¡°Algo en esta industria hace que la gente enferme¡±: por qu¨¦ la m¨²sica no logra romper con las drogas y el alcohol
El libro ¡®Bodies¡¯, de Ian Winwood, ha puesto sobre la mesa una problem¨¢tica que hasta no hace demasiado se percib¨ªa como una leyenda rom¨¢ntica: las drogas y el rock and roll
Sexo, drogas y rock and roll: como sucede con todos los clich¨¦s, es casi imposible escribirlo sin sonrojo. Pero lo que condensa esta expresi¨®n que fij¨® una canci¨®n de Ian Dury es uno de los mitos m¨¢s poderosos y f¨¦rtiles de la cultura popular. Un mito que lleva a?os proporcionando horas de especulaci¨®n a los aficionados y miles de p¨¢ginas en la cr¨®nica social y cultural. Tambi¨¦n decenas de obras valiosas, empezando por El Perseguidor, aquel relato de Julio Cort¨¢zar basado en la desordenada vida de Charlie Parker que marca la transici¨®n del bohemio o el poeta maldito al m¨²sico con una existencia igual de atormentada. As¨ª que lo sabe todo el mundo: los m¨²sicos trasnochan, beben y se drogan, y gracias a eso se asoman a abismos que los dem¨¢s (los consumidores de su arte) no logran ni imaginar. El p¨²blico les ofrece su dinero, su admiraci¨®n y su cari?o durante el concierto a cambio de que lo que les suceda cuando se bajan del escenario o tras sus arrebatos creativos sea cosa suya. Parece un trato justo¡ salvo para los que se quedan por el camino.
Afortunadamente, durante los ¨²ltimos a?os la preocupaci¨®n por la salud mental de los trabajadores est¨¢ apareciendo en todas las industrias. Y la de la m¨²sica es particularmente cr¨ªtica en ese aspecto. Basta unir los puntos: todos esos suicidios y muertes prematuras que hasta ahora consider¨¢bamos incidentes aislados o piezas de una leyenda tr¨¢gica revelan que, m¨¢s all¨¢ de las angustias creativas y de las juergas, algo pasa entre quienes salen de gira. Y no solo les ocurre a los m¨²sicos: los problemas de salud mental tambi¨¦n son particularmente frecuentes entre quienes trabajan a su alrededor: t¨¦cnicos, managers, prensa, montadores, conductores¡
Seg¨²n un estudio realizado en 2021 en el Reino Unido, alguien cuyo trabajo est¨¢ relacionado con la m¨²sica tiene tres veces m¨¢s posibilidades de desarrollar depresi¨®n y cuatro m¨¢s de presentar ansiedad que si se dedicara a cualquier otra actividad. ¡°Hay algo que falla sistem¨¢ticamente en el mundo de la m¨²sica y hace que la gente enferme¡±. Es la tesis de Ian Winwood, periodista con d¨¦cadas de experiencia cubriendo a bandas como Metallica y autor de Bodies: Vida y muerte en la m¨²sica (Liburuak, 2023), una cr¨®nica sobre c¨®mo la industria musical ¡°tolera y fomenta comportamientos impensables en cualquier otro tipo de trabajo¡±.
Winwood no est¨¢ solo. Durante los ¨²ltimos a?os, cada vez m¨¢s organizaciones brit¨¢nicas se preocupan por la cuesti¨®n y han surgido colectivos como MITC (colectivo de terapeutas de la industria musical), formado por psic¨®logos especializados en los problemas de los m¨²sicos y su entorno. Hace poco publicaron Touring and Mental Health (Giras y salud mental), un detallado manual lleno de consejos pr¨¢cticos y de informaci¨®n cient¨ªfica.
La droga es la punta del iceberg
¡°Todos, trabajemos o no en la industria musical, tenemos ciertas posibilidades de desarrollar trastornos de ansiedad, de la personalidad, adictivos, depresi¨®n¡ existe una tendencia o una predisposici¨®n gen¨¦tica, pero es que en esta industria no se duerme, la gente est¨¢ de fiesta a tu alrededor, hay miedo y hay sucesos traum¨¢ticos, as¨ª que es m¨¢s f¨¢cil desarrollar eso que exist¨ªa en potencia¡±, explica Rosana Corbacho, una psic¨®loga extreme?a que colabora con MITC. Corbacho decidi¨® estudiar psicolog¨ªa mientras trabajaba en el sector de la m¨²sica en Londres porque se dio cuenta de que quienes la rodeaban ¡°ten¨ªan problemas que se repet¨ªan. Y me daba la impresi¨®n de que cuando acud¨ªan a terapia, sus terapeutas no entend¨ªan lo importante que era para ellos su profesi¨®n. Esos problemas espec¨ªficos son, por ejemplo, bloqueos creativos, ataques de ansiedad, dificultades en la relaci¨®n entre miembros de la banda o con los managers¡ Se piensa que el ¨²nico problema que tienen los m¨²sicos es que consumen droga. Es algo mucho m¨¢s complejo porque, aunque las sustancias est¨¢n ah¨ª, muchas veces son consecuencia de lo que se est¨¢ sufriendo¡±.
Lo cuenta Joan Vich en Aqu¨ª viv¨ªa yo (Libros del KO, 2022), la cr¨®nica de sus 25 a?os de trabajo en el Festival de Benicasim: el exdirector del festival confiesa en sus p¨¢ginas que exist¨ªa en el festival una camello a la que llamaban Frida y a la que se recurr¨ªa para suministrar a los artistas lo que requer¨ªan. Lo confirma Marcela San Mart¨ªn, que trabaj¨® para las salas Siroco y El Sol y es fundadora de MIM (Asociaci¨®n de Mujeres de la Industria de la M¨²sica): ¡°En festivales te dan el tel¨¦fono del dealer directamente. A m¨ª un m¨²sico me lleg¨® a amenazar con cancelar un concierto con todo vendido si no le llev¨¢bamos sus gramos correspondientes. Ah¨ª le dej¨¦, pel¨¦andose con su road manager¡±. Rafa G¨®mez, promotor detr¨¢s de Silbato Producciones, tambi¨¦n se ha visto en situaciones parecidas: ¡°No dar¨¦ nombres, pero recuerdo tener que irme un domingo lloviendo en Torrelavega a buscar caballo porque el artista dec¨ªa que no sal¨ªa. Le dije que vale, que iba. A la media hora volv¨ª calado, me romp¨ª un poco el pantal¨®n y la camisa y me invent¨¦ que no ten¨ªa nada porque me hab¨ªan robado y pegado¡±. En cualquier caso, el mismo G¨®mez aclara que ¡°a d¨ªa de hoy no es habitual que haya m¨²sicos o t¨¦cnicos intoxicados durante la actuaci¨®n. Sucede puntualmente y se resuelve porque tanto artistas como t¨¦cnicos tienen un equipo detr¨¢s que los cubre, no tap¨¢ndolos, sino salv¨¢ndolos, igual con una ducha, de un rid¨ªculo monumental¡±.
¡°Los excesos m¨¢s intensos no pueden mantenerse durante mucho tiempo, ni siquiera las bandas m¨¢s famosas tuvieron un recorrido muy largo¡±, prosigue Corbacho. ¡°Al final, o te jubilas o te pasa algo. Puedes haber hecho un ¨¢lbum colocad¨ªsimo, pero ese ritmo productivo no se puede mantener. Para crear hace falta descansar, comer bien, tener relaciones interpersonales¡ Es una vida muy exigente, que requiere much¨ªsimo trabajo¡±.
As¨ª que, aunque las drogas duras a veces agravan los problemas, quiz¨¢ no sean tan habituales como se cree y, casi siempre, se manejan con cierto autocontrol, una virtud que, seg¨²n V¨ªctor Coyote, m¨²sico legendario desde los ochenta, es ¡°b¨¢sica en el mundo art¨ªstico porque, adem¨¢s, se ha delegado la funci¨®n de vendedor en el propio artista. Todo el mundo se tiene que promocionar de una manera exagerada, as¨ª que no te da tiempo de ensayar, drogarte y atender a las redes sociales¡±. Tambi¨¦n contra el mito de las fiestas infinitas en la ¨¦poca de la Movida, el gallego aclara: ¡°Yo fui partidario de la dieta que ten¨ªa Iggy Pop: caballo por la noche y por la ma?ana gimnasio. Es una dieta radical que nunca he seguido a rajatabla pero que me parec¨ªa bien. Eso s¨ª: a los dos d¨ªas de juerga ya estaba hasta los cojones de aguantar pesados y de aguantarme a m¨ª mismo, y quer¨ªa volver a madrugar para ponerme a dibujar¡±.
El alcohol, a pesar de haber provocado de manera directa o indirecta muertes como la de Bon Scott, John Bonham o Dolores O¡¯Riordan, es considerado de manera muy diferente y su consumo (como en muchos otros ¨¢mbitos, por otro lado) es mucho m¨¢s estructural: ¡°He estado en muchos camerinos en los que puedes conseguir toda la cerveza que quieras mucho antes que una pieza de fruta o algo de comer¡±, recuerda Javier Carrasco o Betacam, miembro de varias bandas de la escena madrile?a. ¡°El alcohol es un h¨¢bito cultural arraigado, tolerado e, incluso, naturalizado¡±, a?ade San Mart¨ªn. ¡°Es pr¨¢cticamente imposible imaginar una sala de conciertos sin alcohol. Es m¨¢s, en las hojas de producci¨®n viene incluido un catering de hospitalidad para los grupos que lo incluye. Las salas viven del consumo en barras, no de los conciertos y los que nos dedicamos a programar sabemos que tenemos que jugar con grupos cuyo p¨²blico consuma m¨¢s o menos, independientemente de la calidad musical¡±.
¡°Hay dos momentos de riesgo en cuanto a la aparici¨®n de adicciones¡±, alerta Corbacho. ¡°Cuando mucho ¨¦xito llega de repente porque, si hab¨ªa un consumo previo, puede que para gestionar la presi¨®n se recurra a ese bast¨®n que anestesia las emociones; y cuando alguien que fue muy famoso comienza a tener menos actividad profesional. Sin embargo, cuando hay un ¨¦xito sostenido, el m¨²sico es consciente de que para mantenerse ah¨ª, debe llevar una vida equilibrada¡±. En cualquier caso, la psic¨®loga insiste en que ¡°el abuso de alcohol o drogas es una se?al de alarma y un s¨ªntoma que indica que existen otros trastornos y otros riesgos¡±.
Autoexplotaci¨®n y miedo: lo que enmascaran las sustancias
Especialmente a partir de los noventa, son muchas las canciones, como This is hardcore de Pulp o Into de Great Wide Open de Tom Petty, sobre lo decepcionante que resulta lograr el dinero y la fama con los que tanto se hab¨ªa fantaseado. Tambi¨¦n en la m¨²sica urbana (donde se frontea m¨¢s que en el rock) los artistas mantienen una relaci¨®n ambigua con su propio ¨¦xito que parece una maldici¨®n tanto si llega como si no. ¡°El capitalismo ha ganado a lo bestia y est¨¢ permeando todos los estratos de la sociedad y la cultura¡°, opina Carrasco. ¡°Y tambi¨¦n la m¨²sica est¨¢ cada vez m¨¢s imbuida de un esp¨ªritu competitivo que no es bueno. Las dos palabras clave son autoexplotaci¨®n y frustraci¨®n¡±.
Seg¨²n relata Winwood en Bodies, en el mundo de la m¨²sica ¡°la cadena de mando es muy confusa¡±, algo que no impide que los m¨²sicos se sientan explotados y exprimidos al m¨¢ximo. Como en el resto de industrias culturales, casi siempre son ellos mismos quienes se imponen esas condiciones de trabajo extenuantes. ¡°En toda la industria la tendencia es a ir al l¨ªmite por todas las partes. No se cuidan ni el m¨²sico ni el directivo, y se generan relaciones de codependencia que llegan a ser da?inas¡±, revela Corbacho.
Las oportunidades siempre son armas de doble filo y ¡°muchas veces se viven desde el miedo a que se acaben¡±. ¡°Tambi¨¦n hay culpa¡±, a?ade la terapeuta. ¡°Cuando tienes ¨¦xito y no lo est¨¢s disfrutando: te has dejado la piel y cuando est¨¢s donde quer¨ªas, no lo est¨¢s disfrutando por nervios, porque te comparas con la banda anterior, por cansancio¡¡±. Por supuesto, el caso contrario es m¨¢s habitual, y es que, como dice Carrasco, ¡°es muy desesperante ver a gente muy buena que trabaja hasta reventar y no llega¡±, algo que, en los dem¨¢s, provoca que sea pr¨¢cticamente impensable rechazar un encargo. ¡°El sistema de recompensas del trabajo creativo es muy traicionero¡±, contin¨²a Carrasco. ¡°Tenemos una actitud voraz, como los perros, que comen y se empachan porque piensan que igual no volver¨¢n a comer en una semana. A veces nos ponemos malos por aceptar m¨¢s trabajo del que podemos sacar adelante y otras sufrimos cuando ves que hay un techo que no vas a romper¡±.
Adem¨¢s, en un mundo dominado por las plataformas en el que los autores ya apenas reciben derechos de autor, los m¨²sicos deben estar girando casi perpetuamente, y ese es uno de los riesgos m¨¢s grandes para su integridad. ¡°En el caso de las grandes giras, hablamos de equipos de m¨¢s de 200 personas bajo una presi¨®n enorme porque, aunque sea un t¨®pico, el show debe hacerse pr¨¢cticamente pase lo que pase¡±, explica Corbacho. Es en ese contexto en el que la psic¨®loga y terapeuta percibe el mayor contraste entre la experiencia del p¨²blico y la de los artistas: ¡°El p¨²blico se relaciona con el artista mediante un producto final que le provoca emociones y muchas veces confunde sus propias emociones con las del artista, que ha hecho mucho trabajo invisible antes de subir al escenario. Hay una desconexi¨®n porque yo s¨¦ que incluso conciertos que fueron percibidos como buen¨ªsimos, han sido momentos traum¨¢ticos para el int¨¦rprete que luego hemos abordado en terapia¡±.
Relatos como el de Ian Winwood, al que se le ocurri¨® escribir su libro despu¨¦s de pensar que lo que hasta entonces hab¨ªa visto como una serie de an¨¦cdotas aisladas (desde la desaparici¨®n de Richey Edwards, de los Manic Street Preachers, hasta la muerte de Amy Winehouse, pasando por el ingreso en rehabilitaci¨®n de Caleb Followill, ¡°uno de los chicos m¨¢s educados y discretos que he conocido¡±, seg¨²n el autor) era, en realidad, algo mucho m¨¢s profundo, est¨¢n ayudando a visibilizar un problema generalizado que, muy a menudo, se malinterpreta o se enfoca a trav¨¦s del romanticismo y la mitoman¨ªa. ¡°El romanticismo es muy malo, muy pesado y se acaba cuando te das cuenta de que al final trabajas para la hosteler¨ªa¡±, concluye V¨ªctor Coyote.
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