P¨¢vel D¨²rov, el fundador de Telegram que burl¨® al Kremlin
El empresario ruso, creador de la aplicaci¨®n de mensajer¨ªa, acaba de ganar una batalla por la privacidad
P¨¢vel D¨²rov se ha apuntado un buen tanto. El hombre que se autoexili¨® de Rusia y se transform¨® en n¨®mada al sentirse perseguido, que convirti¨® el acoso de las autoridades a Telegram, su aplicaci¨®n de mensajer¨ªa gratuita, en s¨ªmbolo de la tenaza de Vlad¨ªmir Putin a Internet, ha vencido al Kremlin. Y lo ha hecho por agotamiento. Hace dos a?os, el empresario se neg¨® a proporcionar a los servicios de seguridad rusos las claves de cifrado de los usuarios de Telegram, app favorita de los grupos opositores y los medios independientes del pa¨ªs. Algo que habr¨ªa permitido el acceso para descifrar las conversaciones. Y el fin de la bandera de Telegram: la privacidad. El Kremlin respondi¨® bloqueando la aplicaci¨®n en todo el pa¨ªs.
No funcion¨®. D¨²rov, de 35 a?os, y su equipo se ocultaron en servidores ajenos. La app no solo sigui¨® funcionando ¡ªaunque renqueante la versi¨®n para ordenador¡ª sino que se hizo a¨²n m¨¢s popular. Hace unos d¨ªas, el regulador estatal de telecomunicaciones, Roskomnadzor, levant¨® el bloqueo y cerr¨® el caso que hab¨ªa abierto con el argumento de que Telegram facilitaba la comunicaci¨®n a terroristas. Reconoci¨® que el veto no hab¨ªa funcionado.
D¨²rov, que naci¨® en San Petersburgo y estudi¨® Ling¨¹¨ªstica, ha logrado as¨ª trolear al Kremlin. Un cap¨ªtulo m¨¢s para su saga. El empresario, que rara vez concede entrevistas y prefiere comunicarse por Telegram, se hizo conocido cuando la red social que hab¨ªa fundado en 2006 junto a su hermano mayor, Nikolai, matem¨¢tico, despeg¨®. La plataforma, VKontakte, es m¨¢s popular en Rusia y el espacio pos-sovi¨¦tico que Facebook. D¨²rov recibi¨® entonces el apelativo del Mark Zuckerberg ruso, empez¨® a amasar millones de d¨®lares, a frecuentar fiestas y a hacerse conocido como un provocador.
El joven, que suele vestir de negro, se ha erigido en guardi¨¢n de la libertad de Internet, pero tambi¨¦n ha protagonizado escenas de nuevo ni?o rico. Como cuando en 2012, en tiempo de vacas gordas, se dedic¨® a hacer aviones con billetes de 5.000 rublos (155 d¨®lares en aquel momento) y a lanzarlos, junto a otros ejecutivos de Vkontakte, por la ventana de sus oficinas. Debajo hubo peleas por hacerse con el dinero.
Eran buenos tiempos para su red social. Pero como todo negocio exitoso ¡ªy m¨¢s si se ha formado fuera de la ¨®rbita del Kremlin¡ª se puso en el punto de mira de las autoridades. En 2011, D¨²rov se neg¨® a cerrar p¨¢ginas de pol¨ªticos opositores tras unas controvertidas elecciones parlamentarias que desembocaron en las manifestaciones m¨¢s multitudinarias de la Rusia pos-sovi¨¦tica. Poco despu¨¦s fue procesado por darse a la fuga durante una disputa con un oficial de tr¨¢fico ¡ªun episodio que ¨¦l asegura que nunca sucedi¨®¡ª. Comenz¨® entonces lo que considera un ataque pol¨ªtico, con visitas de los servicios de seguridad a su casa, y D¨²rov decidi¨® salir de Rusia. Aunque se retiraron los cargos, no ha vuelto. Adquiri¨® la ciudadan¨ªa de las islas caribe?as de San Crist¨®bal y Nieves, aunque el joven ¡ªque no posee inmuebles¡ª y un peque?o grupo de programadores se mudan de pa¨ªs cada pocas semanas.
Al poco de iniciar su autoexilio, compa?¨ªas aliadas de Putin tomaron control de la mayor¨ªa de acciones de Vkontakte a trav¨¦s de una cuestionada maniobra, que D¨²rov considera un castigo por negarse a dar datos de activistas de protestas proeuropeas en Ucrania. El empresario, que ve¨ªa la tecnolog¨ªa como una forma de diversificar la econom¨ªa rusa ¡ªmuy dependiente del petr¨®leo¡ª y que se benefici¨® de las incipientes y laxas regulaciones de la industria digital, termin¨® por vender su parte de Vkontakte.
Le quedaba Telegram, que ide¨® en una de las visitas de las autoridades a su casa para comunicarse de forma segura y privada con su hermano. Rode¨® la empresa de un entramado de compa?¨ªas dispersas por el planeta para protegerla. Hoy tiene sede en Dub¨¢i y ha enfrentado acusaciones de alojar canales de grupos terroristas, como el autodenominado Estado Isl¨¢mico, o supremacistas blancos. Cuenta con 400 millones de usuarios en todo el mundo, 30 millones de ellos en Rusia, donde es la herramienta predilecta no solo de medios independientes, sino tambi¨¦n de la ¨¦lite del Kremlin.
El ¨²ltimo triunfo de Telegram no despeja los nubarrones de las cada vez m¨¢s activas iniciativas del Kremlin para controlar Internet. Muchas plataformas solo son accesibles con servicios VPN (que hacen creer a los servidores que se accede desde otro pa¨ªs) por negarse a entregar datos de usuarios o a alojar en Rusia su informaci¨®n. Y Putin no aparca su gran proyecto de instalar un tel¨®n de acero digital, un interruptor que permita al pa¨ªs euroasi¨¢tico (145 millones de habitantes) desconectarse de la Red global. Una manera, dice, de protegerse de posibles ataques cibern¨¦ticos.
Para D¨²rov, la batalla contra el Kremlin es personal, pero no ha presumido de esta victoria. Nadie humilla al Gobierno y sale indemne, lo que hace que otros activistas se pregunten si hay algo m¨¢s tras el cierre del caso ¡ªel regulador ha dado carpetazo alegando que ahora Telegram s¨ª colabora en la persecuci¨®n del terrorismo¡ª, si D¨²rov ha ofrecido algo a cambio ¡ª¨¦l lo niega¡ª o si se trata de una maniobra del Kremlin para mostrar al emprendedor el camino de regreso a casa, despu¨¦s de que su proyecto de crear una criptomoneda chocase con los legisladores de EE?UU.
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