¡°La nueva normalidad¡±, la frase medi¨¢tica que seduce o espanta
La expresi¨®n brot¨® tras el 11-S y sigui¨® us¨¢ndose durante la crisis de 2008. Despu¨¦s salt¨® a la pol¨ªtica y a la cultura pop. Pedro S¨¢nchez ha hecho recientemente de ella su eslogan
Hace alg¨²n tiempo que la nueva normalidad dej¨® de ser exactamente nueva. La expresi¨®n de moda, que ha venido a significar ¡°la realidad durante y despu¨¦s de la covid-19¡±, debe de ser tan vieja como Her¨¢clito, pero ha tenido una vida especialmente ajetreada en lo que llevamos de milenio, convertida en un fetiche l¨¦xico, un ox¨ªmoron aliterativo que funciona bien en un siglo caracterizado por la impermanencia.
El primer brote de popularidad de la expresi¨®n lleg¨® tras el 11-S, cuando se utiliz¨® para resumir tanto el nuevo orden mundial como los h¨¢bitos que llegaban, tipo quitarse los zapatos en el aeropuerto. En ingl¨¦s, new normal aparec¨ªa lo mismo en un titular de The New York Times sobre la viuda de un bombero que en una serie de documentales de la PBS, la televisi¨®n p¨²blica estadounidense. Poco despu¨¦s, la frase cambi¨® de ¨¢mbito y de la pol¨ªtica salt¨® a la econom¨ªa. El inversor Roger McNamee, considerado uno de los primeros buscadores de oro de Silicon Valley y ahora uno de sus cr¨ªticos m¨¢s acerados, escribi¨® un libro titulado The New Normal, que llevaba como subt¨ªtulo ¡°Grandes oportunidades en un tiempo de grandes riesgos¡±.
La frase tiene cierta cualidad talism¨¢nica, aporta tranquilidad a una situaci¨®n poco tranquila, dice una ling¨¹ista
Tras la debacle financiera de 2008, el t¨¦rmino hizo fortuna para enmarcar toda la bonanza que no volver¨ªa. En 2009, la consultora McKinsey titul¨® as¨ª su influyente informe anual, The New Normal. All¨ª dibujaba un panorama entre la cat¨¢strofe y el optimismo financiero, ¡°rico en posibilidades¡±. ¡°Lo que estamos experimentando no es un mero giro de ciclo, sino una reestructuraci¨®n del orden econ¨®mico¡±, avisaron. Alguien tan preocupado por la ret¨®rica como Barack Obama empez¨® tambi¨¦n a utilizarla en 2010, alertando de que la econom¨ªa pod¨ªa instalarse en una ¡°nueva normalidad¡± con altas tasas de paro. El fil¨®sofo y cient¨ªfico pol¨ªtico austriaco Paul Sailer-Wlasits, en cambio, adopt¨® ¡°das neue Normal¡± en un ensayo acad¨¦mico para referirse al populismo de corte trumpiano que ha tomado fuerza en el ¨²ltimo lustro.
Seg¨²n la ling¨¹ista de la Universidad de Valencia Beatriz Gallardo-Pa¨²ls, la frase tiene cierta cualidad talism¨¢nica, aporta tranquilidad a una situaci¨®n que es todo menos tranquila. ¡°La aceleraci¨®n que la globalizaci¨®n y la revoluci¨®n digital ha tra¨ªdo a nuestras vidas nos enfrenta al cambio a un ritmo m¨¢s atropellado que en generaciones anteriores. Y cada vez que decimos que un cambio va a convertirse en normal pretendemos darle estabilidad¡±, apunta.
Por supuesto, la cultura pop tampoco ha dejado escapar la frase. En 2013, Ryan Murphy estren¨® una telecomedia basada en su propia experiencia familiar, titulada The New Normal, sobre una pareja gay de clase media alta que contrata los servicios de vientre de alquiler de una madre soltera empobrecida. Ah¨ª la nueva normalidad se refer¨ªa a las distintas formas en las que uno puede hacerse con una familia en el nuevo milenio. El a?o pasado, el festival Primavera Sound utiliz¨® ¡°The New Normal¡± como eslogan y como declaraci¨®n de intenciones cuando anunci¨® su primer cartel paritario, con igual n¨²mero de mujeres artistas que hombres. Al final, ¡°nueva normalidad¡± significa lo que uno quiera que signifique, y su m¨¦rito reside en que casi siempre se entiende a la primera.
El ¨¦xito de la frase no ser¨ªa tal si no sonase tan bien en varias lenguas: 'new normal¡¯, ¡®nuova normalit¨¤¡¯, ¡®nouvelle normalit¨¦¡¯
El ¨¦xito medi¨¢tico de la frase no ser¨ªa tal si no sonase tan bien en varias lenguas: new normal, nuova normalit¨¤, nouvelle normalit¨¦. ¡°Esa aliteraci¨®n de enes repetidas le da un plus ret¨®rico-f¨®nico que facilita su lexicalizaci¨®n, su uso compacto¡±, tercia Gallardo-Pa¨²ls. Hace que funcione como un pack que invita a adoptarla, aunque sea para burlarse de ella, como cientos de tuiteros han estado haciendo en las ¨²ltimas semanas, o enmarcarla entre comillas ir¨®nicas, como hace por ejemplo Vox en sus redes.
¡°Es resultona y hasta euf¨®nica, pero en realidad genera m¨¢s rechazo que adhesi¨®n¡±, cree el escritor Isaac Rosa, que la detesta y tuite¨® hace unos d¨ªas, en el pico de popularidad de la frase: ¡°Nueva normalidad es un ox¨ªmoron tan terrible como fascinante¡±. El asesor en comunicaci¨®n pol¨ªtica Antoni Guti¨¦rrez-Rub¨ª, en cambio, cree que esa cualidad, la de ser una negaci¨®n en sus t¨¦rminos, la convierte en un ¡°apasionante¡± recurso ret¨®rico. ¡°Es po¨¦tico porque, a pesar de que se describe y se construye con dos palabras reales, te abre el conocimiento y el esp¨ªritu con una predisposici¨®n nueva desde la aparente contradicci¨®n¡±.
Algo de eso debieron tener en cuenta los asesores de Pedro S¨¢nchez o quiz¨¢ el mismo presidente del Gobierno cuando decidi¨® convertirla en una pieza clave de su discurso. En la comparecencia de finales de abril en la que explic¨® las fases de la desescalada pronunci¨® ¡°nueva normalidad¡± m¨¢s de una docena de veces y estableci¨® ese horizonte como lo que ocurrir¨¢, con suerte, a finales de junio, cuando todo sea como antes pero nada sea como antes. No es el ¨²nico dirigente que se ha aferrado a una muletilla l¨¦xica durante la pandemia. Emmanuel Macron trat¨® de acu?ar ¡°le monde d¡¯apr¨¨s¡±, el mundo de despu¨¦s, o sencillamente ¡°l¡¯apr¨¨s¡±. Ambas suenan m¨¢s cercanas a sus sensibilidades literarias, enraizadas en el siglo XIX, que al lenguaje marketiniano.
¡°Cuanto m¨¢s repet¨ªa S¨¢nchez lo de nueva normalidad, m¨¢s gente escrib¨ªa en redes sociales: ¡®No queremos la nueva normalidad, queremos la normalidad de toda la vida¡¯. Me sorprende la insistencia del presidente S¨¢nchez en hacer suyo el t¨¦rmino y oficializarlo. Se me escapa cu¨¢l es el objetivo, pero entiendo que no es una ocurrencia de sobremesa, hay una intenci¨®n y una estrategia¡±, calcula Rosa. A su pesar, al autor de Feliz final (Seix Barral) le parece que el sintagma retrata bien lo que estamos viviendo porque ¡°nos fascina pensar que asistimos al nacimiento de una in¨¦dita nueva normalidad y nos asusta pensar que vamos a vivir en ella¡±.
La construcci¨®n de la frase podr¨ªa emparentarla con lo que la escritora Anna Wiener bautiz¨® en su libro Uncanny Valley, las memorias del tiempo que pas¨® trabajando en una empresa tecnol¨®gica de Silicon Valley, como ¡°garbage language¡±, lenguaje basura, una ¡°no-lengua que no era ni bella ni especialmente eficiente: una mezcla de jerga de negocios con met¨¢foras de guerra y de deporte, inflada de autoimportancia¡±. Sin embargo, Rosa la encaja m¨¢s c¨®modamente en el idiolecto del coaching y el impulso motivacional, ¡°que es el verdadero idioma de nuestro tiempo: expresiones atractivas, irresistibles, bien sonantes, que parecen blancas, pero est¨¢n cargad¨ªsimas de ideolog¨ªa¡±.
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