Ni sangre ni sudor ni sexo: c¨®mo Netflix perpet¨²a el miedo de Hollywood al cine adulto
La plataforma ultima el estreno de su primera pel¨ªcula no apta para menores de 18 a?os, una clasificaci¨®n que la industria estadounidense siempre ha intentado evitar porque era el camino directo al ostracismo y el fracaso
Ana de Armas est¨¢ a punto de protagonizar la primera pel¨ªcula original de Netflix con calificaci¨®n NC-17, el equivalente estadounidense a un estreno no apto para menores de 18 a?os en Espa?a, tal y como acaba de anunciar la plataforma. Blonde, el biopic de Marilyn Monroe que se estrenar¨¢ este a?o, formar¨¢ parte de un selecto grupo de pel¨ªculas con lo que la industria considera un beso de la muerte, la calificaci¨®n que minimiza considerablemente las posibilidades de ¨¦xito comercial. Showgirls (1995) es hasta ahora la pel¨ªcula NC-17 m¨¢s taquillera con 20 millones de d¨®lares (el mismo a?o Batman Forever recaud¨® 184 millones en su pa¨ªs). Otras de las pel¨ªculas NC-17 m¨¢s famosas son Crash de David Cronenberg (1996), R¨¦quiem por un sue?o (2000), Shame (2011) o La mala educaci¨®n (2004).
?Qu¨¦ tiene una pel¨ªcula para ser merecedora de este dudoso honor? Sexo, violencia, drogas o palabrotas, los cuatro jinetes del apocalipsis en el Hollywood de los grandes estudios. No muchas m¨¢s de 80 pel¨ªculas se han estrenado con la calificaci¨®n NC-17 desde su formulaci¨®n, en 1990. No es solo que los menores de 18 a?os tengan prohibida la entrada, sino que esta calificaci¨®n reduce la presencia de las pel¨ªculas en salas y sus posibilidades de promoci¨®n: las cadenas de cine m¨¢s grandes de Estados Unidos suelen negarse a proyectarlas y los medios de comunicaci¨®n m¨¢s conservadores no las anuncian. En la pr¨¢ctica, estrenarse con calificaci¨®n NC-17 significa resignarse al ostracismo y a la invisibilidad en la cartelera.
Para no caer en este saco maldito, las distribuidoras suelen rebajar el tono y el contenido de las pel¨ªculas. Pulp Fiction (1994), Eyes Wide Shut (1999), Instinto b¨¢sico (1992), Asesinos natos (1994), American Pie (1998) o Saw (2004) recibieron inicialmente una calificaci¨®n NC-17 y volvieron a la sala de montaje para adaptarse a la menos restrictiva calificaci¨®n R, pel¨ªculas que pueden ser vistas por menores de hasta 17 a?os siempre y cuando vayan acompa?ados de un adulto. ?C¨®mo ser¨ªa el Quentin Tarantino que no tuviera que preocuparse por la censura? Es m¨¢s: ?cu¨¢ntas obras maestras de cine adulto no habr¨¢n llegado a producirse por miedo a recibir esta calificaci¨®n?
Adi¨®s a la X
A lo largo de los setenta y ochenta, la MPAA (Motion Picture Association of America, el lobby que califica por edades el cine estadounidense) calific¨® como X por su contenido sexual o violento algunas pel¨ªculas muy prestigiosas, entre ellas La naranja mec¨¢nica (1971), El ¨²ltimo tango en Par¨ªs (1972) o Cowboy de medianoche (1969), ¨²nica producci¨®n con calificaci¨®n X que ha ganado el Oscar a la mejor pel¨ªcula. Paralelamente, el cine porno se hab¨ªa adue?ado de la letra X, hasta el punto de que la mayor¨ªa de las pel¨ªculas pornogr¨¢ficas se autocalificaban como X sin pasar por la MPAA. Algunas prefer¨ªan multiplicar las X (hab¨ªa pel¨ªculas XX o XXX), lo que las volv¨ªa m¨¢s atractivas para el p¨²blico que iba buscando ese tipo de cine.
Ya en los noventa, la industria de Hollywood se encontr¨® con un dilema: ciertas pel¨ªculas que ten¨ªan contenido no apto para menores pero ten¨ªan indiscutible relevancia cultural y recib¨ªan una calificaci¨®n estigmatizada. Algunas distribuidoras decid¨ªan estrenar sus proyectos sin calificaci¨®n cuando obten¨ªan la X, como Miramax hizo con El cocinero, el ladr¨®n, su mujer y su amante (1989) de Peter Greenaway. En este caso, el mism¨ªsimo Harvey Weinstein, entonces conocido solo por ser due?o de Miramax, aprovech¨® la coyuntura para promocionarla como una pel¨ªcula provocadora y subversiva y acab¨® recaudando 7,5 millones de d¨®lares en Norteam¨¦rica.
El mismo Weinstein repiti¨® la jugada con ??tame!, la pel¨ªcula de Pedro Almod¨®var que se estren¨® en EE UU en mayo de 1990. La MPAA la calific¨® como X por varias razones, entre ellas el ic¨®nico plano del juguete que atraviesa la ba?era hasta llegar a la entrepierna de Victoria Abril. Miramax decidi¨® estrenarla sin calificaci¨®n y acab¨® recaudando unos estimables 4 millones de d¨®lares, pero despu¨¦s la distribuidora llev¨® a juicio a la MPAA. Lo cierto es que ??tame! fue uno de los t¨ªtulos que encaminaron a la creaci¨®n de una nueva etiqueta, ya que aunque Weinstein perdi¨® la demanda, en su veredicto el juez citaba la pel¨ªcula de Almod¨®var como una de las razones por las que la integridad del sistema de calificaciones era cuestionable.
La culpa fue de Ana?s
Pero fue otra pel¨ªcula la que provocar¨ªa definitivamente el cambio: Henry & June (1990), de Philip Kaufman, un retrato del tr¨ªo amoroso que formaron Henry Miller y su esposa June con la escritora Ana?s Nin, que puso a la MPAA en un brete: hasta ese momento todas las pel¨ªculas no pornogr¨¢ficas que hab¨ªan recibido la X a pesar de su validez art¨ªstica pertenec¨ªan a distribuidoras independientes. Henry & June era de uno de los grandes estudios que no solo gobernaban Hollywood sino que constitu¨ªan y financiaban la propia MPAA: Universal. El entonces presidente de la organizaci¨®n, Jack Valenti, cre¨® una nueva calificaci¨®n llamada NC-17 con la intenci¨®n de desestigmatizar las pel¨ªculas para adultos y darles una etiqueta oficial que las legitimara a pesar de su contenido no apto para menores.
Sali¨® mal. Aunque la industria recibi¨® la calificaci¨®n frot¨¢ndose las manos, ciertos sectores de la sociedad estadounidense se opusieron desde el principio a aceptar como v¨¢lidas pel¨ªculas que consideraban moralmente reprobables, tuvieran la X o no. Organizaciones religiosas y grupos conservadores criticaron la nueva etiqueta, solo un centenar de cines accedieron a proyectar la pel¨ªcula y muchos medios de comunicaci¨®n, especialmente en los estados del sur, se negaron a promocionarla.
Un fracaso afianz¨® el estigma
Los productores y distribuidores hac¨ªan todo lo posible para alejarse del NC-17: pod¨ªan pedir una revisi¨®n, que a menudo no llevaba a ning¨²n lado, o retocar el montaje para ajustar las pel¨ªculas a una calificaci¨®n R. El camino m¨¢s transitado. T¨ªtulos como Teniente corrupto (1993), Crash y Mi obsesi¨®n por Helena (1993) se estrenaron con NC-17 por sus altos contenidos sexuales, aunque nadie entend¨ªa muy bien por qu¨¦ El cuerpo del delito (1993) e Instinto b¨¢sico llegaron a las salas con calificaci¨®n R a pesar de contener algunas escenas que han despertado sexualmente a toda una generaci¨®n.
Pero entonces una distribuidora decidi¨® ir a por todas, conseguir una calificaci¨®n NC-17 y basar en ella gran parte del atractivo de su pel¨ªcula. Fue United Artists y la pel¨ªcula era Showgirls, la primera gran producci¨®n (cost¨® entre 40 y 45 millones de d¨®lares) que se estren¨® con esta etiqueta maldita. ¡°Desde el principio ¨¦ramos conscientes de la posibilidad de que esta pel¨ªcula recibir¨ªa un NC-17. Habiendo visto la pel¨ªcula, estoy totalmente de acuerdo. La aceptamos. Es una pel¨ªcula para adultos. Y sinceramente, espero que el estigma asociado a la calificaci¨®n NC-17 pueda desaparecer¡±, dec¨ªa en una entrevista el presidente de MGM/UA, Frank Mancuso.
Y quiz¨¢ si Showgirls no hubiera sido defenestrada por la cr¨ªtica y, en un primer momento, odiada y ridiculizada por el p¨²blico, podr¨ªa haber tenido ese efecto. Pero la cinta de Paul Verhoeven, que solo en los ¨²ltimos a?os ha empezado a ser diseccionado con mirada anal¨ªtica, fue un fracaso comercial. A pesar de partir como la pel¨ªcula NC-17 con un estreno m¨¢s multitudinario (entre 700 y 1.000 cines) y acabar convirti¨¦ndose en la m¨¢s taquillera, los 20 millones que recaud¨® no serv¨ªan ni para cubrir la mitad de su presupuesto. Fue el ¨²ltimo clavo del ata¨²d del cine adulto, seguido por un cambio en la calificaci¨®n: hasta 1996, NC-17 significa que no pod¨ªan pasar menores de 17 a?os. A partir de aquel a?o la restricci¨®n subi¨® hasta los 18.
Un siglo para mayores
Con el cambio de milenio, volvi¨® a surgir el debate en torno al sistema de calificaciones. El cr¨ªtico Roger Ebert, quiz¨¢ el periodista con m¨¢s autoridad de la industria, no dejaba de clamar por un nuevo sistema que incluyera la calificaci¨®n A, dedicada a cine para adultos. Tambi¨¦n se multiplicaban los casos ambiguos y cuestionables que indicaban alg¨²n tipo de arbitrariedad e hipocres¨ªa por parte de la MPAA. ?Por qu¨¦ la violencia de Kill Bill Vol. 2 (2004) merec¨ªa una calificaci¨®n menos restrictiva que el sexo de Young Adam (2003)? ?Por qu¨¦ Scary Movie (2000), una pel¨ªcula producida por una filial de Disney que conten¨ªa im¨¢genes de eyaculaci¨®n, felaci¨®n y penes erectos, recibi¨® una calificaci¨®n R mientras que producciones menos expl¨ªcitas como las pel¨ªculas de Todd Solondz eran calificadas como NC-17? Darren Aronofsky se neg¨® a remontar R¨¦quiem por un sue?o alegando que eliminar cualquiera de sus partes diluir¨ªa su mensaje antidrogas. Estrenada como NC-17, recaud¨® poco m¨¢s de 3 millones de d¨®lares en EE UU.
So?adores, la pen¨²ltima pel¨ªcula de Bernardo Bertolucci, fue un relativo ¨¦xito en 2003 a pesar de ser calificada NC-17. La distribuidora Fox Searchlight Pictures no pudo retocarla porque el cineasta italiano ten¨ªa control sobre el montaje final por contrato, pero siendo una peque?a pel¨ªcula de autor lleg¨® a recaudar 2,5 millones de d¨®lares. La misma distribuidora s¨ª pudo obligar a Kimberly Peirce a remontar Boys Don¡¯t Cry (1999) para obtener la R, algo que la directora calific¨® como ¡°devastador¡±.
Pedro Almod¨®var est¨¢ acostumbrado a ser relegado a la calificaci¨®n NC-17. Pel¨ªculas como Matador (1984) y La ley del deseo (1986) ya fueron consideradas X en su momento, y aun as¨ª muchas de ellas han logrado ser exitosas en la taquilla. Fue el caso de La mala educaci¨®n, estrenada en 2004 con una recaudaci¨®n final de 5,2 millones de d¨®lares.
La etiqueta NC-17 inspir¨® el documental de 2006 This Film Is Not Yet Rated (Esta pel¨ªcula a¨²n no ha recibido calificaci¨®n). El nominado al Oscar Kirby Dick dirig¨ªa este documental de investigaci¨®n que pon¨ªa en evidencia ciertas disparidades en las decisiones de la MPAA, entre pel¨ªculas producidas por los grandes estudios y las productoras independientes, entre escenas sexuales homosexuales y heterosexuales, entre sexo femenino y masculino y entre violencia y sexo.
Obviamente, This Film Is Not Yet Rated se estren¨® sin calificaci¨®n.
Verg¨¹enza en 2010
Uno de los casos m¨¢s controvertidos de esta historia es el de Blue Valentine (2010), pel¨ªcula de Derek Cianfrance que protagonizan Ryan Gosling y Michelle Williams. La MPAA la calific¨® como NC-17, dando pie a una ruidosa campa?a liderada por Weinstein, productor, y Gosling. La escena clave que llev¨® a la organizaci¨®n a tomar esa decisi¨®n es una en la que el protagonista le hace un cunnilingus a su mujer. El mismo a?o Cisne negro, que contiene una escena con sexo oral de la misma duraci¨®n, recibi¨® una R.
Gosling critic¨® la calificaci¨®n tild¨¢ndola de mis¨®gina. ¡°La MPAA apoya sin problemas escenas que retratan a mujeres en escenarios de tortura sexual y violencia con el prop¨®sito de entretener, pero intentan obligarnos a apartar la mirada en una escena que muestra a una mujer en un escenario sexual a la vez c¨®mplice y complejo¡±, denunci¨® en una entrevista. Finalmente la MPAA revis¨® la calificaci¨®n y le otorg¨® una R sin necesidad de editarla.
Entre 2011 y 2013 se estrenaron cuatro pel¨ªculas de calado cultural con la calificaci¨®n NC-17. Una de ellas fue A Serbian Film (2010), que inclu¨ªa pedofilia y necrofilia y fue recortada y censurada. En Espa?a no tuvo esa suerte: tras una proyecci¨®n en el Festival de Sitges, varias asociaciones pidieron tanto al certamen catal¨¢n como a la Semana de Cine Fant¨¢stico y de Terror de San Sebasti¨¢n que la retiraran de su programaci¨®n, y al Ministerio de Cultura que nunca llegara a los circuitos comerciales. Un juez prohibi¨® cautelarmente la proyecci¨®n de A Serbian Film en el certamen donostiarra, lo que provoc¨® que el p¨²blico la premiara sin haberla visto como alegato por la libertad de expresi¨®n. Nunca lleg¨® a los cines en nuestro pa¨ªs.
Mucho m¨¢s suave es Killer Joe (2011), protagonizada por Matthew McConaughey. La MPAA le otorg¨® la m¨¢xima calificaci¨®n por su contenido sexual y violento, y en concreto por una escena en la que el personaje interpretado por Gina Gershon simula hacer una felaci¨®n con un muslo de pollo frito. La distribuidora LC Entertainment apel¨®, sin ¨¦xito, y decidi¨® estrenarla exhibiendo la calificaci¨®n con orgullo, algo que tampoco tuvo resultados en taquilla.
Cuando le preguntaron a posteriori si deber¨ªa haber remontado la cinta para llegar a un p¨²blico m¨¢s amplio, su director William Friedkin dijo que no habr¨ªa funcionado y que no le interesaba ¡°destruir su pel¨ªcula para salvarla¡±. En la misma entrevista llam¨® a la MPAA una ¡°organizaci¨®n falsa¡±: ¡°Son una instituci¨®n en la que los grandes estudios se regulan a s¨ª mismos. No tienen autoridad legal en ning¨²n sentido¡±.
La brit¨¢nica Shame s¨ª fue un ¨¦xito a pesar de recibir la calificaci¨®n NC-17. Opresivo y gris retrato sobre un adicto al sexo interpretado por Michael Fassbender, la pel¨ªcula de Steve McQueen fue distribuida en EE UU por Fox Searchlight, que decidi¨® celebrar la decisi¨®n de la MPAA e hizo una apuesta muy fuerte por la pel¨ªcula en su promoci¨®n. Con el pedigr¨ª de las buenas cr¨ªticas y cuatro galardones en el Festival de Venecia, Shame se convirti¨® para algunos en una nueva oportunidad, tras la malograda Showgirls, de demostrar que una pel¨ªcula NC-17 pod¨ªa tener ¨¦xito comercial y reputaci¨®n. Pero su recorrido en salas no fue espectacular: aunque lleg¨® a verse hasta en 95 cines, acab¨® recaudando poco menos de 4 millones de d¨®lares.
Dos a?os despu¨¦s, La vida de Ad¨¨le (2013) tambi¨¦n promet¨ªa ser la salvaci¨®n de cine para adultos. Ganadora de la Palma de Oro en Cannes, su calificaci¨®n NC-17 por el contenido sexual no evit¨® que una de las cadenas principales de cines, Cinemark, la proyectara salt¨¢ndose su pol¨ªtica habitual. El ic¨®nico cine independiente neoyorquino IFC Center incluso permit¨ªa la entrada a algunos menores. Era un evento cinematogr¨¢fico que ninguna calificaci¨®n pod¨ªa eclipsar. Pero ausente en la mayor¨ªa de las salas del pa¨ªs y sin una fuerte promoci¨®n, recaud¨® poco m¨¢s de 2 millones de d¨®lares.
Para adultos (en su sal¨®n)
Casi 10 a?os despu¨¦s es evidente que la calificaci¨®n NC-17 no tendr¨¢ las mismas consecuencias en Blonde. Al fin y al cabo, no se va a encontrar con los mismos obst¨¢culos que sus hermanas: una pel¨ªcula de Netflix no necesita anunciarse en todos los medios y estar en todas las salas para llegar al p¨²blico. El director Andrew Dominik no est¨¢ muy preocupado, aunque ha descrito la calificaci¨®n como ¡°una farsa¡±. Seg¨²n ¨¦l, es una decisi¨®n pol¨ªtica tomada para preservar la imagen de Marilyn Monroe, que en la pel¨ªcula aparece siendo violada.
¡°Cualquier episodio de Euphoria es mucho m¨¢s gr¨¢fico que cualquier cosa que ocurra en Blonde¡±, dice Dominik en la misma entrevista. Con todo lo que vemos en algunas de las series de cable m¨¢s exitosas de los ¨²ltimos a?os, entre las que se encuentran Juego de Tronos y The Walking Dead, ?qu¨¦ sentido tiene que una asociaci¨®n siga poniendo sellos sobre qu¨¦ se puede o no se puede ver en una sala de cine? Quiz¨¢ el futuro de las pel¨ªculas pase por su liberaci¨®n y que, por fin, cuente historias para adultos.
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