Amanda Lepore, la frivolidad convertida en militancia: ¡°Cada cual tiene sus luchas. La gente deber¨ªa ser m¨¢s compasiva¡±
La estrella trans ha sido protagonista de la llegada a Barcelona de ICONIQA, una fiesta que que reivindica la magia y la belleza de la comunidad ¡®queer¡¯ y que volver¨¢ en octubre
Amanda Lepore (Nueva Jersey, sin fecha de nacimiento que ella haya querido hacer p¨²blica) necesita poca presentaci¨®n y ella parecer ser la primera que lo sabe. En la conversaci¨®n es escueta, suelta frases cortas y sentencias que, se dir¨ªa, terminan con puntos suspensivos, tal vez consciente de que cualquiera puede autorrellenar esos datos porque su biograf¨ªa habla por s¨ª misma. O consciente de que, como escribi¨® Gersham Bulkeley en el siglo XVII para regocijo de un mill¨®n de fabricantes de tazas y camisetas en el XXI, sus acciones hablan m¨¢s alto que sus palabras. Lepore, efectivamente, se explica por s¨ª misma. Ni siquiera por sus acciones: hasta sentada en una habitaci¨®n, en silencio, ella ser¨ªa pura narrativa. Es due?a de un f¨ªsico extremo que ha convertido en su marca de f¨¢brica y tambi¨¦n en militancia: los pechos enormes y puntiagudos, los labios interminables, las pesta?as kilom¨¦tricas, el cabello inabarcable y la cintura y la nariz m¨ªnimas, como si Marilyn Monroe hubiese renacido convertida en una hero¨ªna de c¨®mic solo para adultos. Y ha conseguido que ese aspecto extremo se haya convertido en un icono reconocible al nivel de un Elvis, una Madonna o una Audrey: su rostro ha estado en relojes de Swatch, en camisetas, en videoclips, en campa?as de Armani (junto a Ryan Phillippe, ¨¦l mucho m¨¢s desnudo que ella) y en mu?ecas; y su nombre en perfumes y colecciones de maquillaje.
A mediados de julio se present¨® como gran estrella de la fiesta IQONICA, en la sala barcelonesa Razzmatazz, donde cant¨® dos de sus ¨¦xitos, Champagne y My Pussy. 50% electroclash, 50% Debbie Harry y 0% de impostura. IQONICA es una fiesta itinerante organizada por Barry Brandon, promotor de la escena queer que quer¨ªa, con estas fiestas, ¡°llevar al mundo f¨ªsico lo que existe en el interior de mi cerebro¡±, seg¨²n explica. ¡°Es as¨ª como yo quiero ver el mundo, una demostraci¨®n de autoexpresi¨®n que no pide perd¨®n y que mezclamos con algunas formas de mostrar la magia y la belleza de la comunidad queer. En resumen, libertad. Un espacio donde la gente simplemente acude para ser ella misma¡±. Javier Estalella, DJ, director de booking y supervisor musical de Razzmatazz, cree que ICONIQA ¡°es disidencia y excelencia queer, es una celebraci¨®n ¨²nica. Exactamente lo que esta ciudad necesitaba. Hac¨ªa tiempo que no viv¨ªa algo igual¡±. Quien se lo haya perdido tendr¨¢ una nueva oportunidad el 15 de octubre.
Lo m¨¢s intrigante es: ?c¨®mo puede seguir encontrando desafiante la noche alguien como Lepore, que lleva d¨¦cadas en ella y que ha visto ir y venir escenas, tendencias y fiestas de la noche de Manhattan? ¡°Realmente no considero la noche un desaf¨ªo, la sigo considerando una diversi¨®n¡±, explica a ICON la modelo y cantante. ¡°Siempre hay gente nueva y creativa que aparece en escena. Siempre es divertido. La noche nunca pasa de moda¡±. Eso s¨ª, concede que ha habido en ella cambios sustanciales. ¡°Especialmente por las redes sociales. Ahora absolutamente todo acaba colgado en Internet. La parte buena es que eso permite un acceso m¨¢s inmediato a la escena club, todo el mundo puede disfrutarla en todas partes¡±.
Lepore lleg¨® a la escena nocturna neoyorquina, como muchos club kids de su era, huyendo de una vida miserable (en su caso, seg¨²n cont¨® en sus memorias Doll Parts, de un marido celoso y controlador). Y previamente hab¨ªa llegado a ¨¦l huyendo de una infancia desgraciada como ni?a transexual en un hogar complicado (su madre falleci¨® cuando ella era adolescente, con su padre no volvi¨® a tener relacion tras el funeral de su madre). ¡°Cuando me oper¨¦ fue el momento m¨¢s feliz de mi vida¡±, recuerda. ¡°Finalmente viv¨ªa en el cuerpo en el que yo siempre hab¨ªa sabido que deb¨ªa vivir¡±. Por esto Lepore es activismo, porque la sociedad no le ha permitido dejar de serlo. D¨¦cadas despu¨¦s de su transformaci¨®n y de su ¨¦xito todav¨ªa hay, por ejemplo, expresidentes del gobierno en Espa?a que aseguran que las vidas trans no importan a nadie. ¡°Hoy necesitamos m¨¢s apoyo que nunca entre nuestra comunidad¡±, asegura. En una era en la que asuntos como los derechos trans abren grietas incluso dentro del colectivo LGTBQI, que hist¨®ricamente ha sido una pi?a, Lepore recuerda que ¡°cada cual tiene sus luchas y la gente, simplemente, deber¨ªa ser m¨¢s comprensiva y tener m¨¢s compasi¨®n¡±.
Con modales de diva cl¨¢sica, Lepore asegura que ama Barcelona y que ama Espa?a. ¡°?La gente aqu¨ª es tan guapa y tan acogedora!¡±. Se le notan sus influencias, una forma de hablar y de moverse que bebe de las estrellas de ayer. ¡°Estoy enormemente influenciada por el viejo glamour de Hollywood. Me fijo en aquellas bombas sexuales rubias del Hollywood dorado e incorporo su car¨¢cter a mi propio estilo¡±. Lo que no ha tomado de ellas es el car¨¢cter de musa imposible que alguno podr¨ªa presuponer por su aspecto. ¡°Lo que m¨¢s suele sorprender a la gente de m¨ª es lo cercana es que soy cercana, accesible. Me figuro que no esperan eso¡±. De hecho, si en un peque?o giro de los acontecimientos Amanda Lepore no fuese hoy la mayor estrella del underground, ella asegura que ser¨ªa ¡°o maquilladora o peluquera¡±. Tiene sentido: para seguir la tradici¨®n de las que la inspiran, su edad es un secreto y, amablemente, rechaza responder a una pregunta que tiene que ver con c¨®mo se afronta la edad en la escena nocturna en un mundo que parece ser cada vez m¨¢s edadista y reponer a sus ¨ªdolos por uno m¨¢s joven en cuanto el espectador parpadea. Pese a todo, ella resiste. ?Qu¨¦ le queda a alguien que aparentemente ha conseguido todo lo que pod¨ªa conseguir en su radio de acci¨®n? Su respuesta es, efectivamente, llana: ¡°A¨²n necesito comprarme una casa¡±.
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