Guti¨¦rrez Mellado, el hombre que transform¨® las Fuerzas Armadas
El general Guti¨¦rrez Mellado encaj¨® el Ej¨¦rcito franquista en el sistema democr¨¢tico. El historiador Fernando Puell de la Villa lo recuerda, 25 a?os despu¨¦s de su muerte
Manuel Guti¨¦rrez Mellado emprendi¨® una modernizaci¨®n y reforma de vital importancia hace m¨¢s de 40 a?os. El general, vicepresidente primero del Gobierno para Asuntos de la Defensa y ministro de Defensa durante la Transici¨®n, puso los cimientos que hicieron posible la espectacular transformaci¨®n de las Fuerzas Armadas tras el franquismo y es el responsable de que hoy, pese a problemas coyunturales, Espa?a disponga de un Ej¨¦rcito m¨¢s organizado y m¨¢s eficiente que nunca. Este 15 de diciembre es el 25? aniversario de su muerte.
Guti¨¦rrez Mellado no ten¨ªa vocaci¨®n pol¨ªtica, ni ambicionaba entrar en el Gobierno. Pero el encantador de serpientes que era Adolfo Su¨¢rez se cruz¨® en su camino y le convenci¨® de que la modernizaci¨®n de las Fuerzas Armadas podr¨ªa impulsarse con m¨¢s eficacia desde la vicepresidencia primera para Asuntos de la Defensa. Esta vicepresidencia hab¨ªa sido creada a instancias del propio rey Juan Carlos para acometer la dif¨ªcil tarea de encajar la instituci¨®n militar en el futuro sistema democr¨¢tico, pues la postura que pudieran adoptar las Fuerzas Armadas era todav¨ªa una inc¨®gnita e inquietaba ¡ªcon raz¨®n¡ª a quienes se dispon¨ªan a introducir cambios de envergadura en el aparato estatal.
Poniendo a un general como vicepresidente primero del Gobierno, el Rey y Su¨¢rez buscaban un doble objetivo pol¨ªtico: garantizar a la sociedad que el tr¨¢nsito a la democracia ser¨ªa pac¨ªfico y ordenado, y hacer patente a los militares que el desmantelamiento del llamado ¡°r¨¦gimen del 18 de julio¡± se har¨ªa conforme a lo previsto en la propia legislaci¨®n franquista.
Guti¨¦rrez Mellado, por su parte, ten¨ªa sus propios objetivos. Uno obsesivo para ¨¦l: evitar por todos los medios a su alcance que el proceso de democratizaci¨®n reviviese el fantasma de las dos Espa?as y que la divisi¨®n de los espa?oles reprodujera la guerra civil. Y otro militar: modernizar la estructura, organizaci¨®n y financiaci¨®n de las Fuerzas Armadas, de forma que el Ej¨¦rcito nacido de la victoria de 1939 no solo no obstaculizara el proceso, sino que lo interiorizara y apoyara.
Los objetivos de Su¨¢rez y de Guti¨¦rrez Mellado se cumplieron con creces, aunque no sin un elevado coste para ambos. Las Fuerzas Armadas, representadas por sus mandos superiores, respaldaron la Ley para la Reforma Pol¨ªtica y asumieron la Constituci¨®n. Los graves sucesos del invierno de 1977 ¡ªdos secuestros a manos del GRAPO, el asesinato de cinco abogados laboralistas de la calle de Atocha, la muerte de un joven por disparos de un ultraderechista y la muerte de otra joven por un bote de humo de la polic¨ªa antidisturbios¡ª no generaron violentos enfrentamientos sociales, como pudo haber ocurrido. Las primeras elecciones generales se celebraron sin que las ensombreciera ni uno solo de los incidentes de orden p¨²blico que tan habituales hab¨ªan sido en todas las anteriores, tanto en las diez del reinado de Alfonso XIII como en las tres de la Rep¨²blica. E incluso los dos conatos de golpe de Estado, el de 1978 y el de 1981, se neutralizaron con sorprendente facilidad. El resultado final, tan celebrado dentro y fuera de Espa?a, fue que el tr¨¢nsito a la democracia lleg¨® a buen t¨¦rmino, la sociedad dej¨® de sentirse amenazada y la clase pol¨ªtica, de verse tutelada por el denominado poder militar.
El otro objetivo de Guti¨¦rrez Mellado, la modernizaci¨®n de las Fuerzas Armadas, tambi¨¦n se cumpli¨® en la medida de lo posible ¡ªdispuso de tiempo limitado para abordar una reforma que supon¨ªa adecuar una instituci¨®n anclada en el pasado a los paradigmas vigentes en las potencias occidentales m¨¢s desarrolladas¡ª: unas Fuerzas Armadas ajustadas a la realidad pol¨ªtica, econ¨®mica y social de la Espa?a de cada momento, sin que generaran tensiones, que estuvieran subordinadas al poder pol¨ªtico e integradas en la sociedad, muy profesionalizadas, y que fueran prestigiosas nacional e internacionalmente.
Dec¨ªa antes que la consecuci¨®n de estos objetivos no estuvo exenta de costes para Su¨¢rez y para Guti¨¦rrez Mellado. Y este ¨²ltimo fue quien m¨¢s sufri¨®. Su decidido alineamiento con la reforma pol¨ªtica le situ¨® enfrente del poderoso sector renuente a la liquidaci¨®n del franquismo. Sector sin apenas apoyo popular y que, como ocurriera durante la Segunda Rep¨²blica, necesitaba que las Fuerzas Armadas se opusieran al cambio para mantener su privilegiado estatus. Y la forma de conseguirlo fue erosionar y desprestigiar la figura del militar que simbolizaba la sinton¨ªa de los ej¨¦rcitos con el pac¨ªfico tr¨¢nsito hacia la democracia, vali¨¦ndose para ello de cualquier medio, incluso el insulto personal, la descalificaci¨®n profesional y la agresi¨®n f¨ªsica.
Guti¨¦rrez Mellado impuls¨® su ¨²ltima iniciativa personal cuando ya era un simple jubilado: crear, pr¨¢cticamente desde la nada, la Fundaci¨®n de Ayuda contra la Drogadicci¨®n (FAD), cuya meritoria labor fue decisiva en un tiempo en que la hero¨ªna causaba miles de muertes y de tragedias familiares, y en que la drogadicci¨®n s¨®lo se combat¨ªa por la v¨ªa penal. Su pretensi¨®n era ayudar a los j¨®venes y adolescentes a superar la atracci¨®n de la droga y apoyarlos moralmente para tener la valent¨ªa de rechazarla, sin limitarse meramente a paliar sus efectos o a reprimir su tr¨¢fico, distribuci¨®n y consumo. ?C¨®mo no recordar hoy, al conmemorar el 25? aniversario del fallecimiento de Guti¨¦rrez Mellado, aquellas pegatinas del ¡°No, gracias¡± o el estremecedor anuncio televisivo en el que un adolescente gritaba ¡°?Pap¨¢?¡±. ?Cu¨¢ntos padres y madres y, sobre todo, cu¨¢ntos hijos e hijas tomar¨ªan conciencia del problema y acudir¨ªan a la FAD en busca de ayuda gracias a aquel general, hoy en d¨ªa apenas conocido!
A la hora de hacer un retrato personal del general Guti¨¦rrez Mellado, acudir¨ªa a Machado para decir que fue ¡°un hombre, en el buen sentido de la palabra, bueno¡±. Siempre afable, cort¨¦s, sobrio, sencillo, rayano incluso en la modestia e intachablemente honesto. En suma, una persona admirable, que trataba a todos por igual, independientemente de su rango, y que a todos escuchaba con atenci¨®n y paciencia, en el trabajo y fuera del trabajo, sin abdicar de los principios que profesaba y que defend¨ªa con vehemencia. En los puestos que desempe?¨® nunca pas¨® inadvertido y cuantos tuvimos el privilegio de tratarle le consider¨¢bamos inteligente y perspicaz, con gran intuici¨®n para el an¨¢lisis, talento para programar y capacidad de decisi¨®n. No se le debe recordar solamente por su valiente actitud en el 23-F. Se le debe recordar principalmente por su entrega al servicio de Espa?a y de los espa?oles durante toda su vida, y muy especialmente durante los a?os en que, a la vera de Adolfo Su¨¢rez, hizo cuanto estaba en su mano para que transit¨¢ramos pac¨ªficamente de la dictadura a la democracia.
Fernando Puell de la Villa, coronel retirado, es presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Historia Militar (ASEHISMI), profesor de Historia Militar en el Instituto Universitario General Guti¨¦rrez Mellado de la UNED y autor, entre otros libros, de la biograf¨ªa ¡®Guti¨¦rrez Mellado y su tiempo: 1912-1955¡¯ (Alianza Editorial).
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