Secuestros, monstruos y persuasi¨®n masiva: el cine norcoreano sigue siendo un enigma m¨¢s potente que cualquier pel¨ªcula
Un a?o despu¨¦s de que ¡®Par¨¢sitos¡¯ hiciese historia al arrasar en los Oscar, el cine de Corea del Sur interesa al mundo entero, ?pero qu¨¦ sucede con sus vecinos del norte? Encerrados en una dictadura que limita qu¨¦ se puede contar y c¨®mo, fen¨®menos como ¡®El infiltrado¡¯ solo levantan m¨¢s intriga sobre este territorio cuya industria cinematogr¨¢fica tiene muchas m¨¢s aristas (y recovecos) del que parece
La iron¨ªa quiso que fuera con una pel¨ªcula de lucha de clases. El 10 de febrero del pasado a?o, Corea del Sur hac¨ªa historia logrando el m¨¢ximo reconocimiento en los ?scar con Par¨¢sitos, del director Bong Joon-ho, primera vez que un pa¨ªs de habla no inglesa (que no extranjero, puesto que Reino Unido ha ganado varias veces antes) se impon¨ªa en los casi 100 a?os de vida del certamen. Desde la deliberada ambig¨¹edad del t¨ªtulo, el argumento de Par¨¢sitos contrapon¨ªa a una familia pobre con una familia acomodada para reflexionar sobre qui¨¦n se aprovechaba realmente de qui¨¦n: si los trabajadores que, gracias a su labor, disfrutan de los lujos de los ricos cuando no est¨¢n en el hogar o, m¨¢s bien, los ricos que se nutren del esfuerzo ajeno y las asimetr¨ªas sist¨¦micas para disfrutar de una vida de opulencia.
Si no fuera por determinadas decisiones de estilo, como la de no incluir n¨²meros musicales o no vertebrar la narraci¨®n en torno a una analog¨ªa floral, la pel¨ªcula bien podr¨ªa ajustarse a los c¨¢nones del cine norcoreano fijados por el difunto dictador Kim Jong-il en su ensayo Sobre el arte cinematogr¨¢fico, de 1973. ¡°Cuando vean que el protagonista, al despertar su conciencia de clase y llenarse de odio hacia el enemigo, se alza en pie de lucha, los hombres conocer¨¢n di¨¢fanamente qu¨¦ es la revoluci¨®n y por qu¨¦ deben hacerla¡±, dej¨® escrito el padre del actual dirigente de Corea del Norte.
La manera de entender el cine en Corea del Norte es inseparable de la visi¨®n del hombre que estuvo al frente de la dinast¨ªa comunista entre 1994 y 2011. El productor y escritor Paul Fischer dedic¨® un libro, Producciones Kim Jong-il presenta¡ (Turner, 2015), al estudio de la concepci¨®n del s¨¦ptimo arte de quien fue conocido como Amado L¨ªder. La m¨¢s medi¨¢tica de sus medidas ¡ªy que ocupa el grueso de la obra, casi al modo de una novela de espionaje y suspense¡ª fue el secuestro del director Shin Sang-ok y la actriz Choi Eun-hee, ambos estrellas en Corea del Sur. En la transcripci¨®n de una grabaci¨®n que los artistas cautivos lograron filtrar, Kim Jong-il se sinceraba sobre sus frustraciones, lamentaba que el cine norcoreano siguiese estancado en el modelo propagand¨ªstico de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y explicaba la raz¨®n por la que hab¨ªa decidido importar, no consensuadamente, el talento de la pareja a ese lado de la pen¨ªnsula: ¡°Las pel¨ªculas que se hacen aqu¨ª no tienen nada de estimulante. No se prueban cosas nuevas, y as¨ª es imposible mejorar. Repiten las mismas escenas que ya hemos filmado en el pasado. Deber¨ªamos rodar pel¨ªculas que se queden grabadas en nuestra retina, ?por qu¨¦ solo hacemos basura?¡±.
Kim Jong-il era, realmente, un apasionado del cine. Aunque lo que m¨¢s trascendiese fuera su afici¨®n a la saga Rambo, el dirigente conoc¨ªa tanto lo que se estaba haciendo en Estados Unidos como en Europa, lo estudiaba y almacenaba decenas de miles de pel¨ªculas de diversas nacionalidades en su videoteca personal, que recolect¨® a trav¨¦s de la llamada Operaci¨®n Recurso n? 100: sus embajadas se encargaban de hacerse con copias extranjeras y varios equipos se las traduc¨ªan por partes separadas, sin llegar a ver las im¨¢genes, puesto que las pel¨ªculas no estaban autorizadas para el resto de norcoreanos.
¡°Lo que Kim Jong-il aprendi¨® y aplic¨® en Corea del Norte se lo hab¨ªan ense?ado las pel¨ªculas¡±, sostiene el autor Paul Fischer en su libro. ¡°Pose¨ªa un cierto sentido de la narraci¨®n, del dramatismo y del espect¨¢culo, de c¨®mo se forja un mito y de su poder. No hay mejor ejemplo que la historia oficial de su propio nacimiento [seg¨²n la biograf¨ªa oficial, el dirigente naci¨® en una monta?a volc¨¢nica, anunciado por dos arco¨ªris y una nueva estrella en el firmamento], que remite a las narraciones sobre los h¨¦roes arquet¨ªpicos. La madre excepcional y muy sufrida; el padre ausente y que luchaba por una causa noble¡±.
El canon norcoreano
La doctora Anna Broinowski, profesora de Artes Audiovisuales en la Universidad de Sidney, es una de las pocas cineastas extranjeras que ha podido rodar en Corea del Norte. Su documental Aim High in Creation! (2013) representa una ventana ins¨®lita al pa¨ªs: con el pretexto de investigar las t¨¦cnicas de propaganda norcoreanas y aplicarlas a una nueva pel¨ªcula que ayudara a concienciar a Sidney de la necesidad de impedir la apertura de una mina de gas metano de carb¨®n en la ciudad, la Dra. Broinowski obtuvo permiso para entrevistarse con los profesionales m¨¢s destacados del pa¨ªs. El trabajo ¡ªque pudo verse en Espa?a en Filmin¡ª es una aproximaci¨®n que destaca por no acogerse al estilo ridiculizante con el que muchas veces se aborda la cultura norcoreana, a la manera de un objeto kitsch: la mirada es respetuosa y, gracias a ello, logra acceder a informaci¨®n amplia y nueva sobre el funcionamiento de su industria del cine. Esto hizo que el documental generase gran inter¨¦s en Corea del Sur, donde se estren¨® en 2018, o que Netflix lo distribuyera en Estados Unidos.
Sin embargo, en Aim High in Creation! tampoco faltan los momentos de pura comedia situacional, como cuando descubrimos que uno de los directores norcoreanos m¨¢s indignados por el desprecio de Australia hacia el medio ambiente acaba de realizar, de hecho, una pel¨ªcula sobre las bondades de la bomba nuclear. ¡°Los me gusta en la p¨¢gina de Facebook de la pel¨ªcula crecen cada vez que Kim Jong-un prueba un nuevo misil¡±, ironiza la directora en declaraciones a ICON.
Consultada sobre si el cine de Corea del Norte podr¨ªa tener realmente un inter¨¦s acad¨¦mico, la Dra. Broinowski no duda: ¡°?Absolutamente! Es un artefacto poco com¨²n: la persuasi¨®n masiva, m¨¢s que la taquilla, es el marcador clave del ¨¦xito y conserva un poder ¨²nico, dado que su audiencia cautiva de m¨¢s de 24 millones de ciudadanos tiene prohibido el acceso al entretenimiento extranjero¡±. Eso s¨ª, matiza que no todo el cine for¨¢neo est¨¢ restringido all¨ª y, por ejemplo, las pel¨ªculas de James Cameron son conocidas. ¡°No es algo sorprendente, dadas sus narrativas socialistas. La lucha de DiCaprio con el injusto sistema de clases en el hundimiento del Titanic y los villanos corporativos intergal¨¢cticos en Avatar encajan perfectamente con el propio mito de la creaci¨®n de la Rep¨²blica Popular Democr¨¢tica de Corea¡±.
¡°Por su aislamiento ideol¨®gico, su misi¨®n propagand¨ªstica y sus t¨¦cnicas nost¨¢lgicas, yo dir¨ªa que el cine de Corea del Norte pertenece a una categor¨ªa propia¡±, opina la doctora y documentalista. ¡°En cuanto al estilo de vida, los cineastas lo tienen mejor que la mayor¨ªa de la gente. Una vez se les ha considerado aptos para estudiar cine en la Universidad Kim Il-sung, el t¨ªtulo les otorga acceso a tiendas exclusivas para extranjeros en Pyongyang, c¨®modos apartamentos, coches, viajes de estudio a Alemania, Rusia y China y un salario que se paga est¨¦n o no en producci¨®n, ?para un cineasta occidental independiente ser¨ªa un lujo! Sin embargo, a nivel creativo, las historias que pueden contarse y los personajes en los que pueden concentrarse son limitados¡±, aclara Broinowski.
Un t¨ªtulo representativo de la estructura de una pel¨ªcula norcoreana es La florista (Choe Ik Kyu y Pak Hak, 1972), cl¨¢sico de la cinematograf¨ªa nacional con guion del propio dictador Kim Il-sung. La pel¨ªcula narra las vicisitudes de una vendedora de flores durante la ocupaci¨®n japonesa de Corea, cuyas duras condiciones de vida, vinculadas al maltrato y la humillaci¨®n a los que ella y los suyos se ven sometidos por los usurpadores nipones de su comunidad, acaban empuj¨¢ndola a unirse a la lucha del Ej¨¦rcito Popular.
La renovaci¨®n y apertura de su cine lleg¨® de la mano de los cautivos Shin Sang-ok y Choi Eun-hee, que insuflaron un aire occidental (por la gran influencia estadounidense en el pa¨ªs donde se formaron, Corea del Sur) a los montajes y composiciones visuales de sus pel¨ªculas. Kim Jong-il lleg¨® a estar tan satisfecho y confiar tanto en el trabajo de la pareja que les permiti¨® rodar una biograf¨ªa del fundador Kim Il-sung, La estrella de Corea (1985), cuyo actor protagonista fue sometido a cirug¨ªa pl¨¢stica para parecerse al l¨ªder.
El Godzilla comunista
Pero si hay una pel¨ªcula que rebas¨® con creces las expectativas de consumo internacional de Kim Jong-il (aunque no por los motivos que ¨¦l hubiera deseado), esa es Pulgasari (Shin Sang-ok, 1985). Convertida con los a?os en un t¨ªtulo de culto, se trata de una versi¨®n de Godzilla adaptada a la ideolog¨ªa juche, la interpretaci¨®n norcoreana del comunismo. Su popularidad ha contribuido sustancialmente a hacer m¨¢s conocida la historia del secuestro del director y la actriz surcoreanos, por la idea grotesca de que un loco tirano capturase a dos artistas con la intenci¨®n de obligarles a hacer una pel¨ªcula de monstruos a su medida.
¡°?Es un pelicul¨®n!¡±, proclama la c¨®mica y guionista Vera Montessori a ICON. Montessori es miembro de CineCutre, un colectivo que celebra el cine de baja calidad hecho con pasi¨®n, y que organiza anualmente el festival CutreCon, certamen celebrado en Madrid que prev¨¦ llegar a su d¨¦cima edici¨®n en marzo. ¡°Creo que a¨²n no hemos programado Pulgasari y deber¨ªamos¡±, dice Montessori, que afirma sentir ¡°ternura¡± por ¡°los decorados de la pel¨ªcula, el sonido ag¨®nico de un Casio como banda sonora y el olor a goma quemada¡±.
Ambientada en la Edad Media, durante la dinast¨ªa Goryeo en Corea, Pulgasari cuenta c¨®mo un gigantesco monstruo ayuda al campesinado a levantarse contra el malvado rey y obtener la libertad. Algo curioso, sin embargo, sucede al final: una vez expulsada la monarqu¨ªa, el pueblo se ve incapaz de alimentar al monstruo debido a su terrible voracidad y acaba teniendo que sacrificarlo. Esto, que generosamente podr¨ªa interpretarse como un equivalente a la fase final del comunismo en la que, seg¨²n la teor¨ªa, se procede a la abolici¨®n del Estado, fue le¨ªdo por Paul Fischer como una cr¨ªtica encubierta de Shin Sang-ok al r¨¦gimen: ¡°El monstruo era un trasunto del propio Kim Il-sung: el hombre que hab¨ªa liberado la naci¨®n de los opresores era hoy una bestia ego¨ªsta de apetito destructivo e insaciable¡±.
Un pa¨ªs de pel¨ªcula
En Corea del Norte, si no se puede decir que la realidad supera a la ficci¨®n, es porque ambas parecen coexistir en el mismo plano. Paul Fischer analiz¨® en Producciones Kim Jong-il presenta... c¨®mo la capital Pyongyang, m¨¢s que una ciudad, es un gran decorado. Y el documental The propaganda game (2015), rodado por el espa?ol ?lvaro Longoria en la naci¨®n juche, enmarcaba las informaciones sobre el pa¨ªs que suelen llegar a Occidente dentro de una sensacionalista guerra de propaganda que imped¨ªa conocer la realidad¡ si bien esa realidad, en su pel¨ªcula, se presenta como algo profundamente enrarecido e inescrutable, como si todo lo que se contara de Corea del Norte fuese disparatado y, a la vez, la verdad fuese a¨²n m¨¢s descabellada. La Dra. Anna Broinowski coincide con ese diagn¨®stico: ¡°La verdad se encuentra en alg¨²n lugar entre la propaganda de Fox News y el canal estatal de la RPDC¡±.
La profesora y documentalista, de hecho, tiene sus reservas con la historia del secuestro de Shin Sang-ok y Choi Eun-hee. ¡°Si bien el secuestro de Choi y Shin encaja con las narrativas de los gobiernos y de los medios occidentales sobre la malvada Corea del Norte, creo que es importante reconocer tambi¨¦n la opini¨®n del cr¨ªtico de cine japon¨¦s Tetsuo Nishida, quien sugiere en su libro La imagen ficticia [1988, in¨¦dito en Espa?a] que la pareja no fue secuestrada, sino que fue a Corea del Norte voluntariamente: Shin, porque el gobierno conservador de Corea del Sur ya no respaldaba sus pel¨ªculas, y Choi, porque era demasiado mayor para interpretar papeles protagonistas en su pa¨ªs¡±. La de Nishida no es una opini¨®n cualquiera, puesto que el cr¨ªtico nip¨®n fue, precisamente, quien facilit¨® la huida de la pareja durante su estancia en Viena, donde Kim Jong-il planeaba que abriesen la divisi¨®n internacional de su productora.
Razonablemente, cualquier lector de Producciones Kim Jong-il presenta¡ puede tener dudas acerca de lo que cuenta por la suspensi¨®n de la incredulidad a la que obliga la narraci¨®n, cercana a las pel¨ªculas de James Bond m¨¢s desmadradas. No obstante, si ver es creer, la primera aportaci¨®n norcoreana al audiovisual que nos ha tra¨ªdo este 2021 vuelve a hacer saltar por los aires los l¨ªmites de la verosimilitud: se trata de un documental, El infiltrado, dirigido por el noruego Mads Br¨¹gger y recientemente estrenado en Filmin, que vincula al espa?ol Alejandro Cao de Ben¨®s (primer representante de Corea del Norte en Occidente) y la organizaci¨®n que preside, la Asociaci¨®n de Amistad con Corea, a una trama internacional de tr¨¢fico de drogas y armas con lazos en Oriente Pr¨®ximo. En caso de que, como afirma Paul Fischer, Corea del Norte sea como ¡°un plat¨® gigantesco¡± con m¨¢s de 24 millones de sufridos y forzosos figurantes, lo que desde luego le sobra es capacidad para sorprender en cada nuevo episodio.
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