Cuanto m¨¢s acoso, menos control
El Plan de Recuperaci¨®n exige ser negociado hasta alcanzar un gran consenso en el Parlamento
El bloqueo que ejerce el Partido Popular (PP) en el Parlamento est¨¢ consiguiendo parad¨®jicamente proporcionar m¨¢s autonom¨ªa al Gobierno. Cuanto m¨¢s opta Pablo Casado por intentar acorralar a Pedro S¨¢nchez, con discursos encendidos y proclamas rotundas, menos control ejerce sobre su desempe?o. Por eso ser¨ªa tan importante que, aunque parezca muy dif¨ªcil, sean el propio presidente y el PSOE y Unidas Podemos quienes comprendan que hay que buscar a toda velocidad un mecanismo estable dentro del Parlamento que permita el debate y llegar a un amplio acuerdo sobre el Plan de Recuperaci¨®n, Transformaci¨®n y Resiliencia, porque solo as¨ª podr¨¢ tener ¨¦xito.
El propio Pedro S¨¢nchez afirm¨® esta semana en el Congreso que en Espa?a ha habido unos pocos hitos cruciales. Nombr¨® la proclamaci¨®n de la II Rep¨²blica, la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n de 1978 y el ingreso en la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE). El cuarto hito ser¨¢, dijo, el Plan de Recuperaci¨®n, que permitir¨¢ modernizar el pa¨ªs y adaptarse al enorme cambio provocado por la digitalizaci¨®n, el cambio clim¨¢tico y las incertidumbres sanitarias. Si eso es as¨ª, convendr¨ªa recordar que ninguno de los hitos anteriores se realiz¨® sin un consenso formidable. La II Rep¨²blica se proclam¨® con apoyo de liberales, conservadores, socialistas, comunistas y nacionalistas. El borrador de la Constituci¨®n no fue producto de un grupo de expertos reunidos en La Moncloa, sino de una ponencia constitucional en la que estuvo representado pr¨¢cticamente todo el arco parlamentario, y el ingreso en la CEE fue un proyecto un¨¢nime de todas las fuerzas pol¨ªticas.
El PP parece incapaz de comprender que todos esos ¡°hitos¡± se alcanzaron al mismo tiempo que se practicaba una dura oposici¨®n. Si se toma como ejemplo la Constituci¨®n de 1978, se aprecia que socialistas y comunistas comprendieron inmediatamente que el borrador deber¨ªa ser fruto de un debate parlamentario. Ni a unos ni a otros se les ocurri¨® acorralar al Gobierno de UCD en ese aspecto, sino que se ofrecieron para formar parte del mecanismo (la ponencia) que protagonizar¨ªa la negociaci¨®n. Todo ello sin obst¨¢culos para ejercer el control de la actividad diaria del Ejecutivo.
La Constituci¨®n y el ingreso en la CEE fueron fruto de decisiones pol¨ªticas, aunque evidentemente los protagonistas estuvieron asesorados por expertos y t¨¦cnicos. No se trata de buscar legitimaci¨®n cient¨ªfica o t¨¦cnica a decisiones que solo necesitan legitimaci¨®n democr¨¢tica, pero s¨ª de procurar que los fines que se persiguen pol¨ªticamente no sean t¨¦cnicamente imposibles. Los expertos que acaba de nombrar el Gobierno para estudiar la imprescindible reforma fiscal, por ejemplo, no son quienes deben determinar la pol¨ªtica fiscal, que responde al programa de los partidos. Lo que s¨ª pueden y deben hacer es explicar cu¨¢l es la situaci¨®n actual y proporcionar las bases y los datos s¨®lidos sobre los que las distintas propuestas pol¨ªticas puedan sustentarse.
El Plan de Recuperaci¨®n, si realmente tiene el alcance que se est¨¢ anunciando, no puede tampoco ser controlado desde un equipo de expertos en La Moncloa, sino que exige ser negociado hasta alcanzar un gran consenso en el Parlamento, ejecutado por el Gobierno y evaluado con el apoyo de alguna oficina que no dependa del Ejecutivo, sino, de nuevo, del Congreso. Algo as¨ª como la National Audit Office (NAO) brit¨¢nica, que depende de la C¨¢mara de los Comunes, tiene m¨¢s de 800 trabajadores y se dedica no a cuestionar las pol¨ªticas del Gobierno, por supuesto, sino a establecer si los recursos p¨²blicos han sido usados de manera eficiente y eficaz.
Nada de eso ser¨¢ posible si el Partido Popular contin¨²a eludiendo su obligaci¨®n como oposici¨®n. Sus dirigentes act¨²an no como herederos de la UCD, sino del peque?o sector que se qued¨® voluntariamente fuera del consenso constitucional. No son herederos de lo que se da en llamar ¡°franquismo sociol¨®gico¡± (si eso existe hoy d¨ªa, que es dudoso, fue representado por Manuel Fraga, miembro de la ponencia constitucional), sino de un peque?o grupo ¡°neoconservador¡± que se form¨® en torno a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, dispuesto a ¡°verlas venir¡± y decidir solo cuando la partida de la transici¨®n ya estuviera jugada. Los actuales dirigentes del PP deber¨ªan comprender que una actitud semejante simplemente imposibilita imaginarlos como alternativa.
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