?En qu¨¦ consiste el ¡®sextech¡¯ (el sexo que practicaremos en el futuro)?
Robots id¨¦nticos a tu celebrity favorita o a tu expareja y dispositivos que hacen sentir las caricias de un modo cien por cien remoto. La l¨ªnea entre el sexo real y virtual est¨¢ condenada a desaparecer
En 2045 uno de cada cinco j¨®venes tendr¨¢ sexo con un robot de forma habitual, dicen los estudios. Cient¨ªficos como el Dr. Ian Pearson van incluso m¨¢s all¨¢ y aseguran que, para entonces, ser¨¢n m¨¢s frecuentes las relaciones sexuales entre humano y androide (o ginoide, cuando tengan aspecto de mujer) que entre personas. El sexo del ma?ana ser¨¢ cada vez m¨¢s tecnol¨®gico, pero no solo porque ...
En 2045 uno de cada cinco j¨®venes tendr¨¢ sexo con un robot de forma habitual, dicen los estudios. Cient¨ªficos como el Dr. Ian Pearson van incluso m¨¢s all¨¢ y aseguran que, para entonces, ser¨¢n m¨¢s frecuentes las relaciones sexuales entre humano y androide (o ginoide, cuando tengan aspecto de mujer) que entre personas. El sexo del ma?ana ser¨¢ cada vez m¨¢s tecnol¨®gico, pero no solo porque se popularizar¨¢n los mu?ecos con forma humanoide dotados de Inteligencia Artificial y sofisticados sistemas operativos. Contaremos, adem¨¢s, con la posibilidad de acariciar a nuestra pareja aunque se encuentre a cientos de kil¨®metros de distancia, imprimir en 3D una r¨¦plica exacta de los genitales de otro ser humano para despu¨¦s coordinar sus movimientos con una app m¨®vil o utilizar tecnolog¨ªa que nos haga sentir en nuestro propio cuerpo el orgasmo de varias personas simult¨¢neamente.
El sextech, la uni¨®n entre tecnolog¨ªa y sexo, nos permitir¨¢ en solo una o dos d¨¦cadas explorar universos ¨ªntimos a¨²n dif¨ªciles de imaginar. Si los a?os 70 del siglo XX trajeron una nueva sexualidad y desafiaron arraigados tab¨²es, estamos en los albores de una revoluci¨®n mucho mayor: una que se colar¨¢ entre nuestras s¨¢banas, con la tecnolog¨ªa como capitana una vez m¨¢s.
Dentro de veinte a?os, este mercado se presume tres veces mayor de lo que es en la actualidad y podr¨¢ multiplicarse por siete de cara a 2050. ¡°Estamos a punto de asistir al crecimiento de los digisexuales: personas que tienen relaciones sexuales casi ¨²nicamente con m¨¢quinas¡±, seg¨²n Neil McArthur, profesor universitario canadiense con libros dedicados sobre la materia.
En este contexto, es probable que sintamos emociones encontradas al visualizar la ardiente escena er¨®tica entre Theodor (Joaquin Phoenix) y la robot Samantha de la pel¨ªcula Her: un filme que nos muestra, con grandes dosis de emoci¨®n, la relaci¨®n amorosa entre una persona y un sistema operativo. Con un lenguaje muy ¨ªntimo y sensual, Theodor y Samantha se dicen cosas como: ¡°Quiero tocarte la cara, los pechos, la punta de tus dedos¡±, ¡°?Vas a besarme?¡±, o ¡°Puedo saborearte¡± y, por momentos, nos cuesta olvidar que Samantha no tiene sentimientos: solo es una m¨¢quina muy avanzada. No ha sido la ¨²nica pel¨ªcula que ha retratado de forma elocuente el m¨¢s que probable escenario de futuras relaciones entre personas y tecnolog¨ªa. Ex Machina (2015), Air Doll (2009) o alg¨²n cap¨ªtulo de la serie Black Mirror constituyen otros ejemplos.
Aunque parece solamente ciencia ficci¨®n, ya existen en el mercado recreaciones que van por ese camino. Hemos asistido al nacimiento de robots concebidas para pr¨¢cticas sexuales, como Harmony, la primera m¨¢quina er¨®tica con Inteligencia Artificial, presentada en 2018 por la empresa Real Doll. Se trata de una mu?eca a tama?o real que vale alrededor de 14.000 d¨®lares, capaz de hablar, de memorizar las preferencias de su compa?ero o compa?era y de realizar pr¨¢cticas sexuales como tr¨ªos o azotes con l¨¢tigos, si es eso lo que nos gusta. La misma empresa ha lanzado hace poco Henry, su versi¨®n en androide. Otros ejemplos son Emma, de la empresa china AI-AI o la completa mu?eca Samantha, nacida de una mente espa?ola: la del experto en nanotecnolog¨ªa Sergi Santos, que confes¨® haber creado este invento porque su mujer no satisfac¨ªa sus deseos sexuales. Samantha tiene adem¨¢s la particularidad de interrumpir sus funciones si la otra parte se comporta de forma abusiva con ella. Aunque este tipo de inventos cuentan con muchos detractores y no pocas voces opositoras, en muchos pa¨ªses no existe legislaci¨®n clara que permita su prohibici¨®n o que establezca l¨ªmites a estos productos.
El informe Future of Sex, realizado por varios especialistas en la materia, asegura que poder tener sexo con un ex ser¨¢ una realidad que no tardar¨¢ en llegar a nuestras vidas. Se podr¨¢n, adem¨¢s, recrear personas de nuestro entorno, como a nuestra propia ex pareja. Y no solo escoger el f¨ªsico de nuestro sexbot (robot sexual), sino tambi¨¦n personalizar aspectos como su grado de timidez, simpat¨ªa o apetito sexual. Una vez customizado, ser¨¢ posible mantener conversaciones con ellos, realizar actividades conjuntas como las que har¨ªa cualquier pareja y, por supuesto, llevar a cabo diferentes pr¨¢cticas sexuales.
Normalmente confeccionados con silicona, la ciencia explora diferentes materiales cada vez m¨¢s similares al tacto de la piel humana. De hecho, las mu?ecas dise?adas por Santos est¨¢n hechas con elast¨®mero termopl¨¢stico: un componente que emula la sensaci¨®n de tocar a una mujer real. Estos productos integran sensores t¨¦rmicos capaces de reaccionar al tacto, a la vez que la Inteligencia Artificial se ocupa de recordar y adaptar las preferencias sexuales del usuario.
En Jap¨®n, por ejemplo, hay un n¨²mero creciente de personas con parejas virtuales, lo que nos lleva a recordar a Akihiko Kondo, que se hizo famoso en el mundo entero por haber contra¨ªdo nupcias con un holograma. ?Existe una relaci¨®n entre el avance de esta tecnolog¨ªa y el peligro de perder la conexi¨®n natural con otras personas? Casualidad o no, el pa¨ªs nip¨®n es uno de los que se encuentran a la vanguardia en digitalizaci¨®n sexual y suelen llenar los aforos de sus eventos pornogr¨¢ficos virtuales, pero tambi¨¦n es una de las naciones donde la edad del primer coito es m¨¢s tard¨ªa: casi dos de cada cuatro japoneses de 30 a?os siguen siendo v¨ªrgenes.
¡®Sex toys¡¯ inteligentes
Los robots no son los ¨²nicos juguetes sexuales inteligentes que van a transformar la vida sexual del futuro pr¨®ximo. En 2035, en la mayor¨ªa de los dormitorios de los pa¨ªses desarrollados habr¨¢ juguetes sexuales, normalmente para ser utilizados en escenarios de realidad virtual.
El cient¨ªfico Ian Pearson, uno de los futur¨®logos l¨ªderes en este ¨¢mbito, distingue tres importantes tecnolog¨ªas que impactar¨¢n en el sector: IA, rob¨®tica y tecnolog¨ªa ¡®active skin¡¯. Esta ¨²ltima ¡°har¨¢ que dispositivos microsc¨®picos se inserten en la piel humana, muy cerca de los vasos sangu¨ªneos y de los nervios, lo que permitir¨¢ que una Inteligencia Artificial externa pueda recibir informaci¨®n sobre las respuestas sexuales de la persona, siendo capaz de grabar y reproducir sensaciones¡±, cuenta a ICON este especialista. En el caso de los robots o androides, ¡°podr¨¢n usar esta tecnolog¨ªa para estimular directamente el sistema nervioso, ajustar sus actividades a las t¨¦cnicas o fantas¨ªas que la persona disfrute m¨¢s, con informaci¨®n basada en una reacci¨®n muy exacta a tiempo real, que ser¨¢ mucho m¨¢s efectiva que la intuici¨®n que ahora utilizamos las personas para intentar percibir qu¨¦ le gusta a nuestra pareja durante las relaciones sexuales¡±, a?ade. El experto est¨¢ convencido de que ¡°tras algunas sesiones en las que la m¨¢quina haya aprendido y creado una biblioteca de sensaciones sobre el usuario, mantener relaciones sexuales con un robot equipado con IA resultar¨¢ mucho m¨¢s gratificante que con cualquier ser humano¡±.
En contraposici¨®n a esta afirmaci¨®n, la sex¨®loga y psic¨®loga Laura Mor¨¢n explica por qu¨¦ estas invenciones no ser¨¢n capaces de sustituir a los humanos a medio plazo: ¡°Es improbable que un robot sepa cubrir las demandas de la er¨®tica y afectivas, tan propias de las personas¡±.
Adi¨®s a las barreras f¨ªsicas
Uno de los campos en los que se vivir¨¢ un mayor progreso es en el del sexo remoto. Las personas que hoy mantienen relaciones a distancia lo tienen mucho m¨¢s f¨¢cil que aquellas parejas de hace una o dos d¨¦cadas. Ahora podemos ver y escuchar a la otra persona en tiempo real, incluso tener relaciones sexuales gracias a productos de la teledild¨®nica, tales como vibradores inteligentes interactivos o masturbadores masculinos que permiten sincronizar sobre el pene los movimientos exactos de un v¨ªdeo. Tambi¨¦n existen almohadas capaces de reproducir el latido del coraz¨®n de tu pareja o gadgets como Le Kissenger, capaz de acercar a nuestros labios, a trav¨¦s de unos sensores de fuerza, el beso de nuestro enamorado o enamorada, aunque se encuentre en la otra punta del mundo. Sin embargo, conformarnos con esto rozar¨¢ pronto lo anticuado: ya est¨¢n en desarrollo dispositivos sexuales tan avanzados que nos har¨¢n sentir las caricias de nuestra pareja de un modo cien por cien remoto o impresoras que nos permiten reproducir, desde nuestra casa, sus partes ¨ªntimas en 3D para sentirlas junto a nosotros todo el tiempo. Por no hablar de los trajes h¨¢pticos que nos har¨¢n sentir todo tipo de impulsos er¨®ticos en cualquier zona er¨®gena del cuerpo. El sexting dar¨¢ tambi¨¦n un giro de 360 grados: las apps y redes sociales no solo servir¨¢n para compartir contenido o conocer gente, sino que podr¨¢ llevarse a cabo el 100% de la relaci¨®n sexual dentro del mismo software. Esto se har¨¢ porque los dispositivos no solo transmitir¨¢n im¨¢genes y sonidos como ahora, sino tambi¨¦n reproducir¨¢n en el cerebro a ilusi¨®n de compartir aromas y caricias, variaciones de temperatura o diferentes niveles de fuerza, contando con la contribuci¨®n de disciplinas como la neurociencia.
Las innovaciones en el campo de la realidad virtual har¨¢n posible recrear escenarios er¨®ticos interactivos, tomar parte de juegos sexuales online multijugador o crear avatares sexuales. Ser¨¢ posible tener sexo completamente a la carta: elegir el lugar en el que queremos que el encuentro tenga lugar, los rasgos f¨ªsicos, voz, ropa, incluso la personalidad o posturas sexuales que queremos que lleven a cabo nuestros compa?eros. Se predice que los hologramas mejorar¨¢n de forma impactante en los pr¨®ximos a?os. En otras palabras, la l¨ªnea entre el sexo real y virtual est¨¢ condenada a desaparecer.
¡°Quedan pocos a?os para que se pueda pagar para que una estrella del porno u otra persona pueda ofrecer una sesi¨®n de sexo oral virtual que, gracias a un dispositivo especialmente dise?ado para este fin, proporcione la misma sensaci¨®n f¨ªsica que si el acto se estuviera haciendo en la realidad¡±, asegura el terapeuta sexual Bryony Cole.
Inteligencia Artificial para un placer a medida
El sexo del futuro, seg¨²n el mismo informe, pasar¨¢ por tecnolog¨ªas que midan de forma exacta nuestro grado de satisfacci¨®n, descubriendo patrones en nuestro deseo sexual. Una combinaci¨®n entre IA y tecnolog¨ªa sexual podr¨ªa tener la capacidad de mejorar enormemente la calidad de nuestros orgasmos. La estimulaci¨®n mec¨¢nica podr¨ªa darnos mayor control sobre el placer que la humana. Ser¨¢ posible f¨¢cilmente preconfigurar cada cl¨ªmax: determinar el tiempo que queremos dedicar al placer, la intensidad del mismo, incluso cruzar estos datos con los de nuestra pareja o parejas para dar como resultado un encuentro sexual mucho m¨¢s grato.
¡°El futuro del sector sextech va ligado a Inteligencia Artificial, pero tambi¨¦n a Big Data¡±, explica a ICON Patricia L¨®pez, especialista en bienestar sexual masculino y CEO de Myhixel. ¡°Ambas tecnolog¨ªas se utilizar¨¢n para predecir comportamientos, gustos o patrones y no solo para obtener m¨¢s placer, sino para garantizarnos pr¨¢cticas sexuales m¨¢s saludables y de m¨¢s calidad, a trav¨¦s de dispositivos como aceler¨®metros, que ya estamos desarrollando¡±. En otras palabras, la tecnolog¨ªa en el futuro nos ayudar¨¢ a controlar problemas como la eyaculaci¨®n precoz, a conocer m¨¢s nuestro cuerpo y a obtener cl¨ªmax personalizados.
La realidad aumentada y el entretenimiento inmersivo tambi¨¦n contribuir¨¢n a que cambiar las relaciones sexuales. Escenarios virtuales en los que cada parte puede escoger la temperatura, el aroma del ambiente, la m¨²sica que le ayuda a entrar en conexi¨®n y un sinf¨ªn de factores a medida para dar como resultado una experiencia sexual a la carta y altamente creativa. Aunque ya haya vaginas y penes creadas en laboratorios y wearables capaces de medir la velocidad y n¨²mero de repeticiones durante el coito, la fuerza del empuje y algunas m¨¦tricas relacionadas con la satisfacci¨®n, dispondremos, en no m¨¢s de dos d¨¦cadas, de aparatos que hagan mediciones mucho m¨¢s fiables y que podr¨¢n desafiar los actuales l¨ªmites del placer.
¡°El sexo del futuro estar¨¢ altamente gamificado y esto nos sit¨²a ante el peligro de estar creando cada vez m¨¢s est¨¢ndares en torno a c¨®mo debe ser la satisfacci¨®n ¨ªntima y a plantearnos hasta qu¨¦ punto la tecnolog¨ªa podr¨ªa deshumanizar la sexualidad¡±, asegura a ICON Laura Mor¨¢n.
El informe Future of Sex predice asimismo la evoluci¨®n de un tipo de software que, con la ayuda de unos aud¨ªfonos neuronales, ser¨¢n capaces de emparejarnos con personas con patrones cerebrales coincidentes. De esta forma, la tecnolog¨ªa se encargar¨¢ de localizar a una suerte de ¡°compa?ero/a sexual ideal¡±, como garant¨ªa de unas relaciones ¨ªntimas de calidad (ya existen proyectos biotecnol¨®gicos que proponen algo similar, como uBiome). Incluso se habla de un estrato especializado del Internet of Things: el Sexnet of Things, en el que todo estar¨¢ conectado, incluso nuestra forma de hacer el amor.
Lo que parece fuera de toda duda es que el negocio del sextech ganar¨¢ en volumen y popularidad y cada vez m¨¢s personas est¨¢n dispuestas a hacer que la tecnolog¨ªa se introduzca en nuestra alcoba como una m¨¢s. Al fin y al cabo, esgrimen los defensores, este tipo de encuentros evitan enfermedades como ETS, embarazos no deseados, aumentan la seguridad personal y permiten relaciones sin necesidad de contacto f¨ªsico (ideal para tiempos de pandemia). Tambi¨¦n est¨¢n llamados a usarse con fines terap¨¦uticos y son una gran soluci¨®n para personas aisladas por diferentes motivos o que deciden no tener pareja. Pero este cambio en la forma de tener relaciones tambi¨¦n trae consigo nuevos debates ¨¦ticos, morales y legales, que nos llevan a preguntarnos d¨®nde est¨¢n los l¨ªmites de la intimidad y privacidad de las personas, c¨®mo contener peligros como un posible aumento de la adicci¨®n al sexo o la disminuci¨®n de la conexi¨®n emocional con otras personas. Ya lo alert¨® Zoltan Istvan, transhumanista que fue candidato a suceder a Trump en la Casa Blanca: ¡°Si los cient¨ªficos son capaces de reproducir en el cerebro orgasmos y caricias en puntos er¨®genos, usando solamente cascos o chips, podr¨ªamos estar ante el principio del fin del sexo tal y como lo conocemos hoy¡±.
?Tanto cambiar¨¢ realmente el sexo del ma?ana? ?Debemos alarmarnos cuando comprobamos que los millenials, la generaci¨®n digital, es tambi¨¦n la que realiza menos sexo con otras personas respecto a sus predecesoras? Sin embargo, si hay algo en lo que todos los especialistas coinciden es en lo siguiente: la civilizaci¨®n post-Satisfyer no concebir¨¢ el sexo sin tener presente a las m¨¢quinas, de una u otra forma.
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