Se puede decir ¡°negro¡± sin ser racista
La Academia argentina sali¨® en defensa del futbolista Cavani y aclar¨® el sentido de sus palabras
El f¨²tbol es la vida sintetizada en un tubo de ensayo. El racismo, la violencia, el ¨¦xito, el fracaso, el dolor, el placer¡ Cuanto sucede en el mundo del bal¨®n sucede en el mundo. Con las mismas proporciones.
El partido Par¨ªs Saint Germain-Estambul Basaksehir, de la Copa de Europa, se suspendi¨® el 9 de diciembre despu¨¦s de que el cuarto ¨¢rbitro, el rumano Sebastian Coltescu, llamara ¡°negro¡± al ayudante del entrenador del equipo turco, el exfutbolista Pierre Webo, camerun¨¦s de nacionalidad uruguaya. Los jugadores de uno y otro club decidieron retirarse al vestuario, con gran enfado.
El asistente hab¨ªa avisado al ¨¢rbitro sobre una inadecuada protesta de Webo. Cuando el ¨¢rbitro se acerc¨®, su auxiliar le dijo en rumano: ¡°Negrul¡± (¡°el negro¡±). Webo entendi¨® la palabra y se ofendi¨®. De nada sirvi¨® que Coltescu le explicara que en Rumania no es racista llamar negru a alguien.
Hemos de creer en la sinceridad de Webo, que tantos casos de discriminaci¨®n habr¨¢ sufrido. Pero as¨ª como el jugador del equipo turco vivi¨® en el fondo de su coraz¨®n el agravio, tambi¨¦n pudo ocurrir que Coltescu le se?alase por el color de su piel simplemente para distinguirlo con rapidez entre los dem¨¢s suplentes, como habr¨ªa hecho en el caso de un pelirrojo entre rubios o de un rubio entre morenos.
Por tanto, quiz¨¢s el problema se resuma as¨ª: el auxiliar no quiso ofender, pero ofendi¨® (de un ¨¢rbitro internacional se pod¨ªa esperar un mayor cuidado); y el ofendido no atendi¨® a la explicaci¨®n de que no hubo intenci¨®n de ofender (de un pol¨ªglota como ¨¦l pod¨ªa esperarse mayor comprensi¨®n al respecto).
A m¨ª no me molestar¨ªa que alguien me identificase en un grupo diciendo ¡°ha sido el de Burgos¡±, pero tambi¨¦n habr¨¦ de considerar que los de Burgos no hemos sufrido discriminaci¨®n por el color de nuestra piel. As¨ª que intento comprender las dos posiciones.
El 23 de diciembre, se mont¨® tambi¨¦n una escandalera despu¨¦s de que el uruguayo Edinson Cavani, del Manchester United, llamara ¡°negrito¡± en Twitter a un amigo suyo: ¡°Gracias, negrito¡±, le dijo en respuesta a una felicitaci¨®n por la ¨²ltima victoria. Y la Asociaci¨®n de F¨²tbol inglesa le abri¨® a Cavani un expediente por racismo que concluy¨® el jueves 31 con una sanci¨®n de tres partidos sin jugar.
No les import¨® que la Academia Argentina se apresurase a explicar que en el espa?ol rioplatense (como en Cuba y Puerto Rico) las voces ¡°negro¡± y ¡°negrito¡± poseen ¡°un claro sentido afectivo, por completo exento de cualquier matiz discriminador o racista¡±. Lo sabe cualquiera que haya o¨ªdo salsa: ¡°mi negro¡± y ¡°mi negra¡± aparecen con frecuencia en contextos cari?osos; incluso muy cari?osos.
Algunas palabras ofensivas en un idioma no lo son en otro. Recu¨¦rdese por ejemplo aquel luminoso reclamo de carretera que anot¨® el acad¨¦mico Jos¨¦ Mar¨ªa Merino: ¡°Showgirls low cost¡±; traducci¨®n que evitar¨¦ por si me sancionan con cuatro partidos.
En la lucha contra los racistas, m¨¢s que combatir ciertas palabras hay que combatir ciertas intenciones. El racismo ofende a la humanidad, pero tambi¨¦n ofende ser tachado de racista simplemente por usar la palabra ¡°negro¡± en una lengua que no la acu?¨® con desprecio.
El problema radica a veces en que se tiene poco en cuenta la cultura del otro, para que prevalezca la propia: ¡°Me da igual que en tu cultura esa palabra no sea ofensiva. Lo es en la m¨ªa¡±. Y eso constituye tambi¨¦n una forma de supremacismo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.