¡°Tonta, maliciosa y vulgar¡±: c¨®mo la televisi¨®n italiana de los ochenta se convirti¨® en una bomba sociocultural
El libro ¡®Televisiva¡¯ examina, solo a trav¨¦s de impactantes im¨¢genes en blanco y negro, el oscuro mensaje que transmite la televisi¨®n ¡®berlusconiana¡¯ ultrasaturada y colorida que desde los a?os ochenta arras¨® en Italia y lleg¨® tambi¨¦n a Espa?a
En The ring, el libro de Koji Suzuki sobre una cinta de video que provoca la muerte de todo aquel que la visiona y que se convirti¨® no en uno si no en dos grandes ¨¦xitos del cine, el terror es un virus que se esparce a trav¨¦s de la televisi¨®n. En Televisiva (editorial L¡¯Artiere), el libro de Stefano De Luigi, sucede exactamente lo mismo, pero alejado de la ciencia ficci¨®n y la fantas¨ªa: el terror es real y ya afecta hasta el ¨²ltimo rinc¨®n del globo. ¡°Hace tres d¨¦cadas, durante el inesperado ascenso de Silvio Berlusconi al poder pol¨ªtico, emprend¨ª un proyecto que consideraba de gran relevancia. A trav¨¦s de mi fotograf¨ªa quer¨ªa cuestionar el universo televisivo italiano que, con sus valores superficiales e im¨¢genes saturadas de color, estaba influyendo profundamente en la sociedad italiana¡±, cuenta Stefano De Luigi a ICON.
Televisiva desarrolla, en un formato gr¨¢fico focalizado en el blanco y negro, forma nada sutil de cuestionar el mensaje que se oculta tras el brillo multicolor de los plat¨®s, la oscura influencia de la industria cat¨®dica italiana a la hora de destruir el sustrato socio-pol¨ªtico que, te¨®ricamente, forma los pilares de un pa¨ªs funcional. ¡°Mi proyecto sugiere que, despu¨¦s de haber logrado educar y alfabetizar a una parte sustancial del pueblo italiano en los a?os cincuenta y sesenta, la televisi¨®n, desde los a?os ochenta, ha contribuido activamente a un peligroso declive cultural. Ha fomentado un discurso p¨²blico menos democr¨¢tico, agresivo y divisivo que ahora eleva la superficialidad y el hedonismo. Este cambio ha llevado a un d¨¦ficit en el pensamiento cr¨ªtico y a una disminuci¨®n de la responsabilidad colectiva, moldeando en ¨²ltima instancia una sociedad que a menudo elude sus deberes c¨ªvicos y pol¨ªticos¡±, dice el fot¨®grafo.
De Luigi, nacido en 1964 y que atiende a ICON desde Par¨ªs, tiene muy clara la chispa que acab¨® prendiendo en forma de libro: ¡°Es una hip¨®tesis, claro, y como todas las hip¨®tesis est¨¢ sujeta a verificaciones, pero tengo el fuerte sentimiento, cuando observo esos momentos televisivos, de que algo se ha filtrado en el mundo real. Que parte de los venenos de esa televisi¨®n, tonta, maliciosa y vulgar, pero vendida como una verdadera necesidad de un p¨²blico fantasmag¨®rico que quer¨ªa esto, se ha sedimentado en el cuerpo social. ?La s¨ªntesis? Hay algunas fotos que ilustran bien una colisi¨®n entre la sociedad-espect¨¢culo y la sociedad real, como Rocco Casalino mir¨¢ndose al espejo en la casa de Gran Hermano, Wendy parodiando de manera obscena las conferencias de prensa en Montecitorio, o tambi¨¦n Irene Pivetti, quien fue presidenta de la C¨¢mara de Diputados (tercer cargo del estado), recostada en una agradable conversaci¨®n con Platinette, conductoras despreocupadas de un programa de alto contenido informativo como Bisturi! Nessuno ¨¨ perfetto. Del real al virtual y vuelta¡±.
Las inacabables tertulias deportivas nocturnas, el permanente cotilleo instalado ya en forma de programa (aparentemente) inofensivo que se consume con la misma ansiedad con la que uno se come un bid¨®n de glutamato s¨®dico en forma de bolsa de patatas fritas o los presentadores de informativos convertidos en predicadores que lanzan sus sermones disfraz¨¢ndolos de noticia, tienen su g¨¦nesis en la aparici¨®n del modelo de televisi¨®n berlusconiano que, como una nube radioactiva, se extendi¨® por todo el continente y atraves¨® despu¨¦s el Atl¨¢ntico hasta crecer exponencialmente y contaminarlo todo.
¡°La televisi¨®n, a lo largo de su existencia, ha sido tambi¨¦n muy efectiva de manera positiva. En Italia siempre contribuy¨® a alfabetizar a una parte de la poblaci¨®n. Desafortunadamente, despu¨¦s de haberse dedicado a esa misi¨®n en los a?os cincuenta y setenta con programas de alto nivel cultural y con una verdadera misi¨®n de utilidad p¨²blica, tambi¨¦n molde¨® a la sociedad en los a?os ochenta/noventa hacia una visi¨®n del mundo claramente menos democr¨¢tica, vulgar, violenta, individualizando la esfera pol¨ªtica y magnificando el hedonismo y la apariencia como ¨²nica moneda corriente. En resumen, provoc¨® un d¨¦ficit cultural importante, desviando o devaluando cualquier forma de pensamiento basado en el sentido de responsabilidad y solidaridad¡±, comenta el ganador en cuatro ocasiones del World Press Photo Award.
Para De Luigi, el mismo medio que sirvi¨® para articular un modelo comunitario de solidaridad y bienestar ha ayudado ahora a construir una sociedad que rechaza a menudo el sacrificio y las responsabilidades civiles y pol¨ªticas. ¡°La televisi¨®n moderna vive de los g¨¦rmenes del populismo, presentes en la sociedad contempor¨¢nea, y ha elevado significativamente el umbral de tolerancia hacia actitudes y discursos antidemocr¨¢ticos. Ha producido la cultura del nosotros contra ellos y ha instigado una descivilizaci¨®n c¨ªvica de las masas¡±.
La buena noticia es que la televisi¨®n ha perdido gran parte de su enorme influencia para ced¨¦rsela a las redes sociales, que han tomado al asalto el rol social que antes ocupaba. ¡°Son lo mismo. Una vor¨¢gine de sentimientos virtuales, un circo vulgar, ensordecedor, desesperado, que contamina la sociedad real con dosis masivas de mensajes, de misoginia, de egotismo desenfrenado, de violencia latente, de un c¨ªnico y ego¨ªsta desencanto¡±, opina De Luigi.
En Televisiva no hay texto, y todo se cuenta a trav¨¦s de im¨¢genes que sonar¨¢n a los que en los noventa se engancharon a los programas de Telecinco por su est¨¦tica pasada de rosca, su evidente falta de complejos y la propagaci¨®n del horterismo como forma de vida. ¡°Lo que me exijo a m¨ª mismo y a las fotos que veo, ya sean catalogadas como art¨ªsticas o documentales, es que me sorprendan. Que me estimulen, y sobre todo, que no me aburran con ret¨®rica ni con conformismo o un formalismo est¨¦ril, o peor a¨²n, manierista. Las buenas fotos tienen una dimensi¨®n que va m¨¢s all¨¢ de un contenido bidimensional, son aquellas que imponen una lectura en varios niveles y una complejidad en la interpretaci¨®n que las convierte en casi objetos misteriosos, como si estuvieran cargadas de significados ocultos¡±, concluye De Luigi.
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