Hoy un ¨¦xito, ma?ana un fracaso: as¨ª se enfrentaron los mayores iconos musicales a sus grandes reveses
Los analistas musicales ya hablan de traspi¨¦s en la carrera de The Weeknd despu¨¦s de que su ¨²ltimo ¨¢lbum no est¨¦ cumpliendo las expectativas puestas en el artista m¨¢s exitoso del mundo. Pero no es el primer gran icono musical que se enfrenta a un fracaso: muchos ya lo hicieron antes y la vida y la m¨²sica, sencillamente, siguieron adelante
?Qu¨¦ es un ¨¦xito? En este mismo art¨ªculo veremos que el t¨¦rmino es escabroso y los n¨²meros no pueden medirse fuera de su contexto. Pero est¨¢ m¨¢s claro qu¨¦ es un fracaso: es aquello que ocurre cuando uno no cumple las expectativas. Y cuando uno est¨¢ lo m¨¢s alto de la industria musical pueden ser tan grandes que aplastan.
The Weeknd: cientos de millones no son suficientes
Abel Tesfaye es el artista m¨¢s exitoso y escuchado del mundo. Lo dicen los n¨²meros, en concreto los de Spotify, donde The Weeknd, su alter ego art¨ªstico, lidera la lista de los artistas m¨¢s reproducidos en la plataforma. Y sin embargo, su nuevo ¨¢lbum es ya considerado su primer tropiezo por analistas musicales y webs especializadas. The Weeknd ven¨ªa del triunfo global con After Hours (2020), que ha dejado ¨¦xitos masivos como Blinding Lights (una de las canciones m¨¢s exitosas de la historia si atendemos a su longevidad en las listas de ¨¦xitos) o Save Your Tears, pero su nuevo ¨¢lbum Dawn FM (que tiene entre sus colaboradores a Jim Carrey) se qued¨® en el n¨²mero dos en su semana de salida. Desde 2013, cuando su disco de debut se qued¨® tambi¨¦n en la segunda posici¨®n, es la primera vez que The Weeknd no se hace con el puesto de honor al publicar un nuevo ¨¢lbum.
Para cualquier otro artista los n¨²meros que manejan Dawn FM ser¨ªan un ¨¦xito, pero no lo para ¨¦l, que ha visto como en esta ocasi¨®n ning¨²n sencillo triunfa en radios y playlists (si acaso, Sacrifice y a baja escala, pues no ha conseguido colarse en el top 10 estadounidense) y como en otros mercados el ¨¢lbum no se ha mantenido ni en los diez m¨¢s vendidos: en Reino Unido, artistas como Adele, Ed Sheeran u Olivia Rodrigo aguantan triunfantes mientras ¨¦l figura esta semana en el 14 (en Estados Unidos permanece en el 11). En todo caso, este tropiezo dar¨¢ igual: el nombre de The Weeknd arrastra masas, sus n¨²meros de reproducciones siguen siendo gigantes en las plataformas de streaming y, si ning¨²n sencillo de este disco consigue levantar la maldici¨®n, el siguiente lo har¨¢. Dawn FM quedar¨¢ como ese ¨¢lbum de culto que casi nadie escuch¨®. Solo, seg¨²n Spotify, unos 110 millones de personas. Pero qu¨¦ son 110 millones de personas para el cantante m¨¢s grande del mundo.
Michael Jackson: ¡°Invencible¡± no era el t¨ªtulo m¨¢s adecuado
A Michael Jackson le ocurri¨® algo parecido a The Weeknd (salvando las distancias con el megaestrellato de Michael y los n¨²meros que se manejaban cuando a¨²n se vend¨ªan discos f¨ªsicos). Invincible, su ¨¢lbum publicado en 2001, que ser¨ªa el ¨²ltimo de estudio publicado en vida y el primero de material original en diez a?os (desde Dangerous, si olvidamos las canciones nuevas incluidas en el recopilatorio HIStory), ha vendido unas ocho millones de copias en todo el mundo seg¨²n estimaciones de Sony. Los n¨²meros ser¨ªan un ¨¦xito estratosf¨¦rico hoy y, por aquel entonces, ya un hito para para otros artistas. Pero Michael Jackson era el hombre que hab¨ªa vendido 32 millones de Dangerous, 35 millones de Bad y 70 millones de Thriller. E Invincible es un ¨¢lbum que tard¨® cuatro a?os en grabar y, seg¨²n estimaciones de la prensa especializada, cost¨® 30 millones de euros. Es el ¨¢lbum m¨¢s caro de la historia. Jackson lo public¨® en un momento en el que los beb¨¦s que gateaban a ritmo de su m¨²sica ya se peleaban con ¨¦l por las listas de ¨¦xitos: Britney Spears, Justin Timberlake, Jennifer Lopez o Beyonc¨¦ manejaban el negocio.
Y Michael era, adem¨¢s, una estrella que se hab¨ªa convertido en un producto dif¨ªcil de vender: su turbulenta vida personal, las demandas por abusos de menores y su rostro alterado por las operaciones est¨¦ticas no ayudaban al marketing. La promoci¨®n comenz¨® fuerte, pese a todo, con un videoclip espectacular (You Rock My World) en el que aparec¨ªa Marlon Brando y Jackson se mostraba en forma con una intrincada coreograf¨ªa. Pero en el videoclip del segundo sencillo, Cry, Michael no aparec¨ªa, y para el tercero, Butterflies, ni siquiera se rod¨® uno. Una ca¨ªda para el hombre que publicaba seis o siete sencillos de cada ¨¢lbum y rodaba para cada uno producciones visuales espectaculares. Cuando Sony detuvo la promoci¨®n del ¨¢lbum, Michael se declar¨® en guerra con Tommy Mottola, el capo de Sony, al que acus¨® de racista. Tanto por diferencias creativas sobre el ¨¢lbum como por complejos asuntos empresariales que hab¨ªan empezado cuando Jackson compr¨® el cat¨¢logo de los Beatles. Invincible fue una decepci¨®n para todas las partes, excepto para los fans, que lo valoran como el ¨²ltimo ejercicio de Michael Jackson en lo que mejor se le daba: hacerlo todo m¨¢s caro y grande que nadie.
U2: canciones de iNocencia
En 2014 el grupo de rock m¨¢s grande del mundo quiso hacer la jugada m¨¢s grande del mundo y, en resumen, no sali¨® bien. Tras las ventas decepcionantes de No line on the horizon (2009), los irlandeses jugaron una carta curiosa: volver a sus or¨ªgenes con canciones sobre la juventud y la rebeld¨ªa, pero llamando a productores de solvencia probada como Ryan Tedder (Adele o Beyonc¨¦) o Paul Epworth (Coldplay). ¡°El conjunto se adhiere, pero apenas deja poso¡±, public¨® EL PA?S en su cr¨ªtica del ¨¢lbum, Songs of Innocence. Veamos: poso dej¨®. Enorme, de hecho, pero lo dej¨® en concreto en los ordenadores y dispositivos electr¨®nicos de Apple de unas 500 millones de personas en lo que fue la mayor distribuci¨®n masiva de un ¨¢lbum de la historia. Apple, en un acuerdo millonario con la banda para promocionar el lanzamiento del iPhone 6, regal¨® el disco. Y si usted ten¨ªa un producto de la marca en 2014 recordar¨¢, tal vez, como el disco Songs of innocence, de U2, apareci¨® por arte de magia en el contenido de su iTunes. Pero hubo dos errores clave.
Uno fue que ni Bono ni Apple preguntaron a la gente si lo quer¨ªa. Muchos vieron esto como algo parecido a una invasi¨®n de sus discotecas. ¡°?Es esto un regalo o es spam?¡±, debatieron tres cr¨ªticos musicales de The New York Times en un podcast. El otro, que el disco fue gratis, y eso molest¨® a much¨ªsimos m¨²sicos que, al contrario que los miembros de U2, no se encuentran entre los m¨¢s adinerados de la industria. Por ejemplo, Patrick Carney de los Black Keys se quej¨® de que ese movimiento argumentando que ¡°ha devaluado la m¨²sica de U2 por completo y ha enviado un mensaje muy equivocado a otros grupos que est¨¢n esforz¨¢ndose para salir adelante. Y encima U2 deben de pensar que fue un acto de generosidad¡±. Bono pidi¨® perd¨®n pocos meses despu¨¦s en una sesi¨®n de preguntas y respuestas en Facebook cuando una usuaria de la red social le dijo, directamente: ¡°?Pod¨¦is, por favor, no volver a publicar un ¨¢lbum que se a?ade autom¨¢ticamente a las bibliotecas de iTunes de la gente? Es de muy mala educaci¨®n¡±. La respuesta de Bono fue r¨ªtmica y concisa, como los estribillos de sus mejores tiempos: ¡°Ups, ?lo siento mucho!¡±.
Robin Thicke: la peor idea del mundo
Thicke no es Michael Jackson, ni U2, ni The Weeknd, obviamente. Pero en 2013 su canci¨®n Blurred Lines fue la m¨¢s exitosa del a?o en las listas estadounidenses (permaneci¨® en el n¨²mero uno durante 12 semanas consecutivas) y figura tambi¨¦n en los archivos musicales como una de las m¨¢s exitosas de toda la d¨¦cada y entre las cien m¨¢s exitosas de toda la historia de las listas Billboard. Esa canci¨®n es hoy toda una f¨¢bula por lo que trajo despu¨¦s: si hace ocho a?os la bail¨¢bamos despreocupados, hoy queda para la posteridad como una apolog¨ªa de la cultura de la violaci¨®n (¡°Eres la perra m¨¢s caliente de este lugar / S¨¦ que lo est¨¢s deseando¡±) y como uno de los casos judiciales por plagio m¨¢s memorables del siglo. Los compositores, Robin Thicke y el rey midas Pharrell Williams fueron condenados por plagio en 2015 y tuvieron que pagar 7,4 millones de d¨®lares a la familia de Marvin Gaye por el parecido del tema con Got to give up). Con todos estos antecedentes, lo que hizo Robin Thicke justo despu¨¦s de ese ¨¢lbum (tambi¨¦n llamado Blurred Lines y que lleg¨® al n¨²mero uno de la lista de EEUU y Reino Unido) fue la puntilla.
Paula Patton, esposa de Robin Thicke, le pidi¨® el divorcio en febrero de 2014 tras 21 a?os juntos y nueve de matrimonio. Thicke titul¨® su siguiente ¨¢lbum Paula y su primer sencillo Get her back, o sea, Recuperarla. El ¨¢lbum fue considerado por medios como The Atlantic como ¡°uno de los m¨¢s aterradores jam¨¢s hechos¡±, concluy¨® que lo que parece una disculpa acaba siendo ¡°una agresi¨®n¡± y record¨® que mientras la actriz mantuvo un elegante silencio durante el divorcio, Robin Thicke relata en su disco detalles de su matrimonio durante 14 canciones de letras egoc¨¦ntricas que quieren recuperarla a ella, pero solo hablan de ¨¦l. El disco debut¨® en un respetable puesto nueve en Estados Unidos, pero se hundi¨® enseguida. En Reino Unido, donde Blurred Lines hab¨ªa sido n¨²mero uno y la canci¨®n del a?o poco antes, el disco vendi¨® en su primera semana 530 copias. El artista mostr¨® su arrepentimiento por haberlo publicado un a?o despu¨¦s durante una entrevista con The New York Times. Hoy ha vuelto a colarse en los hogares estadounidenses como jurado de la edici¨®n de Mask Singer en aquel pa¨ªs. En ese programa, y en cualquier otro, Blurred Lines ya no es bienvenida.
Madonna: requiem por un sue?o (americano)
Puede resultar raro leer que American Life, un disco que ha vendido cinco millones de copias, es un fracaso mayor que otros recientes de Madonna, que apenas llegaron al mill¨®n (Rebel Heart) o no han superaron el medio (Madame X). Pero es una cuesti¨®n de contexto. Ya nadie vende discos, y menos una mujer de m¨¢s de sesenta a?os en un mercado que se empe?a en promocionar solo a j¨®venes. Pero cuando Madonna public¨® American Life en 2003 ven¨ªa de acariciar la gloria con Music, que dej¨® cl¨¢sicos como su sencillo titular, y ten¨ªa todo a su favor para continuar la racha. Hasta que decidi¨® hacer un disco ¡°pol¨ªtico¡±. American Life, una cr¨ªtica al imperialismo yanqui y el sue?o americano compuesta por la reina del imperialismo yanqui y el sue?o americano, no era lo que el p¨²blico estadounidense quer¨ªa o¨ªr dos a?os despu¨¦s del 11-S y en pleno inicio de la guerra de Irak. El videoclip del primer sencillo, American Life, mostraba una batalla como un desfile de modelos en el que la sangre salpicaba el escenario y el front row y en el que un doble de Bush usaba una granada para encenderse un puro.
Fue censurado por considerarse de mal gusto en ese momento convulso (una pena, hoy permanece como el momento m¨¢s de culto de su creadora) y en su lugar se public¨® uno en el que Madonna aparece cantando American Life frente a un chroma con las banderas de varios pa¨ªses. Que la artista femenina m¨¢s influyente e innovadora iniciase una nueva era en su carrera con un v¨ªdeo que podr¨ªa haber creado un estudiante de imagen y sonido ya gaf¨® el resto. Nada funcion¨®. El disco naci¨® maldito y ning¨²n sencillo pudo remontarlo. Las cr¨ªticas tampoco lo bendijeron: entre la letra confesional y desgarrada y los raps en los que repasa sus privilegios de millonaria, el disco es uno de los m¨¢s desiguales de su carrera, si bien muchos de sus fans lo consideran uno de sus mejores trabajos. Tras las malas cr¨ªticas y las ventas tibias (aunque esos n¨²meros sean deseables para cualquier principiante), Madonna volvi¨® en 2005 a hacer canciones alegres sobre el baile y sobre el amor. Confessions On A Dance Floor vendi¨® diez millones de copias y ella pudo tener todav¨ªa m¨¢s dinero y m¨¢s privilegios. No ha vuelto a rapear sobre ellos.
Lady Gaga: pop por un tubo, ?pero el arte?
?Qu¨¦ hace la cantante que ha sido saludada como el revulsivo de una industria discogr¨¢fica anquilosada en ni?as Disney, la artista que ha hecho que Christina Aguilera tenga que beber leche de un cuenco para modernizarse, tras publicar dos discos de enorme ¨¦xito (The Fame y Born this Way)? Arriesgarse para no repetirse, claro. O arriesgarse a medias, en realidad. Porque ARTPOP, publicado en 2013, contaba con la producci¨®n pegadiza y los estribillos adictivos que la artista hab¨ªa popularizado, pero ya desde su portada (dise?ada por Jeff Koons), su promoci¨®n (llena de jerigonza art¨ªstica y trascendental y con aliadas tan extra?as como Marina Abramovic) y sus declaraciones grandilocuentes para vender m¨²sica de discoteca (¡°Para hacer ARTPOP tiene que haber un intercambio entre dos auras: una desde la esfera del ARTE, la otra desde la esfera del POP¡±) comenzaron a alienar a todos aquellos que no fuesen sus fans entregados. Por otra parte, las cr¨ªticas fueron desiguales: The Guardian, por ejemplo, dijo del ¨¢lbum: ¡°Hay mucho pop decente en este disco, pero la parte del arte es dif¨ªcil de encontrar¡±.
ARTPOP vendi¨® 260.000 copias en su primera semana en Estados Unidos. La cifra es grande, pero Lady Gaga ven¨ªa de vender m¨¢s de un mill¨®n de unidades en su primera semana con Born This Way (2010). Pese a que el primer sencillo, Applause, consigui¨® escalar hasta el cuarto puesto de las listas de singles en EE UU, el segundo, G.U.Y., con un v¨ªdeo muy caro y dirigido por ella misma, se qued¨® en el 76. De la experiencia de Do What U Want, un dueto con R. Kelly (condenado por abuso y tr¨¢fico sexual) y con un videoclip dirigido por Terry Richardson (acusado de abusos sexuales), mejor no hablar. Ni ella quiere hablar, literalmente: el v¨ªdeo nunca ha visto la luz y la canci¨®n ha desaparecido de todas las plataformas. Lady Gaga admiti¨® haber pasado por una depresi¨®n ese a?o tras las cr¨ªticas recibidas por este ¨¢lbum, pero desde entonces el traspi¨¦s est¨¢ olvidado: tiene un Globo de Oro, ha sido nominada al Oscar y con Chromatica (2020) volvi¨® a conseguir sencillos n¨²mero uno y el favor de la cr¨ªtica y los fans. El pop nunca abandona a sus profetas.
Guns N¡¯ Roses: quince a?os para esto
?Recuerda que unas l¨ªneas m¨¢s arriba inform¨¢bamos de que Invincible, de Michael Jackson, es el disco m¨¢s caro grabado hasta hoy? Pues Chinese Democracy (2008) es el segundo. Guns N¡¯ Roses tienen esa cualidad que ans¨ªa cualquier artista: son cl¨¢sicos, sus primeros ¨¢lbumes vivir¨¢n para siempre en las emisoras de rock nost¨¢lgico de todo el mundo, y a la vez est¨¢n enormemente vigentes entre la juventud: figuran entre los 200 artistas m¨¢s escuchados en Spotify (Spice Girls o N Sync no est¨¢n ni entre los 500, por poner perspectiva) y en YouTube tienen unos visionados que pueden competir con Lady Gaga y Taylor Swift. Pero el disco que publicaron en 2008 no est¨¢ entre los temas que recordar¨¢ ni esta generaci¨®n ni la otra. 15 a?os hab¨ªan pasado desde su ¨²ltimo ¨¢lbum (The Spagetti Incident?, de 1993) y un infierno de cambios de miembros en la banda y entradas y salidas de posibles colaboradores (entre ellos Moby) hizo que las grabaciones del ¨¢lbum se extendiesen casi una d¨¦cada.
En el a?o 2005, con el disco a¨²n si publicar (la fecha inicial era 1999), The New York Times public¨® un largo reportaje ir¨®nicamente titulado ¡°El disco m¨¢s caro jam¨¢s hecho¡± en el que se detallaba que cada mes de grabaci¨®n estaba costando 244 mil d¨®lares y que en 2004 la discogr¨¢fica Geffen Records les anunci¨® que tras haber ¡°superado en millones de d¨®lares todos los presupuestos acordados¡± ya no seguir¨ªan invirtiendo en el disco. De estos procesos creativos llenos de ¨¦pica, peleas, millones y ego solo pueden salir dos cosas: o un gran ¨¦xito o un fiasco. Lamentablemente, cuando el ¨¢lbum vio la luz en 2008, el p¨²blico ya no estaba all¨ª para escuchar. Pese a recibir cr¨ªticas positivas, el ¨¢lbum de rock m¨¢s caro de la historia no lleg¨® al n¨²mero uno en ning¨²n mercado y qued¨®, para la posteridad, como un momento del rock ideal para hacer con ¨¦l un documental, pero no un concierto.
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