Porno, brujer¨ªa y un Marlon Brando fuera de control: el demencial rodaje de ¡®La isla del Dr. Moreau¡¯ a¨²n fascina 25 a?os despu¨¦s
Una de las ¨²ltimas -y m¨¢s marcianas- pel¨ªculas del int¨¦rprete de ¡®El Padrino¡¯ sigue siendo analizada y se celebra hoy como ¡°demasiado extra?a y demasiado memorable para ser descartada como basura¡±
En el ¨²ltimo episodio de la novela La isla del doctor Moreau, su protagonista aseveraba: ¡°No albergo la esperanza de que el terror de la isla me abandone nunca¡±. Aunque el ingl¨¦s H.G. Wells escribi¨® estas palabras en 1896, la frase perfectamente podr¨ªa haber sido pronunciada cien a?os m¨¢s tarde por algunos de los participantes en un rodaje que se desarroll¨® en el noroeste de Australia, el de la propia adaptaci¨®n del libro, de cuyo estreno se acaba de cumplir un cuarto de siglo.
Con un calendario de producci¨®n de seis semanas que acab¨® extendi¨¦ndose a seis meses, la filmaci¨®n de la pel¨ªcula fue r¨¢pidamente conocida como una de las m¨¢s ca¨®ticas en la historia de Hollywood por su cambio de director, de Richard Stanley a John Frankenheimer, nada m¨¢s empezar o por el comportamiento conflictivo de sus volc¨¢nicas estrellas, Marlon Brando y Val Kilmer. Una mayor aproximaci¨®n a la historia deja esos detalles como la inofensiva punta del iceberg.
El documental Lost Soul: El viaje maldito de Richard Stanley a la isla del Dr. Moreau, de 2014, analiz¨® lo ocurrido desde la perspectiva del director despedido, con los testimonios de parte del equipo y del estudio que produjo la pel¨ªcula, New Line Cinema. Una de las razones por las que el trabajo gener¨® inter¨¦s entre los aficionados al fant¨¢stico ¨Cgan¨® el premio a Mejor Documental en el Festival de Sitges de ese a?o¨C no fue solo el morbo por conocer de primera mano los entresijos del rodaje de La isla del Dr. Moreau, sino por la reaparici¨®n de Stanley, promesa del g¨¦nero a principios de los noventa por pel¨ªculas como Hardware, programado para matar (1990), de quien apenas se hab¨ªan vuelto a tener noticias.
Gracias a la extensa declaraci¨®n que ofrec¨ªa en el documental dirigido por David Gregory, supimos, por ejemplo, que Richard Stanley, de creencias wiccanas (una religi¨®n vinculada a la brujer¨ªa), hab¨ªa recurrido a hechizos para conseguir el empleo o que su ambicioso guion inclu¨ªa felaciones entre especies y mutilaciones genitales en primer plano.
Dirigir la adaptaci¨®n de La isla del doctor Moreau era uno de los grandes sue?os de Stanley. La historia del n¨¢ufrago que llega, por accidente, a la tierra donde un cient¨ªfico loco se ha exiliado para llevar a cabo sus experimentos de vivisecci¨®n de animales fascinaba al cineasta, que pas¨® cuatro a?os desarrollando el guion e imaginando los dise?os de las criaturas o los escenarios. Su v¨ªnculo por descendencia directa con el explorador Henry M. Stanley (1841-1904), autor de la frase ¡°Livingstone, supongo¡±, colaborador del rey Leopoldo II de B¨¦lgica en el genocidio del Congo e inspiraci¨®n de Joseph Conrad para el personaje de Kurtz en El coraz¨®n de las tinieblas (1899), le sirvi¨® tambi¨¦n para ganarse la aprobaci¨®n de Marlon Brando, int¨¦rprete de Kurtz en Apocalypse Now (1979). Y esa inesperada buena relaci¨®n entre el director, de entonces solo 29 a?os, y el dif¨ªcil Brando fue suficiente para que el estudio confiara, de primeras, en Richard Stanley.
Tanto fue as¨ª que New Line destin¨® al proyecto 40 millones de d¨®lares (el equivalente a m¨¢s de 57 millones de euros actuales), aunque ello implicase ignorar algunas otras se?ales. ¡°Cuando mi ayudante nos pregunt¨® qu¨¦ quer¨ªamos tomar, [Stanley] dijo ¡®un caf¨¦, por favor, con tres o cuatro azucarillos¡¯, y ah¨ª me di cuenta de que algo en el tipo no cuadraba¡±, rememoraba socarronamente en Lost Soul el fundador del estudio, Robert Shaye, a prop¨®sito de su primer encuentro con el director.
El poco gusto de Richard Stanley por acudir a las reuniones de trabajo, la inexperiencia al frente de una superproducci¨®n ¨Csu pel¨ªcula m¨¢s cara, El demonio del desierto (1992), hab¨ªa tenido cinco millones de d¨®lares de presupuesto¨C y otros rasgos err¨¢ticos en su conducta (como llamar a un productor de madrugada para pedir un cambio de hotel por motivos misteriosos) llevaron al ejecutivo Tim Zinnemann a proponer que se a?adiesen mill¨®n y medio de d¨®lares al presupuesto para contingencias, es decir, por si hab¨ªa que cambiar de director. Solo tres d¨ªas despu¨¦s de iniciado el rodaje en la costa de Cairns, en Australia, la hucha del mill¨®n y medio se abri¨®.
Los problemas mutan
En 1995, la hija de Marlon Brando se suicidi¨®, con lo que su participaci¨®n en el proyecto qued¨® pendiente de un hilo. Con ella, el estatus de protegido que Richard Stanley cre¨ªa haberse asegurado. De hecho, la otra estrella, Val Kilmer, hab¨ªa ejercido una firme oposici¨®n al cineasta desde el primer minuto. Con Batman Forever reci¨¦n estrenada, Kilmer se encontraba en su cima comercial y dirigirle era una tarea ardua. Hab¨ªa pedido un cambio de personaje, que se le concedi¨®, y, seg¨²n coincidieron en se?alar diferentes miembros del equipo en el documental Lost Soul, confrontaba en cada aspecto creativo con Stanley: desde l¨ªneas de di¨¢logo propias y ajenas hasta tiros de c¨¢mara.
Adem¨¢s, del set en la selva de Cairns, Australia, no paraban de llegar noticias extra?as: el director, supuestamente, hab¨ªa terminado una de las jornadas encaramado a un ¨¢rbol para no hablar con nadie o entrado en p¨¢nico cuando un hurac¨¢n arras¨® el escenario del rodaje y la tensi¨®n con Kilmer fue el detonante para que el estudio le cambiase por John Frankenheimer sin haber transcurrido una semana. Los rumores de que Stanley planeaba quemar al plat¨® como represalia llevaron tambi¨¦n a New Line Cinema a pedirle que abandonara la isla, pero el ya exempleado desapareci¨® en el bosque sin dejar rastro.
As¨ª, el veterano Frankenheimer, responsable de cl¨¢sicos como El mensajero del miedo (1962), se incorpor¨® a la pel¨ªcula con su ayudante de confianza, James Sbardellati, que observ¨® desconcertado c¨®mo Stanley y los productores hab¨ªan planificado parte del rodaje en el punto m¨¢s lluvioso de Australia, solo para tener de fondo en las tomas exteriores una monta?a que la humedad nunca permit¨ªa ver. El car¨¢cter del nuevo director no logr¨® apaciguar a un Val Kilmer en rebeld¨ªa, quien, seg¨²n varios testigos, hab¨ªa llegado a apagar un cigarro en la cara a uno de los trabajadores. ¡°Aunque dirigiera una pel¨ªcula llamada La vida de Val Kilmer, ?no volver¨ªa a trabajar con ese mam¨®n!¡±, se dice que lleg¨® a vociferar Frankenheimer.
El actor alem¨¢n Marco Hofschneider hab¨ªa visto tambi¨¦n mermada su presencia en pantalla porque a Val Kilmer no le gustaba compartir plano con ¨¦l. Y el desembarco final de Marlon Brando, lejos de arreglar las cosas, fue su sentencia. Frankenheimer ten¨ªa una p¨¦sima opini¨®n del guion de Richard Stanley y hab¨ªa exigido una reescritura, pero el int¨¦rprete de El Padrino lleg¨® tambi¨¦n a Australia con ideas propias. Hofschneider encarnaba a M¡¯Ling, mayordomo del Dr. Moreau, pero Brando se hab¨ªa encari?ado con el actor dominicano Nelson de la Rosa, un enano de 71 cent¨ªmetros de altura, de modo que tom¨® la decisi¨®n radical de sustituir al int¨¦rprete teut¨®n y que, en su lugar, De la Rosa le acompa?ase continuamente en pantalla, como mano derecha. El equipo de vestuario cre¨® a contrarreloj unas r¨¦plicas de la ropa de Brando en miniatura para que ambos fuesen conjuntados. El resultado sirvi¨® de inspiraci¨®n al c¨®mico Mike Myers para crear a Mini Yo, secuaz del Dr. Maligno en la saga de Austin Powers.
Las aportaciones de Brando (que no se aprendi¨® sus frases y pidi¨® que se las recitaran por un pinganillo, visible en varios planos) fueron m¨¢s all¨¢. Aleg¨® que Moreau sufr¨ªa una agresiva alergia al sol y por eso, en exteriores, deb¨ªa estar impregnado en una llamativa crema blanca, lo que, casualmente, facilitaba que un doble hiciera las tomas largas en su lugar. Tambi¨¦n, por el calor, solicit¨® que se incorporara un cubo con hielos a la cabeza del personaje. M¨¢s adelante, en desarrollo de esta idea, pidi¨® a John Frankenheimer detener la producci¨®n ¡°seis u ocho semanas¡± para reescribir juntos la pel¨ªcula: se le ocurri¨® que el doctor Moreau podr¨ªa ser un delf¨ªn, y el cubo con hielos tendr¨ªa como justificaci¨®n mantenerlo hidratado. Esta ¨²ltima demanda no fue atendida. El consenso de los entrevistados en Lost Soul es que Brando no se tomaba en serio la pel¨ªcula y buscaba sabotearla, aunque en el documental Val (2021), Val Kilmer defiende que su compa?ero de reparto ten¨ªa una visi¨®n creativa que Frankenheimer no supo valorar.
El caos sigui¨® durante el medio a?o de producci¨®n. El enano Nelson de la Rosa, poderoso al amparo de Marlon Brando, lleg¨® a agredir a Marco Hofschneider y se volvieron frecuentes sus comentarios sexuales a las mujeres del rodaje. El extra Neil Young ¨Cnada que ver con el m¨²sico canadiense¨C, que en la pel¨ªcula interpretaba a un jabal¨ª humano, cont¨®: ¡°Los rodajes nocturnos terminaban con un consumo enorme de alcohol. Mucha gente se acost¨® con quien no deb¨ªa. Se consumieron muchas drogas. Con el tiempo, la cosa fue degenerando cada vez m¨¢s¡±.
En el documental de la pel¨ªcula, de hecho, aparecen fragmentos de v¨ªdeos semiporno rodados por los actores, enfundados en las elaboradas pr¨®tesis de monstruos que el artesano Stan Winston (Parque Jur¨¢sico) hab¨ªa armado para la pel¨ªcula. Cuando se necesitaron m¨¢s extras, se reclut¨® a una comuna de hippies que viv¨ªa en el bosque y en la que, desde su despido, se encontraba el exdirector Richard Stanley, que aprovech¨® la ocasi¨®n para infiltrarse en el rodaje disfrazado de hombre perro.
El Barrio S¨¦samo de Sat¨¢n
¡°Me gustar¨ªa ofrecer un relato real de lo que fue la producci¨®n de la pel¨ªcula, pero temo no volver a trabajar si lo hago¡±. Con esas palabras, el actor David Thewlis, aut¨¦ntico protagonista de La isla del Dr. Moreau, expres¨® su decisi¨®n de mantenerse callado sobre el rodaje de la pel¨ªcula y no participar en el documental Lost Soul, donde ni siquiera se le menciona. Thewlis, popular por su papel del profesor Lupin en las pel¨ªculas de Harry Potter, no apareci¨® en el cartel ni en actos promocionales y eso, al final, le hizo el menos damnificado por la tormenta de cr¨ªticas que se sucedieron tras el estreno. Calificada por el cr¨ªtico Brandon Judell como ¡°el Barrio S¨¦samo de Sat¨¢n¡±, el resultado final recaud¨® 49,6 millones de d¨®lares en todo el mundo, lo que supuso p¨¦rdidas para New Line Cinema, que hab¨ªa invertido m¨¢s de los 40 millones iniciales por la promoci¨®n y los imprevistos. Marlon Brando, por su parte, gan¨® los premios Razzie y Stinkers al peor actor del a?o.
John Frankenheimer apenas ofreci¨® declaraciones: consideraba todo una mala experiencia. Richard Stanley se retir¨® a rodar cortos y documentales a Monts¨¦gur, en Francia, hasta su reaparici¨®n p¨²blica de la mano de Lost Soul. Gracias a ella, pudo volver a dirigir: en 2019, estren¨® con muy buenas cr¨ªticas su primer largometraje de ficci¨®n en 27 a?os, Color Out of Space, protagonizado por Nicolas Cage. Su ¨¦xito decidi¨® al sello SpectreVision a contratarle para una trilog¨ªa basada en obras de H. P. Lovecraft. Poco despu¨¦s, la exmujer del director, la escritora y guionista Scarlett Amaris, public¨® un duro texto detallando los abusos violentos y psicol¨®gicos a los que presuntamente le someti¨® el cineasta (que llegaban a incluir la difusi¨®n de im¨¢genes ¨ªntimas de la pareja): ahora la productora ha cancelado el acuerdo. Adem¨¢s de presentar denuncia, Amaris ha informado de que Richard Stanley tiene, aparte, una causa adicional abierta por maltrato a otra mujer.
Desde que se conocieron estos hechos, en plataformas como la red social de cine Letterboxd se ha cuestionado el papel de v¨ªctima de Richard Stanley en el rodaje, e incluso en la ficha del documental Lost Soul pueden verse ahora comentarios de la comunidad wiccana cr¨ªticos con el director desde la perspectiva de la brujer¨ªa. ¡°[La magia oscura] Puede hacer parecer a los maltratadores poderosos y de otro mundo¡±, se reflexiona en uno de los mensajes. Mientras todo apunta a que su accidentada carrera ahora s¨ª ha terminado, la supuestamente desastrosa pel¨ªcula de la que fue despedido, 25 a?os despu¨¦s, no da visos de quedar en el olvido. La isla del Dr. Moreau sigue atrayendo espectadores, tal vez, por uno de los motivos que el escritor y cr¨ªtico Zach Vasquez daba en la defensa que public¨® este a?o en The Guardian: ¡°Es demasiado extra?a y demasiado memorable para ser descartada como basura¡±.
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