Catherine Corless, la historiadora que se convirti¨® en conciencia de Irlanda
Historiadora autodidacta, revel¨® una fosa com¨²n con cientos de fallecidos en casas de acogida
El primer ministro irland¨¦s, Mich¨¦al Martin, elogi¨® este pasado mes de enero su infatigable labor ¡°en pro de la dignidad y la verdad¡±; las principales universidades de su pa¨ªs le han otorgado doctorados honorarios, y en 2018 fue elegida personaje del a?o. Se dir¨ªa que Catherine Corless, historiadora autodidacta de 66 a?os, ha pasado a encarnar la conciencia de Irlanda. ?Su m¨¦rito? Haber averiguado tras una prolija investigaci¨®n que los restos mortales de cientos de criaturas fallecidas en el Hogar para Madres y Beb¨¦s que funcion¨® entre 1925 y 1961 en Tuam ¡ªla localidad del oeste de Irlanda donde naci¨®¡ª yac¨ªan en una fosa com¨²n. Publicada en la prensa local en 2014, la historia solo tuvo eco cuando la retom¨® un rotativo nacional. El Gobierno cre¨® entonces una comisi¨®n para investigar el tema ¡ªen una conclusi¨®n preliminar hace tres a?os dio la raz¨®n a Corless¡ª y, de paso, arrojar luz sobre lo ocurrido en los hogares creados poco despu¨¦s de constituirse la Rep¨²blica de Irlanda, en 1922, y gestionados, la mayor¨ªa, por religiosas cat¨®licas.
Era la sexta comisi¨®n, desde el final del siglo pasado, que ve¨ªa la luz para esclarecer asuntos turbios relacionados con la Iglesia cat¨®lica. Abusos sexuales a ni?os en reformatorios y orfanatos o casos de explotaci¨®n como el de las mujeres acogidas en las famosas lavander¨ªas de la Magdalena. Una lista espantosa, en la que lo destapado por Corless tuvo especial impacto. ¡°A la gente le horroriz¨® sobre todo la evidencia cre¨ªble que presentaba de que parte de los cad¨¢veres pod¨ªan haber sido arrojados a un dep¨®sito de aguas residuales¡±, alega Patsy McGarry, periodista del rotativo The Irish Times.
Cinco a?os de trabajo de la comisi¨®n han dejado ahora al descubierto un rosario de abusos en muchos de los 18 hogares investigados. Pensados para auxiliar a mujeres repudiadas por sus familias y por la sociedad, terminaron siendo siniestros albergues donde se registr¨® una elevada mortalidad infantil (el doble de la del pa¨ªs), y se tramitaron tambi¨¦n adopciones bajo cuerda. Lo sorprendente es que funcionaran hasta 1998. ¡°Se explica por nuestra mis¨®gina, controladora, poderosa Iglesia cat¨®lica, que ha inculcado el temor de Dios en las mentes sencillas de las familias campesinas¡±, se?ala Corless por correo electr¨®nico. Tambi¨¦n los poderes p¨²blicos que apoyaron a la instituci¨®n tienen su cuota de responsabilidad, opina. Adem¨¢s de ¡°muchos doctores y religiosos que han hecho mucho dinero gracias al trabajo esclavo¡±.
?Qu¨¦ empuj¨® a esta mujer introvertida y t¨ªmida, que viste con sobriedad y sonr¨ªe poco, a acometer una tarea que la ha llevado a frecuentar plat¨®s de televisi¨®n, emisoras de radio, salas de conferencias y portadas de diarios? Ella est¨¢ convencida de que las v¨ªctimas le dieron fuerza, pero quiz¨¢s pesan tambi¨¦n en su determinaci¨®n motivaciones personales. Su madre era hija ileg¨ªtima, nacida en uno de estos hogares. Corless lo averigu¨® tras su muerte, en 1992. Y comprendi¨® mejor la tristeza secreta que la consum¨ªa. ¡°Me hubiera gustado que hubiera roto su silencio. La habr¨ªamos admirado todav¨ªa m¨¢s por su fortaleza y su coraje¡±, dice.
La menor de cinco hermanos, Catherine (de soltera Farrell) creci¨® en un tranquilo entorno rural. Sus padres ten¨ªan una peque?a granja donde criaban gallinas, pavos y patos, y cultivaban una huerta. Sent¨ªa fascinaci¨®n al o¨ªr relatar a su padre episodios de los que hab¨ªa sido testigo en los a?os previos a la creaci¨®n de la Rep¨²blica. As¨ª surgi¨® su inter¨¦s por la historia. Una pasi¨®n reprimida durante buena parte de su vida, porque Corless, que trabaj¨® como secretaria en una empresa textil, lo dej¨® todo para criar a sus cuatro hijos. Cuando ellos abandonaron el nido, retom¨® su pasi¨®n. Pertrechada ¨²nicamente con lo aprendido en cursillos de verano para adultos, y con vagos recuerdos infantiles, se lanz¨® a investigar el hogar de Tuam, regido en su d¨ªa por las religiosas del Bon Secours (Buen Socorro). El edificio, abandonado en 1961, hab¨ªa sido derribado para construir viviendas sociales en los a?os setenta, ¨¦poca en la que se localiz¨® en la zona, bajo una losa, una fosa con restos humanos. Nada se hizo para saber a qui¨¦n pertenec¨ªan, pero se coloc¨® en el sitio una especie de improvisado altar. D¨¦cadas despu¨¦s, con insistencia y dedicaci¨®n, y pag¨¢ndolas de su bolsillo, obtuvo las partidas de defunci¨®n de los ni?os fallecidos en el centro. Un total de 798. Para su sorpresa, y salvo en dos casos, no constaban los datos de enterramiento. ?Ser¨ªan los restos de esos ni?os los que reposaban en la fosa de Tuam? Comprob¨® que no hab¨ªa rastro de ellos en ning¨²n otro emplazamiento y que los mapas del lugar se?alaban en la zona de la fosa un dep¨®sito de aguas residuales. Lo cont¨® en un art¨ªculo sin saber que estaba destapando un nuevo cap¨ªtulo oscuro del pasado de Irlanda.
Hoy, lejos de dar el caso por terminado, Corless no planea descansar hasta que los restos de la fosa com¨²n sean exhumados, identificados y enterrados de nuevo dignamente. Una tarea que encomienda al Gobierno irland¨¦s y a la congregaci¨®n del Bon Secours. ¡°Ya no es una orden, sino un negocio¡±, cuenta. ¡°Tras fusionarse con [las compa?¨ªas privadas de salud en EE UU] Secours Health Care USA y Mercy USA, disponen de un patrimonio conjunto de 10.000 millones de d¨®lares¡±. Espera que corran con todos los gastos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.