El capitalismo rojo
La pujanza econ¨®mica de China ¡ªha vuelto a crecer¡ª contrasta con la ausencia de libertades democr¨¢ticas
Desde 1989, a?o de la matanza de Tiananmen, se extendi¨® en China una especie de acuerdo impl¨ªcito, impuesto por Deng Xiaoping, por el cual una mayor¨ªa de ciudadanos consent¨ªa el monopolio gubernamental del Partido Comunista Chino (PCCh) a cambio de un aumento progresivo del nivel de vida. Es por ello tan significativa la noticia de que la econom¨ªa china ha vuelto a la senda del crecimiento en el segundo trimestre del a?o (3,2% del Producto Interior Bruto): la estabilidad pol¨ªtica del gigantesco pa¨ªs depende directamente, m¨¢s que en otras partes del mundo, de la marcha de su econom¨ªa.
Hace tres a?os, el l¨ªder chino Xi Jinping actualiz¨® ese acuerdo: la modernizaci¨®n del pa¨ªs conllevar¨ªa una cl¨¢usula de realizaci¨®n de grandes proyectos, basados en una especie de nacionalismo militante. Seg¨²n recuerda el profesor visitante de varias universidades chinas, el soci¨®logo espa?ol Julio Aramberri en un excelente libro (La China de Xi Jinping, ediciones Deliberar), ah¨ª encaja desde la creaci¨®n de una sociedad medianamente acomodada y de consumo masivo hasta el aumento de los gastos militares; desde la apropiaci¨®n del Mar del Sur de China hasta el control total de la informaci¨®n; desde la Nueva Ruta de la Seda que se propone subordinar la gran masa terrestre euroasi¨¢tica a los intereses de China, hasta la creaci¨®n de grandes urbes en el territorio nacional. Todo en los planes de Xi lleva un marchamo de grandeza ¡°que har¨ªa palidecer de envidia al Sol que ilumina nuestros corazones, como llamaban a Mao en tiempos de la Revoluci¨®n Cultural¡±.
El profesor de Ciencia Pol¨ªtica y Relaciones Internacionales, y sin¨®logo relevante, David Shambaugh, no era tan optimista. Hace un lustro escribi¨® un art¨ªculo, que en lo esencial sigue vigente, en el que afirma que pese a las apariencias el sistema pol¨ªtico chino est¨¢ muy fracturado. Entre los principales rasgos de esa deriva cita la huida de las ¨¦lites econ¨®micas hacia el exterior, el aumento de la represi¨®n (todav¨ªa no se hab¨ªa desarrollado la revuelta de los paraguas en Hong Kong), la corrupci¨®n sist¨¦mica, el deterioro del crecimiento econ¨®mico, etc¨¦tera. Si Shambaugh acabase teniendo raz¨®n, la erosi¨®n de esa suerte de contrato social se acelerar¨¢ a medida que la econom¨ªa se enfr¨ªe, quiz¨¢ por los efectos de la pandemia de la covid-19, y el pa¨ªs quede atrapado en una ratonera de rentas escasas. Entonces, los desequilibrios econ¨®micos y sociales acabar¨¢n por traducirse en tensiones pol¨ªticas.
Es en este contexto en el que est¨¢ desarroll¨¢ndose la guerra comercial (aplicaci¨®n constante de ¡°pol¨ªticas de perjuicio al vecino¡±) y la guerra fr¨ªa tecnol¨®gica entre EE UU y China. En 2015, el PCCh aprob¨® el plan estrat¨¦gico Made in China 2025, una iniciativa para una d¨¦cada con el fin de modernizar la industria mediante el desarrollo de sectores claves de la tecnolog¨ªa como la rob¨®tica, los veh¨ªculos alimentados por nuevas energ¨ªas, la aeron¨¢utica espacial, la inteligencia artificial, las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n¡ El escenario principal de esta guerra fr¨ªa es el gigante Huawei, una empresa privada china que es probablemente la m¨¢s avanzada del mundo en la tecnolog¨ªa 5G y que el Gobierno chino considera casi un tesoro tecnol¨®gico mundial. Huawei, uno de los principales fabricantes y vendedores de tel¨¦fonos m¨®viles del mundo, junto con Apple y Samsung, est¨¢ siendo vetada en diversos pa¨ªses acusada de espionaje. La pasada semana, el premier brit¨¢nico Boris Johnson orden¨® que las empresas de telecomunicaci¨®n de ese pa¨ªs (entre ellas Vodafone y RT) deber¨¢n abstenerse de tener cualquier participaci¨®n de Huawei en las redes 5G.
De forma colateral a la pandemia, la geopol¨ªtica sigue movi¨¦ndose. La pujanza econ¨®mica de China sigue contrastando con la fragilidad de sus instituciones pol¨ªticas y la falta de libertades democr¨¢ticas. Aramberri concluye su estudio afirmando que la contradicci¨®n principal de la sociedad china se ha desplazado desde la posici¨®n mao¨ªsta de la lucha de clases contra los capitalistas y sus c¨®mplices en el seno del partido, hacia otra que colme la distancia entre un desarrollo desequilibrado y las aspiraciones de los chinos a una existencia mejor.
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