hasta lo m¨¢s tonto. El cantante de The 1975 dice que se nos ha ido la olla con el cinismo en el mundo de la m¨²sica underground, y tiene toda la raz¨®n¡±.
De hecho, la m¨²sica underground y la masiva est¨¢n, por necesidad, estrechamente relacionadas. ¡°Es muy importante que la cr¨ªtica musical se mantenga dentro del underground porque, si no, lo masivo fagocitar¨ªa todos los espacios alternativos¡±, arguye Espa?a. ¡°Sin embargo, como lo masivo y lo underground se est¨¢n realimentando constantemente, el underground dicta las tendencias del futuro y despu¨¦s la industria se las apropia y las capitaliza. Para el cr¨ªtico musical, en la mayor parte de los casos, las tendencias solo son aut¨¦nticas cuando no se han pegado, es decir, antes de que se popularicen¡±.
Es pronto para decidir si P!nk ha sacado una candidata a peor canci¨®n de 2022 o si pronto llegar¨¢ el momento de reivindicar a Pablo Albor¨¢n como autor, pero probablemente a nadie le importa menos que a ellos (y a los millones de oyentes que los han convertido en un ¨¦xito).
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