Los llamados l¨ªmites no lo eran
Ahora el futuro es lo de menos; estamos enfrentados a un desastre inmediato
Hace escasas semanas la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, declar¨®: ¡°No oir¨¢ al FMI decir esto a menudo; gasten tanto como puedan¡±. Su economista jefe, Gita Gopinath, remach¨®: ¡°El paisaje econ¨®mico se ver¨¢ alterado de forma significativa durante la crisis y quiz¨¢ m¨¢s all¨¢, con una mayor implicaci¨®n de los Gobiernos y los bancos centrales en la econom¨ªa¡±. No eran licencias ret¨®ricas: la pasada semana, en la presentaci¨®n de su examen anual, el organismo multilateral corrobor¨®: hay que seguir gastando.
?Qu¨¦ tiene que ver este FMI con el anterior, participante en la troika que aplic¨® dosis de caballo de ¡°austeridad expansiva¡± a los ciudadanos, y humill¨® y depauper¨® a Grecia hace apenas una d¨¦cada? ?Qu¨¦ fue de los criterios de convergencia del Tratado de Maastricht (d¨¦ficit menor del 3% del PIB y deuda p¨²blica por debajo del 60%) con los que han tenido que bregar los pa¨ªses en las ¨²ltimas d¨¦cadas pese a los sacrificios sociales que supon¨ªan, so pena de ser estigmatizados y sancionados? ?D¨®nde queda el pacto de estabilidad y crecimiento, regla de oro del Eurogrupo, que siempre fue de estabilidad y nunca de crecimiento? El historiador econ¨®mico Barry Eichengreen lo resume sin recovecos: ¡°Ahora el futuro es lo de menos, estamos enfrentados a un desastre inmediato¡±.
Esta ¨¦poca ser¨¢ recordada como la de una ruptura. Los paradigmas se est¨¢n transformando por necesidad, a gran velocidad y sin teorizaci¨®n alguna; en muchos casos, se defiende exactamente lo contrario de las recetas que se aplicaban y que se ense?aban en las universidades, servicios de estudio o tanques de pensamiento. El siempre pragm¨¢tico Keynes dec¨ªa a su interlocutor: cuando los hechos cambian, yo cambio de opini¨®n. Los cient¨ªficos sociales, acostumbrados a un paradigma que daba prioridad al d¨¦ficit y la deuda p¨²blica, se ven desbordados por la nueva realidad. Cuando escribi¨® su Teor¨ªa general, el mismo Keynes reflexiona: su escritura hab¨ªa necesitado de un largo proceso de distanciamiento de ¡°los modos habituales de pensamiento y expresi¨®n¡±; la dificultad no radica en las nuevas ideas sino en escapar de las viejas, que ¡°para quienes hemos recibido la formaci¨®n m¨¢s convencional se ramifican hasta alcanzar cada esquina de nuestras mentes¡±.
Sin duda es dif¨ªcil de interpretar el paso de la Gran Moderaci¨®n (periodo que dura hasta los a?os 2007-2008) a esta especie de capitalismo de Estado que se aplica ahora para evitar que el mundo entero se instale en tasas de decrecimiento y paro de dos d¨ªgitos similares a las de los a?os treinta del siglo pasado. Sin embargo, aquellos economistas que con una rapidez pasmosa pasaron de ser neoliberales a keynesianos, en general no han hecho ninguna cr¨ªtica de su papel en lo sucedido. Ben Bernanke, expresidente de la Reserva Federal y uno de los estudiosos m¨¢s profundos de la Gran Depresi¨®n, se invent¨® un argumento eximente: no hay ninguna necesidad de revisar la teor¨ªa econ¨®mica y conviene distinguir entre ¡°ciencia econ¨®mica¡±, ¡°ingenier¨ªa econ¨®mica¡± y ¡°gesti¨®n econ¨®mica¡±. Seg¨²n Bernanke, la crisis de 2008 tuvo m¨¢s que ver con un fallo en la ingenier¨ªa y en la gesti¨®n que en la ciencia econ¨®mica. As¨ª no hab¨ªa que moverse mucho.
Pero la pandemia de la covid-19 ha dejado al descubierto puntos d¨¦biles del sistema: redes de seguridad social erosionadas, modelos laborales precarios y con salarios de miseria, sistemas sanitarios p¨²blicos agujereados por los recortes presupuestarios (atenci¨®n al estudio de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal en Espa?a, que denuncia la obsolescencia de muchos aparatos tecnol¨®gicos en los hospitales de la que un d¨ªa fue ¡°la mejor sanidad del mundo¡±), Estados de Bienestar que ya no son universales, etc¨¦tera.
La cuesti¨®n es c¨®mo hacer las reformas necesarias en estos y otros sectores demediados con sistemas pol¨ªticos tan polarizados como los existentes, sabiendo que no existen las ¡°reformas paretianas¡± en las que todo el mundo sale ganando. Se recuerdan, una vez m¨¢s, las palabras de Juncker: todos sabemos lo que tenemos que hacer, pero no sabemos c¨®mo hacer para que nos vuelvan a votar despu¨¦s de hacerlo.
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