Dejar el m¨®vil es f¨¢cil, si sabes c¨®mo
La dependencia al ¡®smartphone¡¯ se ha convertido en un problema de salud mental similar a las adicciones a otras sustancias, con un tratamiento que presenta sus particulares complicaciones
La preocupaci¨®n social por la dependencia a los tel¨¦fonos m¨®viles est¨¢ en aumento. Australia ha sido el ¨²ltimo pa¨ªs en aprobar una ley de desconexi¨®n digital, en la que ya se encuentran territorios como Espa?a o Francia, que permite a los trabajadores no responder mensajes laborales fuera de su horario sin que haya ninguna consecuencia. Pero, como muchas personas habr¨¢n podido comprobar, tener la oportunidad de desconectar no equivale a conseguirlo.
La Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) no reconoce la adicci¨®n al m¨®vil como un trastorno independiente en su Clasificaci¨®n Internacional de Enfermedades (CIE), a diferencia de la adicci¨®n a los videojuegos, que s¨ª est¨¢ en la lista. Sin embargo, todos los expertos consultados para este reportaje coinciden en que es solo cuesti¨®n de tiempo que el smartphone sea incluido.
Luc¨ªa Garrido Matilla, investigadora en el departamento de psicobiolog¨ªa de la UNED, explica por tel¨¦fono que las conductas dependientes se caracterizan por la compulsividad (cuando se es consciente de que algo es perjudicial y aun as¨ª se consume), la motivaci¨®n (dedicar cada vez m¨¢s tiempo a esa sustancia o conducta adictiva) y la persistencia (aumentar progresivamente el consumo). ¡°Si definimos la adicci¨®n en base a estas tres caracter¨ªsticas, podemos ver que muchas personas padecen una dependencia a los tel¨¦fonos m¨®viles¡±, afirma.
Las cifras son claras: casi un tercio de los usuarios de smartphon est¨¢n en alto riesgo de sufrir una adicci¨®n grave, seg¨²n un estudio publicado el a?o pasado en la revista International Journal of Mental Health and Addiction. Otro estudio, realizado por Desconecta, un centro de salud mental para adolescentes con sedes en varias ciudades espa?olas, revel¨® que el 77% de los encuestados se sienten dependientes del tel¨¦fono m¨®vil. Esta dependencia afecta especialmente a las mujeres j¨®venes: el 95% de los adolescentes de entre 12 y 17 a?os que acuden al Servicio de Atenci¨®n en Adicciones Tecnol¨®gicas (SAAT) por consumo abusivo de m¨®viles son chicas.
Marc Masip, psic¨®logo y fundador del programa Desconecta, atiende a pacientes en un hospital de d¨ªa que presentan adicciones a dispositivos tecnol¨®gicos, como videojuegos o tel¨¦fonos m¨®viles. Explica que, aunque algunos de los pacientes presentan ¨²nicamente una adicci¨®n tecnol¨®gica, en muchos casos lo que ocurre es que otras patolog¨ªas de salud mental, como la depresi¨®n, la ansiedad o los trastornos alimentarios, se agravan debido al mal uso de la tecnolog¨ªa. ¡°Es como si el m¨®vil actuara como un altavoz para esas otras enfermedades¡±, resume el experto por tel¨¦fono. Seg¨²n Masip, ¡°m¨¢s del noventa por ciento¡± de los casos de malestar o problemas de salud mental est¨¢n exacerbados por el uso indebido de la tecnolog¨ªa, aunque no sea la causa principal, sino un factor que intensifica los s¨ªntomas.
El psic¨®logo lleva a?os investigando las adicciones tecnol¨®gicas, un ¨¢rea de estudio que es relativamente reciente. En su opini¨®n, existen varias dificultades particulares a la hora de combatir la dependencia de los tel¨¦fonos m¨®viles. Una de ellas es la falta de una conciencia social clara sobre la naturaleza adictiva de estos dispositivos, en contraste con sustancias como el alcohol o el tabaco.
¡°Para m¨ª, el m¨®vil es la hero¨ªna del siglo XXI¡±, afirma con contundencia. Aunque no existe una sobredosis de tel¨¦fono m¨®vil que vaya a conducir a un paciente a un hospital por una parada cardiorrespiratoria, el uso excesivo e inadecuado de estos aparatos puede ser un factor de riesgo importante en el desarrollo de enfermedades mentales. En Espa?a, un 6,7% de la poblaci¨®n sufre de ansiedad, m¨¢s de 3 millones de personas, y que en los ¨²ltimos a?os han aumentado los casos de depresi¨®n y de suicidio.
Mar¨ªa Quevedo y Bel¨¦n Gallego forman parte de la Cl¨ªnica Recal, un centro especializado en el tratamiento de adicciones, que incluyen las relacionadas con las nuevas tecnolog¨ªas. Atienden a EL PA?S en una llamada en manos libres y explican que el primer paso cuando llega un paciente con cualquier tipo de adicci¨®n es evaluar el nivel de dependencia y su impacto en ¨¢reas como la vida social, familiar, laboral o acad¨¦mica, con el fin de determinar el tratamiento m¨¢s adecuado. Ambas aseguran haber encontrado casos muy graves ¨Dy extremos¨D de adicci¨®n al tel¨¦fono m¨®vil, como el de una persona que no pudo desconectarse de su smartphone mientras su madre sufr¨ªa un ictus, o el de alguien que necesitaba un orinal porque no pod¨ªa separarse del tel¨¦fono.
?Cu¨¢les son los s¨ªntomas de una persona con dependencia del tel¨¦fono m¨®vil? Seg¨²n las expertas de la Cl¨ªnica Recal, en algunos casos se presenta un fuerte s¨ªndrome de abstinencia cuando se priva a los pacientes de sus dispositivos m¨®viles, ¡°quiz¨¢s menos f¨ªsico que el de la adicci¨®n a algunas sustancias, pero igual de intenso a psicol¨®gicamente¡±. Adem¨¢s, se?alan que se ha observado una amplia variedad de s¨ªntomas con los que probablemente muchas personas se sienten identificadas.
Entre ellos se encuentran: el llamado FOMO, ansiedad constante por no estar al tanto de lo que sucede en redes sociales; phubbing, que es ignorar a las personas f¨ªsicamente presentes al prestar m¨¢s atenci¨®n al m¨®vil; cibercondria, hipocondr¨ªa impulsada por el acceso constante a informaci¨®n m¨¦dica en l¨ªnea; nomofobia, miedo irracional a no tener el tel¨¦fono m¨®vil disponible; y s¨ªndrome de la vibraci¨®n fantasma, la percepci¨®n de que el smartphone est¨¢ vibrando o sonando cuando en realidad no lo est¨¢.
Los expertos consultados coinciden en se?alar una dificultad particular en el tratamiento de esta adicci¨®n. En la mayor¨ªa de las terapias contra las dependencias, al menos al inicio, se recomienda la abstinencia total. Por ejemplo, si un alcoh¨®lico ingresa en una cl¨ªnica de desintoxicaci¨®n, en ning¨²n caso se le recomendar¨¢ comenzar con solo una cerveza. Sin embargo, seg¨²n Masip, con el m¨®vil es diferente: ¡°Cuando haces un tratamiento para drogas, es para no consumirlas nunca m¨¢s, pero cuando haces un tratamiento para el m¨®vil, es para aprender a hacer un buen uso. Esa l¨ªnea es muy complicada¡±.
Garrido Matilla explica que ¡°si solo hay un mal uso que no llega a una conducta abusiva, quiz¨¢ s¨ª funcione restringir el tiempo de uso. Pero en una situaci¨®n l¨ªmite, tener acceso ocasional a esas aplicaciones afecta negativamente¡±. Para las especialistas de Recal, ¡°es poco realista plantear objetivos centrados en el abandono total de la conducta, como se hace con el alcohol, otras sustancias qu¨ªmicas o incluso con los videojuegos¡±. ¡°Hoy en d¨ªa, la vanguardia en el tratamiento se centra en ense?ar t¨¦cnicas de autocontrol¡±, se?alan.
Del m¨®vil tambi¨¦n se sale
Para combatir esta situaci¨®n, han surgido de manera espont¨¢nea varios m¨¦todos que las personas utilizan para reducir su consumo de tel¨¦fono m¨®vil. Una t¨¢ctica recurrente es borrar la aplicaci¨®n de alguna red social, como Instagram o TikTok, del dispositivo, aunque con frecuencia esta medida es temporal y termina en un regreso al consumo excesivo.
Tambi¨¦n existen alternativas m¨¢s creativas, como la tendencia que surgi¨® en TikTok este verano llamada rawdogging, que consiste en realizar un viaje en avi¨®n sin ning¨²n otro est¨ªmulo que mirar por la ventana, abandonando, por supuesto, el uso de cualquier dispositivo tecnol¨®gico. Incluso se han empezado a popularizar campamentos de desconexi¨®n digital en los que los participantes acceden a entregar sus dispositivos m¨®viles durante el tiempo que dure la experiencia.
Estas medidas se enmarcar¨ªan dentro de lo que el escritor Allen Carr denominaba el ¡°m¨¦todo de la fuerza de voluntad¡± en su libro Dejar de fumar es f¨¢cil si sabes c¨®mo, un best seller publicado en 1985, con el que Carr, quien ir¨®nicamente muri¨® de c¨¢ncer de pulm¨®n en 2006, estimaba haber ayudado a veinticinco millones de personas a dejar de fumar.
Este libro, en lugar de basarse en el uso de la fuerza de voluntad para dejar de fumar, busca convencer al lector de que todo se trata de un lavado de cerebro que ha llevado a la gente a creer que les gusta fumar, que fumar les hace m¨¢s atractivos, menos inseguros o que les relaja, cuando, seg¨²n el especialista, esto no es as¨ª. ¡°Creemos que si dejamos de fumar habr¨¢ un vac¨ªo y que algunos aspectos de nuestra vida nunca ser¨¢n como antes¡±, dice en el libro.
Para Carr, la f¨®rmula adecuada para superar una adicci¨®n no consist¨ªa en acumular suficiente fortaleza interna y voluntad para resistir la tentaci¨®n de la sustancia o el comportamiento abusivo. Lo esencial era darse cuenta de que todos los supuestos beneficios que proporcionaba esa sustancia o comportamiento, sin los cuales el consumidor piensa que no podr¨ªa vivir, en realidad no se perder¨¢n con la abstinencia, sino que probablemente aumentar¨¢n. ¡°La maravillosa verdad es que el tabaco no ofrece absolutamente ning¨²n beneficio. Quiero que quede absolutamente claro que las desventajas de fumar superan cualquier ventaja; todos los fumadores lo saben desde siempre¡±, dice en el libro.
Tambi¨¦n aseguraba que su m¨¦todo es eficaz para tratar la adicci¨®n a todo tipo de drogas. En el caso de los tel¨¦fonos m¨®viles, el comportamiento abusivo suele estar relacionado con el uso descontrolado de aplicaciones de redes sociales. De hecho, al igual que ocurri¨® hace a?os con las tabaqueras, est¨¢n aumentando las demandas judiciales en Estados Unidos contra grandes plataformas de redes sociales como Meta (Facebook e Instagram), Snap (Snapchat), ByteDance (TikTok) y Google (YouTube). Estas demandas acusan a las plataformas de da?ar conscientemente la salud mental de los j¨®venes al dise?ar sus productos de manera que fomentan la adicci¨®n y maximizan el tiempo que los usuarios pasan en las redes, lo que incrementa los ingresos por publicidad.
Al igual que es posible vivir sin fumar cigarrillos, tambi¨¦n se puede vivir sin redes sociales de ning¨²n tipo. En 2022, el periodista Manuel Jabois gan¨® el premio Mariano de Cavia por un art¨ªculo publicado en el suplemento Ideas, en el que narraba su experiencia de vivir sin WhatsApp durante un a?o y medio, lo que le ocasion¨® ¡°malentendidos y la necesidad de dar constantes explicaciones¡±. Jabois reconoce que se perdi¨® ¡°un mont¨®n de cosas graciosas (pol¨¦micas tuiteras, cotilleos, retransmisiones televisivas comentadas en directo)¡±, pero logr¨® liberarse de ¡°la necesidad inconsciente de contestar al momento los SMS¡± y se dio cuenta de que, en caso de urgencia, solo ten¨ªa que hacer algo ¡°bastante revolucionario: llamar¡±.
Tendencias es un nuevo proyecto de EL PA?S, con el que el diario aspira a abrir una conversaci¨®n permanente sobre los grandes retos de futuro que afronta nuestra sociedad. La iniciativa est¨¢ patrocinada por Abertis, Enag¨¢s, EY, Iberdrola, Iberia, OEI, Redeia, Santander, Telef¨®nica y el partner estrat¨¦gico Oliver Wyman.
Puedes apuntarte aqu¨ª para recibir la newsletter semanal de EL PA?S Tendencias, todos los martes de la mano del periodista Javier Sampedro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.