¡°Unos Nirvana de barrio¡±: c¨®mo The Offspring logr¨® vender 40 millones de discos sin la ayuda de nadie?
La banda californiana, cuyo tercer ¨¢lbum sigue siendo el m¨¢s vendido de la historia de las discogr¨¢ficas independientes, sigue tocando 30 a?os despu¨¦s de su mayor ¨¦xito. Este verano lo har¨¢ en Espa?a
Eran un grupo omnipresente en las radios, pero la mayor¨ªa del p¨²blico nunca hab¨ªa visto siquiera qu¨¦ aspecto ten¨ªan los componentes de The Offspring. Las ¨²nicas referencias: la voz agud¨ªsima del cantante, el ritmo acelerado, casi hardcore, de sus composiciones y una portada de disco horrenda con la radiograf¨ªa de un esqueleto. En diciembre de 1994, muchos salieron de dudas. Tras haber declinado a lo largo del a?o las sucesivas invitaciones de Saturday Night Live o de los programas de David Letterman y Conan O¡¯Brien, la banda oriunda del condado de Orange, en California, acept¨® tocar en los Billboard Music Awards. Liderados por el vocalista Dexter Holland (Garden Grove, California, que hoy tiene 58 a?os), con unas largu¨ªsimas rastas, el grupo sali¨® al escenario e interpret¨® la canci¨®n menos apta para televisi¨®n de todo su repertorio, Bad Habit. Bajo su americana, Holland luc¨ªa una camiseta que descubri¨® a mitad de actuaci¨®n, con otro mensaje desafiante: ¡°Las corporaciones matan al rock¡±.
La banda represent¨® a la perfecci¨®n el papel que le tocaba y que parte de la prensa y aficionados le hab¨ªan otorgado. Fundada en 1984, a?o en el que lo ¨²ltimo que hac¨ªa nadie que planeara enriquecerse era montar un grupo de punk, The Offspring se hab¨ªa convertido en un fen¨®meno que a sus miembros les costaba controlar. Smash, tercer trabajo del grupo, sali¨® a la venta el mismo 8 de abril de 1994 en el que la polic¨ªa de Seattle encontr¨® el cad¨¢ver de Kurt Cobain. Lanzado por Epitaph Records, sigue siendo el ¨¢lbum m¨¢s vendido de la historia por parte de un sello independiente, con m¨¢s de 11 millones de ejemplares despachados en todo el mundo. Hoy llevan vendidos 40 millones de toda su discograf¨ªa.
La gesta les convirti¨® en rival oficioso de Green Day: dos meses antes, aquellos hab¨ªan arrasado con Dookie, el disco que inaugur¨® la edad de oro comercial del punk californiano. La diferencia es que ellos lo hab¨ªan hecho a lomos de un gigante corporativo, Warner. Mientras la comunidad del Gilman, el local de la bah¨ªa de San Francisco que hab¨ªa visto crecer a ambos grupos, pon¨ªa la cruz a la formaci¨®n de Billie Joe Armstrong por venderse, The Offspring quedaron como los aut¨¦nticos, los que demostraron que se pod¨ªan tomar por asalto las listas de ¨¦xitos sin renunciar a los principios.
La macabra coincidencia con el deceso de Cobain ten¨ªa mucho de simb¨®lico, m¨¢s all¨¢ incluso de que la canci¨®n insignia de The Offspring, Self Esteem, pareciera un plagio burdo de Smells Like Teen Spirit. El triunfo de Nirvana y el grunge hab¨ªan abierto el camino a la resurrecci¨®n del punk, el sonido del que derivaban, y tanto Green Day como The Offspring fueron apuestas ganadoras en ese contexto. El periodista musical Jes¨²s Llorente, fundador de Acuarela Discos, escribi¨® en 1997 The Offspring: Punkcore, una de las entregas de la colecci¨®n Im¨¢genes de Rock que en aquel tiempo publicaba la editorial La M¨¢scara, donde defini¨® a los californianos como ¡°un grupo que no quiere complicarse la vida ni complic¨¢rsela a sus fans (...) que recuerda a unos Nirvana sin doblez emocional, ambig¨¹edad l¨ªrica o segundas intenciones, unos Nirvana de barrio¡±.
¡°Cualquier emisora los programaba, y el sonido era accesible para los que pensaban que el grunge se hab¨ªa embarrado demasiado, el emo era demasiado intenso o alternativo y quer¨ªan algo r¨¢pido, sencillo, de digesti¨®n f¨¢cil, pero, por otra parte, bien hecho¡±, explica Llorente. En su volumen, el periodista abarca precisamente toda la historia de ascenso del grupo como iconos alternativos hasta su ca¨ªda al pozo de los infieles: en ese mismo 1997 publicaron su siguiente trabajo, Ixnay On The Hombre, con la compa?¨ªa multinacional Columbia Records.
Punkcore recoge, sin embargo, c¨®mo la banda ya estaba desde mucho antes en el punto de mira de quienes consideraban que el g¨¦nero exig¨ªa voto de pobreza: el bajista Greg K. admit¨ªa estar hasta el gorro de ¡°hip¨®critas que nos critican por salir en la MTV mientras se pasan las tardes vi¨¦ndola¡±. ¡°?Qu¨¦ se supone que tengo que hacer? ?Ir a las emisoras y decir que dejen de pinchar nuestros discos?¡±, reflexionaba en otro momento el cantante Dexter Holland.
Los chicos no est¨¢n bien
Propiedad de Brett Gurewitz, guitarrista de Bad Religion, el sello Epitaph Records fue al punk de los noventa lo mismo que la Motown al soul de los sesenta. Como tal, era la discogr¨¢fica de referencia a la que todos los grupos del g¨¦nero quer¨ªan ir, un ejemplo de autogesti¨®n con credibilidad, m¨²sculo promocional y tambi¨¦n calidad. Aunque los est¨¢ndares de Gurewitz dejaron inicialmente fuera a The Offspring, que public¨® su disco debut ep¨®nimo en 1989 con la mucho m¨¢s peque?a Nemesis Records, el gerente del sello esper¨® a que el grupo madurara musicalmente para lanzar de manera modesta su segundo ¨¢lbum (Ignition, de 1992) y despu¨¦s, tras escuchar satisfecho su evoluci¨®n mel¨®dica en las primeras grabaciones de Smash en estudio, prepararle al tercero un lanzamiento mucho m¨¢s ambicioso. Para la campa?a de la canci¨®n Come Out And Play, el single de toques orientales elegido inicialmente, invirti¨® 70.000 d¨®lares, m¨¢s del triple de lo que cost¨® la grabaci¨®n del disco en s¨ª.
Influidos por otras bandas de la escena californiana de los setenta y ochenta, como Dead Kennedys, T.S.O.L. o Social Distortion (estos ¨²ltimos, vecinos suyos de Orange), en las letras de The Offspring conviv¨ªa un fuerte fondo pol¨ªtico y reivindicativo con las meras ganas de pasarlo bien, sin que una cosa excluyera a la otra. Holland pod¨ªa cantar en Come Out And Play sobre las guerras de pandillas en los barrios empobrecidos, en What Happened To You? sobre la adicci¨®n a las drogas y en Self Esteem de lo mal que se sent¨ªa por c¨®mo le trataba la chica que le gustaba. Material m¨¢s que suficiente por entonces para conectar, por un lado o por otro, con un amplio p¨²blico adolescente.
Smash prob¨® que, desde la independencia, una discogr¨¢fica punk como Epitaph pod¨ªa mirar a los ojos a las grandes corporaciones y llevarse una parte del pastel. Con aquel inmenso ¨¦xito, el mayor que logr¨® el sello, Brett Gurewitz comenz¨® a presentarse ante los medios como el visionario capaz de hacer frente a Goliat, con apariciones en la revista Forbes a la manera de un magnate moderno hecho a s¨ª mismo. Su pol¨ªtica de intentar tratar a todas las bandas por igual al margen de su ¨¦xito tambi¨¦n molest¨® a The Offspring. Primero, porque un grupo que hab¨ªa vendido varios millones de copias esperaba otra consideraci¨®n. Y segundo, porque esa pol¨ªtica era mentira: las atenciones e inclinaci¨®n expl¨ªcita de Gurewitz por su ojito derecho, Rancid (de quienes llevaba hasta un tatuaje), hab¨ªa terminado de despertar sus celos.
Los rumores de que el due?o planeaba traspasar Epitaph a una major y hacerse de oro fueron la gota que colm¨® el vaso, y el grupo decidi¨® que, puestos a que los vendieran a una multinacional, se entregar¨ªan ellos mismos negociando sus condiciones y enriqueci¨¦ndose por s¨ª solos. ¡°Marcharnos no fue una decisi¨®n comercial. Cre¨ªamos que deb¨ªa ser sobre todo un sello que promocionara al artista, y no al propio sello. Costaba cada vez m¨¢s soportarle [a Gurewitz]. Era hiriente¡±, le confesaba Dexter Holland al periodista Ian Winwood en Smash!... Y la explosi¨®n del punk en los 90 (2018, editado en Espa?a por Libros C¨²pula).
El grupo, que a todas luces digiri¨® mejor su ¨¦xito que Gurewitz ¨Cel jefe de Epitaph se enganch¨® al crack y a la coca¨ªna en aquella etapa, mientras The Offspring, seg¨²n Holland, retras¨® y dosific¨® mucho su exposici¨®n medi¨¢tica como aprendizaje de la tr¨¢gica experiencia de Kurt Cobain¨C, dio el salto a Columbia y se adapt¨® gradualmente a su nuevo estatus. Los mismos m¨²sicos que poco antes se hab¨ªan negado a girar con Stone Temple Pilots por miedo esc¨¦nico y querencia por las salas fueron, poco a poco, consolid¨¢ndose como banda de estadios. Ixnay On The Hombre, su primer disco con Columbia, vendi¨® menos que Smash, aunque todav¨ªa lograr¨ªan de nuevo un ¨¦xito equiparable en 1998 con Americana, el otro gran cl¨¢sico de la banda.
Todo tiene su ciencia
Pese a la innegable relevancia e influencia del grupo sobre su tiempo, The Offspring nunca ha sido un grupo de renombre para la cr¨ªtica. A la sombra de Green Day en cuanto a valoraci¨®n y popularidad (la banda de Armstrong encontr¨® con American Idiot, en 2004, un resurgir y una ampliaci¨®n de su base de seguidores que la de Holland no tuvo), el grupo ha mantenido una carrera aceptable pero poco reivindicada. Billie Joe Armstrong, el lider de Green Day, admiti¨® al cr¨ªtico Ian Winwood que The Offspring le resultaban muy infravalorados, impresi¨®n que el periodista compart¨ªa. Noodles, guitarrista de The Offspring, tambi¨¦n observaba c¨®mo el Sal¨®n de la Fama del Rock & Roll hab¨ªa admitido ya a grupos de su ¨¦poca, pero a ellos les ignoraba, o que jam¨¢s hab¨ªan sido siquiera nominados al Grammy.
¡°Fue un grupo puente para gente que luego descubri¨® a Fugazi, o que se decant¨® por un punk con mayores matices. Solo por eso ya habr¨ªa que tenerlos en cuenta. Y no olvidemos la cantidad de pel¨ªculas, series y videojuegos en los que salen canciones suyas. Por otro lado, creo que su sonido ha envejecido un poco, a veces demasiado¡±, opina Jes¨²s Llorente, que en The Offspring: Punkcore escrib¨ªa que, a pesar de su ¨¦xito, le costaba pensar que el grupo tuviese ac¨¦rrimos o fuese el favorito de alguien, sino m¨¢s bien una banda complementaria. ¡°Siempre hicieron lo que quer¨ªan hacer y siguieron su propio camino hasta hoy. Metiendo en la batidora punk y pop en dosis diferentes y en ¨¦pocas diferentes, en realidad jam¨¢s han pasado de moda, porque tampoco lo estuvieron nunca del todo. ?Es eso lo que sucede con los cl¨¢sicos? Yo no dir¨ªa tanto, pero se acercan¡±.
Con Dexter Holland como ¨²nico miembro original (Noodles casi lo es: entr¨® en 1985, transcurrido un a?o de la fundaci¨®n del grupo), la banda tuvo tras la pandemia un nuevo cambio en sus filas despu¨¦s de que el bater¨ªa Pete Parada no quisiera vacunarse contra el coronavirus. Holland ten¨ªa motivos para llev¨¢rselo a lo personal: aparte de cantante, es bi¨®logo ¨Cen coincidencia con el l¨ªder de Bad Religion, Greg Graffin, otro ejemplo de erudici¨®n punk que da adem¨¢s clases en su misma universidad¨C y la tesis de su doctorado precisamente se centr¨® en el ARN mensajero, base del funcionamiento de las vacunas de Pfizer y Moderna.
Con un nuevo disco en camino, la banda tiene este 2024 una agenda repleta de festivales, con parada espa?ola prevista para verano en el Resurrection Fest de Viveiro. De directo s¨®lido, aunque a Dexter Holland le cuesten cada vez m¨¢s los tonos altos, el grupo lleva a?os tocando un repertorio dominado por sus ¨¦xitos de los noventa. No enga?an a nadie ni se las dan de pretenciosos ante quienes a¨²n acuden a verlos, un p¨²blico que creci¨® con ellos y que ha olvidado cualquier debate maniqueo sobre el encaje del punk en la industria. O al que nunca le ha importado eso. Fat Mike, cantante de NOFX, que siempre se resisti¨® a formar parte de multinacionales, zanjaba as¨ª el asunto en Smash!... Y la explosi¨®n del punk en los 90: ¡°Ni The Offspring ni Green Day eran unos vendidos. Ninguna de esas bandas sab¨ªa que iba a triunfar a lo grande. No compusieron su m¨²sica para petarlo. Lo ¨²nico que ocurri¨® es que millones de personas descubrieron que el punk es fabuloso¡±.
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