¡°A nadie le sorprende ninguna burrada que pueda decir¡±: ?por qu¨¦ Eminem lleva 25 a?os sorteando las pol¨¦micas?
El rapero, que acaba de publicar nuevo disco, triunfa entre nuevas generaciones pasados los 50 y sigue siendo una especie de figura intocable incluso en un nuevo mundo en el que se miran con lupa las letras machistas y hom¨®fobas gracias a un detalle clave en su carrera: haber construido a su propio personaje
La mayor¨ªa de los lectores asociar¨¢n a Eminem con los albores del siglo XXI, cuando se convirti¨® no solo en el rapero m¨¢s popular de todos los tiempos, sino tambi¨¦n en una de las mayores estrellas del pop global. Tras la tetralog¨ªa conformada por The Slim Shady LP (1999), The Marshall Mathers LP (2000), The Eminem Show (2002) y Encore (2004), adem¨¢s de su pel¨ªcula biogr¨¢fica 8 millas (2002), se puede pensar que muchos le perdieron la pista y que su impacto popular fue decayendo. Al tiempo, la cr¨ªtica especializada y las redes sociales miraban a Kanye West, Kendrick Lamar y Drake como flamantes reyes del hip hop o el denominado Nuevo Pop.
En realidad, las cifras no indican que Mashall Bruce Mathers III (Missouri, EE UU, 1972) haya ca¨ªdo en declive de popularidad, sino todo lo contrario. Cada uno de los siete ¨¢lbumes que ha publicado desde entonces ha sido un ¨¦xito de ventas. Algunos de modo tan notorio como Recovery, que fue el disco m¨¢s despachado en el mundo en 2010 y todav¨ªa es el ¨¢lbum digital que m¨¢s ha recaudado de la historia. Kanye West cop¨® todas las listas de lo mejor de aquel a?o con su obra maestra My Beautiful Dark Twisted Fantasy, pero Eminem vendi¨® m¨¢s. En 2020, cuando public¨® por sorpresa Music To Be Murdered By, se convirti¨® en el primer artista que encadenaba diez n¨²meros 1 directos consecutivos en las listas de ventas de ¨¢lbumes en EE UU. Eminem fue el artista m¨¢s vendedor en su pa¨ªs en la primera d¨¦cada de los 2000 y el tercero en la de los 2010. Si medimos su popularidad acorde a los ¨ªndices de 2024, o sea, en Spotify, triunfa sin paliativos: es el s¨¦ptimo artista m¨¢s escuchado del mundo, luchando mano a mano con artistas mucho m¨¢s j¨®venes.
¡°Su calidad como MC sigue siendo tan afilada como anta?o, y la gran base de sus seguidores lo son por eso. Digamos que su producto, que son sus rimas, no han marchitado con el paso de los a?os, y a pesar de ser un millonario exitoso, no hace demasiadas apariciones en p¨²blico como otras estrellas o celebrities, y no cansa. Al rev¨¦s, se deja echar de menos¡±, apunta Johann Wald, expresentador de la MTV en Espa?a y actual comentarista de la actualidad musical en Radio Primavera Sound. Su compa?ero de ondas Ben Cardew, ingl¨¦s afincado en Barcelona, a?ade que ¡°es un personaje, con una marca fuerte. Todo el mundo sabe qui¨¦n es Eminem. Es como una caricatura, f¨¢cil de vender. T¨¦cnicamente tambi¨¦n es un rapero brillante. Como declar¨® recientemente Questlove, Enimen tal vez ya no tenga nada m¨¢s que decir, pero tiene bastante talento para decirlo¡±.
El pasado 12 de julio, y precedido de un single que tuvo cierto tir¨®n titulado Houdini (nada que ver con el ¨¦xito hom¨®nimo de Dua Lipa), el rapero afincado en Detroit public¨® su duod¨¦cimo ¨¢lbum de estudio, titulado The Death Of Slim Shady (Coup de Gr?ce), en el que escenifica la muerte de su alter ego m¨¢s popular. La campa?a de promo hab¨ªa comenzado un par de meses antes con un falso obituario de su personaje en el diario The Detroit Free Press. En el momento de publicar este art¨ªculo, el ¨¢lbum solo ha sido n¨²mero 1 en Australia y Nueva Zelanda, pero hab¨ªa cierto salseo sobre si conseguir¨¢ destronar a Taylor Swift de la cima de las listas estadounidenses (The Tortured Poets Department lleva ah¨ª doce semanas consecutivas). Incluso hay cierto morbo por ver si consigue mantener la hegemon¨ªa en el terreno de la m¨²sica urbana, donde Kendrick Lamar y Drake est¨¢n batiendo actualmente r¨¦cords de streaming propiciados por su interminable rivalidad.
Donde s¨ª le ha ido mal es en el terreno de las cr¨ªticas, donde est¨¢ recibiendo los mayores varapalos de su carrera (ahora mismo sus puntuaciones son de un 49 sobre 100 en el agregador Metacritic). Como ejemplo, esto es lo que ha escrito Rob Sheffield en Rolling Stone: ¡°Todav¨ªa es joven, apenas tiene 50 a?os, pero se enorgullece enormemente de aferrarse a las opiniones que se form¨® en su adolescencia y de expresarlas. ?Sigues culpando a las mujeres de sus problemas, temeroso de las personas trans, enfurecido por la idea de que gente rara haga cosas raras y todav¨ªa quej¨¢ndote de su madre? Ruega que lo cancelen las audiencias que no piensan en ¨¦l y no tienen idea de que es lo que ¨¦l piensa de ellos¡±. Seg¨²n Ben Cardew, tambi¨¦n periodista musical freelance que ha escrito para The Guardian, NME y Pitchfork, entre otras publicaciones, ¡°el concepto, una especie de enfrentamiento final entre Marshall Mathers y Slim Shady, es interesante y una forma inteligente de abordar un ¨¢lbum como un rapero de mediana edad. Pero, francamente, los resultados son un poco aburridos¡±.
C¨®mo sortear la ¡°cultura de la cancelaci¨®n¡±
Desde que emergi¨® popularmente a finales de los a?os noventa, la figura de Eminem ha estado asociada siempre a la controversia, aunque no siempre del modo m¨¢s convencional o esperado. Tuvo una infancia y juventud turbulentas, marcadas por la violencia en las malas calles de Detroit y por abusos intraframiliares. Tambi¨¦n explot¨® muy bien el hecho de ser un rapero blanco en una escena dominada por los negros. ¡°Fue arropado por toda la comunidad afrodescendiente del hip hop, y en especial, por el productor Dr Dre¡±, apunta Johann Wald. ¡°A partir de ah¨ª, Eminem ha tenido lo que muy pocos raperos blancos han logrado: credibilidad callejera. En cuanto la industria logr¨® encumbrar a un rapero blanco, era de caj¨®n que iba a triplicar las ventas del rapero negro m¨¢s exitoso de cualquier ¨¦poca, y no se ha vuelto a repetir semejante fen¨®meno¡±.
Sus letras han recibido frecuentes acusaciones de incitar a la violencia, de misoginia y de homofobia, pero ¨¦l siempre ha eludido la interpretaci¨®n literal de las mismas desde que invent¨® su alter ego de Slim Shady, que ser¨ªa algo as¨ª como el portavoz de las tendencias m¨¢s oscuras que se ocultaban en su mente. Tambi¨¦n se podr¨ªa interpretar este como un personaje semic¨®mico, como un psic¨®pata de franquicia de pel¨ªculas de terror. Tanto es as¨ª que hay quien califica a su estilo musical de horrorcore. Indica Ben Cardew que ¡°incluso en el nuevo ¨¢lbum, Eminem sigue habitando esos dos personajes. Slim Shady dice cosas horribles y Marshall Mathers se disculpa, y creo que eso le da una especie de capa de negaci¨®n a la hora de interpretar que los textos hagan apolog¨ªa de algo¡±.
Las pol¨¦micas, desde luego, han sido llamativas. En el tema 97 Bonnie & Clyde (incluido en The Slim Shady LP, de 1999), narraba un viaje del personaje con su hija peque?a para deshacerse del cad¨¢ver de su mujer, mientras que en Guilty Conscience incitaba a un hombre a asesinar a su esposa y al amante de ella. Parece f¨¢cil discernir la diferencia entre realidad y ficci¨®n en estos casos, pero la madre de Eminem no lo vio de la misma manera, y lo llev¨® a los tribunales por difamarla en el disco (gan¨® el juicio ella, por cierto). Despu¨¦s de un intento de suicidio cort¨¢ndose las venas, fue su entonces esposa, Kim Mathers, quien le demand¨® por fantasear con su muerte violenta en la letra del tema Kim, incluido en The Marshall Mathers LP, de 2000. En otro de los ¨¦xitos de aquel ¨¢lbum, The Real Slim Shady, acusaba a la cantante Christina Aguilera de haberle hecho sexo oral a Fred Durst, de Limp Bizkit, y al popular presentador televisivo Carson Daly, mientras que en su otro single m¨¢s popular, Stan, se pon¨ªa en la piel de un fan perturbado que, aparentemente influido por las canciones de Eminem, asesinaba a su novia embarazada y despu¨¦s se suicidaba.
Con todo esto, no se conocen muchos intentos de boicot sobre el rapero. El m¨¢s comentado fue el que intent¨® organizar en 2001 la asociaci¨®n GLAAD (Alianza de Gays y Lesbianas contra la Difamaci¨®n) por considerar sus letras hom¨®fobas. Ante el anuncio de que en la ceremonia de entrega de los premios Grammy, Eminem iba a interpretar Stan junto a Elton John, la asociaci¨®n intent¨® pararlo. En realidad, los dardos no iban tanto contra el rapero como contra el autor de Candle In The Wind, a quien vieron como una especie de traidor. El caso es que el refrendo de un icono gay como Elton John sirvi¨® mucho para legimitar al rapero frente a los defensores de la l¨ªnea dura de la correcci¨®n pol¨ªtica. ¡°Creo que hay mucho m¨¢s humor en su ¨¢lbum de lo que la gente piensa. Apela a mi sentido del humor negro ingl¨¦s. Vivimos en una era de correcci¨®n pol¨ªtica donde no se puede decir esto o aquello. Sinceramente, no creo que la gente empiece a agredir y matar a otras personas a causa de este ¨¢lbum¡±, dijo el respecto. Tambi¨¦n se posicion¨® a su favor Madonna, quien declar¨® entonces: ¡°Me gusta el hecho de que Eminem sea descarado, furioso y pol¨ªticamente incorrecto. Est¨¢ agitando las cosas, est¨¢ provocando una discusi¨®n, est¨¢ haciendo hervir la sangre de la gente. Est¨¢ reflejando lo que est¨¢ pasando en la sociedad en este momento. Eso es lo que se supone que debe hacer el arte¡±. Hasta el escritor irland¨¦s y Premio Nobel Seamus Heaney le alab¨® en 2003 diciendo: ¡°Eminem ha cargado de voltaje a toda una generaci¨®n. Lo ha hecho no s¨®lo por su actitud subversiva sino tambi¨¦n por su energ¨ªa verbal¡±.
En las entrevistas, el artista siempre manifest¨® claramente la disociaci¨®n entre su ideolog¨ªa (igualitaria e inclusiva) y el contenido de unas canciones que eran ficci¨®n. No fue suficiente. Otros m¨²sicos como Moby se enfrentaron a ¨¦l sosteniendo que su misoginia y su homofobia eran inaceptables, a lo que Eminem respondi¨® con otro ¨¦xito, Without Me. Despu¨¦s, ambos m¨²sicos llegaron a buenos t¨¦rminos, sobre todo desde que el rapero se posicion¨® pol¨ªticamente en contra de George W. Bush en su tema Mosh. Ah¨ª la controversia le lleg¨® desde otro lugar: los servicios secretos del gobierno de EE UU le investigaron al considerar que, en la letra de We As Americans, estaba amenazando de muerte al presidente. Con el tema Just Lose It (incluido en Encore, de 2004), el que se ofendi¨® fue Michael Jackson, al considerar que Eminem se burlaba de ¨¦l, tanto en el tema como en el videoclip. En algunas cadenas se lleg¨® a retirar, aunque otras, como la MTV, se negaron a censurarlo.
Lo cierto es que el perfil pol¨¦mico de Eminem se diluy¨® en los a?os siguientes a 2004 y, cuando reapareci¨®, fue desde un perfil m¨¢s bajo. Realmente no era nada transgresor meterse con Donald Trump en 2017 porque todo el mundo lo hac¨ªa, pero ¨¦l volvi¨® a ser investigado por los servicios secretos, aduciendo otra vez posibles amenazas de muerte, en esta ocasi¨®n al presidente y a su hija, Ivanka. Aquel mismo a?o, y despu¨¦s de los atentados terroristas del M¨¢nchester Arena, fue el alcalde de la ciudad brit¨¢nica, as¨ª como algunos familiares de las v¨ªctimas, quienes protestaron por considerar la letra de Unaccommodating como irrespetuosa.
El caso es que, desde sus comienzos y hasta aqu¨ª, Eminem ha conseguido mantenerse en lo m¨¢s alto sorteando la presunta hegemon¨ªa de la correcci¨®n pol¨ªtica o aprovech¨¢ndose de ello para obtener m¨¢s presencia medi¨¢tica. Matiza Ben Cardew que el artista ¡°surgi¨® en una era en la que la cultura de la cancelaci¨®n no era tan prevalente, e incluso hoy en d¨ªa, la gente siempre espera de ¨¦l que diga cosas escandalosas¡±. ¡°No s¨¦ si es porque en su ¨¦poca m¨¢s imperial, coincidiendo con su ¨¢lbum The Emimen Show, logr¨® hacer entretenimiento siendo un bromista sin pelos en la lengua, y se acept¨® por inercia gracias a su enorme popularidad.?Quiz¨¢s, como siempre se posicion¨® como un artista pol¨¦mico, que jugaba con la provocaci¨®n, ha podido sortear la cancelaci¨®n. Al ser un reconocible enfant terrible, que desde el minuto uno ten¨ªa cosas poco favorecedoras que decir sobre su propia madre o su exmujer, a nadie le sorprende cualquier burrada que pueda llegar a decir. Tambi¨¦n podr¨ªa ser que ha llegado a una edad en la que a los j¨®venes woke les da igual lo que tenga que decir este se?or adulto¡±, concluye Johann Wald.
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