Del estadio a ¡°corona del pueblo¡±: historia de la gorra, un complemento que triunfa desde 0 a 600 euros
Lo que era un complemento para proteger del sol a los jugadores de b¨¦isbol acab¨® en las cabezas de celebridades y arist¨®cratas y es hoy un s¨ªmbolo horizontal de estilo: absolutamente todo el mundo puede tener una
En 1901, los Detroit Tigers tomaron un decisi¨®n que iba a tener un efecto inesperado en la manera en la que millones de personas se vestir¨ªan a finales del siglo XX. Ese a?o, el equipo de b¨¦isbol incorpor¨® por primera vez una imagen a la gorra con la que sus jugadores sal¨ªan al campo: la figura de un tigre que ahora parece un tanto rudimentaria y que, dos a?os m¨¢s tarde, ser¨ªa sustituida por una letra d en tipograf¨ªa g¨®tica que a¨²n hoy pervive. Sin quererlo, los Tigers hab¨ªan abierto la puerta de entrada a una prenda con una finalidad eminentemente pr¨¢ctica al universo de la moda.
D¨¦cadas m¨¢s tarde, la gorra de b¨¦isbol parece que siempre ha estado all¨ª. La llevaba Diana de Gales combinada con un plum¨ªfero rojo cuando intentaba evadirse de las c¨¢maras de los paparazzi, y tambi¨¦n Rudolph Giuliani multiplic¨¢ndose en las calles de un Nueva York atacado despu¨¦s del 11S. La utiliz¨® Donald Trump para pasear el eslogan (robado a George Bush padre, por cierto) con el que gan¨® las elecciones de EE UU en 2016 y, este mismo a?o, Bad Bunny subi¨® a recoger un Grammy con una. Es todo a la vez: accesorio de moda vers¨¢til, elemento para intentar (normalmente sin ¨¦xito) pasar desapercibido y arma de propaganda pol¨ªtica. ?C¨®mo ha llegado hasta aqu¨ª algo que se ide¨® para proteger la cabeza, y la vista, del sol?
La corona del pueblo
La gorra de b¨¦isbol est¨¢ndar tal y como la conocemos pudo haber sido muy distinta. A finales del siglo XIX, cuando ese deporte comenzaba a extenderse en EE UU, se utilizaron distintos modelos, algunos m¨¢s similares a una gorra de plato militar. Uno de ellos era el llamado pillbox, similar a los sombreros femeninos de mediados del pasado siglo con el a?adido de la visera. Sin embargo, el que ha llegado hasta nosotros prosper¨® por su sencillez y adaptaci¨®n a la cabeza de los jugadores. En la d¨¦cada de 1940 se a?adi¨® caucho al interior de la gorra para hacerla m¨¢s robusta, mientras que la visera fue aumentando de tama?o. Un proceso de adaptaci¨®n al medio que tambi¨¦n la hizo m¨¢s vers¨¢til y apta para otros contextos.
A medida que el b¨¦isbol iba ganando alcance, la gorra iba saliendo de los estadios para infiltrarse en las calles. El a?adido del logo o distintivo de los equipos propici¨® su venta fuera del ¨¢mbito del deporte. Antes de que las camisetas de los equipos se convirtieran en el distintivo por excelencia de pertenencia a un club, la gorra se adelant¨® como el primer elemento de merchandising deportivo. En la d¨¦cada de los cincuenta se instaur¨® el modelo que usaba 6 paneles de tela cosidos entre s¨ª, en lugar de los ocho iniciales. La introducci¨®n del modelo snapback, con un ajuste en la parte posterior, acab¨® por popularizarla entre un p¨²blico m¨¢s amplio.
¡°Es la corona del pueblo, es completamente igualitaria¡±, explicaba Mark Maidment, vicepresidente de New Era, la marca que tiene la exclusiva de la fabricaci¨®n de gorras para la liga estadounidense de b¨¦isbol (MLS) en un art¨ªculo para la web de esa competici¨®n. ¡°Puedes ponerte una y sentirte genial, ya seas un taxista o vayas a actuar ante 200.000 personas en Coachella¡±. En efecto, es uno de esos raros complementos que une a todos los estratos sociales. Pero, ?c¨®mo lo ha conseguido?
El ascenso de la gorra a elemento omnipresente es uno de esos viajes que comienza por el deporte y llega a las masas a trav¨¦s de la m¨²sica. As¨ª lo cree Javier Mun¨¢rriz, Muna, fundador de La Tienda de las Gorras, uno de los primeros negocios centrados en este complemento en Madrid. ¡°Creo que la clave es que pasa a un p¨²blico m¨¢s amplio a trav¨¦s de los artistas musicales¡±, explica. ¡°En los ochenta y los noventa, pasa de ser un art¨ªculo deportivo o de merchandising a un p¨²blico masivo a trav¨¦s, sobre todo, de artistas de hip hop. Ah¨ª es donde entra a formar parte de la moda¡±.
La corriente que va de la moda urbana a las pasarelas y, por extensi¨®n, a los h¨¢bitos de vestimenta de todo el planeta, tuvo en la gorra un precedente claro a la locura de las zapatillas deportivas. A finales de los ochenta, el look neoyorquino por excelencia a lo Jerry Seinfeld estaba coronado por una gorra, instrumento perfecto para protegerse del sol o el fr¨ªo y complemento que tend¨ªa un v¨ªnculo con la moda urbana. La usaban por igual las estrellas del rap que los pol¨ªticos estadounidenses como manera de acercarse al pueblo, o que Michael J. Fox en la saga Regreso al futuro.
Al mismo tiempo, la gorra se iba convirtiendo en un instrumento de marketing perfecto. De la misma forma que los equipos de b¨¦isbol la utilizaban para generar v¨ªnculos con sus fans, las marcas descubrieron en ella un lienzo en blanco muy visible en el que incluir sus logos. ¡°Probablemente fue la prenda que abri¨® la veda a llevar logos de marcas. Incluso, ahora mismo entre el coleccionismo de gorras tienen mucho valor las gorras de publicidad, con logotipos desde marcas de tabaco a marcas de tractores¡±, explica Muna.
Explosi¨®n de estilos
La d¨¦cada de los noventa vio la explosi¨®n definitiva de la gorra de b¨¦isbol, aupada por una generaci¨®n de artistas de rap que la convirtieron en un objeto de deseo incluso m¨¢s all¨¢ del conocimiento de sus or¨ªgenes. ¡°Hice a la gorra de los Yankees m¨¢s famosa que lo que pod¨ªan los Yankees¡±, rapeaba Jay-Z en su canci¨®n con Alicia Keys, Empire State of Mind. En efecto, la N y la Y distintiva del equipo de b¨¦isbol de Nueva York se ha convertido en algo as¨ª como un logo del lujo asequible para aquellos que no sabr¨ªan explicar qu¨¦ es un home run. ¡°Hay gente que viene a nuestra tienda y cree que es una marca en lugar de un equipo¡±, confirma Muna.
Esa explosi¨®n de la gorra como b¨¢sico de la moda urbana tiene tambi¨¦n otro punto de inflexi¨®n, en el que la compa?¨ªa New Era descubri¨® las posibilidades casi ilimitadas que le permit¨ªa. ¡°Hay un momento clave cuando el director de cine Spike Lee le pidi¨® a New Era que le hiciese una gorra roja de los Yankees¡±, relata Muna. ¡°Hasta entonces, se hac¨ªan gorras oficiales con los colores de cada equipo. Las gorras de los Yankees, por ejemplo, eran todas azul marino. A partir de ese momento, se empiezan a fabricar gorras de equipos en cualquier color, da igual que no tenga relaci¨®n con el equipo en cuesti¨®n¡±.
De manera paralela a este auge v¨ªa la moda urbana, la gorra de b¨¦isbol en su versi¨®n m¨¢s austera se convert¨ªa tambi¨¦n en una prenda b¨¢sica de las ¨¦lites, ese 1% que ha quedado retratado en la serie Succession y que ha propiciado el t¨¦rmino de quiet luxury o lujo silencioso. Recientemente, el Wall Street Journal dedicaba un art¨ªculo a los modelos, en apariencia b¨¢sicos y en realidad exclusivos, que el personaje de Kendall Roy hab¨ªa conseguido agotar en la vida real. Un ejemplo, la gorra de cachemira de la firma italiana Loro Piana, que supera los 625 d¨®lares, algo m¨¢s de 550 euros.
Una vez que la gorra ya estaba aceptada como complemento apto para casi cualquier estilo o condici¨®n social, los estilos se han diversificado. La escena streetwear hizo suya el modelo de cinco paneles, mientras otras opciones, como la trucker (con rejilla en la parte posterior) fueron ganando terreno. ¡°Ahora mismo el p¨²blico que tenemos es mucho m¨¢s heterog¨¦neo¡±, confirma Muna en su experiencia en La tienda de las gorras, abierta en 2003. ¡°Antes hab¨ªa un p¨²blico mucho m¨¢s especializado, que ven¨ªa sabiendo lo que buscaba. Ahora es mucho m¨¢s diverso, vienen desde chavalitos a octogenarios¡±. Explica que el modelo trucker y el cl¨¢sico de b¨¦isbol, cerrado por detr¨¢s, son algunos de los m¨¢s demandados. ¡°En los noventa era el m¨¢s popular y ahora est¨¢ resurgiendo. La moda de las gorras tambi¨¦n es bastante c¨ªclica¡±. Una prueba m¨¢s de que la gorra de b¨¦isbol ya ha entrado a formar parte de la indumentaria m¨¢s all¨¢ de estilos y clases.
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