Manolo Garc¨ªa: ¡°Si abusas de lo que m¨¢s te apasiona en la vida, te va a llevar de culo¡±
La pr¨®xima primavera presentar¨¢ su octavo disco en solitario, al que seguir¨¢ una gira hasta finales de a?o. Mientras, el artista muestra un centenar de lienzos, dibujos y esculturas en M¨¢laga. Obras con las que, dice, busca una vida m¨¢s sosegada y exorciza sus demonios
Cuesta imaginarlo, pero en su juventud Manolo Garc¨ªa (Barcelona, 66 a?os) dibuj¨® cientos de mochilas, libretas, lapiceros o estuches con el universo gatuno de Hello Kitty. La empresa para la que trabajaba ten¨ªa los derechos del personaje de origen japon¨¦s y el barcelon¨¦s ilustraba material escolar con gatitos, casitas y arbolitos. Como dise?ador freelance tambi¨¦n realiz¨® car¨¢tulas de casetes de gasolinera, ide¨® juguetes o los colore¨®. ¡°Era todo muy artesanal con rotuladores de alcohol y las manos manchadas de tinta¡±, recuerda Garc¨ªa, que estudi¨® en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Art¨ªsticos de Barcelona. Ah¨ª le inocularon un veneno que sigue en ¨¦l: la pintura. Lo primero que pidi¨® a su madre fue un caballete, pinceles y ¨®leos; la guitarra lleg¨® un a?o despu¨¦s. Cinco d¨¦cadas m¨¢s tarde, cuadros y canciones siguen acompa?ando al artista, que presenta disco en 2022, para lanzarse luego a la carretera en una larga gira de conciertos. Mientras, muestra hasta el pr¨®ximo 30 de enero esculturas, lienzos y dibujos a l¨¢piz en la finca El Port¨®n de Alhaur¨ªn de la Torre (M¨¢laga).
Garc¨ªa perdi¨® el tren con el que ten¨ªa previsto viajar hasta M¨¢laga hace unas semanas para inaugurar su exposici¨®n. Quer¨ªa llegar a tiempo, as¨ª que se subi¨® a su coche y recorri¨® los casi mil kil¨®metros que unen Barcelona con la Costa del Sol casi de un tir¨®n. ¡°Se me hizo largo¡±, asegura. Consigui¨® su objetivo y acompa?¨® al p¨²blico a saborear Cuerpos Celestes, exhibici¨®n que incluye 60 cuadros, 35 dibujos a l¨¢piz y una docena de esculturas.
Tras una intensa ma?ana atendiendo las peticiones de la prensa y posando ante los fot¨®grafos, encontr¨® hueco para descansar en un banco al sol que calienta la excepcional ma?ana fr¨ªa en M¨¢laga. A pesar del cansancio, regala una conversaci¨®n llena de palabras que viajan del desenga?o al optimismo, de la luz a la oscuridad; que transmiten ideas claras o que necesitan de un mapa para desvelar el tesoro de su significado. Y aunque su equipo de prensa aprieta cuando se supera el tiempo acordado de charla, ¨¦l pide diez minutos m¨¢s.
¡°Pueden ser quince, tranquilo, charlemos¡±, confiese con un susurro para que nadie se entere. El m¨²sico y pintor encuentra en estos peque?os placeres de la vida ¨Ctomar el sol, pasear por la playa, un caf¨¦ con amigos, caminar por la naturaleza¨C la mejor manera de estar en el mundo. Y por encima de todo, el pincel. ¡°Para m¨ª pintar es detener el tiempo. No puedo estar tres d¨ªas sin hacerlo, es un h¨¢bito muy beneficioso para m¨ª¡±, sostiene.
El artista posee un peque?o estudio en casa, pero siempre lleva sus herramientas de gira. Antes viajaba con caballete, ¨®leos y aguarr¨¢s. Ahora llevo solo el l¨¢piz. ¡°Es m¨¢s sencillo. Y me sirve para abstraerme del mundo, pero tambi¨¦n para quitarme la tensi¨®n del concierto, la que sientes por esa responsabilidad de no defraudar a quien ha comprado la entrada. Me siento varias horas y todo se desvanece¡±, afirma. Entre hoteles, carreteras y ciudades el cantante ha ido trazando las l¨ªneas que componen esta exposici¨®n. En cada obra siempre hay un trasfondo social. Habla de desigualdad, de ecologismo, justicia social, el excesivo horario laboral, las prisas, el consumismo. Consumo voraz y fin, Corrupci¨®n ante el cambio clim¨¢tico o El voluntarioso nadador hacia la adversidad son algunos de los t¨ªtulos de unos cuadros con los que el artista, dice, se arregla a s¨ª mismo y, de paso, exorciza sus demonios diarios. Los expulsa para representarlos como seres extra?os e inquietantes, pero llenos de colores alegres y vivos: s¨ªmbolo de la esperanza en que el individuo est¨¦ a tiempo de cambiar las cosas. ¡°En la masa no conf¨ªo tanto¡±, se?ala.
Garc¨ªa cree que, como ¨¦l, quien se sumerge ante una de sus obras ¨Csean tres segundos o un minuto¨C consigue ¡°olvidar el d¨ªa a d¨ªa, los enfados, las cosas prosaicas y aburridas de la vida¡±. ¡°La mayor parte de nuestro tiempo lo dedicamos a cosas que nos vuelven locos, pero que no aportan nada¡±, a?ade. ¡°Yo tengo la sensaci¨®n de haber llegado a un mundo muy gastado, de haber llegado tarde. Solo hay tecnolog¨ªa, pantallas, un mundo en dos dimensiones, deshumanizado. Me gusta la naturaleza, soy amante del paisaje, que me sosiega. ?Por qu¨¦ nos gusta arrimarnos a un banco al sol? Eso que hacen los animales de tumbarse al sol de la tarde despu¨¦s de haber comido, eso los humanos no sabemos hacerlo. Y la pintura es mi b¨²squeda de esa tarde donde reside el sentido de vivir¡±, afirma Garc¨ªa, que vive sin reloj, correo electr¨®nico y su tel¨¦fono m¨®vil tiene poco de smartphone. ¡°El tiempo es otra forma de esclavitud¡±, aseguraba en 2014 en El Pa¨ªs Semanal.
¡°Con los a?os aprendes a querer menos cosas en lo material. Pero las que quieres lo haces con m¨¢s intensidad. Y a m¨ª pintar es la que me sirve para acceder a un mundo m¨¢s pac¨ªfico, m¨¢s espiritual¡±, insiste quien se considera un ¡°excursionista mental¡± que disfruta del viaje vital, del cambio, de la vida n¨®mada. ¡°Si abusas de lo que m¨¢s te apasiona en la vida, te va a llevar de culo. Repetir lo mismo siempre no es bueno para nadie¡±, aconseja. Por eso pasa temporadas sin componer, se aleja de la guitarra y vuelve siempre a su caballete. Especialmente tras las giras que realiza despu¨¦s de cada nuevo disco. Ahora tiene uno entre manos, a¨²n sin nombre. Ser¨¢ el octavo de estudio en su carrera musical en solitario tras Geometr¨ªa del Rayo. Lo presentar¨¢ en primavera de 2022 y le llevar¨¢ de nuevo a la carretera entre mayo y diciembre, arrancando en Valladolid y acabando en Madrid. Entre medias, Valencia, M¨¢laga, Barcelona o Bilbao, entre otras muchas cuidades.
M¨²sica y pintura han acompa?ado el trayecto vital de Manolo Garc¨ªa, que naci¨® y se crio en el barrio de Poblenou, en Barcelona. Primero lo hicieron de manera conjunta, incluido aquel trabajo como dise?ador gr¨¢fico del que obten¨ªa un sueldo digno y le permit¨ªa adquirir sus primeros cacharros musicales. Su trabajo en publicidad le hizo entender que ese no era su mundo, porque no le interesa el consumismo ni todo lo que le rodea. ¡°Siempre fui contracorriente. Las ¨¦lites nos indican el camino del consumo absoluto, de cuanto m¨¢s, mejor; pero eso tiene un precio que estamos pagando, como el planeta, cuyas perspectivas no son muy halag¨¹e?as. As¨ª que termin¨¦ apostando por la m¨²sica¡±, rememora. Hasta entonces se hab¨ªa dedicado a cantar en orquestas por los pueblos. Fiestas en las que empezaba primero con Chiquitita de ABBA y otras peticiones populares para terminar por Deep Purple o Queen. En esa diversi¨®n se fogue¨® mientras iba conociendo a Serrat o Triana. ¡°Ellos ya utilizaban los textos de manera magistral y eso empez¨® a picarme. Ya est¨¢ bien de hacer versiones, pens¨¦, necesito hacer mi propia m¨²sica¡±.
¡°Yo ve¨ªa que hab¨ªa grupos como Pink Floyd o King Crimson que llegaban a millones de personas. Yo con solo un poquito de aquello tendr¨ªa suficiente. Solo quer¨ªa comunicarme¡±, recuerda quien ha compuesto desde entonces m¨¢s de 300 canciones.
Finalmente s¨ª que consigui¨® llegar a millones de personas, aunque fue poco a poco. Los R¨¢pidos, Los Burros y, finalmente, El ?ltimo de la Fila, donde alcanz¨® el ¨¦xito comercial junto a Quimi Portet. Lanzaron siete discos entre 1985 y 1998. Aquel a?o, el de la separaci¨®n del grupo, Manolo Garc¨ªa tambi¨¦n public¨® su primer ¨¢lbum en solitario, Arena en los bolsillos, con canciones que son historia de la m¨²sica espa?ola. Pero una historia viva, porque dice el artista que tras m¨¢s de 40 a?os de carrera sigue sintiendo ¡°aut¨¦ntica pasi¨®n¡± por lo que hace.
Desenga?ado de la pol¨ªtica y la palabrer¨ªa, prefiere los hechos, por eso pone su esfuerzo en grupos ecologistas de su entorno, trabaja en la cercan¨ªa, antes que perder el tiempo siguiendo la cumbre del clima. ¡°No soy un pintor o un m¨²sico social, pero tampoco soy complaciente, l¨²dico. Hay en m¨ª una necesidad de clamor, grito, trinchera¡±, dice al tiempo que subraya que la jubilaci¨®n es un derecho, no una obligaci¨®n. Entiende a Serrat y su retirada de los escenarios, pero ¨¦l dice que mientras pueda transmitir alegr¨ªa a trav¨¦s de sus canciones, ah¨ª seguir¨¢. ¡°Como la pintura, los m¨²sicos somos atemporales¡±, sentencia el barcelon¨¦s.
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