Iniciar pel¨ªcula. Parar, seguir, parar. Dejarlo para ma?ana. ?Es sacrilegio ver las pel¨ªculas a trozos?
El declive de las salas de cine, el auge de las series y de las plataformas y el auge de nuevas plataformas hacen m¨¢s complicado ver un largometraje sin interrupciones
Te tumbas en la cama. Abres el port¨¢til y entras en Netflix. Tardas, de media, 7,4 minutos en elegir lo que quieres ver. Al final una pel¨ªcula, la que estrenaron el pasado viernes. Tienes el tiempo justo porque ma?ana madrugas. A la media hora sale una actriz que te gusta, pero no te acuerdas de su nombre. Le das al pause. Tomas el m¨®vil y lo buscas en Google: ¡°Ah, Tilda Swinton¡±. Antes de darle al play aprovechas y entras a mirar un guasap que te ha llegado. Como no es importante ni siquiera respondes. Guardas el m¨®vil en su sitio: debajo de las s¨¢banas, m¨¢s o menos, a unos 40 cent¨ªmetros de tu cuerpo. Sigue la pel¨ªcula. Todav¨ªa no ha pasado nada. ?ltimamente la direcci¨®n de fotograf¨ªa es cada vez m¨¢s oscura. Da reflejo en la pantalla. Subes el brillo, no es suficiente. Te levantas a apagar la l¨¢mpara. Al incorporarte tocas el m¨®vil con la pierna. ¡°?C¨®mo ha llegado hasta ah¨ª?¡± Rebuscas entre los pliegues del edred¨®n y por fin lo encuentras. Tienes 15 mensajes nuevos. Al final s¨ª era importante. Pausas. Dos notas de audio de dos minutos. Las escuchas enteras. Mandas t¨² otra de tres. Asunto resuelto, ahora s¨ª. Bloqueas la pantalla del m¨®vil, pero un momento: son las once y media. ¡°?Cu¨¢nto le queda a esto?¡±.
Es imposible culpar a Netflix de que, cada vez m¨¢s, dejemos pel¨ªculas a medias y las retomemos al d¨ªa siguiente. Pero la plataforma s¨ª es un poderoso aliado. Las salas de proyecci¨®n, hoy en franca decadencia, aseguraban un espacio en el que los largometrajes se ve¨ªan tal y como los hab¨ªan concebido los creadores. Desde hace unos a?os, muchas pel¨ªculas como Mank (2020), Sound of metal (2019), Borat, pel¨ªcula film secuela (2020), Da 5 Bloods: Hermanos de armas (2020), o Blonde (2022) se estrenan directamente en las plataformas sin pasar por las salas de exhibici¨®n. Estas empresas no suelen difundir datos exactos sobre la popularidad de sus programas, pero en 2019, Nielsen, una compa?¨ªa que se dedica a medir los datos de audiencia, desvel¨® que solo el 18% de los espectadores hab¨ªan visto El irland¨¦s, estrenada directamente en Netflix, de una ¨²nica sentada. Un usuario en Twitter lleg¨® a publicar una gu¨ªa para dividir la obra de Martin Scorsese, de tres horas y 20 minutos, en cuatro episodios. El realizador estadounidense mostr¨® su contundente rechazo en una entrevista: ¡°Absolutamente no. Ni siquiera he pensado en ello. Porque el objetivo de esta pel¨ªcula es la acumulaci¨®n de detalles. Una serie es genial, es maravillosa, puedes desarrollar personajes, l¨ªneas argumentales y recrear mundos. Pero El irland¨¦s no es eso¡±.
En los ¨²ltimos a?os se ha difuminado la frontera que divide el cine y la televisi¨®n. Libertad, de Enrique Urbizu, se estren¨® en 2021 en dos formatos distintos para la peque?a y la gran pantalla. Ese mismo a?o HBO public¨® el montaje de Zach Snyder de La liga de la justicia, estrenada en cines en 2017, y convertida en una miniserie de seis cap¨ªtulos. Tres a?os antes, la revista Cahiers du Cinema hab¨ªa declarado la tercera temporada de la serie de Twin Peaks como la mejor pel¨ªcula del a?o. Un nuevo escenario propiciado por la llegada de las plataformas y el control de los creadores televisivos sobre la duraci¨®n de su trabajo, aunque con ilustres precedentes como Secretos de un matrimonio (1973) y Fanny Alexander (1982) de Ingmar Bergman, que son series remontadas como largometrajes.
I created a viewing guide for everyone who thinks THE IRISHMAN is too damn long for one night. You're welcome! #scorsese #netflix #theirishman pic.twitter.com/sH06AxJ7he
— Alexander Kardelo (@dunerfors) November 28, 2019
Otra de las razones es que la sensaci¨®n de que ya no hay tiempo para ver pel¨ªculas enteras. Al menos eso es lo que le pasa a Eduardo Bord¨®n, un madrile?o de 25 a?os. Entre semana, despu¨¦s de trabajar, le cuesta encontrar dos horas libres para disfrutar del visionado completo. ¡°De hecho, intento aprovechar todos los huecos que tengo. Mientras estoy desayunando, o si tengo un descanso a la hora de comer, me pongo un cacho de cap¨ªtulo o de pel¨ªcula¡±, explica. Reconoce que ver largometrajes por trozos no es lo ideal, pero a veces no tiene m¨¢s remedio. ¡°Acabas saliendo de la din¨¢mica de la historia y eso hace que cuando la retomes ya no est¨¦s tan metido¡±.
Adri¨¢n Pascual, de la misma edad, intenta terminar de ver una pel¨ªcula siempre que empieza a verla. ¡°Hay que respetar que un producto se haya hecho para consumir de una manera concreta¡±, opina. Tambi¨¦n explica que ¨²ltimamente tiende a buscar films que duren ¡°una hora y veinte o una hora y media¡±, porque cada vez ¡°cuesta m¨¢s¡± ver una obra de tres horas que no sea de un director que le guste mucho. ¡°Es algo que noto incluso en mis padres, y tambi¨¦n veo que se comenta en las redes sociales: la gente busca contenido que se pueda consumir en menos tiempo¡±.
La sensaci¨®n de escasez de tiempo es un mal end¨¦mico de nuestra ¨¦poca. Algunos cient¨ªficos sostienen que esta percepci¨®n se debe a la enorme cantidad de horas que pasamos escroleando cada d¨ªa. El informe Estado M¨®vil de 2022 asegura que en Espa?a pasamos, como promedio, cinco horas al d¨ªa arrastrando el dedo por la pantalla del m¨®vil. Las ¨²ltimas investigaciones neurocient¨ªficas se?alan que esta actividad altera nuestra percepci¨®n del tiempo, haci¨¦ndonos sentir que pasa mucho m¨¢s r¨¢pido, y dando pie a que horas despu¨¦s ni siquiera recordemos en qu¨¦ lo hemos invertido.
?Por qu¨¦? Al parecer hay varios factores que influyen en nuestra percepci¨®n temporal. El primero es la atenci¨®n. Los eventos duran m¨¢s tiempo cuando estamos muy atentos. Por ejemplo, mirar los segundos que quedan hasta que el microondas termine de calentar la leche, hace que ese minuto ¡°transcurra¡± a una velocidad mucho m¨¢s lenta de lo normal. Otro condicionante es la novedad. Tendemos a acumular m¨¢s informaci¨®n y a percibir que el tiempo pasa m¨¢s lentamente cuando hacemos algo nuevo. Los cient¨ªficos concluyen que la experiencia de escrolear es poco novedosa y requiere poca atenci¨®n, por eso, cuando estamos con el m¨®vil el tiempo pasa volando.
En los cines est¨¢ prohibido utilizar el m¨®vil, pero en nuestros hogares solo nuestra capacidad de concentraci¨®n nos salva de terminar mirando las ¨²ltimas publicaciones de Instagram. Diferentes estudios revelan que nuestra capacidad de atenci¨®n sostenida en un mismo est¨ªmulo se est¨¢ reduciendo. Hace dos d¨¦cadas estaba en doce segundos, despu¨¦s se redujo a ocho y ahora, si el tema que centra nuestra atenci¨®n no nos interesa, en los primeros cinco segundos desconectamos y a otra cosa. Las empresas est¨¢n librando una batalla por conseguir retener la curiosidad de los usuarios. La atenci¨®n se ha convertido en un bien escaso, y cada vez es m¨¢s complicado que una pel¨ªcula de dos horas compita con el algoritmo de TikTok.
?Sacrilegio cinematogr¨¢fico?
Para muchos, ver un largometraje por trozos es poco menos que un sacrilegio al s¨¦ptimo arte. Diego San Jos¨¦, guionista de t¨ªtulos como Vaya semanita (2003) o Ocho apellidos vascos (2015), afirma que ¡°no hay una manera mala¡± de ver una pel¨ªcula. ¡°Eso me suena a uno de esos cocineros pesados que te dicen exactamente c¨®mo tienes que comer su plato. La ¨²nica manera de ver mal una pel¨ªcula es no verla¡±, argumenta. ¡°Yo prefiero verlas sin hacer interrupciones¡±, reconoce. ¡°Porque una historia te va conduciendo emocionalmente hacia un sitio concreto, te va enganchando a los personajes, y se va calentando un tipo de atm¨®sfera y de sensaciones, cuya cocci¨®n probablemente se interrumpe cuando uno la detiene. Pero aun as¨ª es mejor que no ver una pel¨ªcula. Yo no me echo las manos a la cabeza si alguien me dice que ha visto algo m¨ªo en varios trozos¡±.
Para Clara Botas, una de las guionistas de la serie La Ruta (2022), lo que m¨¢s condiciona la experiencia es ver una obra en una sala de proyecci¨®n o en casa. ¡°Cuando uno va al cine, solo por el hecho de ir, comprarse la entrada y desconectar del m¨®vil durante esas horas en las que est¨¢ a oscuras, en silencio y rodeado de tiene algo de ritual, de una liturgia que hace que el visionado adquiera otra dimensi¨®n, mayor importancia, una experiencia m¨¢s rica, m¨¢s pura y ¨²nica¡±, afirma. ¡°Yo estoy casi segura de que recuerdo mucho m¨¢s las pel¨ªculas que he visto en el cine que las que he visto en casa. Y cuando le recomiendo a alguien ver que me ha gustado mucho, siempre digo: ¡®tienes que ir a verla al cine¡±. Tambi¨¦n insiste en recordar que antes de la llegada de las plataformas, cuando muchos largometrajes se emit¨ªan en abierto, era normal encontrarse con cinco o seis bloques de anuncio ¡°en mitad de una obra maestra¡±. En esa ¨¦poca, seg¨²n la guionista, ¡°nadie pon¨ªa en el grito en el cielo¡±. Y por eso se pregunta si lo que ha cambiado es que ahora ¡°es el espectador el que tiene el control sobre la manera en que elige hacer ese visionado¡±.
Ninguno de los dos escribe pensando en la necesidad de retener la atenci¨®n del espectador a toda costa: ¡°Yo creo que los guiones hay que escribirlos en funci¨®n de cu¨¢l es la mejor manera de contar esa historia. Qu¨¦ tiempo o qu¨¦ tipo de escenas necesitas¡±, afirma San Jos¨¦. ¡°Hay que aspirar a que el espectador no se pueda distraer con otra cosa. A que no pueda dar al pause¡°, contin¨²a. Para Clara Botas ¡°el cine es una cuesti¨®n de fe, de creer en lo que uno est¨¢ viendo¡±. En su opini¨®n no debemos infravalorar la fe ni la atenci¨®n de las nuevas generaciones. ¡°No puede parecernos mal que haya emisiones de Twitch de no s¨¦ cu¨¢ntas horas y, a la vez, pensar que no aguantan ante una ficci¨®n m¨¢s de quince minutos: creo, en definitiva, que la comunicaci¨®n entre alguien que cuenta una historia y alguien que la recibe es un v¨ªnculo mucho m¨¢s profundo, irrompible y ajeno a modas de lo que pensamos¡±, asegura.
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