El a?o que difumin¨® la frontera entre cine y televisi¨®n
Las plataformas aceleran la creaci¨®n de series remontadas como pel¨ªculas y de pel¨ªculas dividas por cap¨ªtulos
Para ver Libertad, el ¨²ltimo trabajo de Enrique Urbizu, uno puede acercarse al cine que m¨¢s a mano le quede de los cientos que la estrenaron el pasado viernes, o encender la televisi¨®n (o el ordenador, el m¨®vil, la tableta) y buscarla entre las series de Movistar +. Los dos medios son el h¨¢bitat natural de la misma historia. Con la salvedad de que en un formato dura 135 minutos y en el otro son cinco cap¨ªtulos de 50, el producto es el mismo y no hay una versi¨®n m¨¢s oficial que otra. Que la hubiera ser¨ªa incluso extra?o. La difusi¨®n de las fronteras entre qu¨¦ es un producto cinematogr¨¢fico y uno televisivo se ha convertido en una de las grandes tramas de 2021 en la cultura audiovisual. No porque sea un debate nuevo (Cahiers du Cinema declar¨® como mejor pel¨ªcula de 2018 la tercera temporada de Twin Peaks), sino porque nunca hab¨ªan coincidido tantos ejemplos tan seguidos en un proceso tan acelerado.
En enero lleg¨® a Espa?a Small Axe, que contaba cinco historias de racismo contra la comunidad afrocaribe?a de Londres. Los cap¨ªtulos ten¨ªan duraci¨®n de largometraje, no estaban conectados entre s¨ª y los hab¨ªa rodado Steve McQueen (cineasta ganador del Oscar por 12 a?os de esclavitud). Llamarlo cine, o colecci¨®n de cinco pel¨ªculas, ser¨ªa quedarse cortos e ignorar que el conjunto es parte del proyecto; llamarlo televisi¨®n no ser¨ªa hacerle justicia. En febrero, Disney + estren¨® La bruja escarlata y Visi¨®n, una serie que continuaba (y modificaba) la historia que cuentan las pel¨ªculas de Marvel: no era una subtrama anecd¨®tica, sino un suceso clave del que partir¨¢n futuros estrenos en salas. El hecho de que ocurriese como serie era, adem¨¢s, esencial, pues la televisi¨®n era casi un personaje m¨¢s. La semana pasada, HBO Espa?a public¨® el montaje del director Zach Snyder de La Liga de la Justicia, estrenada en cines en 2017 y convertida ahora en una ¨¦pica de cuatro horas dividida en seis cap¨ªtulos. Es decir, formalmente es una serie, y lo ¨²nico que la convierte en pel¨ªcula es que debe consumirse de una sentada. El l¨ªo es tal que en junio de 2020, el estudio responsable del remontaje, Warner, la anunci¨® como una cosa y en enero de 2021, aclar¨® que era la contraria. Sin cambiar nada, el mismo producto ya no era televisi¨®n, era cine. Y la diferencia entre una cosa y la otra, irrelevante.
Estos casos, junto a la mencionada Libertad y las pel¨ªculas destinadas a salas, pero estrenadas en televisi¨®n por culpa de la pandemia, pr¨¢cticamente han puesto fin a d¨¦cadas de separaci¨®n entre cine y televisi¨®n. Siempre fue una diferenciaci¨®n escurridiza. Al cine se le presupon¨ªa una aptitud autoral: el director crea significado con cada decisi¨®n que toma (imagen, sonido, guion¡ el lenguaje cinematogr¨¢fico); la televisi¨®n se produc¨ªa con menos dinero y tan r¨¢pido que no hab¨ªa hueco para autores m¨¢s all¨¢ de la audiencia, que era qui¨¦n determinaba cu¨¢nto duraba una historia. Sin embargo, dos de las pel¨ªculas m¨¢s aplaudidas de Ingmar Bergman, Escenas de un matrimonio (1973) y Fanny y Alexander (1982), son series remontadas como largometrajes, igual que Libertad. A la primera se le neg¨® la posibilidad de aspirar al Oscar por haberse emitido en televisi¨®n; la segunda gan¨® el de Mejor Pel¨ªcula Extranjera. Hitchcock rod¨® Psicosis (1960) como si fuera un filme para televisi¨®n. Roberto Rossellini dej¨® el cine en 1963 para dedicarse a la peque?a pantalla. Nadie dir¨ªa que el director de Roma, ciudad abierta carece de intenci¨®n autoral.
Las dos pantallas se fueron fusionando con los a?os. ¡°De alguna manera la televisi¨®n hab¨ªa asumido el papel de la serie B en el cine. Hab¨ªa una parcelaci¨®n que se fue rompiendo en los noventa con experiencias pioneras como las de Twin Peaks o Expediente X. La primera temporada de 24 estuvo en la lista de Cahiers du Cinema de las mejores pel¨ªculas de 2002¡±, explica Francesc Xavier P¨¦rez Torio, autor de Shakespeare: el guionista invisible. As¨ª, hasta la actual abundancia de t¨ªtulos que pertenecen a ambos medios a la vez. ¡°Es algo consustancial al cambio de siglo¡±, explica Jorge Carri¨®n, autor de Teleshakepeare y Lo viral. ¡°De hecho, no s¨¦ si el debate est¨¢ siquiera vivo hoy en d¨ªa, o si lo est¨¢ tanto como hace unos a?os, fuera de la industria o de gente que quiera trabajar solamente en cine¡±.
Si el proceso viene de largo, ¨²ltimamente se han juntado factores clave. La llegada de las plataformas, que permiten el consumo personalizado de audiovisuales. El control que los creadores televisivos han logrado sobre la duraci¨®n de su trabajo (es imposible contar con ¨¦xito una historia sin calcular cu¨¢ndo va a acabar, como bien saben los guionistas de Perdidos; o c¨®mo va a acabar, como bien saben los de Juego de tronos). Un p¨²blico m¨¢s acostumbrado a programas de una temporada, y a pel¨ªculas m¨¢s largas, o contadas por entregas.
¡°No se hayan difuminado los l¨ªmites, es que el sistema entero se ha invertido. Los largometrajes parecen haber recibido la categor¨ªa de ¡®relato corto¡¯ mientras que la televisi¨®n es la ¡®novela¡¯ del relato audiovisual¡±, alerta desde Nueva York la periodista y cr¨ªtica cultural Lauren Mechling. ¡°Ver la televisi¨®n se sol¨ªa asociar a ser un flojo, algo con lo que conectabas por ratos. Ahora es un medio que recompensa a los espectadores que nos gusta prestar atenci¨®n, y atrae a creadores que quieren revestir su trabajo de capas y pistas y m¨²ltiples significados. Cualquiera que crea que el cine es un arte superior, y a alguna de esas personas las conozco, no es solo un esnob, sino que se lo est¨¢ perdiendo¡±.
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